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Decir de una experiencia (a) mi manera

por María Virginia Nucciarone

Trabajo presentado en el marco de una serie de actividades propuestas en la EFLA durante la gestión 2019-2021. Foro Debate “Castración: incidencias clínicas y teóricas. Castración, lazo social, institución analítica”, realizado el 11 de noviembre de 2020. También participaron con sus escritos las compañeras de escuela Sandra Alderete y Cristina Borda, a quienes agradezco por el espacio de trabajo compartido, interlocución fructífera y rigurosidad de sus aportes en la transmisión de su experiencia.
“En el principio, era el verbo”, una acción. Entonces comienzo este texto con un acto de agradecimiento. Armo un anudamiento con los tres términos propuestos para esta ocasión: castración, lazo social, e institución analítica. Tres que hacen Uno, se limitan, diferencian y homogenizan. Y en su intersección, el objeto a que eslabona los nombres del padre.
De entrada un enigma ¿cómo decir algo que invite al diálogo y la conversación?, ¿de dónde partir?, ¿de qué modo a-cercar un medio-decir? Surge enseguida una respuesta que se funda en el núcleo real de una experiencia. Huella imborrable, que viene a marcar un tiempo para que pueda decir de un acontecimiento. Decir de una experiencia que tiene origen en un acto de fundación que nos hermanó en torno a un deseo decidido conjugado con amor. Una primera reflexión: cuando hablamos de fundación, ¿de qué padre hablamos?, ¿del Dios padre, todo gozador, sin límite, de aquel que Freud describió en Tótem y Tabú como lugar para la excepción?, o acaso ¿de ese otro padre tan necesario para el día a día de cada uno, que como pudo -porque no olvidemos que también es fallido- asumió el legado de transmitir la castración de un padre a un hijo? Ubico que entre ambas versiones se dibuja el sentido de un pasaje al acto primordial con raigambre estructural.
Un antecedente lógico talla el encuentro con otros, con distintas generaciones de analistas, con diferentes lecturas y formalizaciones respecto de la práctica clínica. En la prehistoria fuimos un “grupo de intercambio clínico” donde la experiencia analítica se convirtió en piedra angular y puente para el despliegue de una intensa transferencia de trabajo haciendo posible nuestra inscripción en la cultura como Escuela Freud - Lacan de La Plata. Con este pasaje se inaugura una ley (estatuto) que regula el funcionamiento institucional (dispositivos y espacios de trabajo) de nuestra querida escuela. A más de 16 años de recorrido, un deseo se mantiene vivo en torno a las letras que anidan en el corazón del discurso psicoanalítico y su investigación.
Ahora bien, en una comunidad de experiencia, como en la vida misma, acontecen diversas vivencias: alegrías, decepciones, aciertos, tropezones, acuerdos y también, diferencias. De ahí que no puedo dejar de pensar cómo sería posible sostener el lazo social sin que cada una de las partes -a su tiempo y a su modo- pueda aceptar y asumir ese punto de renuncia que implica el pasaje por la función fálica. Acto de amor atravesado por la falta que hace posible el encuentro con el otro y de esta manera “la vida más vivible”, en palabras de Benjamín Domb. De este modo, podemos advertir que en el corazón del lazo social habita la castración, condición necesaria para poder relacionarnos de una manera amigable con el otro.
Entonces, lazo social es saber que tanto uno como otro sufrimos, y en el mejor de los casos, sintomatizamos producto del trou-matisme (agujero) que implica la entrada en el mundo del lenguaje. Como mencioné anteriormente, necesitamos del otro, en tanto, nuestra ex –sistencia como parlêtre (carencia en ser) no es posible sin el Otro. Inicialmente es el Gran Otro primordial y luego el pequeño otro, petit a. Es a través de estos pequeños otros, ustedes, yo, nuestros semejantes otros, que podemos acceder a ese pedazo de real que aloja el objeto a.
Introduzco un intervalo y me permito un deslizamiento. Me sirvo de la obra de arte “Varios Círculos” de Wassily Vasilievich Kandinsky1 para dar un paso más en este recorrido. La figuración propia de la pintura me reenvía a la noción de abstracción surgiendo la siguiente formulación: si suponemos la existencia de un punto de abstracción variable para cada sujeto, ¿cómo podemos pensar que opera la abstracción en el lazo social, mejor dicho, en el seno de la escuela?
Entiendo la abstracción como resultado del agujero de lo imaginario que vela el agujero simbólico quedando este por fuera por efecto de la represión. No hay acceso al agujero simbólico sino a través de lo imaginario que porta la debilidad mental.
Me dispongo a avanzar proponiendo un juego. Invito a “otros” (niños-adultos) a desplegar su imaginación. Hallo las más variadas representaciones e interpretaciones respecto de la obra artística. Alusión al cosmos, a vínculos, movimientos de cercanía y lejanía, proximidad y distancia, diferentes formas y tamaños, distintas tonalidades y colores, pero todos de algún modo figuramos en el círculo representado sobre un fondo oscuro en el centro de la pintura, una esfera agujereada.
El agujero representado en el cuadro se halla delimitado por una línea de luz que hace de límite y contorno recordándome a la función del nombre del padre en el origen, como es mencionado en el génesis, Fiat Lux “hágase la luz”. Idea desarrollada por Lacan en el seminario XXII RSI donde también nos dice que “la abstracción está fundada en un golpe de sierra”,2 otro modo de referirse a través del golpe al corte significante en acto. La función del nombre del padre inaugura una superficie mental delimitando un agujero. Agujero que nos permite acceder a la abstracción y a la posibilidad del descubrimiento de una ficción determinada haciendo que cada sujeto tenga su versión, como les compartí con la experiencia del juego que realicé con el cuadro. El agujero, entonces, es la prueba de la consistencia imaginaria que da lugar al goce del fantasma engarzado en el objeto a donde se conjuga lo íntimo con la radical exterioridad.
Ahora bien, volvamos a mi interrogante y a las escenas ficcionales que se arman en la escuela, lugar que da acogida a la otredad. Entiendo su crecimiento como efecto de un modo particular de enlace producido en torno a un vacío, como el representado en el cuadro. Agujero que opera como causa motorizando un deseo que da lugar a diferentes decires y textos. Como dice Lacan en el acta de fundación de la Escuela Francesa de Psicoanálisis (21/06/1964) una escuela se mide por sus producciones escritas, y en la nuestra se multiplican! dando a leer la abstracción propia, de cada uno, y a su vez, la del conjunto. Cuando el límite de la castración encuentra un lugar en el lazo social es posible “encontrarnos por un lado como pares y por otro en el respeto de la imparidad más radical”3.
Para finalizar, un breve fragmento de la letra de una canción “porque vivir es jugar y yo quiero seguir jugando”4. Así como pienso la vida me gusta pensar la escuela. Si hay falta, hay juego. No se trata más que de eso. En el horizonte del trabajo de escuela una máxima lacaniana se impone “el amor es lo que hace al goce condescender al deseo”5.

vnucciarone@yahoo.com.ar

1Pintor ruso (1866-1944), uno de los pioneros del expresionismo abstracto.
2Jacques Lacan, Seminario XXII RSI (1974-1975). Clase 6 del 18/02/1975.
3Acta de Fundación de la Escuela Freud – Lacan de Lacan de La Plata. La Plata, 18 de Diciembre de 2004.
4Recorte de la letra de la canción "Paloma", de Andrés Calamaro, incluida en el álbum Honestidad Brutal lanzado en el año 1999.
5Jacques Lacan, Seminario X La angustia (1962-1963). Clase XIII “Aforismos sobre el amor”. Editorial Paidós.