Editorial

Roberto Consolo

Hay algo muy importante que está antes de todo lo que pueda decirles sobre la edición de hoy, y es que este número 68 de la revista Moebiana se expresa en un nuevo concepto. Por primera vez desde sus inicios, hace 16 años, tiene un formato y un funcionamiento completamente digital. Es decir que pueden llegar a ella por nuestra página web, entrar por el link que ofrecen las redes sociales de la escuela y leerla, recorrerla y compartirla desde cualquier dispositivo digital. Este será un nuevo modo de conectarnos acaso desde muy lejos con el discurso del psicoanálisis y con la escuela, y tal vez estar más cerca que nunca.

El tema principal de esta Moebiana reúne tres términos que implican de distintos modos al psicoanálisis. Lo íntimo y lo privado, que por ejemplo hallamos en el análisis en intensión, y lo público, que sin dudas se manifiesta en la extensión. Estos tres no son unos sin los otros. Son como el uno, el dos y el tres, que se enlazan en el nudo borromeo para empezar la cuenta.
Creo que lo íntimo se manifiesta mejor en el ámbito del uno, donde se pierden los pensamientos y se prefiguran los actos, donde los deseos y los amorales goces encubren apenas sus motivos y en esa zona en la que cada uno ha logrado su impreciso pacto con el cuerpo. Pero es una intimidad que no está detrás de nada, se encuentra oculta en la superficie Moebiana de las mismas palabras que dicen la sonoridad más íntima del sujeto, como en las que se empeñan en el juego con los otros. Porque el uno de lo íntimo siempre está afectado de imposible, rasgado por el Otro y la pulsión que lo vivifica y a la vez lo mortifica con la misma intimidad.
Lo privado busca el dos, como ahora, que nos reúne en dos tiempos diferentes que se buscan y se conjugan, ya que escribir y leer son actos privados. La clínica se manifiesta en un ámbito discursivo de privacidad, donde se leen las letras del sujeto para que se puedan escribir y reescribir tantas veces, hasta lograr un mejor encuentro con el otro y con lo real de cada uno. Porque lo privado se encamina al partenaire, al lazo estructurante con el otro en quien se sostiene la falta, que hace a la vida familiar y también privada.
Lo público es más seguro que comience en el tres, por donde avanza lo múltiple y las formas de la alteridad, poblada de enlaces e impregnada de sentidos. Como los trabajos de esta Moebiana que entregamos a nuestros otros, ustedes, nosotros mismos, prójimos y semejantes de un mundo público, varios, diversos, conocidos y no, pero siempre otros, donde los escritos se realizan como texto y las palabras se incomodan de sentidos.
Cada una de estas tres dimensiones necesarias que hacen al nudo del sujeto, admiten acentos y algunas distinciones. Propongo una: Lo real de lo íntimo, lo simbólico de lo privado y lo imaginario de lo público.
En este número encontraremos en la sección Convocatoria a Ludmila Hobler que escribe sobre lo público como pérdida de goce respecto de la escolaridad, Marina Martín trabaja los tres términos de este número en una lectura psicoanalítica sobre los fenómenos digitales que invaden la cotidianeidad, Patricia Chari nos propone en un relato clínico los Entreenlaces que se juegan en la vida amorosa, Leticia Scottini profundiza sobre al Actig Out a partir de los conceptos de Extimidad y Das Ding, Romina Scordino escribe sobre lo que está más allá de lo íntimo en relación a lo imposible, Silvina Naveiro en un deslizamiento que hace desde lo público hacia el público, trabaja el tema de la presentación de pacientes; en un artículo de mi autoría desarrollo propuestas que se inspiran en la pregunta ¿Qué es un caso clínico?, Carolina Gamaler se interroga sobre lo íntimo y el sueño, en el punto de juntura que aparece entre el psicoanálisis y la literatura. En la sección Resonancias Andrea Silvapobas hace una lectura de la novela Poco Frecuente de Ana Montes, donde escribe sobre la pregunta ¿Qué tan fuerte es el dolor? En la sección Prácticas de Escuela Cinthya Sau, Romina Scordino y Silvana Tagliaferro, integrantes de la Secretaría de Comunicación Digital, con su texto indagan desde el psicoanálisis la creación del espacio propio de la secretaría y los distintos valores que asume en la Escuela. En la sección Diálogos frente a la pregunta ¿Cuáles son los avatares que sufre la intimidad de los adolescentes en la actualidad? responden: Arabella Caggiano de Lazos Institución Psicoanalítica de La Plata, Gabriela Pedrotti de la Escuela Freudiana de Buenos Aires y Sandra Iribarne de nuestra Escuela.
Concluye este número con la habitual información detallada de la escuela. Y como todas las veces, esperamos que algo de nuestro trabajo llegue.

Octubre de 2020

ESCRITOS DE CONVOCATORIA

Fotografia Lucas Parada
Lo Público como Pérdida de Goce

por Ludmila Hobler

Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época.1

En serie con la temática trabajada en Moebiana 67 y en función del tema que nos convoca, en estas líneas me aproximo a un fenómeno cada vez más usual en nuestro país y que tiene implicancias subjetivas. Es conocido como Homeschooling.2

En épocas de cuarentena, que los niños aprendan en casa se convirtió en una experiencia forzada. Pero ese puertas adentro, está agujereado: algo de lo público se filtra por diversas plataformas, vía tecnología. Por otra parte, existe la Educación Domiciliaria y Hospitalaria como modalidad del Sistema Educativo, para situaciones que así lo ameriten. Y otro es el caso de la lógica de una comunidad cerrada.3 En contraposición, el enseñar en casa es un movimiento donde los padres tienen como filosofía de vida, la educación sin escuela y devienen, podríamos decir, educadores de sus hijos, pero no maestros.

Para ellos, la escuela es una verdadera limitación para aprender. Proponen que, en tanto institución, sea una opción, porque nadie aprende por obligación. Rechazan aquello con lo que no están de acuerdo, esto es, la Educación en tanto Sistema Educativo Formal. No aceptan algo de lo público, sea la Escuela estatal, o privada.

Esta modalidad incluye una activa toma de decisiones, apoyadas en ideales sostenidos en conceptos de la psicología y la pedagogía, entre otros. Se escucha allí un refuerzo yoico: enseñanza consciente y amorosa, crianza respetuosa, apego seguro, respeto al deseo del estudiante, libre elección. Esta práctica entra en serie con la vuelta a lo natural4 y se enfrenta de manera falaz, mediante un versus, a la escuela tradicional, argumentando el mal - estar en la cultura como condición suficiente para el destierro de lo público. Malestar generado por la obediencia a la autoridad o podríamos decir, por la terceridad. El afuera se torna hostil y el adentro, seguro. Considero que sin la entrada de lo público, lo privado podría convertirse en una boca de cocodrilo imposibilitando la construcción de lo íntimo.

En Argentina, la obligatoriedad escolar, se extiende desde la edad de cuatro años hasta la finalización del nivel secundario.5 Y en cuanto derecho, el Estado es garante y responsable de su cumplimiento. La educación está atravesada por diferentes discursos: historia, filosofía, sociología, antropología, economía, política… La escuela tradicional, en tanto invento, está en crisis. Pero, ¿La solución es su abolición? ¿Qué podemos decir desde el psicoanálisis?

La ley en tanto marco jurídico, nos engloba. Caemos en un vacío legal, porque el homeschooling no está prohibido. Se dice que hecha la ley, hecha la trampa: los homeschoolers reinterpretan algunos artículos que justifican su práctica, apelando al ejercicio de la legítima libertad en la tarea de educar a sus hijos, según sus valores y creencias. De todas maneras, no podemos renegar del rol del Estado. Se entrecruzan y limitan la responsabilidad del Estado y la de los padres.

Algunos niños, para acreditar sus saberes, rinden un examen en el Ministerio de Educación, al finalizar cada etapa. Pero otros no. En este último caso, los padres pueden ser acusados de una falta. Legalmente, entonces, cada caso es particular.

La ley no es una opción. Prohíbe y habilita: regula goces. La Escuela es una baliza, o en otras palabras, un padre: es el afuera que interviene. Muchas veces, viene a ordenar y señalar un goce que no ha causado malestar ni preguntas hasta el momento. Es así que, en la clínica, muchos niños llegan enviados, pero algo se puede hacer. Escucho en algunos homeschoolers un ocultamiento, puertas adentro, de los no educables. ¿De los no analizables?

Sofía es una nena retirada del sistema escolar hace unos años, por bullying. Ama a los animales, sus únicos amigos. No los come. Sus padres son todo para ella: padres, educadores y amigos. Salir se ha convertido en un peligro. “No le hace falta salir para aprender, a fin de año rinde el examen y listo… No me voy a arriesgar a que la maltraten… quiero que nada le pase… ¿Quién la va a educar mejor que yo?... se pierde mucho tiempo yendo a la escuela… Como forma de enseñanza es ideal, no creo en la escuela. No quiero que me la mediquen… Es aplicada en sus tareas, no cuestiona, tiene una inteligencia superior… Yo no deseo otra cosa más que su felicidad”. ¿De qué capricho está presa Sofía?, ¿Qué consecuencias clínicas conlleva/rá?

¿Ir a la escuela es aprender conceptos? ¿Es posible aprender sin lazos y sin reglas? Pienso en voz alta: Si estuviese tan bueno que los niños no vayan a la escuela, ¿Por qué hablamos sin pausa de los efectos del aislamiento? A veces, lo familiar se vuelve ominoso y oscuro. Encierra, vistiéndose de inocencia. “... Esto ominoso no es efectivamente algo nuevo o ajeno, sino algo familiar de antiguo a la vida anímica, sólo enajenado de ella por el proceso de la represión”.6

No se puede huir de la pulsión y tampoco se puede huir de la cultura en tanto aquello reglado. Hablamos de ley -prohibiciones y permisos-, en lo jurídico, lo antropológico y en nuestro campo. Llamamos Padre a quien pone un palo en la boca. En otras palabras, es lo que en estas líneas nombro como público.

El lugar perfecto es en casa, sin separación de sus padres. Lo endogámico le previene conflictos con pares, pero a un costo, evitando los buenos y malos encuentros. ¿Cómo se transmite la falta si los padres son omnipotentes y omnipresentes? ¿En su hogar hay falta o está privado de falta? Es claro que de esta manera, nada pasa: su deseo está aplastado. La familia de Sofía armó su propia ley y ella quedó fuera del conjunto. ¿Qué lugar a la privación, a la frustración y a la castración? ¿Qué la quieren?

Nuestra Escuela7 también es una Escuela, pero que no educa.8 Es lazo social, refugio, marco, lugar de reunión, de encuentros y desencuentros. En tanto artificio, delimita y ordena, generando lo privado y lo íntimo de cada encuentro. Su presencia real materializa lo discursivo y tiene su función.

La Escuela y su finalidad de causar el aprendizaje en los niños, no es sin encuentro con otros pares e impares: compañeros, amigos, enemigos, pretendientes, adultos en tanto modelos de identificación y suplencias de funciones.

¿Es posible un niño en tanto estudiante sin escuela?, ¿Y un analista sin escuela? ¿Es posible sin lazo? La permanencia de los analistas es sostenida por el deseo. Los niños también pueden desear otra cosa, distinta a la de sus padres. No todo es obligatoriedad.

La educación es imposible en tanto ideal, en la educación formal y en la enseñanza entre analistas. Siempre habrá malestar; somos hablantes. La enseñanza apuesta a la transmisión y deja un resto: el discurso analítico no es universitario.

Si educamos de manera privada, esto es, sin perder el goce que implica enlazarnos con otros semejantes y adultos, los niños podrán aprender algo, pero perderán aquello esencial.

