Narcisismo: anclaje en la constitución subjetiva
por Sandra Alderete · alderetesandra@hotmail.com
El concepto de narcisismo es fundamental en el psicoanálisis, mantiene su vigencia y es relevante en nuestro quehacer clínico cotidiano. Freud formalizó y desarrolló el concepto de narcisismo a través de sus investigaciones.
Dicho concepto es estructurante y estructural del psiquismo. Es un articulador necesario y lógico para que sea posible la fundación del yo en tiempos de constitución subjetiva. Su importancia es equivalente a la estructura del sujeto.
En psicoanálisis existe una diferencia fundamental entre organismo y cuerpo. Freud aporta e introduce la primera noción de cuerpo. Nada es natural en el parletre. No existe psicogénesis, ni etapas de desarrollo, ni maduración predeterminadas. No siempre se constituye el cuerpo erógeno, lo que genera graves perturbaciones en la constitución subjetiva.
En los inicios de la vida se debe contar con un Otro que espere al sujeto por venir, que este le haga falta y le ofrezca hospedaje. Será este Otro, fuera quien fuera, quien oficie de madre. Freud llamó Nebenmensch a ese otro auxiliador que ofrece cuidados libidinales y sostén. Donando el lenguaje y el campo de la pulsión.
Como practicante del psicoanálisis me interrogó:
¿Cómo arriba Freud al concepto de narcisismo? ¿Por qué el narcisismo es necesario para el armado del cuerpo?
Freud con agudeza clínica formaliza la función del narcisismo. Lo toma al término de Paul Nacke, psiquiatra alemán, quien describe al narcisismo como una forma de autoerotismo, de amor a sí mismo, enlazado a las perversiones.
Se produce un nuevo acto psíquico en tanto precipitado de identificaciones, inaugura un nuevo lugar para el niño.
Freud pudo pesquisar que no le alcanzaba el concepto de pulsión, por ello recurre a introducir el narcisismo en el año 1914. El cuerpo erógeno no logrará cobrar unidad sólo con el trayecto de la pulsión, debe recurrir y conceptualizar el nuevo acto psíquico. La cuestión de la pulsión no le otorga al infans una idea unificada del cuerpo. La noción de narcisismo primario da una idea lenguajera del cuerpo.
Para alcanzar una unidad del cuerpo erógeno en tanto pulsional y narcisista necesitó recurrir al concepto de narcisismo y a la efectuación de “un nuevo acto psíquico” para la formación del yo. Dicho precipitado de identificaciones permite al niño acceder a una unidad corporal. Pasaje del autoerotismo a la elección de objeto. Freud nos dice: “Fue decisiva la introducción del concepto de narcisismo, es decir la intelección de que el yo mismo es investido con libido, y aun en su hogar originario y, por así decir, también su cuartel general. Esta libido narcisista se vuelca a los objetos, definiendo de tal modo libido de objeto, y puede volver a mudarse en libido narcisista”.
Desde los inicios consideró necesario diferenciar un narcisismo primario de un narcisismo secundario.
Será Lacan quien en su retorno a la letra Freudiana, desde los inicios de su enseñanza toma prestado de investigaciones desde la óptica el modelo del estadio del espejo para dar cuenta de las operaciones necesarias que deben darse en el infans.
Deberá operar la castración, vía nombre del padre, para que el nuevo acto psíquico acontezca. La castración va a entrar como herida narcisista, esta se inscribe con la letra - fi. Quedando un resto de la operación de división subjetiva entre el sujeto y el Otro, el objeto a. Resto vivo, que pone en causa y orienta el deseo en tanto reserva libidinal. No todo es simbolizable, ni especularizable. Es decir, no todo entra en el campo del Otro, hay una parte que inviste al cuerpo del niño. Para armar un psiquismo, para fundarlo se deben dar determinadas coordenadas, se deben escriturar las tres identificaciones, sus tres letras que bordean el agujero real del inconsciente.
El yo en tanto instancia necesaria para la estructuración del psiquismo, constituye un acontecimiento fundante y jubiloso, como así también implica un drama.
En el año 2021 junto a Silvana Tagliaferro trabajamos en un seminario que llevó por título Narcisismo y Lazo social. Fue un intercambio de trabajo muy grato y nutrido, un espacio serio y lúdico. Intentamos formalizar qué cuestiones del narcisismo se ponen en juego en cada sujeto y qué es lo que pasa al lazo social.
Por ejemplo, la megalomanía suple al narcisismo faltante. El delirio viene a suplir el lugar de un narcisismo que no se ha podido constituir.
Cuanto más recurso subjetivo tiene un sujeto menos va a recurrir a la infatuación, egoísmo, maledicencia, agresividad.
Por ejemplo, en niños graves no se produce el reconocimiento en el espejo. El Otro no funcionó como espejo plano, como superficie necesaria para proyectar el cuerpo como uno unificante y poder contar con un cuerpo, con un sí mismo. Son sujetos que presentan dificultades en el lazo con el Otro-otro, y ya devenidos adolescentes y adultos también se les complica el lazo o directamente no lo pueden sostener.
Entiendo al lazo social como entramado discursivo. Lacan retorna a Freud y da nuevas vueltas en torno a sus formalizaciones.
Desde los inicios de su enseñanza trabaja con el Estadio del espejo, nunca abandona dicha formalización y dicho esquema, si lo complejiza con el Estadio del espejo generalizado presentado en Observaciones sobre el informe de Daniel Lagache y lo utiliza en el Seminario de La angustia. Es de importancia que el cuerpo narcisista se sustraiga, no debe aparecer en el espejo, en caso contrario acontecen fenómenos del doble, lo siniestro, bizarrerias, desencadenamientos, acting out, pasajes al acto y algo que es habitual la angustia neurótica que se produce cuando falta la falta.
Con Lacan sabemos que el cuerpo erógeno es de doble consistencia, cuerpo pulsional y cuerpo narcisista y, luego se producirá la mejor o peor combinatoria que logre cada sujeto en su singularidad y en su análisis.
Del asentimiento del Otro y ratificación al nacimiento de Yo
Cuando el Otro asiente desde su unario permite que se forme el uno unificante en el niño, este va a quedar para la vida del niño y se podrá reformular en la aventura analítica. El Otro da su asentimiento y ratifica que esa es su imagen, que ese es él en tanto uno. Una vez que se constituye en el recorrido del tour pulsional i(a) al narcisismo i´(a) se inscribe la castración. Lacan dice que al finalizar el estadio del espejo se produce el pasaje de un “yo especular” a un “yo social.” Se va a asumir su cuerpo como una imagen unificada y además la idea de contar con un cuerpo.
Para concluir: pensar al narcisismo como puerto de acceso a la alteridad nos permite apostar que en la trama transferencial el sujeto pueda hacer la experiencia de ya no buscar convalidación en el espejo del Otro y del otro, asumiendo ser uno más entre otros en pasaje moebiano de la intensión a la extensión.