El Cartel de Publicaciones de la EFLA propone para este número de la Revista Moebiana “El bla bla del amor”, haciendo lugar a los distintos estilos y versiones de quienes, en esta oportunidad, escriben del amor para esta nueva edición de la revista. La convocatoria también sostiene y formula las preguntas, interrogando la época actual, y los problemas que pueden suscitarse respecto de las “cosas del amor” produciendo una banalización de los lazos con los otros. ¿Es posible hacerle lugar a la palabra de amor?
Freud planteaba que “la relación psicoanalítica está basada en un amor a la verdad” , un amor radicalmente diferente porque no aspira a la completud, sabe su imposibilidad.
En el enlace transferencial el deseo del analista instala, por su función, esa diferencia, propiciando la puesta en forma de la palabra. En las vueltas de la demanda de amor, se formulan las preguntas del analizante, se articula el deseo y los goces se distribuyen de otro modo. El dispositivo analítico posibilita, por los giros discursivos, pasar de un amor que pretende hacer uno con el otro, amor sufriente por no lograr correspondencia, a otro amor que implica la relación al inconsciente. Chance de disponer de letras que escriben la falta, carta de “almor” .
Los escritos ofrecidos por Virginia Nucciarone y Melina Consiglio, Tomás García, Roberto Consolo, Paula Levisman, Carolina Gamaler, Lucía Isasa, Mariana Pereyra, Ludmila Hobler, Agostina Miranda, en la Sección Convocatoria dan cuenta de las múltiples maneras de aproximarnos al amor como cuestión el amor en la pareja, el amor en el tiempo específico de la adolescencia en la vertiente de la amistad, la ruptura del lazo de amor que promueve el capitalismo, el amor desde una perspectiva ética, como interrogación, como solución, el amor de transferencia. Con Resonancias, Anabella Ottaviani nos trae a “Romeo y Julieta” planteando el amor como invención.
En la Sección Diálogos, invitamos a Luis Barragán (EFmdp), Karina Olivera (EFM) y Cinthya Sau (EFLA) a trabajar una pregunta: “¿Cómo hacer lugar al amor cuando impera el goce?” Los escritos leídos en serie presentan un tejido, tres hebras que plantean que cuando el psicoanálisis se pone en práctica funda un lugar para dar respuestas a las dificultades de enlace, a la ruptura del lazo social, a lo problemático del amor. Les agradecemos su participación.
Los espacios de dirección de la escuela también dicen del amor al psicoanálisis. La realización de las propuestas que se ponen en práctica para llevar adelante las tareas que propician formación y transmisión se gestan en la transferencia de trabajo, enlace hecho entre los que integramos dichos espacios. Encontrarán en la Sección Trabajo de Escuela algo de ese armado, algunas de las actividades y lecturas sobre lo realizado.
La Revista da la ocasión de difundir en la Sección Práctica de Escuela el trabajo institucional presentado en el VIII Congreso Internacional de Convergencia - Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano en Barcelona: “¿Qué ética para la práctica analítica en la actualidad?" Es un escrito que lleva en su hechura las marcas de la entrada de la EFLA al Movimiento, que sostiene las preguntas en tensión hasta que decanta una escritura que conlleva los decires múltiples de quienes participan, reunidos para la tarea que causa. Participar de dicho movimiento pone en acto no sólo que a la escuela le hace falta el trabajo con otras instituciones y colegas sino también que continuamos haciendo vigente la práctica analítica tal como Freud y Lacan la transmitieron, en permanente interrogación.
Aprovechamos esta ocasión para compartir la alegría por haber realizado la 1era Jornada Acerca del Pase en la EFLA. “Conversaciones sobre la experiencia en el dispositivo y los efectos de transmisión”. Apuesta sostenida de hacer pasar a la extensión lo que de la intensión investigamos y formalizamos. Desde Comisión Directiva consideramos necesario generar ese espacio de jornada para bordear lo que produce participar en esa experiencia, las incidencias clínicas que implica, los efectos, intento de hacer saber en la escuela algo de lo que se trabaja en el Dispositivo de Pase.
Otra investigación en curso es la que implica al lazo social entre analistas agrupados en el dispositivo de cartel. Los días 25 y 26 de Agosto se realizarán las XI Jornadas de Carteles y Grupos de la EFLA; A cielo abierto se presenta el estado de trabajo en el que nos encontramos y esperamos puedan acompañarnos en ese tiempo de discusión y debate.