Ludmila Hobler
ludmilahobler@hotmail.com

1 Lacan, Función y campo de la palabra y el lenguaje, Escritos 1, Siglo XXI Editores Buenos Aires, pág 309.
2 En castellano, Educación en el Hogar.
3 Colonia Menonita.
4 Lo natural es mítico.
5 (Art. 16 de la Ley N° 26.206).
6 Freud, Lo Ominoso, Tomo XVII, Amorrortu Editores pág 241.
7 Me refiero a la Efla y a toda Escuela de Psicoanálisis.
8 Por imposibilidad, ninguna de las dos educa.

Autor M. C. Escher
De lo privado en lo público, pasando por lo íntimo

por Marina Martín

“En el fondo de mi ojo, sin duda, se pinta el cuadro. El cuadro, es cierto, está en mi ojo. Pero yo estoy en el cuadro”.1

Me veo en el espejo verme…
…y no soy yo.


En tiempos de aislamiento y de estar “en casa” –para algunxs, quienes contamos con una, claro- nos encontramos con otrxs por medio de lo digital: un zoom acá, un whatsapp allá, una videollamada entre tanto y así. Estamos, como quien dice, todo el día en la pantalla. Nos vemos entre varixs, hablamos, más o menos nos escuchamos. Allí mostramos y vemos mostrar: pasa una mascota caminando frente a la cámara, pispeamos la biblioteca de fondo, de algunxs vemos la cocina, alguien de la casa que pasa por atrás, acomodamos la cámara frente a una pared y no otra, nos arreglamos un poco, etc. También surgen imprevistos que, paradójicamente, se dan a ver: imágenes compartidas sin consentimiento, grabaciones de reuniones, hackeos de cuentas, frases que pretendían ser silenciadas por el mute del micrófono, entre otros…

¿Qué ocurre con estos fenómenos digitales que, lejos de ser virtuales, producen efectos reales? ¿Podemos hacer una lectura de esto desde el psicoanálisis?

Darnos a encontrar desde nuestras casas pone sobre la pantalla, sobre la superficie, algo de lo propio, de lo más propio, nuestra morada, nuestro hogar. Lo íntimo, doméstico, familiar… Heimlich. Y en este movimiento de dar a ver algo de lo secreto ocurre lo inesperado, lo imprevisto: eso mismo Heimlich se ve negado provocando lo siniestro, esto es, Unheimlich. Freud interroga en su escrito Lo ominoso2 cómo es que ocurre que algo del orden de lo familiar acontece como aterrador, terrorífico. Se produce allí una operación novedosa, surge algo de lo no- sabido sobre lo que se daba de manera más íntima, deviniendo así en ominoso. Remitiéndonos a la lengua alemana, una de las acepciones sobre Heimlich hace referencia a lo que se mantiene oculto, clandestino, escondido en tanto tal para que otrxs no se anoticien de ello; por lo que, de este modo, Unheimlich surge como lo que estaba destinado a permanecer oculto y, finalmente, ha salido a la luz.

Lo íntimo –diría lo más íntimo aunque me parece que no se trata de algo cuantificable- tiene carácter de interno; se dispone en la superficie, en la pantalla, hacia el interior. Y en este punto de pasaje de lo familiar, de lo privado, a lo no- sabido, se adosa algo nuevo que estaba y… y aquí el punto de lo terrible, estaba y a la vez no. Estaba en sustracción y ahora opera como presencia, aconteciendo como horroroso. Y, pues, en un efecto y acción de torcedura lo interno deviene externo y, como dije, lo que se suponía recóndito pierde su carácter en cuanto tal.

Aquello que se ve a través de la pantalla parece ser lo convocante a la mirada, lo que genera atracción. ¿Se trata de esos objetos que circulan ante nuestros ojos? ¿Es esa la cuestión? No, esto no es más que un señuelo. “El mundo es omnivoyeur, pero no es exhibicionista –no provoca nuestra mirada. Cuando empieza a provocarla, entonces también empieza la sensación de extrañeza”.

La especie del objeto a mirada no es la imagen, tampoco son los ojos. Los ojos, como órgano doble, se constituyen como superficie especular; los ojos son espejo, y como tales no sólo miran: eso muestra.

Nos anoticiamos que, para nuestra fascinación, lo relativo a la mirada es dúplice, vemos que los ojos ven y espejan a la vez. Eso mira y muestra. Y bien, que eso mira y muestra no equivale a lo que el yo (moi) decida mirar y/o mostrar; son órdenes distintos.

Algunos interrogantes para compartir: ¿Qué sucede cuando aquello que era pretendido privado queda a la vista de otrxs y adquiere estatuto de público? ¿Pierde allí, entonces, su carácter de íntimo? Cuando eso muestra, ¿qué es lo que queda a la vista?

Y, por último: cuando una imagen es capturada en una grabación, ¿hay posibilidad de pérdida? Quizá lo paradójico esté en que no puedo ver lo que allí, en ese espacio, pierdo.

Marina Martín
marinamartin.psicologia@gmail.com

1 Lacan, J. (1964). El Seminario ‘Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis’, página 103. Buenos Aires: Paidós.
2 Freud, S. (1919). ‘Lo ominoso’, Tomo XVII, en Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu.

Autor lakeviewhealth
Entreenlaces

por Patricia Chari

"…tengo la sensación…incluso lo he anotado en un texto, que el lenguaje es verdaderamente aquello que solo puede avanzar retorciéndose…contorneándose…"
Lacan, La Tercera, en Intervenciones y Textos 2.

"Para un varón puede ser muy duro poder decir que ya no ama, que no se enganchó, que no le pasó…mil opciones… pero no es lo mismo asumirlo y poder decirlo… que escaparse… "
Luciano Lutereau.

Él ingeniero, su ex mujer contadora, dos hijos.

La infidelidad los alcanzó a los dos, ella primero, estuvo con otro, el después estuvo con otras… ya nada podía borrar lo hecho. Lo hecho bien hecho estaba. El reconoce dejar de darle lo que tal vez ella necesitaba… puede decir con el tiempo que ya fantaseaba con la idea de separarse… lo pensaba…

Lo intentaron todo, fueron y vinieron, muchas veces durante 7 u 8 años, psicoterapia de pareja también, la idea de reconstruir la familia impulsaba el movimiento del adentro marital y el afuera separados, lo difícil de soportar… ambos según él por “los hijos”. Un fantasma de la infancia se le presentificaba, un amigo que estaba mal porque tenía sus padres separados, nunca se lo olvidó. Le significaba en sus hijos causarles el mismo dolor. Eso alcanzaba para volver y otra vez irse. Intentos fallidos cada vez, la repetición interminable del eterno retorno donde lo éxtimo y lo íntimo parecían fuerzas contrarias.

Hasta que, hace un poco más de año logra irse… encuentra un lugar otro… donde poder situarse de otro modo era un desafío…por momentos lo incesante de su ex le configuraba la idea de una separación interminable.

52 años, le manda una solicitud de amistad a una vieja conocida, amor de adolescencia.

Recibe respuesta, ella artista de profesión, separada también un poco más que él, tres hijos.

Dice ser alguien que matemáticamente se le venía a su cabeza cuando escuchaba algunos de los temas que bailaban juntos en el boliche. De la única que tiene recuerdos de todas sus novias… ahí donde el lenguaje hace retoño para él, dónde los recuerdos rebrotan, no es así para ella, que según él, lo sufrió muchísimo y nada recuerda, todo pareció haber quedado en el olvido, ya que habiendo salido como un año, cuando él comienza la facultad regresa a visitarla y la deja, regalándole un libro con una dedicatoria final de un te quiero. Fue el inicio de un padecimiento que la dejó sumergida en una profunda tristeza. Según lo que relata, ella tenía sus reparos en volver a contactarse, ya que el miedo del corazón roto le retornaba, cuando ella con tan sólo 16 años empezaba a creer en el amor, su salida exogámica le había jugado una mala pasada, ese desamor la marcaría para siempre. Se lo hace saber, en unas de las tantas cartas que comenzaron a escribirse como quien reinscribe una historia, él se reconoce en las palabras de lo que le causó a aquella joven mujer y no duda en pedirle “perdón”. Ese gesto, que ella necesitaba, los habilita a darse una nueva oportunidad… volver a charlar, recordando anécdotas y cosas que se iban suscitando, las emociones y las fantasías del reencuentro se hacían esperar cada vez menos.

Los desencuentros con su ex mujer seguían presentes. Si hacía porque hacía, si no porque no.

Aunque ya tomado por nuevas emociones parecía tolerar mejor la situación, el acto de divorcio que ella le exigía lo seguía perturbando, no sin reclamos mediante, la demanda de amor seguía haciéndose escuchar. Algo ahí no se podía cortar, algo no se podía perder para generar el vacío, que despejaría los dichos de los hechos… donde el lenguaje y las marcas de lalangue se retuercen cada vez, falla… fallan, el aburrimiento del siempre lo mismo, pregnado de hastío y de un deseo desfalleciente se cristalizaban, no sin angustia mediante, en una trampa mortificante.

El presente y el pasado en el presente se figuraba perfectamente, si bien parecían armar una diacronía, se conjugaba en un “mismo tiempo” moebianamente, con la nostalgia de la familia unida que acechaba, un duelo crónico que se retroalimentaba constantemente, el pasaje a la hiancia, a la falta, donde el sujeto se habilite a la pregunta, a un decir otro, se hacía esperar… para descifrar la culpa que lo atormentaba.

En una sesión dice…que su nuevo contacto le hace sentir cosas que hace rato no sentía, “la empecé a extrañar”, “espero que me escriba”, “me gustaría que se animara a que nos encontremos”, “sería feliz de verla”.

Apenas un tiempo después, ese encuentro sucedía, después de más treinta años; ese hombre y esa mujer se encontraban y casi como el relatar de un abrir y cerrar de ojos estaban en la cama haciendo el amor: “fue loco”, dice ella “dice él”. De ahí en más no se dejaron de ver… entre secretos y escapes entre lo público y lo privado se va entrejiendo un nuevo porvenir. Tal vez no se trataba de no amar, sino de amar de otro modo, dónde con la imposibilidad propia del amor… se pudiera hacer otra cosa.

El no la nombra… no se nombran… no saben cómo hacerlo… “linda”, "lindo”… así se convocan.

Tiempo después…

De la una, no alcanzaban las palabras para que algo cese, para que algo se escriba, aún cuando las sombras de una vuelta posible ya no se vislumbran, no cesaba de no inscribirse ese real de ese Otro materno con su ex. Y ya, en otra escena… las palabras inauguran la separación definitiva.

Con la otra… las palabras sobran, apenas algunas son necesarias, o hasta ninguna… el goce de los cuerpos habla y causan al evento del próximo encuentro.

“Linda” así como la llama, en el presente, con los recuerdos del olvido de esa muesca imborrable del amor, le da la oportunidad tras perderla, de moldear una nueva versión, de servirse de lo que hay al encontrarlo… le permitió desterrar viejas creencias.

De esos tres… y entre lo posible del amor y el pretexto del adulterio como el fin del amor no dicho… del cercano presente y de los recuerdos del pasado, algo se bordea en la historia de cada quien. Donde las cuerdas semblantean nuevamente, él se vuelve armar en otro sitio, del otro lado, se entrelazan los goces y se introduce en el imaginario de los cuerpos para volver a novelar… “al amor”.

Patricia Chari
patriciachari@hotmail.com

Autor Anónimo
De lo íntimo al acting out

por Leticia Scottini

Mientras lo público pertenece a la comunidad, al estado; lo privado justamente es lo que se sustrae a ello, mientras lo íntimo es lo más secreto, la vida interior.

Lo público es la vida comunitaria organizada, la vida social, una construcción regida por leyes religiosas, éticas, morales, cívicas, de alianza e intercambio. Es el conjunto de convenciones, el contrato social sostenido por las vidas de los sujetos. Las vidas privadas están en relación a la realidad moral y política, que en su conjunto sostienen ese constructo, esa ficción que es la vida pública. La vida privada participa de la vida pública, aportando a ella pero al mismo tiempo sustrayéndose.

El conjunto de vidas privadas hacen a la vida pública y la vida pública circunscribe lo privado.

