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Philip Guston - 1977 - The Art Institute of Chicago
Interrogando al amor 1

por Paula Levisman

El lazo interrogado, interrogando al amor.
Interrogarnos es la posibilidad de una pregunta que está dirigida al Otro, y es por esta posibilidad de la interrogación que se abre el camino al campo de las neurosis, es decir que la neurosis es la posibilidad de organizar o plantear una pregunta.
Freud se interroga acerca del discurso en la histeria y allí se organiza una pregunta que orienta la clínica: ¿Hacia dónde se dirige el deseo de Dora o de Ana O. ?
¿Qué quiere una mujer? También se interroga por aquello que conmueve en la cultura.
Lacan también lo hizo con Antígona, con el caso Aimée, con Joyce.
La posibilidad de la interrogación nos abre una vía de acceso a la clínica, a la cultura y también a la alteridad y diferencia.
Es decir que la interrogación como función, crea un espacio, que antes no estaba.
En el Seminario Aún, Lacan distingue el goce del amor y nos advierte respecto a quedar atrapados en el amor desde el ser, como un peligro de cualquier significante que pueda eternizarse, es decir, convertirse en signo, ningún significante se produce como eterno, afirma.2 El goce del Otro no es signo de amor, pero el significado siempre encuentra su centro y es el discurso analítico quien puede subvertir algo y producir discontinuidad.
Al Otro hay que machacarlo y reacuñarlo para que tome su resonancia.
Encontramos en el texto de homenaje a Marguerite Duras “El arrebato de Lol V. Stein”, una pregunta acerca de la escena del baile, ¿Quién es el arrebatado o raptado en el amor? ¿Quién es el despojado del amor como si fuera una prenda que nos viste? ¿Qué queda del sujeto una vez arrebatado?
Lacan allí nos recuerda que un psicoanalista debe recordar con Freud que el artista siempre lleva la delantera y dice: “Reconozco esto en el rapto de Lol V Stein donde Marguerite Duras evidencia saber sin mí lo que yo enseño, que, la práctica de la letra converja con el uso del inconsciente, es de lo único que quiero dar fe al rendirle este homenaje.”3
Ambas escenas, la de Dora y la de Lol, nos señalan la doble vía en que se está tomado en el amor, como sujeto vestido a la vez que como objeto al desnudo, el amor entonces como un tránsito por esa vacuidad.
Este grupo surge de un intercambio de ideas y conceptos y de poder ir interrogándonos cada vez acerca de lo trabajado, así es que pudimos formalizar el trabajo bajo este título.
De algún modo hemos interrogado al amor en sus distintas vertientes, tomaré dos puntos que me interesaron en el recorrido que venimos haciendo:

 - El amor como aquello que se dirige al Otro estando comandado por otra cosa.
 - El amor como aquello más radical que es llevado a las últimas consecuencias en el dispositivo analítico.