Para finalizar, informamos que luego de varios años de trabajo y compromiso por ajustar la práctica de escuela a las letras de fundación, la EFLA ha producido la constitución del Cartel para las nominaciones de AME en la EFLA, integrado por Cristina Borda, Sergio Demitroff, Rodrigo Echalecu y Silvana Tagliaferro. Es un tiempo de apertura para apostar al discurso del psicoanálisis y a la producción. Les auguramos un enlace propiciatorio para el trabajo.
Decir, leer lo dicho, escribir, incluir en esa escritura la apuesta a que otros lean, leerlos, leernos, movimientos que son posibles al realizar una experiencia de análisis y que pueden pasar a la extensión si hay un lugar disponible, en reserva, para alojar un deseo de transmisión. La EFLA es uno de los lugares posibles para el encuentro con otros, en esa tarea y en esa apuesta. Los invitamos a la lectura de la Moebiana 72, un nuevo número que continúa la serie.
1 Sigmund Freud, “Análisis Terminable e interminable” Ed. Amorrortu.
2 Jacques Lacan, Seminario 20 “Aún”.
Si el artista con su hacer artístico nos enseña y se nos adelanta, en las cuestiones del amor no es diferente. En relación al tema que nos convoca quiero citar algunas estrofas de composiciones musicales que van apareciendo en mi oído, a modo de asociación libre, en el tiempo que antecede a la escritura. “Usa el amor como un puente” componía Gustavo Cerati; “De qué sirve ser inmortal si no se puede morir de amor” o “El amor después del amor”, canción conocida de Fito Páez. Composiciones musicales que van iniciando el trayecto, que antecede la escritura, introduciendo algunas preguntas: ¿El amor es un medio? ¿Qué puede decir el psicoanálisis del amor? ¿Se puede vivir sin amor, el amor es condición?
De las puertas hacia adentro, en la intimidad del consultorio, en la escena ficcional del análisis, la analista presta su oído al relato de un sueño. Composición del inconsciente que nos recuerda que hay otro discurso en cada sujeto. En el sueño alguien hace una pregunta dirigida a la analizante. Quien le dirige la pregunta, en la vida diurna ha transitado un duelo amoroso, para luego encontrarse con otro amor y cambiar notablemente algunos rasgos que asombran a la analizante. Se ha transformado, el nuevo amor lo ha transformado en su apariencia. Él, quien ha cambiado frente a esta nueva relación, casi deviniendo otro, le confiesa en el sueño que tiene que hacerle una pregunta: “¿fue la pasividad de mi posición lo que provocó la pérdida?”. Ella quiere escuchar un poco más de esa interrogación a modo de confesión, pero la escena se interrumpe con la llegada de su partener. La pregunta que escucha interesadamente se detiene, y queriendo saber algo más de lo que allí se estaba pronunciando, el sueño también se detiene. El despertar es inminente en ese punto de lo que no puede decirse más, en aquello indecible del amor. ¿En su vertiente real? Su partener interrumpe en la escena onírica y en ese instante despierta, con ganas de seguir escuchando ( lo que allí se pronuncia). El despertar se produce allí donde el decir ya no puede oirse. ¿En la x del amor? La analista le pide asociaciones a la analizante y entonces con su voz quebrada se despliegan una serie de palabras, esta vez le cuesta asociar, ella no quiere agotar el saber sobre el amor. La analista interviene ofreciendo su falta ubicando que el amor es un enigma, y da paso al modo de un "puente" a otras asociaciones. Conmovida asocia que la pasividad de la posición amorosa la interroga, toca su propia posición frente a su partener, lazo de amor que porta una historia, han pasado varios años desde que están juntos.
En relación a quien le dirige la pregunta en el sueño, aparecen una serie de verbos con valor reflexivo “se compró… se cortó… se tatuó…" contando de la transformación, producto de la relación actual, desplazamiento de un lugar a otro. Había otro en él. ¿Pero habría otra en ella? Pregunta que el análisis posibilitó para luego transitar ese pasaje, desentrañando la trama dramática de los encuentros amorosos. Desplazamiento de un amor sufriente y estático a otro deseante. Deslizamiento desde la pasividad e incondicionalidad al amor con condiciones. De la demanda de amor al lugar de amante, inscribiendo una pérdida, contando la castración.