Lacan en el Seminario VII, La Ética, propone el término “extimidad”, término que reúne a la vez lo más íntimo y lo más exterior, para indicar que lo éxtimo es lo más íntimo. Dice que lo “éxtimo” es lo que describimos como ese lugar central, esa exterioridad íntima. Esa extimidad, que es lo más exterior, sin dejar de ser interior, es la Cosa, dice Lacan, Das Ding.

Das Ding quiere decir “fuera-de-significado”. En función de ese fuera-de-significado, el sujeto se constituye en un modo de relación, de afecto primario, anterior a toda represión. Lo novedoso es que Lacan retomando a Freud nos dice que, este Das Ding como fuera de significado, constituye un lugar central en tanto define, diseña la estructura. En relación a ese Das Ding original se realiza la primera elección de objeto, la primera orientación, el primer emplazamiento de la orientación subjetiva que definirá la elección de la neurosis y regulará desde entonces el Principio de Placer.

Das Ding es el núcleo del mundo subjetivo de la economía psíquica. Es el centro alrededor del cual gira el mundo subjetivo del Inconsciente. Las cadenas significantes se organizan en función de él. Pero es importante destacar que ese Das Ding está justamente en el centro del sentido excluído, lo más éxtimo es lo más íntimo.

Siendo lo más íntimo, en realidad ese exterior, ese Das Ding, ese Otro prehistórico imposible de olvidar. Los primeros tiempos de la necesidad constituyen una dependencia hacia el Otro que es ajeno pero estando al mismo tiempo en su núcleo. Se trata de algo, Das Ding, que a nivel del Inconsciente solamente representa una representación. De esta forma el pensamiento Inconsciente que nos interesa a los analistas se asienta en lo Real.

Los primeros tiempos de la necesidad constituyen una dependencia hacia el Otro, causa de la división del sujeto. En un inicio el sujeto se aliena a los significantes que le vienen del Otro.

Atravesado por esta alienación, sin embargo, llega un momento en que el Otro no tiene todos los significantes, no tiene todas las respuestas y el sujeto se separa de esos significantes que le vienen del Otro para poder armar los suyos propios. El sujeto encuentra una falta en el Otro, una falla en el discurso del Otro, que lo lleva a preguntarse ¿qué quiere el Otro? Para responder a esta captura el sujeto se da una respuesta que será su realidad fantasmática. El fantasma del sujeto estabiliza a la pulsión, ante ese real desestabilizador que es la imposibilidad del lenguaje de tener todas las respuestas. Y a partir de dónde el sujeto podrá comenzar a preguntarse por su deseo.

El asunto es que si bien en un análisis, significante y síntoma, representan al analizante ante su analista, no obstante, no todo transcurre por la vía significante. El sujeto realiza acting outs. El acting out aparece como una mostración desafiante dirigida al Otro con todo el carácter del signo. Es un llamado a la intervención del Otro, de un otro que no está más en su lugar. En el acting out se desplaza la escena del fantasma, desde su soporte simbólico a un sostén en lo real, a una mostración en lo real. El acting out puede tener dos destinos, el destino que se circunscribe al trabajo analítico o el de la conclusión de la escena. Ante una emergencia puntual de angustia el sujeto sale de la escena del fantasma, rompe el marco y cae a un real sin escena identificándose al objeto resto. Pasa en el acting out de una escena en lo real del mundo, a un real sin escena en el pasaje al acto.

Acerca de lo íntimo, lo privado y lo público en relación al acting out. Para hablar sobre ello voy a retomar el caso de la paciente de Freud, la joven homosexual femenina, que se pasea con su dama frente a su padre, con la dama en posición de “a”, demandando la restitución del lugar del Otro. Se muestra en la vía pública. Es un acting dirigido en este caso, a su padre.

¿Por qué la joven optó por realizar un despliegue escenificado en la vía pública, ante la mirada del Otro cuando pudo haber mantenido en privado lo que estaba en juego respecto de su determinación sexual? Puesto que era el tiempo en ella, respecto de su constitución subjetiva, en que la mirada enfurecida de su padre la conduciría a su posterior pasaje al acto al foso del tranvía. Por no poder sostenerse aún más allá del padre. En lo que atañe a mostrar su elección sexual públicamente, el desenlace hubiera sido otro mejor que las vías del tren, si lo hubiera hecho en un tiempo en que no se viera afectada de tal modo por la mirada del padre.

El despliegue escenificado en lo real en relación al objeto “a” que se halla en el acting positivizado y no caído, este despliegue se muestra a la mirada del Otro, su padre. Podría ser dirigido a un analista también, en un intento por restablecer su lugar, lugar donde el deseo puede llegar a ser articulado a partir de un reconocimiento.

Esta extimidad, lo más íntimo a la vez que lo más exterior, dada por la vicisitud de que el fantasma está en juego allí, tiene la posibilidad de tener otro destino, si la cosa, Das Ding, se despliega dentro del marco de la experiencia analítica y no solamente en la deriva de lo cotidiano ya sea que tenga el acento en lo privado o en lo público. El acting out se puede presentar en forma brusca e imprevista como algo que el analizante hace o relata en términos de escena, que sorprende tanto al analista como al analizante. En cambio al pasaje al acto se lo ve venir.

Respecto de la experiencia analítica, no interpretamos el acting antes de que el acting produzca su texto. Es necesario que el analizante despliegue sus sentidos para poder intervenir. Esta reaparición en el discurso es la que producirá la asociación que hará posible intervenir sobre el acting.

Para que la escena de lo real no cese dramáticamente en un pasaje al acto, el análisis dará al sujeto la posibilidad de encontrar en el analista en tanto función, un lugar en donde desplegar su discurso, un lugar a partir del cual virar hacia la posibilidad de poder hablar. Es a partir del relato significante del analizante que el analista tendrá la oportunidad de intervenir a fin de que el despliegue de lo éxtimo dé al sujeto la posibilidad de situarse en relación a un discurso que lo aleja de la actuación, a fin de situarse de otro modo en relación a su deseo.

Leticia Scottini
mlscottini@yahoo.com.ar

"Lo roto" por Romina Scordino
Más allá de lo íntimo:
en torno a lo imposible de decir en la clínica o lo imposible de mostrar en el arte

por Romina Scordino

“Sólo lo muerto es totalmente transparente".1
Byung- Chul Han

“El psicoanalista trabaja en otros estratos de la vida anímica y tiene poco que ver con esas mociones de sentimiento amortiguadas, de meta inhibida, tributarias de muchísimas constelaciones concomitantes, que constituyen casi siempre el material de la estética”.2
Sigmund Freud


Diremos que lo íntimo, lo privado y lo público no refieren a lo mismo.

Por definición, privado se opone a público, en tanto el primero remite a aquello que se hace a la vista de pocos, familiar y caseramente, a lo personal, individual, reservado o particular de cada persona; mientras que público deriva de publicar, hacer algo visible al pueblo, o república, “cosa del pueblo”.

Algo será público o privado en relación al alcance de la visión de los otros respecto de las acciones individuales, se pone en juego lo “dado a ver”. Lo que se da a ver sería deseable que fuera el resultado de una decisión del sujeto. Lo que actualmente se dificulta por la dominancia de lo digital en la vida de las personas y la inercia y liquidez de la era de las pantallas.

Byung- Chul Han, filósofo coreano contemporáneo, influenciado por Heidegger y Freud, entre otros pensadores, denomina a la sociedad actual como “Sociedad de la transparencia”. En ella la invasión de lo digital se encuentra en la mayor parte de las esferas de la vida.Define a la sociedad de la transparencia como el infierno de lo igual, en la cual las cosas abandonan cualquier negatividad, se alisan y allanan, se insertan sin resistencia en el torrente liso del capital, la comunicación y la información. Lo distinto es expulsado. El misterio en tanto cosa secreta, oculta o desconocida, es desestimado.

Sociedad en la que se impone la transparencia, a través de una falta de “ternura” en relación al respeto por la alteridad. Otredad prácticamente desalojada. “La transparencia estabiliza y acelera el sistema por el hecho de que elimina lo otro o lo extraño”.3

En este contexto se torna dificultoso desde lo fenomenológico establecer un límite entre lo privado y lo público. Tal vez sea necesario interrogar estas categorías. ¿Cómo situar el límite entre lo privado y lo público, entre lo visible y lo oculto a los otros en esta época en la que pareciéramos conminados a la transparencia?

¿Hasta dónde lo digital puede interponerse o dominar lo que un sujeto hace con su privacidad?

Asistimos a una época en la que prevalece la dimensión aparentemente infinita de lo virtual, donde lo digital funciona como un instrumento al servicio de la dominación, y paradojalmente nos posibilita el encuentro con el otro. Esta es una característica de la época en la cual nos toca llevar adelante la práctica analítica.

Esta dominación de las pantallas, lleva a que nos preguntemos por el lugar de la intimidad, que sea necesario repensar de qué se trata.

Lo íntimo más allá de lo privado, bordeando el horror

Los analistas somos testigos por nuestro quehacer de que lo íntimo es más que lo privado y tomando las letras de nuestros maestros, Freud y Lacan, diremos que lo íntimo está asociado a lo heimlich - unheimlich, familiar-ajeno, lo angustioso, y más que eso, lo siniestro, lo ominoso. Aquello familiar que se torna ajeno en una tensión paradojal y que implica una exterioridad íntima, un adentro y un afuera en una torsión moebiana. Lacan acuñó el término éxtimo para referirse a esta paradoja.

Freud se pregunta en su texto sobre lo ominoso cuál es el núcleo que hace que lo angustioso pase a ser terrorífico. Hay algo en nosotros que nos habita sin saberlo, cuyo núcleo no puede develarse. Vacío constitutivo del sujeto. Lo íntimo, diremos desde el psicoanálisis, no es lo mismo que lo privado. Hay un núcleo en el centro de nuestro ser, un vacío, que no puede ser atrapado por la cibernética, y que es el origen de la capacidad creativa del sujeto.

Un psicoanálisis propicia el encuentro del sujeto con lo disruptivo en sí mismo, el inconsciente y sus goces. La angustia señala el camino hacia lo íntimo del sujeto, justamente por estar en relación a aquello familiar pero al mismo tiempo extraño.

En la clínica, somos testigos de que aunque un sujeto hable de sus “cosas privadas”, no necesariamente se conecta con su intimidad. Muchas veces aquello que es del orden de lo íntimo, queda por fuera de la posibilidad del decir, y justamente es por esa imposibilidad que se constituye como tal.

Freud refiere a un núcleo, decíamos, más allá de lo angustioso, un núcleo del que nada se sabe ni puede saberse, y que linda con lo horroroso, imposible de soportar. Con ese núcleo se asocia lo que Lacan llama lo éxtimo, como si fuera más íntimo que lo íntimo.

En el seminario de la Ética del Psicoanálisis Lacan nombra el término extimidad para referirse a una exterioridad íntima, tomando como punto de partida las paredes de la caverna de Altamira, primera caverna decorada descubierta. “Quizá lo que describimos como ese lugar central, esa exterioridad íntima, esa extimidad, que es la Cosa, esclarecerá”4 el misterio que representa su emplazamiento.

Las paredes de la caverna, el templo, junto al habitante invisible de la cavidad (el pintor) se organizan alrededor de ese vacío que designa el lugar de la Cosa. “Se trata siempre en una obra de arte de cercar la Cosa”.5

Asimismo se refiere a lo éxtimo, en el seminario 16, como aquello que está en juego al nivel de la dialéctica misma del placer, la cual implica “un nivel de estimulación a la vez buscado y evitado, de un justo límite, de un umbral”.6 Esta dialéctica “incluye la centralidad de una zona- digamos-prohibida porque el placer sería allí demasiado intenso”.7 Lacan designa esa centralidad como el campo del goce, el cual define como “todo lo que proviene de la distribución de placer en el cuerpo”.8 Esta interdicción en el centro constituye lo que nos es más cercano sin dejar de sernos exterior, lo que es más íntimo es forzado a no ser reconocido más que en el afuera.

