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Escudo de los Borromeos
El amor en-verso

por Mariana Pereyra

"El bla bla del amor", nos convoca y evoca justamente que se trata del verso y que es en transferencia donde el despliegue del inconsciente en tanto discurso que el amor encuentra una función. Amor de transferencia lo nombra Freud.

Precisamente es porque se pone en juego a través del amor y que hace soporte el analista en corps, en cuerpo, que un analizante nos cuenta de sus padecimientos en los avatares, en las dificultades que conlleva vivir el amor, de eso que no arregla e incluso pareciera que no tiene arreglo: el amor mismo.

Los analizantes relatan, cuentan, versionan aquello que, en cuestiones del amor, lo que se cuenta, es lo que no tiene caso.

No tiene caso, en principio alude justamente a eso que hablando de amor, inexorablemente no tiene arreglo. En “Fragmentos de un discurso amoroso” Roland Barthes parte justamente del dis-cursus, es acción como “la acción de correr aquí y allá, son idas y venidas, «andanzas», «intrigas». En su cabeza, el enamorado no cesa en efecto de correr, de emprender nuevas andanzas y de intrigar contra sí mismo. Su discurso no existe jamás sino por arrebatos de lenguaje, que le sobrevienen al capricho de circunstancias ínfimas, aleatorias “

Arrebatos del lenguaje, nos señala Barthes, el discurso amoroso lo que revela es que quien está en posición de enamorado, no solo pone en juego la palabra sino el cuerpo mismo, de lo que se trata es del gesto del cuerpo, cual si fuese un atleta, entonces el amor es ante todo acción, se conjuga y se juega en el terreno del lenguaje, con sus accidentes, sus arrebatos, su gesta, su desmesura y su padecimiento, de ahí que el amor es un hacer: el amor se hace.

Ahora bien, en principio está el verbo, nos dice Lacan en el Seminario de La transferencia, pero en un análisis, nos dice Lacan en el seminario 20, lo único que hacemos en el discurso analítico es hablar de amor y agrega que el aporte del discurso analítico es que hablar de amor es en sí un goce, con lo cual esta juntura del amor y la palabra plantea un problema, el goce mismo. Hablar de amor implica que sea un hecho y en su hechura se desprende el goce.

Ahora bien, ¿por qué Lacan en esa clase, titulada en la versión de Paidós Una carta de almor, hace un pase a lo escrito? ¿Qué diferencia se establece entre lo que se dice del amor y lo que escribe el amor?

Una carta de amor está dirigida a alguien, implica una correspondencia, pero Lacan inventa un término nuevo, en la equivocidad de alma-y amar, surge el almor, el otro a quien se dirige el almor no es otro sino Otro sexo, que apunta al goce del Otro que no hay, pues no es signo de amor sino simbolizado por el cuerpo. Una carta es una correspondencia que implica un destinatario y en tanto de amor dirigido, es una declaración.

¿Qué almo en ti? Si conjugamos, tal como lo hace Lacan en el seminario citado, yo almo, tú almas, él alma con la frase enunciada en el seminario 11 “amo en ti algo más que tú” poniendo de relieve que de lo que se trata es del objeto, podemos entonces situar que el objeto amoroso del cual hace soporte el partenaire no sería más que la cobertura que recubre “eso” por lo cual almo en ti: el alma del objeto que no es más que agalma por lo cual el objeto a causa de deseo.

Entonces en la carta de almor, se dirige a alguien que no corresponde dado que al tratarse de seres hablantes no hay relación-proporción entre los sexos. Lo imaginario del amor como un espejismo, tiene como esencia el engaño pues “te amo pero porque inexplicablemente amo en ti más que tú, el objeto a minúscula, te mutilo”, cuestión que nos lleva al hueso de lo real.

Dejemos al poeta, que en eso nos llevan la delantera según Lacan, decirlo preciosamente, en la pluma de Cortázar quien escribe precisamente en Una carta de amor:

“Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,


Pero entonces, ¿Por qué el amor no tiene caso? Ello puede incluso, cuando el amor se torna insoportable, llevar a alguien a demandar, tal como lo transmite Anne Dufourmantelle en "En caso de amor, psicopatología de la vida amorosa", en principio no un análisis, sino simplemente que la cure del amor.

