Este artículo es un extracto de un trabajo presentado en las VIII Jornada de Escuela 2023, “Preguntas cruciales de la práctica psicoanalítica”. En el tramo titulado: Efectos de la experiencia de análisis en el lazo social.
Quizás algunas cuestiones de las que traiga hoy parezcan obviedades, repeticiones de palabras, frases hechas, pero portan para mí la posibilidad de habitarlas y compartirlas como efectos de un recorrido.
Luego de un tiempo de transitar por la experiencia del psicoanálisis en sus diferentes formas, si así se puede decir, análisis personal, análisis de control, la apuesta a ocupar el lugar de analista en la dirección de algunas curas, miembro de esta escuela, en síntesis, como practicante del psicoanálisis, me encuentro tomada por la sorpresa de poder leer algunos efectos del lazo con otros.
Si bien circulaba por la escuela casi antes de fundarse como tal, los acercamientos eran más del orden del aprender teoría, de acumular saber, más próximo al modo universitario al que estaba acostumbrada, diría que quería que me pasaran la fórmula, el truco del analista para hacer su magia. Pero Carlos Ruiz nos dice en su texto titulado ‘Forzados a reinventar el psicoanálisis” lo siguiente “El truco no se transmite, cada uno tiene que empezar de cero.” Está cita me permite pensar que es mediante la experiencia del psicoanálisis en intensión y en extensión que se construye un modo de truco singular, un modo de hacer ahí que es de cada quien y cada vez.
Lo real de la práctica clínica nos muestra el límite, que en el mejor de los casos provoca un movimiento que nos lleva a enlazarnos con otros. Encuentro con lo real que fuerza a que se diga, ante otros. La práctica de escuela resulta fundamental para la formación y nos permite sostener la práctica en el consultorio de un modo más liviano, más aireado, no tan idealizado.
Había tomado en tratamiento a una niña cuya familia estaba atravesando una situación muy complicada, en los inicios de un proceso judicial. Repentinamente la escena se comenzaba a poblar de personajes muy diversos, llamados telefónicos de todo tipo, madre, padre, abuelos, pediatras, abogados, asociaciones, etc. Pedidos de entrevistas, informes de vaya a saber uno qué verdad oculta a develar. Culminando este periplo con una citación a juicio oral. Por demás está decir que la “cosa” judicial era una gran inquietud para mí. ¿Cuál era mi función en todo ese embrollo? ¿Cuáles eran las intervenciones pertinentes? Allí fue donde surgió la necesidad imperiosa de hablar con otros. Renunciaba o me enlazaba a otros para poder continuar. En el derrotero entraron supervisiones, conversaciones con colegas y finalmente el enlace a un cartel, enlace que fue puntapié de entrada a la escuela.
De eso pasaron muchos años y sin embargo sigue causando a la escritura, no solo con los interrogantes en relación a la práctica, algunos de los cuales se siguen sosteniendo claramente transformados, sino en relación a la lectura y escritura de los efectos de ese lazo tan particular como lo es el trabajo de escuela en la práctica diaria, sea cual sea el espacio en que la llevemos a cabo.
¿Sería lo mismo la práctica analítica sin la escuela?
Esta pregunta tiene una respuesta categórica, no. No sería para nada lo mismo. El efecto de ahuecamiento que se produce al enlazarse con otros relanza la práctica cada vez. Nos permite volver a pensar viejas intervenciones de distintos modos. Leer sus efectos a posteriori. Sin intención de romantizar el tránsito por la escuela, ya que no es sin malestar, la ganancia... es la pérdida, la pérdida de lo aplastante de la obviedad, la pérdida del modo único de practicar el psicoanálisis; la pérdida de la creencia en la respuesta única que inhabilita la pregunta. Pregunta generadora de la multiplicidad significante en la puesta en juego con otros produciendo lazo social. El pasaje de un Otro maestro a unos otros con quienes compartir los avatares de nuestra práctica. Efectos que a mi entender propicia el discurso del psicoanálisis. Efectos que son necesarios leer.
¿Lo crucial para la práctica no sería justamente la pregunta? ¿La función del enigma? Del enigma no como misterio a develar sino como función de causa, de causa de la charlatanería que invita al decir, apostando al surgimiento del sujeto aún en aquellos que parecen no estar allí.
¿Cuál es la función del analista en el enlace con otras prácticas? ¿Cuál es la especificidad del psicoanálisis allí? ¿Cómo preservar la intimidad de la escena analítica y a su vez hacer pasar algo?
Los interrogantes siguieron haciendo de las suyas.
Entre prácticas y discursos: del niño a la estructura. Es un grupo de investigación que surgió de un entramado de conversaciones y actividades sobre el quehacer en nuestra práctica con niños. Práctica que a menudo excede las paredes de nuestro consultorio pues nos encontramos convocados por otras disciplinas. Convocatoria que nos fuerza a interrogar nuestra posición cada vez. Entran en juego no solos los padres de carne y hueso, los parientes cercanos sino también los distintos espacios por donde los niños circulan (escuelas, fonoaudiólogas, etc). En mi experiencia pude situar que cuanto más comprometido está el armado subjetivo mayor es la interacción con otras prácticas, mayor es el entramado “externo” que se requiere para propiciar la apuesta a que algo del sujeto emerja. Estos enlaces no siempre son propiciatorios y es allí donde la posibilidad de leer los obstáculos, las detenciones (a la luz de las singularidades de cada sujeto en análisis) nos permite alguna torsión, alguna rotación discursiva que convoque a la circulación.
Escuchar frases tales como:
“…el chico tiene que ver a la madre, licenciada, su trabajo es hacerlo cambiar de opinión, todo chico debe tener vínculo con su madre, usted como madre como se sentiría si no la quieren ver..”, o esta otra frase “… esa es “su” verdad (haciendo referencias a dichos de un niño) no “la” verdad “que conste en acta”. O también, “…Este niño no tiene intención comunicativa, no enlaza la mirada y tiene conductas repetitivas, aplicado el test de autismo dio tanto en la escala Ados, por lo tanto es un TEA y requiere TO, AT, Floor time, FO, etc etc etc...”
A veces estos dichos portan un peligro por su tendencia al cierre de sentido, a su coagulación. Nuestro trabajo es maniobrar para propiciar una dirección que apunte al sujeto singular o a su advenimiento. Que del todo tea, toda madre, toda conducta repetitiva se recorte un trazo para cada sujeto en su singularidad. Porque hay madres y madres, con algunas es propicio el reenlace, con otras habrá que ver. Hay verdades y verdades, y hay distintas razones para el enlace o no de las miradas, como así también las repeticiones incesantes podrían leerse, más que como algo a eliminar, como un torbellinear que clama por inscripción y cuando encuentra escucha y alojamiento habilita algún circuito posible para la pulsión.
Torbellinear de lo real que nos fuerza a reinventar el psicoanálisis cada vez en intensión y con algunos otros en la extensión, en mí caso haciendo escuela en la Efla cada vez.
cinthyasau@gmail.com
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