Un psicoanálisis girará en torno a ese núcleo ominoso, que constituye lo más íntimo del sujeto pero al mismo tiempo lo más ajeno, cual obra de arte que ubica un espacio alrededor de un vacío.

Espacio del sujeto, cercanía con lo extraño que habita en él, para que pueda tomar distancia de la exigencia de transparencia de la sociedad y, al decir de Heidegger, pueda abrirse al misterio, y posibilitar la creación de su propio camino de vida a la manera de un artista.

Romina Scordino
roscord2017@yahoo.com

22 de agosto de 2020

1 Byung- Chul Han. “La sociedad de la transparencia”, pág.16. Traducción de Raúl Gabás. Ed. Herder
2 Freud Sigmund. “Lo ominoso”, pág. 219. Ed. Amorrortu
3 Byung-Chul Han. “La Sociedad de la transparencia”, pág.13. Traducción de Raúl Gabás. Ed. Herder
4 Lacan Jacques. Seminario 7 “La Etica del Psicoanálisis”, pág.171. Ed Paidós
5 Ibid.op.cit Pág.173
6 Lacan Jacques. Seminario 16 “De otro al otro”, pág.206. Ed. Paidós
7 Ibid.op.cit
8 Ibid.op.cit

La función del público

por Silvina Naveiro

Hay tres términos en el título de esta revista, tres que permiten salir de la lógica de los pares de opuestos. En su articulación, lo público, lo privado y lo íntimo se vuelven tres que se enlazan y se descompletan uno al otro. Partiendo de estos tres, me surgió realizar un deslizamiento desde lo público hacia el público. Deslizamiento que hace lugar a preguntas tales como: ¿qué función cumple el público en la transmisión del psicoanálisis? ¿Cuál es su lugar? ¿Qué sostiene el público?

Se puede pensar que así como el decir no tiene que ver con una sumatoria de los dichos, tampoco el público es un grupo de personas. Uno es público de algo y, aún en ese caso, el sentido común refiere que hay contenidos que no son aptos para todo público o que algunas obras requieren de determinado público. Se establece una relación libidinal entre aquellos que constituyen el público y, también, entre el público y el acontecimiento en relación al cual uno se dispone en esa posición. Podríamos decir que para que haya público tiene que haber transferencia, al menos en psicoanálisis.

En la enseñanza de Lacan hay un dispositivo que él sostuvo, que delimita de una manera muy particular el lugar del público: la presentación de pacientes. Haber participado de dicho dispositivo en el hospital Alejandro Korn1 , me ha permitido hacer la experiencia de cómo el psicoanálisis subvierte la presentación de enfermos propuesta por la psiquiatría. No se trata de una mostración donde se enseñaría sobre la psicosis dándole a ver a los alumnos un enfermo en posición de objeto. Lejos de ello, el dispositivo psicoanalítico, que apuesta a la producción subjetiva, delimita tres lugares necesarios: el analista, el paciente y el público.

¿Qué lugar para el público allí? Al respecto, las coordenadas son muy precisas. No le está permitido participar de la entrevista que ocurre entre los otros dos y, sin embargo, sostiene ahí una presencia necesaria para que algo acontezca. Es que el público no está por fuera de la escena sino que contribuye a crear el clima de intimidad que la palabra requiere. Podríamos pensar que el público sostiene a veces una terceridad que descompleta al analista y, otras veces, puede funcionar como secretario del alienado, posibilitando que la palabra no se extranjerice en el sujeto psicótico, allí donde lo íntimo no se ha constituido.Como sitúa Benjamin Domb, “el público, por otra parte, no encarna tanto una función de desciframiento del decir, por lo menos en la entrevista, como una función de reconocimiento del decir”.2

Será en un segundo momento, cuando el paciente se haya retirado, que el público saldrá de su silencio abstinente y podrá recuperarse como sujeto para restituir algo de lo que ha escuchado de esa experiencia. Podría pensarse éste como el momento privado, privado de la presencia del paciente.

¿Cómo se podría llegar a encarnar esta función pública? Es posible para quien oficie de público disponerse a la escucha y a la abstinencia, a condición de estar en transferencia con el psicoanálisis y con la ética que le concierne.

Ética y transferencia ¿Serían éstas las condiciones del público para que un decir sobre el sujeto que el psicoanálisis propone pueda tener efectos de transmisión?

Se puede pensar en los dispositivos de escuela, como lugar donde este decir acontece. La transferencia con el psicoanálisis, que se dirige a un sujeto del inconsciente, que adviene en una experiencia de discurso. Y una ética fundada en el deseo del analista, que se sostiene en la falta como causa más que en el ser.

Estas coordenadas pueden funcionar como marco para la transmisión de lo real del que el psicoanálisis se ocupa. A la manera del marco del cuadro o la ventana como han sido trabajados por Lacan, darle un “encuadre” a ese interjuego que se produce entre quien dice y quien escucha.

Este marco posibilita en la extensión que, en el encuentro con otros, algo de la articulación de la experiencia pase. Que pueda producirse un decir de lo íntimo de cada uno, que al resonar en los otros pueda ser escuchado en público.

Silvina Naveiro
silvinanaveiro@gmail.com

Bibliografía
Domb, Benjamín “Presentaciones de enfermos” (1996). Disponible en www.efbaires.com.ar
Lacan, Jacques. Seminario VII “La ética del psicoanálisis”. Buenos Aires, Paidós.
Lacan, Jacques. Seminario X “La angustia”. Clase 6. Buenos Aires, Paidós. 2007.
Residencia Hospital Alejandro Korn (2004) “Cuando el psicoanálisis subvierte la presentación de enfermos”

1 Un hospital público
2 Domb, Benjamin “Presentación de enfermos” (1996). Pág 6. Disponible en www.efbaires.com.ar

"Ella es más" de Toni Caporale
Decir un caso

por Roberto Consolo

¿Qué es un caso clínico?, ¿una manifestación del deseo del analista?, ¿la serie de los significantes que sitúan las letras que determinan a un paciente?, ¿el conjunto ordenado de operaciones lógicas que acontecen en el curso de la transferencia?, ¿lo que un analista escucha sobre los virajes de la posición inconsciente en el fantasma?, ¿lo que sucede a lo largo de un análisis?, ¿de una sesión?, ¿los cambios de un sujeto frente a lo real del goce, los otros y la muerte sobre los que puede decir?, ¿el decir que los produce?, ¿o el relato del decir que los produce?, ¿lo que un analista le cuenta a otro analista sobre lo que escucha de un paciente? Parecen demasiadas preguntas, pero me inclino por la idea de que el caso clínico es un modo de resolver la suma de estas preguntas, más otras tantas que esta lista no ha incluido. Pero veamos.

Yendo desde lo más elemental el caso implica por un lado a un paciente, que para nosotros resulta producido por su discurso en transferencia, y por otro al analista, que es quien surge de la posición de escucha que inventa el deseo del analista. Entre estos dos personajes lógicos aparece como efecto de la palabra el sujeto analizante, que aún dividido es sólo uno; y en ocasiones se da a leer por las cifras de su enunciación, las secretas homofonías o las clásicas formaciones del inconsciente. Por ende el caso siempre implica al analista, sea cual fuere el modo en que se manifieste su presencia o sus intervenciones ya que forma parte del inconsciente que está en juego.

Lo cierto es que el caso es un real, pero sobre el que es preciso construir un decir que se dirige al otro, aunque ese otro sea el mismo analista que formaliza su clínica. Acá es realmente donde comienza el caso, en el trabajo de formalización. Formalizar es dar forma, que algo tome curso estable, entonces lo formalizable puede adoptar forma legal, lógica, matemática o social —cuando dos personas se casan se dice que formalizaron—. Hay muchos modos de formalizar, pero para que nuestro real, el discurso que le concierne y las escenas que produce asuman condición de caso clínico, siempre e indefectiblemente preciso la dimensión del relato.

Puede ser un relato que se dice o que se escribe, porque es el acto narrativo que depende del deseo del analista el que produce la transmisión de lo que sucede con lo real entre los silencios y las palabras de un análisis. Hay cosas que se pueden explicar, algunas mostrar y pocas matematizar, pero están las que sólo se hacen presentes cuando se narra. Hay conceptos e ideas que se abordan y transmiten sólo a través de la narración clínica. “Contame el caso” —dice el que escucha, un mundo se abre y las lecturas sobrevienen. Freud se sorprendía al comprobar que sus observaciones clínicas muchas veces eran leídas como novelas. Porque además de su lógica el relato clínico genera un valor metafórico, incluso poético, que provoca lecturas diferentes y que tal vez nunca se acaben. La resignificación es el destino.

Cada caso también es una composición, una ficción verdadera anclada en lo real que puede abarcar desde una cura hasta un breve pasaje y habitualmente depende de su punto de origen, que es la pregunta del analista sobre un tema de su propia clínica, algo que desea interrogar y comunicar, esté resuelto o no. Sabemos que se formaliza según el contexto donde se presenta un caso, pero sólo a condición de aceptar que lo que se transmite es por completo incalculable. No es lo mismo tener la palabra que sostenerla, porque lo inconsciente pasa. Revisemos entonces tres contextos diferentes.

El caso que se lleva al análisis de control, no sólo va con las preguntas sobre las dificultades que presenta el paciente en el momento de la cura, la lógica de ese discurso que articula un sufrimiento o el nivel de formalización teórica que el analista muchas veces cree necesitar para resolver alguno de sus obstáculos. El análisis de control además de todo esto, lo que esencialmente pone en juego es la posición del analista. Cómo ésta afecta y sobre todo determina lo que se escucha en el acto de dirigir la cura. Y en general esta posición reenvía a algún punto del análisis del analista, que —como en cualquier análisis— el trabajo analizante lo vuelve didáctico. En estas ocasiones el caso es un relato oral que se orienta sobre algunas notas pero sin las preocupaciones narrativas del escrito; es espontáneo, con las reflexiones que se han hecho pero dispuesto a los virajes y a las preguntas del momento. Esta dimensión del caso es esencial en la formación de los analistas. Porque es un analista construyendo su propio relato de la cínica sobre el que lentamente articulará teoría acompañado por la experimentada escucha de otro.

Cuando un caso precisa de escritura, requiere cuidados de prestancia narrativa y cuestiones de estilo —que habitualmente son el otro a quien se le dirige el discurso— pero también de estructura y de lógica porque lo que se pone en juego son distintos acentos y dimensiones de la falta.

En un espacio de discusión entre analistas —institucional por ejemplo— el caso avanza por sus interrogantes en el planteo de una dificultad o el modo de resolución de un problema. Pero es algo que habitualmente se ofrece con generosidad a la transferencia de trabajo para ocasionar preguntas y teorizaciones de las que se esperan en alguna medida los desarrollos del psicoanálisis. Lejos de ocultar una demanda de supervisión o de ir en busca del momento de concluir, pone a disposición una falta que trabaja al conjunto.

Muy otra es la escena pública. Aunque el cuidado ético que protege la identidad de los pacientes siempre esté, aquí es en extremo riguroso, tanto para el presente como para el futuro. El destino de un texto público es incierto por completo y casi siempre hay familiares o descendientes del paciente que muchas veces están determinados por los rasgos o las circunstancias del caso. Tanto a Freud como a Lacan les fue inevitable que trascendiera la identidad de algunos de sus casos con diferentes destinos. Sin embargo, la escena pública le da al texto clínico la posibilidad de amplificar los argumentos, exponer el valor de la falta que abre el acto analítico y extender las formulaciones teóricas por las que los analistas adquieren un aspecto de su formación. También es una comunicación sobre los modos en que el psicoanálisis trabaja la falta para generar su propio desarrollo.

Cada caso es un testimonio en acto de los conceptos y de cómo cada analista se deja atravesar por la experiencia. Da cuenta de una cura, de una investigación y de la transmisión a la que siempre apunta. Y esto es crucial, el psicoanálisis mantiene una dependencia trascendente con el valor del testimonio porque es un lugar privilegiado por donde muestra su eficacia, donde interroga sus fundamentos y sobre el que se modifica todo lo que la clínica le exige a la teoría. Y nunca al revés.

