< Moebiana72 / Convocatoria
Éramos como quien dice tiernamente amigos
Dos pequeños vagabundos a lomo de río
En nuestro pequeño bote de madera
Íbamos pariendo luz de primavera
A los trece un niño no miente cariño
Y les puedo asegurar que no tuve nunca más un amigo igual
Nos juramos de por vida ser amigos fieles
Entre novias y poemas, risas y burdeles
Nunca separarnos, libertad o muerte
Siempre defendernos, sueño adolescente
A los diecisiete, vida es utopía
Y les puedo asegurar que no tuve nunca más un amigo igual1
M tiene 13 años. En una oportunidad le pido un árbol genealógico que trae a la siguiente sesión. Un árbol complejo y distinto, compuesto por rayas verticales pero también horizontales. Había algo nuevo para mí allí: un listado de sus amigxs se sumaba, aparte, a su filiación. Aquellos otrxs, prójimos no consanguíneos que filian a un grupo, más allá de la cadena generacional. M sabe que familia es un significante de nuestra cadena.
Al quedar en banda… la inclusión en bandas será la vía que tomará el adolescente.2 M cuenta con sus amigxs y sus amigxs cuentan con ella: se acompañan y escuchan. ¿Con quienes sale?, ¿Hacia dónde? ¿De qué territorio estamos hablando? Sale al afuera de lo familiar. Las salidas, cada vez y con otrxs, son salidas de allí para entrar allá. Juntxs recorren ese camino sinuoso, a veces tortuoso, que atestigua mil y un avatares, en esa salida que de todos modos será singular.
Ese camino va de lo privado a lo público y está plagado de encuentros y desencuentros. Uno de ellos será con el amor, que irá acompañado de otro amor; la amistad en tanto nuevas coordenadas.
¿Qué es el amor? Filósofos, poetas, historiadores, escritores, psicoanalistas se lo han preguntado siempre sin alcanzar Una definición. El amor seguirá causando el decir, tratando de hacer de dos, Uno. Una misión imposible, un indecible.
El bla bla del amor a que esta Moebiana nos convoca es desarrollado por Lacan a lo largo de toda su obra. Sus aforismos me han hecho pensar en otro: la amistad, en la adolescencia, es un Ubuntu3.
La amistad como Ubuntu actuará como separador sólo si se han respetado los tiempos, sucedido las operaciones fundamentales y habilitado los títulos.
El afuera posibilita lo íntimo. En su grupo, M tiene una amiga íntima, L, con quien pasa mucho tiempo; sus papás son más copados. A ellos no los interpela. En ese nuevo hogar escriben, cuerpo a cuerpo, las preguntas de eso intimo y reescriben aquellos títulos. Los papás de L permiten el arder. Permiten que esa puerta pueda ser cerrada. M y L confían una en la otra. El amor que las une las vuelve transparentes pero no invisibles.
Cada día, M sale de ese lugar. Por momentos, deja de ser aquello que fue, y la separación sucede, no sin consecuencias en su armado fantasmático. Alienación, separación y ¿nuevamente alienación?, ¿Una masa aparece y sustituye por momentos a otra?, ¿En qué sentido son masas?, ¿La sustitución es completa?
La amistad en parte hace masa cuando se pierde lo más propio en pos de la trama grupal. Pero también es un lugar propiciatorio para moldear-se. ¿Qué lugar a la castración en los lazos propios de la adolescencia? ¿Qué es entonces la amistad?
M a veces quiere estar sola y no en esa ficción lógica que es el grupo. Pero siempre vuelve a él. Le gusta ir a la escuela porque allí lxs ve. También hace patín, porque va con L. Piensa, hace y siente como su tribu. Comparten gustos, música, ideas, decisiones, ilusiones, una estética y un lenguaje que los adultos ignoran: neologismos -dialecto- que les permiten restarse y nominaciones -apodos- que les permiten diferenciarse del nombre propio.
M no se propuso tener estxs amigxs. ¿Quién elige?, ¿Quién es elegido? o será ¿Qué se elige?, ¿Hablamos de una persona?, ¿De un rasgo? Creo se trata de encuentros, que creemos azarosos.
No es cuestión de empirismo ni voluntad sino de anudamiento: los anuda la confianza, el aguante, lo solidario, la creencia en la reciprocidad y la incondicionalidad, la lealtad, la protección, el estar que se siente en el cuerpo. Un estar que, en ese momento, otorga un ser para sí y para el otro. Su tribu le da sentido desde un espacio tierno de encuentro y contención frente a los duelos. Se trata de un momento renegatorio de la castración.4
Las salidas son desasimientos de la autoridad de los padres5, en plural. Los padres de la infancia de M se han dejado poder perder. No la han abandonado, han podido donar una hiancia que justamente señala su presencia.
Su cuerpo ha cambiado. M se viste de otra manera, toma prestado el ropaje de su grupo de pares. Y se mira en sus ojos.
M tiene una red oficial y otra para aquellos con quienes comparte este tiempo de salir. M, con su grupo, dan sentido y confianza haciendo banda. La amistad es la confianza es que el otro no me va a gozar, confiar en un amigo es un vínculo donde estar tranquilo.6
M marcha por aquello que la moviliza y lo comparte con sus amigxs: se entienden con la mirada en ese caminar a la par. Se aman, son hermanxs de la vida. Momentos de hospitalidad, de nuevas hermandades que se incorporan al tejido, por sus semejanzas, pero en lo discursivo también por las diferencias. M le hace lugar a la extranjeridad, propia y ajena. Aquí se me viene La cuestión del amor es la de la hospitalidad incondicional.7
La creencia en el ideal de incondicionalidad y amor puro cumple un papel fundamental en la salida al mundo. El frenesí de los adolescentes es la premisa básica del lazo social que los une en la búsqueda común de hacer consistir la existencia universal del falo como no fallida, error de la estructura por la cual es preciso pasar, no sólo para que la existencia haga irrupción, sino también para que sea soporte de lo que no dejará de no inscribirse como real… La masa adolescente toma consistencia justamente de la ilusión que se apoya en la creencia de que semejante goce es posible… Dicho de otra forma, es necesario creer en un universo de discurso para después saber que no existe. 8
En algún momento M y L se separarán, progresivamente. Se desconocerán y volverán a reencontrarse, diferentes. El puro presente dará lugar a otros tiempos, pero quedará por siempre el recuerdo de aquel tiempo mítico: aromas, texturas, sabores, imágenes, voces y sonidos.
Relatarán experiencias compartidas que harán olvidar, sólo por momentos, la nostalgia de aquello que se fue, y de lo que se fue para el otro.
La amistad, aquel paraguas que las protegía, se tejerá en otras dimensiones. Entrarán en escena los lazos de amor en tanto decires de castración, y su amistad tendrá la oportunidad de por venir. A partir de ese momento, la banda será moebiana y la historia dejará de escribirse con x.
Ludmila Hobler
ludmilahobler@hotmail.com
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1 Victor Heredia. Extracto de Tiernamente amigos.
2 Alfredo Ygel en “Púberes y Adolescentes en el diván. Las intervenciones del analista”.
3 Palabra africana que significa tejido de fraternidad: “soy quien soy por quien eres tu” o “soy porque todos somos”.
4 Daniel Paola en “Transadolescencia”.
5 Concepto ideado por Sigmund Freud.
6 Graciela Jasiner, miembro Efba.
7 Anne Dufourmantelle en “En caso de Amor”.
8 Daniel Paola en “Transadolescencia”.