Alcibiades con su elogio nos desengaña, dice Lacan en el seminario de La transferencia, nos aleja de lo bello como lo que guía en la vía del deseo. Pasamos a otro registro que del discurso de Diotima que define al amor como una relación dual que captura lo esencial de lo bello en su finalidad. El ideal corre al sujeto deseante de la escena dejándolo “inmovil al costado del camino”. Dos perspectivas introduce Lacan sobre el amor, podríamos decir
éticas. “Una ahoga, deriva enmascara, elude, sublima todo lo concreto de la experiencia en ese famosos ascenso hacia un bien supremo del que sorprende que todavía podamos conservar en el análisis vagos secretos insignificantes, con el nombre de oblatividad, esa especie de amar-en Dios, si puedo decir, que estaría en el fondo de toda relación amorosa. En la otra perspectiva,y la experiencia lo demuestra, todo gira en torno de este privilegio, de este punto único, que está constituído en algún lado por lo que no encontramos más que en un ser cuando amamos de verdad. Pero que es eso?. Justamente agalma, ese objeto que aprendimos a circunscribir en la experiencia analítica.
Para finalizar comparto un poema de Antonio Machado. " Los Ojos"
I
Cuando murió su amada
pensó en hacerse viejo
en la mansión cerrada,
solo, con su memoria y el espejo
donde ella se miraba un claro día.
Como el oro en el arca del avaro,
pensó que no guardaría
todo un ayer en el espejo claro.
Ya el tiempo para él no correría.
II
Mas, pasado el primer aniversario,
¿Cómo eran ?preguntó?, pardos o negros,
sus ojos? ¿Glaucos?... ¿Grises?
¿Cómo eran, ¡Santo Dios!, que no recuerdo?...
III
Salió a la calle un día
de primavera, y paseó en silencio
su doble luto, el corazón cerrado...
De una ventana en el sombrío hueco
vio unos ojos brillar. Bajó los suyos
y siguió su camino... ¡Como ésos!
Carolina Gamaler
carolina.gamaler@gmail.com
Descargar
El amor es un tema recurrente e inagotable en el psicoanálisis como en todas las artes. Nos entrega tanta felicidad como dolor y más de una vez resulta difícil de comprender su complejidad subjetiva; aunque no por eso vamos a negarnos a entregarnos a él, ni en la vida ni en el psicoanálisis, que en muchos momentos son casi lo mismo.
En cada época de nuestra historia se estableció una tradición “natural” sobre la palabra de amor o tal vez ella misma sea esa tradición. Los largos versos con historias de transmisión oral, la escritura de incesantes poemas, las historias de amor, las novelas, los tratados y en la música sus canciones, todos transitando un camino que posiblemente nunca termine mientras exista lenguaje. Todo aquello que esté tocado por la palabra, está afectado de innumerables modos por las investiduras del amor. Hablantes de todos los tiempos y de cualquier lugar del mundo entienden el fenómeno del amor, acaso cómo se siente y se entiende la llamada de la música. Que está ahí, directa y compleja, y que como muy pocas otras cosas, se dirige como una flecha a nuestro sujeto. Del mismo modo que el amor, el arte en su conjunto, la religión y el psicoanálisis, cada uno por su interés. No hay mucho más.
Un profundo goce hay en la música que no adquiere sentido ni lo pretende, pero casi nada puede explicar el imperioso llamado que le hace al sujeto y cómo éste siempre responde; como se responde al amor. Es cierto que el amor varía respecto al sentido, porque una de sus características es que busca el sentido, lo encuentre o no, pero no dejan de compartir ambos ese llamado íntimo e imperioso, que cautiva como los misterios de un perfume.
Nosotros tenemos algunos modos desde donde abordar al amor, algunos aforismos brillantes, el desarrollo de una lógica que ciñe bastante bien varios aspectos del amor y algunas fórmulas; todo esto bastante conocido y transitado, pero muy especialmente los psicoanalistas llevamos adelante un trabajo casi permanente sobre el amor, porque forma parte de la clínica de todos los días: es una de las hebras con la que está tejido el sujeto de la palabra.