Agosto de 2020

Roberto Consolo
consololp@gmail.com

Fotografia Carolina Gamaler
Entre el sueño y la literatura, lo íntimo

por Carolina Gamaler

Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora

de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra

y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?

El otro, el mismo (1964)
Jorge Luis Borges

Inicio con las letras de una poesía que vuelve a través de mis escritos y hace música, sinfonía con el sueño. Es desde allí que comienzo a recorrer un trayecto. Una experiencia desde donde surgen las preguntas que quiero compartir. Punto de partida de este escrito, encuentro, buen encuentro con literatura y literatos.
Es en el lazo entre psicoanálisis y literatura que se precipitan una serie de interrogantes que me invitan a trabajar. Una travesía comienza ¿Qué es lo compartido, el punto de juntura, entre composición literaria y sueño?
Poesía, género lírico según las categorías Aristotélicas del arte de la escritura, y sueño, portan un orbe intemporal. Una apariencia del sin sentido, enigma a descifrar.
En este recorrido propongo al sueño como teatro de lo íntimo, escena, despliegue escénico de colores, texturas sonidos, historias. Figurabilidad y escritura, el inconsciente con sus leyes arma una composición que porta una resonancia íntima. Formación del inconsciente y creación literaria portan una materia inaudita que no deja de interrogarme. Es a mi entender esta intimidad el punto de juntura entre el proceso onírico y la obra de arte escrita. Meollo de la cuestión, ¿qué es eso íntimo que ambos portan?
Escribe Anne Dufourmantelle en relación al sueño "...Si escuchamos el mensaje, si estamos atentos a su valor, tal vez estamos aún muy perdidos en una lengua tan difícil de descifrar… Se teje en ese diálogo interior, una capacidad, una inteligencia de estar vivo y de las relaciones humanas, que me hace pensar en esa que encontramos en toda gran literatura, y que excede por lejos toda posibilidad de interpretación exhaustiva”.1
En este punto me parece oportuno mencionar que el psicoanálisis y la literatura han tenido una relación desde los comienzos. El psicoanálisis se ha servido de la literatura y la literatura del psicoanálisis. Tanto Freud como Lacan se han valido de ella, no como una mera mención anecdótica o un suceso accidental, sino como eslabón que da vida a la teoría, a los fundamentos, porque portan una verdad. La escritura literaria como un hacer creativo, para Freud, es heredera del juego infantil, artificio que lleva las marcas de lo singular. Enunciación singular que transforma lo real, lo real como imposible. “Escribir no puedo, nadie puede, hay que decirlo: no se puede. Y se escribe… La escritura es lo desconocido… Lo desconocido de sí, de su cabeza, de su cuerpo...”2 Para Freud el literato tiene una relación más directa con su inconsciente.
Retomo aquí la pregunta: ¿de qué se trata esa resonancia íntima que se arma, en ese entre dos del literato y la escritura plasmada en el papel? Plasmar que es dar forma por medio de palabras, palabras escritas que se entrelazan y combinan de un modo singular. Proceso artístico de la expresión escrita, creación que deja a la pluma la libertad de trazar el papel con manchas de tintas que se hacen letra. “Pero esa letra, ¿como hay que tomarla aquí? Sencillamente al pie de la letra. Designamos como letra ese soporte material que el discurso concreto toma del lenguaje”3. La letra insta. Insistencia de aquello que no pudiendo cesar de no inscribirse posibilita que algo cese y algo se escriba.
Es aquí que voy bordeando alguna respuesta, haciendo una lectura de las tantas posibles. Es de la mano de los literatos que los analistas nos acercamos a la práctica de la letra, práctica que labora con ese lado oscuro, indecible, lo íntimo compartido. Es en esa juntura entre psicoanálisis y literatura donde hallamos la letra. "En su materia el artista siempre lleva la delantera, desbroza el camino allí donde la práctica de la letra converge con el uso del inconsciente”.4
Para concluir, conclusión que implica un comienzo: si el sueño es una usina de letras, teatro de lo íntimo, arroja letra a ser leída por el analista. Los analistas trabajamos con lo más íntimo, con lo singular, con lo que no es trasladable. Intimidad que toma vida en ese entre dos, intimidad insoslayable entre las operaciones de lectura y escritura. Trabajar a la letra es trabajar con la letra, con el objeto a como causa de deseo, solo si nos disponemos a escuchar esa acústica, la mínima diferencia.

Carolina Gamaler
carolina.gamaler@gmail.com


Bibliografía
Dufourmantelle, A. “En caso de amor. Psicopatología de la vida amorosa” 2018. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Nocturna Editora.
Freud, S. “El creador literario y el fantaseo” 1908-1907 en Obras Completas Volumen IX. Amorrortu Editores.
Lacan, J. “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”. 1957. Escritos 1. Siglo XXI Editores.
Lacan, J. Seminario 18, “De un discurso que no fuera del semblante”. 1971. Editorial Paidós.

1 Dufourmantelle, A “En caso de amor. Psicopatología de la vida amorosa” 2018. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Nocturna Editora.
2 Duras, M “Escribir” .https://audiocreativa.files.wordpress.com/2017/03/273886017-escribir.pdf
3 Lacan, J “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”. 1957. Escritos 1. Siglo XXI Editores.
4 Lacan,J “Homenaje a M. Duras”. En Intervenciones y textos II.

RESONANCIAS DE LECTURA

Fotografia @purpura.lp

Cuando el dolor se toler_a

por Andrea Silvapobas

Del uno al diez ¿qué tan fuerte es el dolor?
Es una de las preguntas con las que comienza a entretejer la escritora, Ana Montes, su maravillosa novela titulada "Poco Frecuente". No sé trata para nada, de una autobiografía por más que la autora transite dicha enfermedad.
"Poco Frecuente", es como nombra su dolencia y desde allí, anticipa que se trata en realidad, de una obra literaria, en el punto que ficciona y expresa poéticamente la vivencia con el dolor, a partir de una experiencia que le tocó vivir.
La joven protagonista de esta novela padece una enfermedad poco frecuente desde pequeña que la ha llevado a desarrollar una extrema tolerancia al dolor, de la cual ella misma muchas veces se sorprende. En una ocasión se quiebra el brazo y no siente el dolor que semejante fractura debería ocasionarle. Es esta relación peculiar con el dolor, que tolera sin saberlo en un principio, que la lleva a interrogarse y de a poco notar como ese dolor aparece implícito en su forma de vivir y relacionarse.
Me sirvo de esta novela para interrogar acerca de qué estatuto darle al dolor desde el psicoanálisis, qué ocurre cuando la respuesta subjetiva es tolerar al extremo ese dolor, frente a lo arrasador del otro que puede ser una enfermedad como en este caso, como algún trauma de la infancia o adversidad extrema que se debió afrontar en algún momento constitutivo.
Sabemos que no hay forma para el sujeto de emerger que no sea en posición de objeto. Por eso Lacan plantea al masoquismo como inherente a la estructura, porque no hay forma de subjetivarse que no sea pasando por la posición de objeto. Pero ¿qué sucede cuando el sujeto queda detenido en esa tolerancia extrema?
Tal vez mi cuerpo se había acostumbrado a soportar el dolor, comienza a interrogarse la protagonista.
Hay en el transcurso de esta novela, el relato de un sueño, que merece ser compartido porque presenta una gran riqueza literaria y clínica, de la que me serviré para continuar enhebrando esta relación extrema al dolor.
"De vez en cuando tengo un sueño repetido. Estoy sola en una habitación con un espejo. De pronto, todo empieza a prenderse fuego. En el reflejo veo como primero se quema el piso y después mis cosas, pero nunca llego a quemarme yo. No tengo miedo. Lo que tengo es calor. Cuando miro mi cuerpo tiene heridas abiertas, pero que no duelen. Me pregunto si serán graves, porque se ven feas, aunque no siento nada. Las heridas cuando se infectan se ponen calientes. Pero ¿cómo saber si están calientes si todo alrededor de mi está prendido fuego?"
Sueño que me remite al sueño de Freud ¿padre no crees que estoy ardiendo? porque muestra algo mudo hasta el momento. Esta tolerancia extrema, que le provoca no sentir dolor, no sentir nada, y por lo tanto tolera más de la cuenta.
Lacan en el seminario XI señala que en el sueño hay algo que despierta, se muestra antes de su simbolización "......en el estado llamado de vigilia está elidida la mirada y se elide, no sólo que eso mira, sino también que eso muestra. En el campo del sueño, en cambio, a las imágenes las caracteriza el hecho de que eso muestra 1
Sueño que, a partir de una lectura analítica, una resonancia posible, eso que muestra podrá cobrar otro estatuto, permitiendo la torsión de pasar de no sentir nada, tolerancia pasiva extrema, a una interrogación que le posibilita tomar posición, cuestionando la amistad, el amor y el sexo.
Tolerancia que deja de estar muda, permitiéndole insertarse en el mundo adolescente del que forma parte, ya no como espectadora, sino como protagonista de su propia vida, logrando elegir sus amistades amores e incluso un tratamiento experimental, como una oportunidad de vivir de otra manera. ¿Se repara para siempre un daño pasado o deja una huella? Otra pregunta que nos comparte la protagonista, y nos invita a pensar.
Aproximo una posible respuesta, en un análisis, como también a través del arte, se podrá reparar, nombrar, algo de ese dolor mudo, que no sea solo tolerar, en la medida que pueda leerse en esa posición gozante. Pasar de tolerar al extremo de ese dolor, a que sea poco frecuente.