El primer caso del libro en cuestión, nos habla a través de Mina, una analizante que se presenta demandando a la analista que“le saque el amor de encima”.

El re-verso del amor de transferencia implica a la demanda, lo que el amor pone en correspondencia demanda ser rechazado, tal como hace la analista “yo sería incapaz” le devuelve en forma invertida su propio mensaje.

En ese mismo movimiento de rehusarse a sacarle el amor de encima, Mina días más tarde y a través de una carta le declara que, lo que amó en ella (la analista) fue su voz: “escuché su voz y la amé” confiesa-

Tal reverso es posible en tanto a quien se le dirige la demanda hace de relevo, en el lugar del semblante de objeto a causa. Es ubicar en el reverso de eso que formula la demanda “almo en ti más que tú”

Una carta de almor llega a destino, si es leída y atraviesa el cuerpo. Carta de amuro, dirá en el seminario que le antecede, en ….O piure, donde nos da la fórmula de la demanda fundamental “te demando que me rechaces lo que te ofrezco”, la carta de a-muro que en los desfiladeros del significante pone de relieve que “no es eso”, en tanto lo que se ofrece es la falta misma, no hay objeto correspondiente para la satisfacción, dado que no es lo mismo lo que “ te ofrezco” y lo “que “tú rechazas”.

Esa no correspondencia entre esos tres términos que articula Lacan: Demanda, rechazo y oferta anudados de tal modo, mediante una estructura gramatical arriba al nudo fundamental que calza en una letra: a.

En este seminario, en la clase del 9 de febrero de 1972 donde desarrolla esta formulación fundamental, por un hecho fortuito se encuentra con el escudo de la familia Borromea. Alguien que le acerca el escudo de esta familia de nobles lo cual le viene, según nos dice amorosamente Lacan, “como anillo al dedo”.

Es interesante todo el desarrollo que va haciendo Lacan para señalar que, en lo que se funda el discurso analítico es en el rechazo dando lugar a que la demanda pueda ser formulada.

Lo que va concatenando los términos implicados mediante el verbo: Demandar, rechazar y ofrecer es el sintagma “no es eso”. Verbos que se articulan en una relación ternaria:

Te demando
Que me rechaces “no es eso”
Lo que te ofrezco

No es eso, concatenando los tres sintagmas, y el paso de sentido que ello da lugar, “eso” de lo que se trata precisamente es del objeto a. Tal anudamiento que hace pasar un sentido hacer surgir al objeto a. Así lo expresa: “los conduzco a esto: la cuestión es saber, no como surge el sentido, sino cómo a partir de un nudo de sentido, surge el objeto mismo y para nombrarlo, ya que lo nombre como pude, el objeto a”. Donde demanda, rechazo y oferta en ese nudo propuesto a partir del emblema de los nobles, hace pasar un sentido a partir de este anudamiento de tres.

Concluye en esa clase, donde nos ofrece al escudo de los Borromeos como nudo justamente para indicarnos que el analizante llega al análisis no para satisfacer su demanda sino para anoticiarse de qué es lo que demanda. “Lo que demanda (el analizante) es que él (el analista) satisface no es otra cosa que el reconocimiento de lo que se demanda NO ES ESO.

Para finalizar, si la carta de a-muro-almor se escribe en cada análisis mediante la función que el amor de transferencia permite formular mediante la demanda de que no es eso, cada analizante re-escribe su propia ver-sión en tanto haya un analista en función.



Mariana Pereyra
pereyramar_a@yahoo.com.ar


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Bibliografía
- Barthes, Roland, Fragmentos de un discurso amoroso. Traducción: Eduardo Lucio Molina y Vedia. Versión digital.
- Dufourmantelle, Anne En caso de amor. Psicopatología de la vida amorosa. Ed. Nocturna. Año 2018
- Lacan, Jacques Seminario Aún. Ed. Paidós. Año 1998
- Lacan, Jacques Seminario …o peor. Ed. Paidós. Año 2012