Si hay algo que el conocimiento popular entiende, es que nadie se enamora de quien quiere. No es algo que se elige como el destino de un viaje o la fecha de un matrimonio. Esto señala casi sin necesidad de demostración, que enamorarse o amar a alguien, es un acto donde el inconsciente es un actor principal. Podemos saber quien nos gusta, pero no a quién vamos a amar. Lo inconsciente es fundamental, ahora lo veremos, aunque no es el único actor, en ese momento participa también la razón, las veleidades y estrecheces del narcisismo y las aspiraciones de la dimensión objetal del ser. Ya que nada promete más consistencia al ser, que “ser amado”. Ser objeto de amor del otro en un momento aparece como lo más importante de “ser en el mundo”. Porque tener un mundo para ser en él, es la seguridad, ilusoria pero muy convincente, de tener una serie más o menos ordenada de sentidos en los que se puede confiar. Por esto, tal vez nada de más compacidad a la existencia que el ser que otorga el amor, aunque igual sepamos lo poco que hay de ser en nuestro sujeto.
La palabra de amor es crucial, es su fundamento y es una demanda en sí misma de reciprocidad. También es cierto que se puede quedar embelesado vivamente por una imagen del otro, en eso que se dio en llamar “amor a primera vista”. Pero hay que considerar que la escena y la imagen donde suceden este tipo de flechazos, son tributarios de una sintaxis compleja. La imagen está constituida y ofrece un conjunto de significantes, signos y rasgos articulados entre sí, que se ponen en relación con el fantasma fundamental donde se estructura la sintaxis de esa imagen. Hay un lugar previamente establecido en el fantasma, que es inconsciente, que articula el privilegio de ubicar en esa mirada al objeto a como causa de deseo. Porque es en ese deseo se abre el tránsito al amor.
El encuentro amoroso no es ni fácil ni enredado, es un real. Hay quienes siempre encuentran un amor y quienes pocas veces o nunca lo hallan. Está lo real de la tyché, con el buen o mal encuentro, y está la estructura subjetiva con sus vías de facilitación e impedimentos sobre los que trabaja el análisis en el curso de cada cura.
Para que el amor sobrevenga es preciso un conjunto de condiciones, de las que voy a aislar apenas dos. Por un lado, que el amado sea portador de los rasgos que designan el lugar del fantasma fundamental que el amante tiene reservado, inconscientemente, para que se ubique en él como objeto de amor (ya no hablamos de la imagen, son rasgos únicos y singulares para cada uno, que comienzan a configurarse en la lógica edípica). Y por otro, que el amante los acepte y se entregue a ellos, para que pueda hacer una investidura libidinal del amado como una suerte de enredadera que lo envuelve con una cantidad de representaciones amorosas, de odio, de angustia y deseos, que anclan en las letras que definen la neurosis del amante. Letras que se conformaron a lo largo de la historia amorosa de cada uno, que van desde las relaciones primordiales de su constitución, como hemos dicho, hasta lo Real, lo Simbólico y lo Imaginario, que va dejando cada una de las relaciones amorosas que trascurrieron a lo largo de su vida. De aquí la atinada y verificable idea, de que nadie puede entrar de un buen modo al campo del amor, si no ha sido lo suficientemente amado por su madre. Es la matriz primigenia de lo amoroso. Sin olvidar que el amor, también es uno de los nombres del padre.
La realización de la metáfora del amor, es decir cuando los dos partenaires participan activamente del mismo vínculo (no hay nada más triste que amar a quien no nos ama, o ser amado por quien nada sentimos), es cuando el amante -Erómenos- pasa al lugar del amado -Erástes- y el amado, a la inversa, pasa al lugar del amante. Este movimiento es el que crea un fuerte lazo de reciprocidad, aún con todas las dificultades que implica a la reciprocidad, en tanto sabemos que no hay intersubjetividad posible ni proporción o relación sexual. Es decir que en esto lo imaginario hace bien su trabajo.