Poco Frecuente @hanmontes

1 Jacques Lacan. Seminario XI. Cap. 6 p83. Poco Frecuente @hanmontes

PRÁCTICAS DE ESCUELA

Pexels-Suzy-Hazelwood
Secretaría de Comunicación Digital

por Cinthya Sau, Romina Scordino, Silvana Tagliaferro

Una diferencia exponencial, palabra que por estos días pasó al uso corriente, se abrió entre el momento en que nos incluimos en este espacio: una secretaría a descubrir y desplegar en la escuela y el salto abismal que implicó el desarrollo de esta tarea en tiempos de pandemia.
Nos encontramos con la preponderancia que lo digital pasó a tener en el sostén de los lazos, algo así como la “digitalización de la vida cotidiana”, donde fue preciso ir armando una red conjuntamente con los distintos espacios de la escuela. Una red que le pudiera dar soporte a un devenir, en el que lo digital y el uso de lo tecnológico se tornó la vía casi exclusiva de sostén del lazo social. Comenzamos a pensar no sin vértigo y resistencias en la posibilidad de componer un modo para que el encuentro pueda ocurrir, y la palabra pudiera seguir circulando. Que el distanciamiento no se tornara aislamiento.
El espacio de la clínica, junto a la apuesta de Comisión Directiva se tornó experiencia para el enlace. Iniciamos con algunas actividades internas, donde el intercambio desde adentro y el trabajo en el dispositivo de Foros nos reunió y encausó para dar lugar a otras modalidades abiertas. Pasaje que nos puso a trabajar en torno a cuestiones nodales y que atañen a los fundamentos de la praxis analítica. Estos pasajes, cual acto, enhebran una política, y una ética. El espacio digital habilitó el lazo pero no sin un marco, un encuadre, un borde que hiciera de límite para una escena posible. ¿Qué se da a ver y de qué manera? Pregunta que nos orientó y aún, en la experiencia que vamos haciendo.
¿A qué lugar van los gadgets? Las plataformas que usamos pueden consumirnos o tornarse una herramienta que enlazada a la lógica y a la manera particular de trabajar en la escuela siga posibilitando la consecución de la tarea en la apuesta a que algo pase.
Es así como nos encontramos participando en el armado de una estética discursiva y conceptual que promueva lo que se dice en lo que se hace. Acompañamos en las actividades con el “soporte técnico” que fuimos descubriendo como un “hacer de marco” que propicie la aparición de la escena donde se realice la propuesta de trabajo de los carteles, recreando con los dispositivos que contamos un auditorio e intercambio real.
Hallamos una función que poco a poco fuimos delimitando y que nos sigue trabajando a medida que nos vamos enterando y re significando este sitio de trabajo. Un trabajo de red y de enlace, donde algo tropiece, algo se pierda, algo se transforme, innove.
Algo, sin embargo, nos hacía ruido en la propuesta de “comunicación digital”, tal vez por estar en relación a una praxis del lapsus, más cerca de la babel y el malentendido, que de la ilusión de comunicación, si la hubiera. El hecho de hacer existir una “secretaría de comunicación digital”, fue empezar a entender el valor del “secreto”, cuya raíz acuña la palabra secretaría. El secretario, una de las primeras y más poéticas figuras que Lacan le diera a la función del analista. Esa posición de amante, el erastés griego, que resguarda el agalma para que algo pase entre uno y otro. Resguardo de un cierto silencio. Resguardo del paso de lo privado a lo público. Fino trabajo que se viene haciendo en relación a este punto.
Si se tratara sólo de la comunicación digital esa que trata la dimensión de la palabra en su función más elemental de herramienta, en su valor instrumental de información, ¿porque haría falta una secretaría? ¿Por qué crear una secretaría para dicha tarea en una escuela? El muro es la primera construcción del hombre, la muralla de defensa pero también de reserva. Nos descubrimos trabajando en un muro donde se publica, donde se escribe eso, eso que hace al trabajo con otros y que se da a leer en comunidad. Muro que como Lacan nos enseña con la homofonía “amour” de su lengua francesa nos ubica en el a-muro.
Es preciso un sitio, un ángulo, una cueva donde la palabra suene y consuene para que haya un decir. A partir de esta tarea es que nos descubrimos trabajando en una zona de frontera, que articula y regula un decir. Así como en la práctica del psicoanálisis en intensión, guardar el secreto, constituye ese núcleo activo de la abstinencia, ¿cómo no reconocer en la extensión la necesidad de un sitio que obre de marco, que vele y resguarde una escena posible de transmitir?
Freud ofrece una escucha a lo más íntimo. Lo privado irrumpe en lo público. Lo privado, ese asunto de cada uno, que tiene un núcleo característico, que es lo sexual, “asuntos de alcoba” los llamaba Freud. Ese es el núcleo de lo privado. Con Lacan, la extensión se encuentra anudada de modo moebiano a la intensión. Hay continuo porque hay un hiato que lo posibilita, cierta discontinuidad de la torsión que introduce una reversión para que algo circule. Es conmovedor como hay de lo privado en lo público, ya que cada vez que algo pasa a lo público pasa los publis, donde encontramos el “pubis”, ahora en nuestra lengua. Es decir, que hacer pasar algo a lo público, es advertir el hilo íntimo que eso porta, de ahí la función necesaria de velo que asile la cosa en la promoción de un bien - decir.

DIÁLOGOS

¿Cuáles son los avatares que sufre la intimidad
de los adolescentes en la actualidad?

En esta ocasión, las invitadas nos expresaron su interés en darle cuerpo al diálogo que nombra la sección. Fue así como luego del vaivén de las palabras, algo quedó fijado en el escrito de cada una. Desde el cartel de publicaciones, participamos con gusto de la experiencia.

por Arabella Caggiano | Lazos Institución Psicoanalítica de La Plata
caggianoarabella@gmail.com

La actualidad, la del mundo, está teñida de virus. Ineludible. Pero con matices diferentes, según cada país, cada ciudad, cada grupo de convivencia, cada quien. Caso por caso, según la propuesta del psicoanálisis que, por repetida, no deberíamos convertirla en mantra o rezo.
Los adolescentes, estos meses, van al consultorio a través de su teléfono, su tablet, su computadora. ¿Qué dicen?, ¿cómo lo dicen?

“Mis papás se quejan porque estoy todo el día en mi habitación. Hago la tarea. Nos videollamamos con las chicas, cada una hace lo suyo, mientras, estamos ahí”.
“Me quedo a la noche porque los pibes están a esa hora. Jugamos, miramos películas”.

Entiendo la intimidad 1como una construcción. Eso “muy interior” -según la etimología- no está ahí desde el inicio, se hace, como se hace lo humano, en el Otro, con los otros.
Al desvalimiento con el que el viviente llega al mundo, que lo instala en una profunda y larga dependencia del Otro, para humanizarse, le sucederá en tiempos puberales esa operatoria, necesaria y dolorosa, que Freud llamó: desasimiento de la autoridad parental.
Eso, siempre y cuando algo del asimiento (así miento, pero no de mentira, sino de ficción amorosa) haya ocurrido.
Esta vez, será preciso que el Otro juegue otro papel allí, sancionando, autorizando, la salida y el cambio.
Y los otros, semejantes, amigos a veces, rivales otras, serán el afuera, el exterior que al interior se enlazará para hacer intimidad.
En la actualidad, donde el afuera y el contacto con otros portan el signo del peligro, ¿podremos suponer que los dispositivos tecnológicos, tan cuestionados a veces, operarán, en ocasiones, abriendo la puerta aunque sea un rato?

“Mi prima tiene varios instagrams, uno para que la siga su mamá, otro para la gente normal”.

Cada púber, cada adolescente, podrá, si ciertas operaciones se han cumplido en tiempos instituyentes, intentar “hacer la suya”. Hacerla suya, a la vida, para vivirla existiendo.
La presencia de los otros, los amigos, balizará el camino del desasimiento, orientando, acompañando, también confrontando.
Quienes escuchamos a los jóvenes que nos consultan cuando el paso en su andar se hace pesado, solemos preguntar por los amigos. Y nos hace ruido el silencio respecto a ellos.
Aislamiento no equivale a intimidad.
¿Cuál es la particularidad de la amistad en la adolescencia? ¿Qué relación con la intimidad?

“Sólo con amigos la castración se efectiviza y la angustia se pacifica”.2

Si la función separadora opera, no sólo habrá prohibición. También se habilitarán otros enlaces de goce.
En la adolescencia los amigos, en grupos, subrayan las semejanzas, y también alojan las diferencias; y acompañan en “la previa” los tiempos precedentes a aquellos en los que cada quien se encontrará a solas con un compañero sexual.
La amistad, cuando hace lugar a la alteridad, puede ser ocasión de instauración de la intimidad como lugar fecundo para des-coincidir con uno mismo y relanzar la existencia.

Y ya que de amistad se trata, una digresión.
Me gustaría decir de la alegría por formar parte de este número de Moebiana; por la invitación amable, que agradezco; y por el diálogo con el Cartel de Publicaciones, Sandra Iribarne y Gabriela Pedrotti, que fue conversación gustosa en zoom y ahora es escrito.
Digresión que no aparta, sino más bien acerca, a lo amigo en psicoanálisis, como versión de las relaciones entre quienes apostamos por él, para que se sostenga y nos siga sosteniendo.

1 Agradezco aquí el diálogo iniciado poco antes de esta invitación con Gabriela Pedrotti, cuyas palabras me llegaron, esta vez, en la bella forma del libro La escritura de lo íntimo.
2 José Azar, en su trabajo: “Amistad, tercera parición”, presentado en unas Jornadas de Lazos.





por Gabriela Pedrotti | Escuela Freudiana de Buenos Aires
magapedrotti@yahoo.com.ar

Sin dudas la intimidad implica un atravesamiento, un ir más allá de la pantalla, una penetración de esa fuente de especularidad, agresividad, tan presente en esta segunda vuelta de la subjetividad llamada adolescencia. De no ser así, el otro no se constituye como tal, ni tampoco termina de constituirse el cuerpo.
Lo íntimo no es sin el otro, ese cuerpo que al vivirse como uno, contempla en sí lo extraño. Lo íntimo es lo más cercano y a la vez lo más retirado. En estos tiempos este movimiento se ve dificultado, y la ausencia del cuerpo real no admite la incorporación de lo incorpóreo como sostén de un cuerpo anudado.
El yo capitanea las tormentas adueñándose del espacio que la otra escena drena, secando la fecundidad que siembra ir más allá de la dualidad. La ilusión de comunicación elimina la idea del lapsus y equívoco como error para ser sustituido por problemas tecnológicos, permitiendo hasta borrar sin dejar huellas. A su vez, la velocidad arrasa con el tiempo singular de la elaboración, en detrimento de los tiempos marcados por el otro de la digitalización y como consecuencia de ello adviene sin duda el aburrimiento, la desazón, el cansancio de lo vital que no ingresa como ese reservorio vital al campo virtual.
Aquel cuarto propio al que aludiera Virginia Woolf, dando lugar a la escritura, se ha tornado cubículo individual, de la producción de escritura propia se pone en cuestión. Y no hablo de la escritura en papel, sino de las operaciones lógicas que se producen en un tiempo vital.
Donde lo íntimo se resguarda de la exposición mediática a la que están expuestos en este espectáculo grandilocuente que se ha montado del yo, en detrimento de lo íntimo, el cuerpo protesta, ¿cómo? con hastío y falta de ganas.
La intimidación sorda que propone el fundamentalismo mediático corroe la piel, dejando a los adolescentes un poco desalmados.
Claro está que surgen también nuevos recursos creativos con la misma herramienta que los intimida, cosa para no desvalorar, pero el cuerpo reclama las vestiduras de un afuera que no logra encontrarse a través de las pantallas.
La digitalización voracea todo, dejando un poco anoréxicos los cuerpos.
Una respuesta sensata cuando la imagen del cuerpo lo es todo y pretende engullir lo que nunca logrará, el objeto a, por eso este chilla con el tríptico freudiano en el mejor de los casos (inhibición, síntoma y angustia).
La cuarentena ha habilitado tiempos del reinado anónimo, del hacer masa, el aislamiento y la postergación, llevando esta cuestión a un ensimismamiento que lejos de construir intimidad, intimida. Es importante que desde los adultos se transmita que es un tiempo de cuidado y no de represalia.
Ante el exhibicionismo mediático de “todo” lo que se hace, el erotismo como fuente vital de acercamiento al objeto deseado se ve atropellado.
¿Cuál es el refugio adolescente hoy?

