< Moebiana72 / Convocatoria
Nos disponemos a con-jugar, cortar y empalmar al “menos” dos textos formalizados clínicamente. Resignificamos juntas, en un tiempo posterior, una presentación y un comentario clínico acontecidos en otra ocasión. Un tiempo donde lo imprevisto de una contingencia, un decir imposible sobre el amor y la dimensión enigmática de lo real nos vuelve a enlazar para dar una vuelta más en torno a la transmisión de una experiencia. Una causa deseante nos hermana amorosamente intercambiando letras, y una falta renueva un decir que nos mueve aún a escribir. “..El amor no es otra cosa que un decir, en tanto que acontecimiento…”.
Jugando entre pliegues y despliegues de textos apostamos a que una nueva versión vaya surgiendo en este “otro” tour que vamos emprendiendo.
Una historia de amor
Cristiano llega a la consulta con un enigma que lo aferra a su trama edípica. Se presenta de la mano de las irrefrenables demandas de su partenaire. Única mujer en su vida con quien establece una relación de pareja donde prevalece una versión del amor estragante y fagocitante. En los reclamos incansables de Lucía se recortan rasgos de dureza y soberbia que C. ha tomado de su padre para crearse una fachada defensiva y protectora. Disfraz paterno detrás del cual se descubrirá en el trayecto del análisis que aguarda escondido un punto identificatorio materno.
De la novela familiar a dejarse tocar por su deseo
C. adviene en medio de conflictos maritales y desventuras amorosas extramatrimoniales de su padre, configurándose a nivel de la trama familiar un vínculo de fuerte apego con su madre. Una mujer pesada, abocada a su único hijo, toda-madre. Y en contraposición, un padre ausente en la vida cotidiana familiar, abstraído en sus avatares sexuales, devorador de presas como un “ave de rapiña”.
Con la muerte de su madre y el trabajo de duelo en análisis, C. logra quitarse un gran peso de encima conmoviendo un rasgo de pasividad materna además de reencontrarse con su padre. Se habilita un pasaje de la identificación morbosa de la madre a servirse de una identificación amorosa al padre que erotiza su decir. Tiempo en que se produce un viraje. Se desprende de un cuerpo amorfo y mórbido para habitar un cuerpo sexuado. Se abre a la relación con L. quien encarna el enigma articulado a la falta de deseo sexual en C.
En el devenir analítico un pasaje se produce. Del amor sacrificial que conduce a lo trágico incestuoso al amor enlazado a un deseo. En el terreno abonado por el amor de transferencia resuena una parte del estribillo de la canción Touch mede la banda estadounidense The Doors:
Come on, come on
Vamos, vamos
Now, touche me, baby
Ahora, tócame, nena
¿Can´t you see that I am not afraid?
¿No ves que no tengo miedo?
Y a la par una serie de preguntas lo interpelan en el doblez de su historia confrontándolo con el deseo de paternidad y su deseo en relación a una mujer ¿qué me pide L.?, ¿un hijo?, ¿yo qué quiero?. Hasta aquí la vida amorosa de C. reeditaba la configuración edípica, dejándolo sin salida. Con la caída en análisis de ciertas identificaciones una puerta se abre para que la sexualidad y sensualidad rechazada en otro tiempo lo toque ahora a C. en el cuerpo, inaugurando la posibilidad de otros goces, descubriéndose un hombre sensual que goza de su sexualidad. Surge el deseo hacia una mujer, perdiendo el miedo a ser como su padre “ave de rapiña”, hallando un modo distinto al paterno de establecer un lazo amoroso a una mujer. Se desprende de la pasividad materna y vía identificación viril se disuelve la fantasía de quedar devorado por las demandas de su partenaire. Con el movimiento del análisis se inaugura una nueva posibilidad de ser tocado por su deseo, surgiendo una mujer como síntoma de un hombre, haciendo nudo en su mentalidad y llevándolo a interrogarse por su deseo hasta remover las hebras más íntimas de su subjetividad.
El fracaso del inconsciente es el(l)amor. “No hay relación sexual”.
A partir del primer aforismo surgen los siguientes interrogantes: ¿por qué el amor sería el fracaso del inconsciente?, ¿en qué circunstancias podemos pensar el amor como fracaso del inconsciente?.
La traducción del título del seminario XXIV L´insue que sait de l´une –bevue s´aile a mourre sitúa un deslizamiento homofónico en francés de “lo no sabido que sabe” a l´insucces, es decir, el “no éxito”, “el fracaso”, permitiéndonos pensar una doble dimensión del amor. Una, donde el amor se encuentra enlazado al tropiezo del inconsciente, y otra que ubica el fracaso en el amor como un destino trágico.
Desde la primera dimensión planteada podríamos considerar que para vivir una historia de amor hay que darle la espalda al inconsciente ya que de modo contrario, el destino de ese amor se bifurcaría hacia la vía del fracaso y su caída. En este sentido, surge como condición necesaria para el establecimiento de las primeras identificaciones, y el lazo que funda el amor al padre la presencia de una versión del amor atravesada por la falta.
