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Resonancias

Imagen resonancias
Fotografía: Onomatopeya del mar de Carolina Gamaler

No hay Otro del Otro: topología del pozo

por Tomás García · edtomasgarcia@gmail.com

La lectura de Hacer un pozo y meterse adentro1, de Santiago Craig, dejó en mí un eco, resonancias. Como las olas cuando rompen en la orilla. Me llevó a recorrer un espacio que, más que contorno en la arena, se reveló borde, superficie, trazo: huella de la experiencia analítica.
Un día, Bruno hizo un pozo y se metió adentro. Así comienza el cuento. Cava la tierra como si abriera una boca en la superficie del mundo. Juegos de su infancia en la playa junto a su padre. Recuerdos cargados de resonancias. Al leerlo, me planteé las mismas preguntas que atravesaban a Bruno en su acto de cavar, como si buscara un sentido oculto bajo la arena, una profundidad imposible de nombrar. ¿Por qué la insistencia en hacer ese pozo? Esta pregunta, que surge tanto del relato como del pensamiento de Bruno, me condujo a lecturas en el cruce entre topología y psicoanálisis, donde el espacio y el vacío adquieren un valor fundamental para la práctica clínica.
Bruno recuerda los dichos de su padre que dejaron marcas: “hay que terminar todo lo que se empieza”, “el cuerpo es para usarlo entero”. Con sus hijos, repite esas frases. El pozo traza un borde, un agujero. Un vacío estructurante lugar del objeto a: ese resto de goce que no se simboliza, pero retorna, como un sueño.
El sueño del pozo, que se repite mientras fuma un cigarrillo y observa el remolino del desagüe, lo arrastra a hacer sin saber. Todo lo que Bruno sabía se lo había transmitido su padre, pero en el acto de cavar no se guía por ese saber: actúa desde una decisión sin garantía, que toca un real y, al mismo tiempo, la historia familiar.
En su última enseñanza, Lacan conceptualiza la experiencia analítica como un torbellino. Un movimiento sin clausura, un real turbulento. No hay sentido primero. Lo primero es el caos. Como en el remolino del desagüe, hay algo que succiona, gira, se fuga. Se trata de hacer con eso.
Bruno cava porque algo insiste. No para explicarlo, sino para darle forma. El saber no es previo: se produce en el acto. El psicoanálisis, como en el cuento, bordea ese lugar del agujero. Allí donde no hay garantía, hay invención.
Y Bruno sueña con el pozo antes de hacerlo. Cree en la suerte, recurre a los números de la quiniela. Pero no hay palabra que ancle ese sentido: la cifra se vuelve superstición. El Otro no responde. No hay garante. No hay Otro del Otro.
Entonces cava. Agota su cuerpo. Realiza un acto. Entrada a la escena propiamente analítica. No busca cerrar el agujero con un sentido, sino inventar una forma. Así como el acto analítico no busca llenar la falta, sino hacer con ella. No se trata de saber, sino de un saber hacer.
Lacan formaliza el objeto a como aquello que señala un vacío. No importa el objeto, sino el lugar que indica. El rechazo de Bruno al sobre sellado condensa esta posición: no quiere un saber-todo que clausure su pregunta. No hay metalenguaje. Desestima la cifra. Habita el vacío. Apuesta a lo singular, una búsqueda sin garantías.
Bruno tropieza con la inexistencia del Otro del Otro. Cuando hace el pozo, escucha una voz en la playa: alguien grita el nombre de un niño perdido. Ese nombre —el de su próximo hijo— irrumpe sin explicación. No hay respuesta. Hay acto.
Aquí resuena la paradoja de Russell, la serie significante no se cierra. La falla no es un obstáculo; es la estructura misma. La verdad no se completa, se agujerea.
Bruno cava sin saber por qué. En ese gesto se juega lo imposible: hacer con la falta. Inventa una historia, un nombre, que transmite a sus hijos. Su pozo no busca sentido: lo bordea. Como en la experiencia analítica, donde el saber no se tiene, sino que se produce —en la transferencia— como un saber hacer ahí con (savoir faire là avec), resto de un decir.
El psicoanálisis, como el arte, no tapa el agujero. Hacer un pozo y meterse adentro es una metáfora del deseo del analista. Un descenso ético: aunque no haya Otro del Otro, se cava. Aunque no se sepa, se hace. En ese hacer —acto sin garantía—, tal vez se toque una verdad más radical que cualquier interpretación.


1 Craig, Santiago. (2017). Las Tormentas. Buenos Aires: Editorial Entropía.