Existir es en primer lugar resistir. Porque si vivir es ya des-coincidir con uno mismo, existir es el verbo nuevo, que promueve esa no adecuación como recurso. Existir es en efecto, literalmente, “mantenerse afuera”.
Analicemos el adentro. Estar todo el día en el mismo espacio que los padres es realmente al menos, como dice mi hija “estresante".
La casa ha perdido su moebiandad, que permitía a los adolescentes salir de la captura imaginaria de quedar apresados en las redes de los padres, al menos en este registro de la realidad. ¿Cuál será la incidencia de este “tener que quedarse adentro”?
¿Dónde encuentra asilo el adolescente hoy?





por Sandra Iribarne | Escuela Freud Lacan de La Plata
sandrairibarne03@gmail.com

Quiero expresar aquí mi alegría y agradecimiento al Cartel de Publicaciones de la Efla por invitarme a participar con un escrito en la sección Diálogos.
Me fue necesario desbrozar la pregunta: intimidad - adolescencia según lo voy situando en mi clínica.
Ante el orden de lo general imposible de responder aíslo lo particular de un avatar que me posibilita decir algo. Decir que seguirá este hilo: Oscilaciones entre discordia y discord (App).
"Me conmovió en lo más íntimo" Expresión coloquial que evoco para escribir aquí.
Suelo comenzar las entrevistas con muchaches haciendo referencia a la privacidad de lo que se dice en ese encuentro, y hasta enfatizo este señalamiento. No lo hago explícito en la clínica con niñes. Sí a sus padres o quienes vehiculicen la consulta. Apelar a la privacidad, que me gusta más que la cuestión del secreto profesional, es un modo de dar marco.
Desde la apertura de la consulta hay una necesidad de discriminar y delimitar espacios para cada relato. Para que un decir se despliegue. Pero lo privado no es lo íntimo. Tal vez sea condición – la privacidad - para que alguien encuentre la posibilidad de aludirlo, bordearlo y reconocerse en eso íntimo que lo toca.
Quisiera decir algo más respecto a ese señalamiento. Surge haciéndose eco de que está en juego un posible decir del analizante en contra del discurso parental u otro discurso establecido (el escolar, lo sanitario). Este ir contra lo tomo en la línea que plantea Daniel Paola como inevitable de la travesía adolescente, en tanto “premisa universal de instauración fálica”.1
De los diálogos con estxs jovencitxs2 me voy a detener en sus relatos de escenas en su andar escolar – una versión de lo público- en el que han localizado un malestar que los conmovió. No en relación a lo escolar, sino en el trato con otres pares y autoridades y los roces que allí se producen. Roces que son relatados como choques, desplantes, rivalidades. Sus dramas.
Es decir, un abanico de tensiones se va perfilando como un campo donde el sujeto emergente se va encontrar tocado en su posibilidad de advenir sujeto en su discurso. Hay allí una necesariedad de avanzar en habitar esos lazos.
Íntimo que localizo apareciendo en lo público para ser amortiguado en alguna escena privada, por ej. las sesiones.3
Es en el encuentro por zoom que tuviéramos con el cartel de publicaciones, y las colegas invitadas a Diálogos que surge el nombre de una app de uso adolescente: “Discord”. Me resonó a discordia, que para el diccionario es oposición. Me atendré a ese par: discordia - discord. Encuentro allí una síntesis de la tensión de la que quería dar cuenta en el avatar de los adolescentes en esta salida del discurso parental.
Se lee en la play store sobre esta app: tu hogar para hablar, chatear por video y pasar el rato con tus amigos. Discord es tu lugar para hablar… Gracias a la voz y el video de baja latencia, parece que estás en la misma habitación.
Lo íntimo espera afuera del campo de lo familiar, es un territorio de sensibilidad a crear por el sujeto en el extranjerizarse del campo del Otro. En un transcurrir creando, en el mejor de los casos, otro decir al parental y cultural. Eso huele a traición y es a transitar. La creación lleva su tiempo de despliegue y es otra salida a la agresividad inherente a este pasaje.
La cuestión tal vez sea: ¿qué tolerancia posibilitadora de transitar la discordia inevitable en el encuentro con les otres hay en lo actual demandante de inmediatez de nuestra época?

1 Transadolescencia. D. Paola. Ed. Letra Viva 2007. Cap. I El frenesí colectivo, pág. 20.
2 Encontrarán que vacilo en el uso del lenguaje inclusivo: la “e” final, o la “x”. Ya no puedo escribir “o” como genérico. Estoy buscando el modo que me resulte más cómodo. Opte por no corregir esta vacilación sino incluirla.
3 A esa creación de un soporte de lo íntimo que comienza a interrogar al sujeto me remite el abordaje que desarrolla Liliana Donzis del diario íntimo de Ana Frank en Jugar, dibujar, escribir. Psicoanálisis con niños.

TRABAJO DE ESCUELA

Dispositivos…

por María Clara Almeida, Alejandra Di Núbila, Fernanda Sommers, Sergio Demitroff, Melina Consiglio, Laura Vellio | Cartel de Entrada y Permanencia

El virus invadió el mundo todo, pandemia; y en nuestro país, como en otras regiones, el aislamiento preventivo como intento de resguardo nos confinó en nuestras casas. Irrupción de un real que demandó una necesaria plasticidad a cada analista para continuar con su práctica, para sostener lo tan propio del psicoanálisis, lo singular de los lazos transferenciales de cada analizante, un hacer solo posible si está sustentado en el deseo del analista.
De la misma forma, ese real, en la extensión, nos puso a los integrantes de la Escuela en situación. Tratando de estar a la altura de las circunstancias, sin detenernos pero sin apresuramiento, buscamos y nos atrevimos a nuevos modos. Dejamos las paredes de nuestra sede, creando y descubriendo un más allá. Se abrieron otras puertas y nuevos espacios. Los dispositivos digitales mediaron para volver a poner a andar las transferencias de trabajo, y los dispositivos de escuela seguir en función. Renovamos así la apuesta, hacer algo respecto de lo imposible de la enseñanza y la transmisión, que es únicamente de un sujeto a otro, vía la transferencia de trabajo, y como efecto de ese trabajo la producción de un discurso.
Los pedidos de entrada nos sorprendieron gratamente y el cartel continuó su labor. Hallándonos en el trabajo, volviendo a relanzar viejas preguntas renovadas sobre la entrada y la permanencia: si la entrada y la permanencia se anudan en el lazo con otros, ¿qué posibilidades brindan los dispositivos digitales para quienes ingresan? ¿Es posible sostener los proyectos, los carteles y las transferencias de trabajo como enlazado que hace a la permanencia en la escuela? ¿Qué posibilita y qué imposibilita el enlace con otros intermediado por las voces en los teléfonos y las miradas aplanadas en las pantallas?
Avanzamos, no sin saber que estos medios tecnológicos que hoy abren puertas y posibilitan hacer algo con esta irrupción, también implican pérdida. De eso que se da en un espacio compartido donde los cuerpos se encuentran o desencuentran, se abrazan o corren para dejar pasar al otro; ni cruce azaroso, ni diálogo espontáneo. Hoy no está ese espacio donde la vibración de la voz o el silencio se escuchan, y el brillo de la mirada es el del sujeto y no el de una aplicación.
Es “con otros” con todas sus dimensiones lo que la escena de la escuela propone. Por ahora no es posible, veremos qué sucede, si esto deja huellas, cambios, nuevos anudamientos. Aún no es tiempo de concluir sobre ello. Por lo pronto continuamos preguntándonos y buscando artificios, “dispositivos” siempre mediante, para hacer algo posible, sabiendo de lo imposible.

Bienvenida

El cartel de Entrada y Permanencia tiene el agrado de comunicar el ingreso de Laura Skliar como miembro a nuestra escuela, y el ingreso como participante de María José Iglesias y Lorena Silvana Stasi.
Les damos la bienvenida y auguramos un próspero trabajo en la Escuela, a partir del enlace con otros en nuestros dispositivos y actividades, apostando al avance del discurso del psicoanálisis.
Invitamos a aquellos que deseen acercarse a la Escuela, e interiorizarse sobre nuestro modo de funcionamiento a comunicarse con los miembros del cartel o a través de la casilla de correos: carteldeentradaypermanencia@efla.com.ar

Cartel de Enseñanza

por María Beatriz Pagano, Sandra Iribarne, Daniel Germán Paratore

Las medidas de aislamiento social preventivas y obligatorias implementadas por el Estado Nacional a raíz del COVID-19 en el mes de marzo continúan y por lo tanto también nuestro desafío de pensar en el modo de llevar a cabo las actividades para que sea posible la enseñanza, formación y trasmisión del psicoanálisis en y desde la EFLA.

En estas coordenadas en que nos encontramos, el entrelazado de los distintos espacios de la escuela resultan fundamentales para avanzar. En esta ocasión, el trabajo del Cartel de Enseñanza, con la Comisión Directiva, la Secretaría de Comunicación Digital y por supuesto el trabajo de escuela en su conjunto, fueron los medios para inaugurar la Enseñanza Online y poner en marcha el 1° Seminario Digital de nuestra Escuela.

"Una introducción a los conceptos de Lacan", es un recorrido por aquellos conceptos que consideramos troncales en la obra del maestro francés y también por el entrelazado entre ellos. Sus clases, llevadas adelante por los miembros de la Escuela, están planteadas de un modo introductorio y clínico, para que luego cada uno pueda continuar en la profundización de los temas, teniendo presente aquello que los causa y los interroga. "...En tanto que lo que, aquí yo les enseño, puede efectivamente facilitar a cada uno el acceso al reconocimiento de su propio camino". ( J. Lacan, Seminario X).

A su vez, en este contexto no es menor poder celebrar que los Seminarios a Nombre Propio también estén presentes de modo online.

Estos tiempos iniciales, de dar los primeros pasos por la enseñanza online, son un momento privilegiado para, en primer lugar, valorar y celebrar que la creación fue posible. Creación de un nuevo espacio y de nuevos enlaces entre los distintos espacios de la Escuela, creación en relación a un modo más para la transmisión del psicoanálisis y para el lazo con la comunidad.

Además, teniendo presente la lógica de enseñanza y trasmisión del psicoanálisis es un momento privilegiado también, para hacer lecturas, deducir e interrogarnos sobre los límites, los efectos y los alcances de esta modalidad de enseñanza que es lo que nos va a permitir orientarnos para continuar avanzando.

Preguntar, Comentar, Interpretar…

por Marisa Pellejero | Cartel de Clínica

“No se nos educa para que aprendamos a preguntar. Se nos educa para que aprendamos a responder. (…)
Decididamente, preguntar no es prestigioso. Puede, sí, resultar circunstancialmente tolerable, sobre todo en boca de los niños.(…)
Los niños preguntan en serio. ¿Qué significa eso? Significa que, al igual que contadísimos adultos, se atreven a quedar a la intemperie, a soportar los enigmas impuestos por una realidad que se planta ante ellos revulsiva, irreductible, misteriosa y desafiante.(…)
¿Quién pregunta de verdad? ¿Acaso aquel que ignora lo que otros supuestamente saben? ¿Pregunta quizás quien no cuenta con las respuestas de las que otros, más afortunados, si dispondrían? (…)
…en el acto de preguntar la realidad reconquista aquel semblante ambiguo, penumbroso, que la respuesta clausura y niega. Después de todo, respuesta proviene de responsio y responso es la oración dedicada a los difuntos, es decir, con criterio más amplio, a lo que ha dejado de vivir.”


Partimos del texto de Santiago Kovadloff para situar la pregunta acerca de la pregunta; es decir, qué sucede con la pregunta en psicoanálisis, en especial en la clínica, lugar donde es la herramienta que nos permite entrar, leer e interpretar hacia dónde se dirige una cura; podemos pensarlo de la siguiente manera: el analista ¿pregunta o sabe? Tal vez convenga sostener una cuota de ambas…
¿Qué es una pregunta para nosotros? Cuando decimos “hacer una pregunta” o “formular una pregunta”, contrariamente a lo que pudiera pensarse, no es la indagación presurosa por una respuesta, no es tan sencillo. Sin embargo, leyendo a Freud, nos conmueve su inquebrantable investigación en busca de respuestas. Una búsqueda que como nunca termina de cernir la problemática, se vuelve a lanzar ad infinitum.
Lacan, en cambio, coloca la pregunta en el lugar más elevado, más central, la hace funcionar como un auténtico dispositivo, que mueve, motoriza el análisis. Puede ser que nos encontremos con un problema teórico y clínico en relación al surgimiento de una pregunta.