A partir de lo desplegado, situamos el amor como fracaso del inconsciente en las versiones del amor que, como en el caso de C. y L. reeditan lo edípico en su faz estragante, delineando una historia que conduciría a un destino trágico, al peor fracaso, aquel que acontece cuando no se le hace lugar a la castración. Entonces, nos preguntamos ¿el fracaso del inconsciente se podría pensar en un amor donde no circula la falta?.
Por último, jugando con una homofonía y un intercambio de letras entre el español (el amor) y el francés, (el l´amour) hallamos que se forma el pronombre Ella, La mujer sin barrar, que por su condición de Única deja por fuera la posibilidad de enlace al Inconsciente y a la falta lo que devendría también en un destino fatídico del amor.
Del segundo aforismo “No hay relación sexual” se desprende otro modo de aludir a la castración. Lo situamos en el despliegue discursivo de C. en relación a su partenaire como soporte del Otro al que se dirige, inicialmente fijado a las identificaciones mencionadas, para luego, trabajo de análisis mediante, ubicarse en relación a su propio deseo. No hay relación sexual, entre uno y otro se interpone la relación al lenguaje de cada uno. Hombre y mujer son hechos de discurso. El amor suple la ausencia de relación sexual. Y el tropiezo con las palabras de un epígrafe nos lo muestra en la belleza de una poesía.
Entre el hombre y el amor,
Hay la mujer.
Entre el hombre y la mujer,
Hay un mundo.
Entre el hombre y el mundo,
Hay un muro.2
Una obra pictórica: El enigma del deseo, de Salvador Dalí. ¿Alas para el amor?
Para finalizar, elegimos esta pintura para acompañar al texto porque representa para nosotras el enigma que lo atraviesa, permitiéndonos pensar el pasaje del goce de La mujer, a un goce mediado por la castración. En la obra aparece escrito en cada agujero del ala representada del “ave de rapiña” la frase “mi madre”. Frase que fue inspirada en el poema de Tristan Tzara “El gran lamento de mi oscuridad” (1917) donde se hace referencia al sufrimiento de un hijo. En consonancia, encontramos el rostro del artista caído en el suelo, inerme e indefenso, asaltado por las hormigas que representan su obsesión. Figura que evocó el tiempo inicial del análisis donde el deseo de C. aparecía caído, aplastado tras una fachada de dureza defensiva tomada de su identificación al padre. Y este punto se hilvana con otro elemento pictórico del cuadro, en el extremo inferior izquierdo el hijo que abraza al padre junto a la imagen de un puñal, símbolo de defensa, armadura y castración. Estas dos últimas imágenes dibujarían el pasaje donde los tiempos transitados en un análisis posibilitan una re-versión del amor, movimiento que anida en el lazo fundante de amor a un padre.
En el agujero central, aparece la figura de La mujer, la musa inspiradora de Salvador Dalí, Gala. Lugar central que ocupa L. (cual Gala para Dalí) en la vida de C. En los tiempos iniciales se encontraba en un lugar obturador (repetición edípica), pudiendo tras el trabajo de análisis anudarse en torno al agujero de su deseo.
Por otro lado, el ala de ave que aparece en la obra de Dalí nos reenvió a la segunda parte de la traducción del título del seminario 24: “L´insu que sait de l’une -bévue s´aile a mourre”, frase intraducible, en la que importa el sonido en lugar del sentido (s‘aile á mourre), donde se recorta la palabra “ala”, ¿alas para el amor?. Aquí, pensamos que el trabajo del análisis le permitió a C. encontrar otra versión del amor enlazada al vuelo de un sujeto deseante.
Para concluir, una cita que aventura en la transferencia analítica un andar por el camino del amor.
“…. En el amor se apunta al sujeto, al sujeto como tal, en cuanto se le supone a una frase articulada, a algo que se ordena, o puede ordenarse, con toda una vida. Un sujeto, como tal, no tiene mucho que ver con el goce. Pero, en cambio, su signo puede provocar el deseo. Es el principio del amor….”3
Melina Analía Consiglio
melinaconsiglio@hotmail.com
María Virginia Nucciarone
vnucciarone@yahoo.com.ar
Descargar
1 Lacan, Jacques (1973-1974): Seminario XXI “Los incautos no yerran (Los nombres del padre), Clase 4.Traducción: Irene Agoff, impreso exclusivamente para circulación interna de la EFBA
2 Antoine Tudal, en Paris en el año 2000. Lacan, Jacques (1953): Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. Apartado III: Las resonancias de la interpretación y el tiempo del sujeto en la técnica psicoanalítica. En Escritos 1, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2014.
3 Lacan, Jacques (1972-1973): Seminario XX, Aún, Capitulo 4: El amor y el significante. Pag. 64, Buenos Aires, Paidós, 2006
Bibliografía
- Lacan, Jacques (1953): Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. En Escritos 1, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2014.
- Lacan, Jacques (1972-1973): Seminario XX, Aún, Capítulo 4: El amor y el significante y Capítulo 7: Una carta de almor, Buenos Aires, Paidós, 2006.
- Lacan, Jacques (1976-1977): Seminario XXIV, L´insu que sait de l´une –bevue s´aile a mourre. Sobre el título del seminario de Jacques Lacan. Traducción: Susana Sherar - Ricardo Rodríguez Ponte, impreso exclusivamente para circulación interna de la EFBA.