Sabemos que amamos porque algo nos falta, irremediablemente. Y que el amor es una promesa que gira todo el tiempo en torno a esa falta. Promesa que de a ratos cumple con holgura y a veces nos muestra su más cruda sombra. A partir esta falta entendemos que el amor es tributario de la entrada en el lenguaje -para amar, entre tantas cosas, es preciso hablar de amor-, esta entrada no ocurre sino a partir de una pérdida que es simbolizada como falta. Esta falta simbólica instaura la valencia fálica, el orden de una ley sintáctica y el mundo de los significados y sentidos. En esta dialéctica de la demanda y el deseo se ingresa, en los tiempos de constitución subjetiva, por el lugar del objeto. El infante ocupa su lugar como objeto de deseo de la madre y recibe el baño de lenguaje amoroso que lo inviste de la valencia fálica. Pero para que esta entrada sea a un lenguaje articulado en discurso, es preciso dejar de ser eso falo del otro. Este es el precio y el momento lógico decisivo en que se instaura la falta simbólica. Aquí comienza el camino del sujeto habitado por un inconsciente. Dejar de ser el falo del otro primordial es el germen y su condición de posibilidad. Con la preciosa salvedad que esta pérdida fundante, es la que cada neurótico evoca y trata de solucionar a lo largo de su vida a través del amor.
Roberto Consolo
consololp@gmail.com
Descargar
“No hay comunicación en el análisis sino por una vía que trasciende al sentido, la que procede de la suposición de un sujeto al saber inconsciente, es decir, al ciframiento. Es lo que articulé: sujeto-supuesto-saber.
Por ello la transferencia es amor, un sentimiento que adquiere allí una forma tan nueva que introduce en él la subversión, no porque sea menos ilusoria, sino porque se procura un partenaire que tiene posibilidad de responder, no es el caso en las otras formas (…) Insisto: es el amor el que se le dirige al saber”.1
Se trata de una subversión, que se produce en la función, en la estructura del saber. El saber no sabido del que se trata en el psicoanálisis es un saber que se articula, que está estructurado como un lenguaje. Dimensión propia del parletre.
¿Cuál es esa dimensión propia? El ser parlante se distingue del animal, por el hecho de habitar el lenguaje. Por esa “capacidad de transferencia"2, de lo que introduce la terceridad del campo del Otro. Allí donde el sujeto se captura como cuerpo unitario al amparo de la mirada del Otro, encuentra su unidad en la imagen del Otro que es su propia imagen anticipada.
La condición traumática del agujero como efecto del lenguaje funda la estructura que produce un vacío. Para que se funde ese espacio, hace falta que una representación psíquica esté vaciada, por un efecto de sustracción. La represión original toca el punto de falta de objeto, dando lugar a un sujeto.
El lenguaje debe ser incorporado. El lenguaje interviene en ese cruce entre cuerpo y significante. El sujeto se constituye al ser hablado por alguien que ocupa el lugar de Otro. El infans vive con júbilo la adquisición de esos primeros sonidos que darán lugar al fonema, los que serán incorporados como significantes que se adhieren al cuerpo como voz.
La cadena significante está soportada por una escritura que introduce el lenguaje. No accedemos al significante, sino al efecto de sentido. Un trazo que soporta la presencia ausencia. Accedemos al efecto de sentido, en tanto el sentido está forcluído. Si hay trazo que soporta el vacío de significación, hay significante, y puedo metaforizar.
La palabra en su función ficcional y su estructura de ficción, define el lugar de lo que se llama la verdad, es decir también de mentira. Ya que la verdad no dice la verdad salvo cuando dice miento, nos recuerda Lacan. Pues toda designación es metafórica, es decir que no puede hacerse sino por la intermediación de otra cosa, por su naturaleza se evoca un referente. La estructura misma del lenguaje conlleva una falla. Desde eso que equivoca, nos constituye como hablantes.
En la primera clase del Seminario el Saber del Psicoanalista, charlas de Santa Ana, Lacan pone a trabajar un neologismo, producto de un lapsus que es leído e interpretado por él mientras se encontraba dictando la conferencia. Quiere hacer alusión sin nombrarlo a uno de los autores del Diccionario de Psicoanálisis, Laplanche pero lo confunde con el autor de un Diccionario de Filosofía, Lalande.
Una vez producido el lapsus y leído, precipita otra escritura, que juega con el equívoco, lalengua (lalangue). Un neologismo que le permite agujerear el lenguaje. Llega más lejos, en la última clase del Seminario Aún, afirma que el Lenguaje no existe; que no existe sino en tanto que “es lo que se procura saber respecto de la función de lalengua”3. La cual dirá que sirve para algo que es diferente a la comunicación, será aquello que designa lo que es asunto de cada quien, lalengua materna. Aquello que afecta, en tanto enigma, que se presentifica por el inconsciente. Entre saber y verdad se sostiene el discurso inconsciente nos dirá Lacan, y lo comprobamos por sus formaciones. El sujeto ex-siste ahí donde el Otro yerra.