Entonces, entre el mero acto de preguntar –sin saber-; y el otro extremo que sería el sostenerse en un saber cerrado a cualquier pregunta; podríamos pensar que se puede erigir la práctica de comentar.
El comentario es un ejercicio de larga data que ha sido retomado años atrás con una modalidad particular por el psicoanálisis. Consiste en la selección de un párrafo de interés de un texto y su análisis detallado, a fin de obtener de él algún punto clave, una observación a alguna de las preguntas que propone y que quien comenta ha hecho suyas.
Comentar en términos generales es lo que aportaría una explicación o esclarecimiento de alguna cosa; pero sobre todo es una “parte del enunciado que aporta algo nuevo al tema”. Se trata entonces de: exponer lo que el texto propone a fin de explicarlo, esclarecer sus términos; lo cual no podría hacerse de otro modo que interpretándolo. Para que resulte de ello algo nuevo, nuevo en el sentido de un plus, un aporte, algo más que viene a decirse a partir de un decir previo.
Lacan cuando enuncia la práctica del comentario de texto dice que se fundamenta en “la riqueza nunca agotada de significaciones de un texto que no ha de ser cualquiera sino un texto vehículo de una palabra, en cuanto que ésta constituye una emergencia nueva de la verdad”.2
En el comentario de texto se busca precisar interrogantes, refiriéndose siempre al mismo texto. En una labor dialéctica, se le habla al texto, se le pregunta con el mismo vocabulario, sin olvidar que el saber, además de su complejidad, está atravesado por lo imaginario.
Consistiría en «hacer responder al texto las preguntas que él nos plantea a nosotros». Esto implica poner de manifiesto lo que el texto propone y encontrar sus respuestas. Por consiguiente, el texto pregunta y responde. Las respuestas no son las nuestras. Están en el texto mismo. Y allí es donde se han de buscar. Con ello entendemos que el texto, más que leído, ha de ser releído y por qué no, interpretado.
La idea, entonces, con la disciplina del comentario es penetrar en algunas cuestiones que aparecen oscuras en el texto, tanto teórico como clínico; y para poder realizar esto es necesario no comprender. Sería ésta la premisa necesaria para escuchar, leer e interpretar. De hecho Lacan ubica a la comprensión en las antípodas de la interpretación:
En el seminario I encontramos: "Lo que cuenta, cuando uno intenta elaborar una experiencia, no es tanto lo que se comprende como lo que no se comprende (…). Es en ello en lo que el método de los comentarios se revela fecundo. Comentar un texto es como hacer un análisis (…) Interpretar e imaginarse comprender no es en absoluto lo mismo. Es exactamente lo contrario. Diría incluso que es sobre la base de un cierto rechazo a la comprensión que franqueamos la puerta de la comprensión analítica".3
La práctica del comentario ha sido entonces un dispositivo que nos convocó y nos causó a investigar e inventar un espacio clínico atendiendo la particularidad de nuestra escuela.
Apostamos a que sea éste un dispositivo que renueve el deseo del analista, que es el que ha transmitido nuestra escuela a aquellos que se acercan; como un lugar construido por el deseo en acto, un conjunto de analistas reunidos en torno al quehacer clínico; esa inquietud en nuestro origen –lo sabemos- produjo gratas consecuencias en la clínica de cada quien. Hoy quizá sea tiempo de reavivar ese deseo y es lo que nos lleva a acercarles cada mes esta propuesta que hemos elaborado con mucho entusiasmo.


1 Santiago Kovadloff; “¿Qué significa preguntar?”, en La Nueva Ignorancia, Emecé, Bs As, 2001
2 Lacan, Jacques; “Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud” en Escritos I, Siglo XXI, Bs. As, 2002
3 Lacan, Jacques; Seminario I, “Los escritos técnicos de Freud”, Ed. Paidós, Bs. As, 2001

Grupos de articulación

por Rodrigo Echalecu y Alejandro Sigal | Secretaria de carteles

La Secretaría de Carteles ha venido trabajando, estableciendo reuniones con la Comisión Directiva y junto a otros miembros, sobre un real que se repite y queda circunscripto en estos años de experiencia de escuela: la dificultad para facilitar y acompañar a los nuevos miembros y participantes en el armado de la trama de trabajo, propiciando nuevos enlaces y combinaciones entre sus integrantes en su conjunto, sirviéndonos de los dispositivos de escuela. Es por ello que proponemos este nuevo espacio de trabajo.

Los Grupos de articulación tratan de pequeños grupos, de no más de 5 integrantes y 2 articuladores, que no se extenderán más allá de 4 o 5 encuentros, y que tienen por objetivo fundamental transmitir la lógica del dispositivo de cartel. Su apuesta es a que de ese agrupamiento se produzcan nuevos enlaces entre miembros, participantes, y analistas en formación -que hayan terminado o estén avanzados en la propuesta de enseñanza de la EFLA, pausada en este momento debido a la situación sanitaria-.

A partir de un concepto del psicoanálisis que oficiará como disparador de la tarea, los grupos se proponen articular el trabajo clínico en torno a ese concepto, pero fundamentalmente causar a la conformación del cartel, en una apuesta a transmitir uno de los modos en que se trabaja en la escuela (Acta de fundación de la EFLA).

Tendrán por objetivo propiciar la entrada en la trama y al lazo social entre los analistas, uno de los fundamentos princeps de la conformación del cartel, además de la producción propia del producto que subvierte la lógica profesor-alumno. Apuntarán a considerar la importancia de lo que cada uno aporta a esa trama que se constituye como discurso de la escuela, advertidos de que no se trata de un discurso único, cerrado, sino en permanente constitución y movimiento, habitado por la lógica de la falta, propia del “no hay universo de discurso”.

Comenzaremos el trabajo con el siguiente Grupo, al que podrán inscribirse a través de la secretaría de carteles, apostando a continuar la serie de estos grupos a partir de la lectura que iremos realizando.

Agradecemos a nuestras compañeras de escuela, Alejandra Di Núbila y Anabella Ottaviani, quienes han aceptado con entusiasmo la propuesta de oficiar de articuladoras en la transmisión de la causa.

Grupo: Discurso y Semblante: una articulación
Inicio: Sábado 17 de Octubre. De 9 a 10 Hs.
Frecuencia: Primeros y Terceros Sábados.
Articuladoras: Alejandra Di Núbila y Anabella Ottaviani

Por consultas e inscripciones, comunicarse por mail a secretariadecarteles@efla.com.ar

MIEMBROS

Alderete Sandra

221 155446042

alderetesandra@hotmail.com

Almeida María Clara

221 155406894

mariaclara1501@gmail.com

Aramburu Agustina

221 155903072

agustina_aramburu_psico@hotmail.com

Artiñano Rivas Fernanda

221 156004167

fartinianorivas@gmail.com

Balseiro Maren

221 154553889

marenbal@yahoo.com

Bassagaisteguy Josefina

221 155622007

josebassa7@hotmail.com

Borda María Cristina

221 155431786

m.cristinaborda@yahoo.com.ar

Cazeaux M. Amalia A.E.

221 155410472

cazeauxamalia@yahoo.com.ar

Consiglio Melina

221 155471361

melinaconsiglio@hotmail.com

Consolo Roberto

221 155036529

consololp@gmail.com

Colombo María José

221 155646321

mjosecolombo@gmail.com

Chari Patricia

221 154358722

patriciachari@hotmail.com

Demitroff Sergio

221 155039164

sdemitroff@yahoo.com.ar

Di Núbila Alejandra

221 155346990

acdinubila@yahoo.com.ar

Echalecu Rodrigo

221 156408619

rodrigoechalecu@yahoo.com.ar

Frey Cintia

221 154596032

cinfrey28@hotmail.com

Frittayón Darío

221 155349184

drfrittayon@hormail.com

Gamaler Rodríguez Carolina

221 4751108/221 155916655

carolina.gamaler@gmail.com

Gómez Claudio

221 15506 0868

gomezclaudiod@gmail.com

Hobler Ludmila

011 1551576578

ludmilahobler@hotmail.com

Inclán Lisandro

221 155456397

lisandroinclan@hotmail.com

Iribarne Sandra

221 156180980

sandrairibarne03@gmail.com

Isasa Lucía

221 155228626

luciaisasa@hotmail.com

Levisman Paula A.E.

011 42527526/011 58396217

paulalevisman@hotmail.com

Lombardo María Alejandra

221 155770987

alejandralombardo@gmail.com

LujánClaudia

221 4231007 / 221 155043011

claudialujanar@yahoo.com.ar

Maiola Natalia

221 155733068

nataliamaiola@yahoo.com.ar

Martín Marina

221 156549531

marinamartin.psicologia@gmail.com

Martín Frías Flavia

221 154209531

flavia1900@hotmail.com

Miranda Agostina

221 155910082

psiagostinamiranda@gmail.com

Naveiro Silvina

221 155233516

silvinanaveiro@gmail.com

Nucciarone Virginia

221 154203115

vnucciarone@yahoo.com.ar

Ottaviani Anabella

221 155414487

anaottaviani@hotmail.com

Pagano MaríaBeatríz

221 4221688/221 154772972

te_le_ka@yahoo.com

Paolucci Fiorenza

221 155484649

fior_p@live.com.ar

Paratore Daniel Germán

221 4087555

degepe75@yahoo.com.ar

Pellejero Marisa

221 4527119/221156022627

meipellejero@yahoo.com.ar

Pereyra Mariana

221 155567882

pereyramar_a@yahoo.com.ar

Piombo Mariana

221 155402396

maripiombo@yahoo.com.ar

Sau Cinthya

221 154770963

cinthyasau@gmail.com

Scordino Romina Carla

221 4523446/221 154201104

roscord2017@yahoo.com

Scottini Leticiaa

221 154286315

mlscottini@yahoo.com.ar

Sigal Alejandro

221 154188736

alesigal@gmail.com

Silvapobas Andrea

221 155035188

asilvapobas@yahoo.com.ar

Skliar Laura

221 156177894

lauraskliar@hotmail.com

Sommer Fernanda

221 155015964

fernandasommer63@gmail.com

Tagliaferro Silvana

221 4524581/221 4950493

siltagliaferro@gmail.com

Vellio Laura

221 4274365/221 5637332

lvellio@yahoo.com.ar

Vigo María Virginia

221 154773273

virginiavigo@yahoo.com.ar

Zapata María Laura

221 155540304

malaurazapata@hotmail.com

PARTICIPANTES

Fondra Silvina

silfondr@hotmail.com

Gómez Gabriel Alejandro

221 156392505

sigmundzeit@yahoo.com

González María Soledad

221 155946374

lic.msgonzalez@gmail.com

Iglesias María José

0222 155401191

majoigle@yahoo.com.ar

López Horacio

221 155045686

horaciolopez@yahoo.com.ar

Lucero Olalde Febes

221 155430633

foibe80@hotmail.com

Rave Angélica

221 53033500

angelica.rave@yahoo.com.ar

Riva Alicia

221 155613458

alitariva@hotmail.com

Spagnolo Evangelina

221 156032220

evangelina.spagnolo@gmail.com

Stasi Lorena Silvana

11 1561285532

lorenastasi@yahoo.com.ar

ESTRUCTURA

COMISIÓN DIRECTIVA

Presidente: Roberto Consolo
Vice presidente: Claudio Gómez
Secretaria: Leticia Scottini
Tesorera: Sandra Alderete
Pro secretaria: Mariana Pereyra
Asistentes de dirección: Fernanda Artiñano Rivas, María Virginia Vigo

CARTEL DE ENTRADA Y PERMANENCIA

María Clara Almeida
Melina Consiglio
Sergio Demitroff
Alejandra Di Núbila
Fernanda Sommer
Laura Vellio

CARTEL ENSEÑANZA

Sandra Iribarne
María Beatriz Pagano
Daniel Paratore

CARTEL DE CLÍNICA

Lucía Isasa
Cintia Frey
Flavia Martín Frías
Marina Martín
Agostina Miranda
Fiorenza Paolucci
Marisa Pellejero

CARTEL PUBLICACIONES

María José Colombo
Ludmila Hobler
Silvina Naveiro
Anabella Ottaviani
Cinthya Sau
Andrea Silvapobas

CARTEL BIBLIOTECA

Cristina Borda
Patricia Chari
Carolina Gamaler
Lisandro Inclán
María Alejandra Lombardo
Alejandro Sigal

SECRETARÍA DE CARTELES

Rodrigo Echalecu
Alejandro Sigal

SECRETARÍA DE COMUNICACIÓN DIGITAL

Cinthya Sau
Romina Scordino
Silvana Tagliaferro

SECRETARÍA DE EXTENSIÓN

Sandra Alderete
Roberto Consolo
Mariana Pereyra
Leticia Scottini

CARTEL DE PASE

Ana Casalla A.E. (EFBA)
Amalia Cazeaux A.E. (EFLA)
Guillermina Díaz A.E. (EPSFros)
Paula Levisman A.E. (EFLA)
Alicia Russ A.E. (EFA)
Más-uno: José Zuberman A.E. (EFBA)

ESPACIO DE ARTE

María Clara Almeida
Agustina Aramburu