< Moebiana72 / Resonancias de Lectura

Tapa libro La invención de lo humano
Tapa libro "La invención de lo humano"
La invención del amor adolescente

por Anabella Ottaviani

Una "Moebiana" que habla del amor. No se me ocurrió mejor modo de acompañarla desde "Resonancias" que a través de lo que Harold Bloom llamó "la más amplia y convincente celebración del amor romántico en la literatura occidental"1. Me refiero a "Romeo y Julieta".

Este estudioso me sorprendió desde el inicio de la lectura de su libro "Shakespeare. La invención de lo humano". Recuerda a T. S. Eliot cuando expresaba que lo que más puede esperarse de Shakespeare es equivocarse con él de manera nueva y que, en todo caso, equivocarse con él es tratar de intentar acertar. Dice Harold Bloom:
"He leído a Shakespeare y dado clases sobre él diariamente durante los últimos doce años y estoy seguro de que apenas lo entreveo oscuramente"2.

La hipótesis que guía al autor es que Shakespeare inventó lo humano tal como aún lo conocemos. Tratándose la invención de un proceso de hallazgo y averiguación, en ese camino incursionó Shakespeare y nos enseña a entender la naturaleza humana a través de su obra. "Seguimos volviendo a Shakespeare porque lo necesitamos; nadie más nos da tanto del mundo que la mayoría de nosotros consideramos real"3.

Refiriéndonos, por fin, a Romeo y Julieta las ironías del tiempo imperan para estos dos adolescentes enamorados, dice Bloom. Especialmente en lo que toca al encuentro con el partenaire sexual, digo yo.
"Shakespeare más que cualquier otro autor ha enseñado a Occidente sobre las catástrofes de la sexualidad y ha inventado la fórmula de que lo sexual se convierte en lo erótico cuando cruza la sombra de la muerte"4. Me resulta esencial de destacar esto último.
Romeo y Julieta no tienen parangón como visión de un amor mutuo, auténtico y libre de compromisos "que perece por su propio idealismo e intensidad"5, Un recorte del Acto II, escena 2 nos lo revela del modo más emocionante:

"ROMEO. Ay, ¿me vas a dejar tan insatisfecho?
JULIETA. ¿Qué insatisfacción puedes tener esta noche?
ROMEO. El trueque de tu juramento de amor fiel por el mío.
JULIETA. Te di el mío antes de que lo pidieras. Y sin embargo quisiera que esté otra vez por darse.
ROMEO. ¿Querrías retirarlo? ¿Con qué fin, amor?
JULIETA. Sólo para ser liberal y volvértelo a dar; y sin embargo sólo deseo aquello que tengo. Mi botín es tan ilimitado como el mar, mi amor igual de profundo: cuanto más te lo doy más tengo, pues ambos son infinitos"6.

Bloom destaca a Hazlitt como aquel que mejor captó el tono exacto de esta escena:
"Ha encontrado la pasión de los amantes no en los placeres que han experimentado sino en todos los placeres que no han experimentado"7.
Es el sentido de una infinidad todavía por venir lo que evoca Julieta y por eso Shakespeare le permite la más exaltada declaración de amor romántico en toda la lengua.
El amor compartido por Romeo y Julieta, según Bloom, es la pasión más saludable y normativa que nos da la literatura occidental, y si termina en el mutuo suicidio no es porque los amantes anhelen la muerte o mezclen el odio con el deseo.

Se me ocurrió ofrecer una nueva equivocación, como Harold Bloom nos anima a intentar: si ellos perecen por la misma intensidad de su amor, por una pasión que anida en los placeres que aún no han alcanzado, si entonces no se han chocado ni han hecho phatos del encuentro con que el placer obtenido nunca estará a la altura del esperado, si como dice Daniel Paola: "La relación sexual que marca el inicio no es una de tantas, porque da por tierra con esa especie de deseo absoluto enlazado en la fantasía sexual autoerótica adolescente"8, tal vez la ironía de los tiempos que desemboca en los suicidios desdichados de Romeo y Julieta radica en esto: el goce no pudo condescender al deseo. El enamoramiento se sostenía de una fantasía absoluta, infinita, inconmensurable, sin la mensura fálica que la consumación del acto sexual hubiera traído: la aflicción.

Para terminar, cada adolescente se encontrará en la encrucijada de comprender que la vida debe estar regida por la ley del malestar. Y que de poder aceptar esa condición deseante ella se sostiene, para amar y gozar.



Descargar

1“Bloom, Harold: "Shakespeare. La invención de lo humano", pág. 129, Edit. Verticales de Bolsillo, Colombia, 2009.
2Ibid. pág. 26.
3Ibid. pág 44.
4Ibid. pág. 128
5Ibid. pág 128.
6Shakespeare, William: "Romeo y Julieta", pag. 56,Kapelusz Editora, Ediciones GOLU, 2008.
7Bloom, Harold: op. cit., pág. 131.
8Paola, Daniel: "Transadolescencia", cap. 3: La primera relación sexual, pag. 53, Edit. Letra Viva, 2007.