La estructura del equívoco forma parte del discurso psicoanalítico. La irrupción del lapsus plantea un enigma frente al que estamos advertidos podrá ser dicho a medias. La dimensión de la falla, de lo que equivoca, habilita la ocasión de recrear en una nueva metáfora que habilita otro sentido. Errar en el lapsus aceptando que toda respuesta es ficticia.
Sabemos del inconsciente por experimentar en acto la transferencia, que se estructura como un lenguaje hipotético respecto a lalengua. Advertimos sobre el inconsciente cuando es leído, es decir interpretado. El inconsciente será metáfora de amor en tanto subvierta el saber anudado a lalengua.
Un lapsus es ya una lectura del escrito inconsciente. En el Seminario 24, “Lo no sabido que sabe de la una-equivocación”, Lacan dirá que el lapsus se sostiene en el tejido mismo del inconsciente. No se interpreta el sentido, sino que se pone a jugar el inconsciente que equivoca. Operamos inmersos en una lógica, la del inconsciente, a nivel de la superficie del discurso. El inconsciente es ese saber inscripto en lalengua… y por eso falla.
Lucia Isasa
luciaisasa@hotmail.com
Descargar
1 Jacques Lacan: Otros Escritos, Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos, Ed. Paidós, pág. 584.
2 Jacques Lacan: Seminario 9. Le Identificación (Versión crítica), circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Clase 3: 29 de noviembre de 1961, pág. 8.
3 Jacques Lacan: Seminario 20: Aun, clase del 26/06/1973, Ed. Paidós, pág. 167.
Cuándo podrás amar
sin tantos complejos.
Para salir del tedio
Destapa algún sueño.2
A menudo escucho en el consultorio que el amor se presenta como una pregunta a la que los pacientes pretenden encontrar una respuesta. Ellos no se sienten amados, sus demandas no resuenan en el otro y entonces el amor se enuncia como una búsqueda entre las novelas y pesadillas que se instalan en la transferencia. Si a esto sumamos que el discurso capitalista influencia -cuando no determina- nuestro modo de vincularnos, la imagen es aún más compleja. Sobre las múltiples formas del amor se imprime la letra de la época, efecto de la ciencia y la tecnología. En los celulares e internet proliferan las diversas aplicaciones que construyen una nueva realidad que quiere tapar la soledad y el desencuentro. El imperativo del discurso capitalista propone: ¡Gozá! Y una respuesta anticipada e inmediata impide a los sujetos desplegar alguna pregunta en cuanto a su deseo. El tedio, el sentimiento de disgusto poblado de miedos, pone en escena una existencia desprovista de sentido. Los nuevos significantes de la época -“me gusta”, “eliminar”, “seguir”, “aceptar”, “bloquear”- empobrecen el lazo social y en el intercambio se despliegan escenas sin velo sobre el desborde pulsional. El tedio es la presencia de los desarreglos que impone la cultura, signo de una monotonía que martiriza al sujeto que busca restablecer un lazo pacificador a través de la palabra.
La lectura del Banquete de Platón y sus diálogos nos permite pensar la estructura del amor y sus entramados subjetivos. En la casa de Agatón, un grupo de hombres se reúne para hablar sobre el amor. Por orden, cada uno despliega sus conocimientos. Entre ellos, Alcibíades irrumpe. Acusa a Sócrates de guardar para sí el secreto fundamental acerca de la diferencia entre erastés y erómenos, amado y amante. Alcibíades demanda, dice que Sócrates no le dio signos de amor. Dice que lo suyo es puro encanto, que fascina con las palabras, y por eso lo quiere desenmascarar.
Lacan desarrolla el seminario sobre la transferencia entre 1960 y 1961, y tomando como referencia al Banquete de Platón propone pensar la particularidad del vínculo entre analista y analizante. Ubica allí la noción de “disparidad subjetiva” en el dispositivo analítico, concepto que cuestiona la noción de intersubjetividad y sostiene que en la transferencia no se trata de una relación entre sujetos. Lo que está en el trasfondo del vínculo transferencial, aclara, es la relación del sujeto a un objeto. En la transferencia está la cura psicoanalítica. Esto implica la construcción de un nuevo lazo, allí donde Freud postuló el principio de abstinencia.