Respecto al primer punto nos encontramos con el Hay Uno4, lo que permanece a través de los siglos, el amor.
En los análisis nos encontramos con el amor como demanda, con esa demanda que se explicita y se despliega de múltiples formas, vía de acceso a su vez a instaurar la transferencia y poder sostener la transferencia bajo la fórmula de Sujeto supuesto de Saber.
Es aquel a quien le supongo el saber, que lo amo, lo amo porque ese sabe algo de mí, también nos orienta con respecto a otras formas, como des-suponer ese saber puede ser el odio o la desconfianza.
Formas de nombrar el Eros y Tánatos freudianos.
Otra de las formas de nombrar el amor también ha sido Dios, para la religión y para la filosofía. Pero desde el momento que se nombra desde el Psicoanálisis a lo Inconsciente o al Otro como lugar de la palabra, constatamos que se produce un corrimiento que Jean Luc Nancy5 destaca en términos de un descentramiento, en donde observa que aquello que comanda es otra cosa, y lo dice de este modo: "Lacan supo encontrar las líneas para su discurso, donde ya Freud comunica como necesario un cierto saber sobre otras ciencias y Lacan supo encontrar las líneas para su discurso al referirse a otras ciencias que no sean las del espíritu, romántico alemán, un saber acerca de la lingüística, las matemáticas, la topología, la lógica, ciencias que interactúan con el psicoanálisis donde por ejemplo, se tratará de leer entre la audición del discurso y la lectura del texto, buscar en esa separación, en esa interrogación, en ese entrelíneas, en esa semi ausencia, donde algo queda suspendido que anula el valor de cualquier ideal, eso que interrogamos del modo más duro, dará lugar a un desciframiento que es un juego con la metáfora, que dará lugar a otro texto, que se arriesga, más allá o a pesar del anterior”.
Apunta Lacan al centro que descentra el sentido.
Así también el amor es tomado como metáfora a interrogar y en sus figuras o versiones hace referencia al goce, al deseo, a Das ding, como aquello no asimilable o nombrable, donde no se refiere a ningún sentimiento, sino a ese lugar donde estamos tomados como objeto en un discurso, ese exterior íntimo, del cual por ser tan éxtimo e íntimo no alcanzamos a captar.
Por ende, cuando decimos que el amor es aquel saber que el Otro puede tener de nosotros, no nos referimos a la imagen que nos devuelve, como tampoco al campo del afecto o lo engañoso de los sentimientos, sino que aquello que comanda es mucho más confuso, está más allá del principio del placer, pudiendo tomar las distintas formas, es decir la relación que el sujeto tomado en el discurso mantiene con el objeto6, con el lenguaje y con el desamparo absoluto.
Acercarse al campo del objeto es saber acerca de aquello propio y ajeno que, en la vida puede preferir, la vida y a veces también la muerte, metáfora topológica de lo más interior y exterior al mismo tiempo.
Tanto Freud como Lacan constatan que esto es lo que hallamos en un análisis como experiencia, eso que habita en el prójimo y también en mí, ese núcleo que es el de un goce donde el sujeto está tomado como objeto.
A veces el amor nos viste pero también nos desnuda o despoja, podemos ser arrebatados como en la escena del baile con una perplejidad que no alcanza a tomar la forma imaginaria de un vestido o prenda. Es decir, el goce de mi prójimo, su goce nocivo, es lo que se propone como problema para mi amor, dirá Lacan en el Seminario de la Ética.
El análisis es aquella experiencia que pone en su máxima tensión y diferencia esta cuestión, se sirve de un amor supuesto, para poder transformarlo en una nueva experiencia respecto al amor y poder ingresar en ese nuevo espacio que la interrogación ha creado.
Este amor que irá más allá del narcisismo, de la identificación con el ideal, tomará también la forma metafórica, cuestión que pudimos constatar en algunos textos y obras literarias, así como en el cine. La forma metafórica del amor que se desliza permanentemente hacia otro lugar, "cuando este deslizamiento no es posible nos encontramos con el rechazo, Verwerfung, rechazo hacia todos los campos de lo simbólico, rechazo de la castración".7
¿Es posible entonces un amor sin la castración como función? El amor de transferencia llevado a las últimas consecuencias posibilita como efecto que real, simbólico e imaginario, anuden en un amor que dice, aun aquello que no es nombrable, que nomine, en el sentido que causa y hace agujero.

Paula Levisman
paulalevisman@hotmail.com


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1 Trabajo presentado en VIII Congreso Internacional Convergencia. Barcelona 2023. Grupo de Convergencia Interrogando el amor.
2 Jacques Lacan, Seminario Aún, cap. 4 . Ed. Paidós.
3 Jacques Lacan. Intervenciones y textos II. Homenaje a Marguerite Duras del rapto de Lol V. Stein. Ed. Manantial.
4 Jacques Lacan, Seminario Aún, el amor y el significante. Ed. Paidós.
5 Jean Luc Nancy. El título de la letra. Disponible en PDF online.
6 Jacques Lacan. Seminario XVII, El Reverso del Psicoanálisis. Ed. Paidos. Cap: Los surcos de la aletósfera.
7 Jacques Lacan. Hablo a las Paredes. Ed. Paidós. Barcelona, 2012. Pág 102.