Para esta edición aniversario quise incluir este texto por ser el primero que presenté en las jornadas de escuela, ocasión de mucha alegría para mí. Fueron las V Jornadas de Escuela Freud Lacan de La Plata – 28 y 29 octubre/16 tituladas: “El Inconsciente habla del sexo”, en la Caja de Psicólogos de la Pcia de Bs As.
La mesa que nos reunió llevaba el nombre que quedó para este trabajo. Participé junto a Sandra Alderete, Leticia Scottini y Anabella Ottaviani y la coordinación fue de Cintia Frey.
Luego de los agradecimientos, empezaba así:
Freud y Lacan en varios de sus textos nos sugieren tener paciencia, hacer el esfuerzo para poder alcanzar algo de la complejidad que se presenta, no apresurarnos a cerrar una idea para no simplificar lo complejo. Tomo estas sugerencias y hago de esta ocasión oportunidad para poder adentrarme un poco en lo complejo del asunto en torno al concepto de inconsciente. Concepto que atraviesa toda la obra de ambos maestros y hoy nos sigue convocando.
Freud en “La interpretación de los sueños” nos invita a no caer en la tentación de determinar la localidad psíquica como si fuera anatómica. Dice respecto al aparato psíquico: “nos mantendremos en el terreno psicológico”. ¿Cuál sería ese terreno? Situemos que se pronunciaba en el 1900.
Hablar de terreno psicológico me condujo a un texto anterior, de 1890, “Tratamiento psíquico, tratamiento del alma”, decía allí:
“psique” es una palabra griega que en alemán se traduce “seele”, “alma”. Según esto, tratamiento psíquico es lo mismo que tratamiento del alma (…) más bien desde el alma con recursos que de manera primaria e inmediata influyen sobre lo anímico del hombre. Un recurso de esa índole es sobre todo la palabra, instrumento esencial del tratamiento anímico.
Por su parte, y habiendo transcurrido bastante tiempo y reconsideraciones, Lacan en la segunda clase del seminario XI nos hace saber que dedicó sus esfuerzos en revalorizar el instrumento de la palabra para devolverle su dignidad y lograr que no fuera para ellos (entiendo que se dirige allí a los postfreudianos), algo de antemano desvalorizado que los obligase a poner los ojos más allá, para encontrarle su garante.
Se ve que estaba perdiendo valor la palabra en el intento de encontrarle un más allá de ella…
Y continúa: El inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real. En la etiología de las neurosis, Freud ¿qué encuentra? algo que pertenece al orden de lo no realizado.
Entonces, si el inconsciente nos muestra la hiancia, es porque no es la hiancia. Si la muestra, si se recurre a la mostración, es porque no hay otro modo de acceder al agujero, de bordear lo real, sino es mediatizado. No hay correspondencia entre lo que se dice y lo real, hay mostración de cómo se produce el empalme, de qué modo se teje sobre el vacío, nos muestra la forma en que el sujeto está afectado por el significante.
Me resultó interesante encontrar en el seminario XI una forma de conceptualizar el inconsciente con una lógica que se corresponde a un tiempo más avanzado de la obra de Lacan que alude a conceptos topológicos como: empalme, mostración y agujero.
El inconsciente no es el agujero, lo encuentro ahora, y no es sin pasar por Freud, como por el seminario XI, seminario XXII, para volver desde allí a los primeros.
Voy a valerme del soporte de lo que encontré en un viaje que hice hace poco a San Juan. Fue el parque Ischigualasto o “Valle de la luna”, tenía dos términos que resonaban: valle y formaciones. En la base del parque se encuentra un “Centro de Interpretación”. (Si hubiera ido con la intención de buscar, creo que no hubiese encontrado tanto). Ésta modificó su modo de hacer a partir de noviembre/2000, fecha en que el parque fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Hasta ese momento, las investigaciones se hacían por medio de excavaciones. Luego de esta declaración no pudo intervenirse más de ese modo, desde allí se trabaja con lo que se va produciendo, con lo cual no habría forma de anticiparse al modo en que una formación se produce. No se trata pues de cavar, ni de romper, sino de trabajar con lo que se da en la superficie. Incluso el guía decía que cavando se perdía material muy rico.
Algo más, Ischigualasto en diaguita refiere a “tierra muerta”, pero a la vez este espacio se encuentra emplazado en el Departamento de Valle Fértil.
Vuelvo al concepto tomando la potencia metafórica que en el viaje resonó: de aquél inconsciente de los comienzos del psicoanálisis, como bolsa que contiene pensamientos infantiles reprimidos incestuosos, a los que habría que ir a buscar, hasta el precisar en Freud, desde Lacan, un núcleo (escena primaria) al que se accede a modo de bordearlo sólo a través de formaciones en la superficie, hay varias consideraciones teórico-clínicas que debemos hacer.
Entiendo que devolverle la dignidad a la palabra, hacerla digna es que pueda circular y que en este rodeo tenga oportunidad de trastabillar, por lo tanto producir algo nuevo. Volverla digna es en la superficie, en la materialidad de la letra, que en tanto partícula no contiene ni sentido ni significación alguna, con lo cual es sin garante, sin ningún más allá ni oscurantismo. El inconsciente no está ni atrás, ni oculto, es a través de sus formaciones que algo nuevo tiene oportunidad de realizarse.
¿Cómo ubicar que aquello estaba si no se había producido, si es del orden de lo no-nacido? ¿Cómo anticipar un tiempo futuro si no estaba?
Si el inconsciente ex-siste es porque hay agujero. Ahora, ¿de qué modo empalma si no es en el soporte de la palabra? Palabra, instrumento al que tanto en ese tiempo, como en éste que atravesamos nosotros, es preciso revalorizar.
La tierra muerta, el agujero principal de lo simbólico, el núcleo de la Urverdrangung imposible de decir, que plantea un tope, un irreductible, es lo que habilita un Valle Fértil de sentido, de metáfora. Es porque hay agujero que se pone en funcionamiento una operatoria inconsciente, otro modo de decir que el inconsciente no es la ranura, sino el lugar de la eficacia del agujero.
Lo que se produce en un chispazo es del orden de la sorpresa, toca un tiempo pasado y relanza a otro por venir, pero el decir es en el tiempo cronológico y éste es necesario que esté disponible.
Esta reunión también la entiendo como invitación a volver digna la palabra. A muchos, creo que a todos los presentes nos hace falta decir, no solo en los divanes sino en torno a los conceptos -como en tantas otras cosas- y esto es en el lazo con algunos otros.
mjosecolombo@gmail.com
Bibliografía
-Freud, Sigmund. “La interpretación de los sueños” 1900/1901. Sobre la psicología de los procesos oníricos. B “La regresión”. Tomo V. Ed. Amorrortu
-Freud, Sigmund “Tratamiento Psíquico (Tratamiento del alma)”. 1890. Tomo I. Ed Amorrortu
-Lacan, Jacques “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Seminario XI.cap. II. 1964. Ed. Paidós.
-Lacan, Jacques “RSI” Seminario XXII. Clase II del 17/12/74. Traducción y notas de Ricardo Rodríguez Ponte, para circulación interna de la Escuela freudiana de Bs. As.
-Vegh, Isidoro. “Las Letras del análisis”. 2006. Cap. 3. Ed.Paidós.