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Escritura y transmisión. El lugar del comentador.
Una lectura entre dos.

por Carolina Gamaler y Silvina Naveiro

“La clínica es lo real, en tanto es lo imposible de soportar”1

Si la clínica conlleva lo imposible, ¿qué es lo que se produce o pasa en un escrito? ¿Hay algo que las palabras escritas no apresarán, aún cuando obre el intento? ¿Cómo hacer pasar ese real cuando se escribe un caso? Se tratará de bordear, con la escritura, aquello que es imposible de decir. Quizá esa sea la función de la escritura en psicoanálisis. Quizá por eso, cuando transmitimos un caso, necesitamos servirnos de la escritura. Podríamos decir que transmitir la clínica conlleva al encuentro con un límite.

Al modo lúdico de Martin Pescador, pasará,pasará pero algo quedará. Por fuera quedará la intimidad de la experiencia vivida en ese análisis, lugar donde el cuerpo asiste.


Practicar el comentario

El dispositivo de Práctica del comentario parte de la escritura de la clínica, tanto desde el que ofrece un caso a trabajar, como también desde el comentario de ese caso. En el momento de la escritura, ya está perdido lo que ocurrió en ese análisis. La escritura posibilita hacer lectura de lo acontecido en esa experiencia, experiencia que se torna texto al que el analista le prestará su voz, resonará en el auditorio. Es en la escritura del caso, que el analista sitúa una pregunta que lo habita en relación a una cura que conduce. Pregunta que (se) hace caso al transmitirla a otros en el marco de la escuela.

Quien comenta el caso no responde la pregunta ni toma todo el caso, ofrece una lectura de aquello que ha podido recortar. Otras preguntas se van abriendo, el texto se agujerea, se atraviesa. El recorte ya implica al lector en su decir: hay una elección ética entre lo que se toma y lo que se deja caer.

Es la transferencia la que le da su-puesto al comentador. Es en este punto que se abre la pregunta por el lugar del comentador, que elegido por la transferencia se habilitará a transmitir/pasar algo.

Los comentadores, dos que hacen par en la imparidad más radical, interpretan y escriben. Imparidad que cobra valor, soportando la carencia . Lectura singular que arrojará un producto, el escrito de lo escrito, poniendo en juego el saber no sabido.

Se podría pensar que el comentario se ubica entre la pregunta del analista y la letra que insiste en el caso. Cada quien, a su manera, ocupará ese lugar. Es al dejarse tomar por la transferencia que el comentador podrá circunscribir lo real del caso y ponerlo a jugar en su propia escritura.

Transmitir la clínica tiene un efecto conmovedor porque lo real que se intenta bordear se presenta de múltiples maneras en la escena: el silencio, lo que no cierra, lo disruptivo, lo contra-dictorio, lo entre-dicho entre otros impiden arribar a una lectura totalizante o ideal. Es un dispositivo sensible, cuyos efectos nunca son los mismos y sólo podrán leerse apres-coup.

En ese conmover de la transmisión clínica ¿cómo está implicado el comentador? Y en este trayecto se introduce la pregunta ¿cuál es su función en la transmisión? ¿Hacer pasar dónde estuvo el analista en función, operando desde su deseo de analista? Función del comentador que no tiene que ver con su saber sino con su posición ética, adquirida en la experiencia de su propio análisis.

Siguiendo con el juego "Martín Pescador", ¿qué pesca el comentador? Algo pasará?

Carolina Gamaler y Silvina Naveiro
carolina.gamaler@gmail.com
silvinanaveiro@gmail.com

1 Lacan, J., "Ouverture de la Section Clinique", Ornicar? nº 9, abril de 1977