El analizante (erastés) demanda interrogado por su padecimiento. No sabe lo que tiene. La demanda pone en juego el saber del lado del analista (erómenos). El saber tiene un lugar privilegiado en la dialéctica que se desarrolla en el Banquete. Lacan, en un retorno a Freud, formula que toda demanda es demanda de amor. El amor está en el centro del lazo transferencial, el analista tendrá como horizonte el ágalma del deseo, pagará con lo más íntimo de su ser. El ágalma en El Banquete designa en Sócrates el objeto inalcanzable del deseo de Alcibíades. En Sócrates encuentra ese objeto indefinible y precioso; él es un mero envoltorio que recubre y aloja al ágalma. Al mostrarse castrado, Alcibíades se coloca en una posición deseante, se produce el milagro del amor.
Amor, deseo y goce se anudan borromeanamente. En el centro el objeto a causa de deseo. El amor enmascara un núcleo pulsional, su función es la de “velo” de la falta. El amor, de alguna manera nos deja en falta, incompletos ya que no hay deseo sin falta. Es la época la que nos lleva a interrogar las relaciones de objeto. Las manifestaciones de la psicopatología cotidiana, presentan un sujeto inerme, aburrido o ansioso dando cuenta de un apagón deseante. El amor es una metáfora y el deseo es metonímico, impulsa un tour pulsional en torno a sus objetos, es a partir del significante y de la función fálica donde se anudan las condiciones para el vínculo de amor. El analista ofrece ese lugar para hacer pasar el goce por los desfiladeros del significante, la clínica muestra diferentes grados de un rechazo a la falta.
Sobre el eje de la transferencia amor, deseo y goce se enlazan al saber. Se instala el amor de transferencia cuando hay suposición de saber en el analista, operando éste como sujeto supuesto saber. El deseo de quién sostiene el proceso de la cura se juega como el deseo del analista. El engaño del amor es crucial y se encuentra en el meollo del suceder analítico, queda del lado del analizante. El analista no se engaña porque opera un deseo más fuerte en él, el de analista. El amor como significación es una metáfora, vela un secreto función de la falta. Lugar vacante, vaciado de su propio deseo como sujeto, posibilita no llenar el entre dos/intervalo (S1-S2) con su propia subjetividad. Sino que, al contrario, los propicia equivocando los significantes. Para salir del tedio, destapa algún sueño, allí donde el discurso capitalista, la ciencia y la tecnología excluyen al sujeto. El deseo del analista en la dirección de la cura deja vacante el intervalo. Permite que se aloje el deseo del paciente, que se despliegue la posición del sujeto del inconsciente sin obturar la división subjetiva para no ubicarse allí en la ilusión de completud. En consecuencia, el objeto será transferido al analista y hará semblante para operar en la transferencia. Esta es la dialéctica en la que el deseo del analista sostiene un vacío, una oportunidad para el despliegue de los decires, cuando podrás amar.
Tomás García
edtomasgarcia@gmail.com
Descargar
1 J. Lacan, El Seminario, libro 10: La angustia, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 195
2 Letra y canción Cuando podrás amar de Germán Daffunchio, Tomás Sussmann. Disco ¿Para qué? Las Pelotas 1998.
Bibliografía
- Jacques Lacan Seminario VIII La transferencia. Buenos Aires. Paidós
- Jacques Lacan Seminario X La Angustia. Buenos Aires. Paidós
- Jacques Lacan Seminario XI Los cuatro conceptos fundamentales. Buenos Aires. Paidós
- Sigmund Freud “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” (1914-1915) En obras Completas Tomo XII. Buenos Aires. Amorrortu.
"El bla bla del amor", nos convoca y evoca justamente que se trata del verso y que es en transferencia donde el despliegue del inconsciente en tanto discurso que el amor encuentra una función. Amor de transferencia lo nombra Freud.
Precisamente es porque se pone en juego a través del amor y que hace soporte el analista en corps, en cuerpo, que un analizante nos cuenta de sus padecimientos en los avatares, en las dificultades que conlleva vivir el amor, de eso que no arregla e incluso pareciera que no tiene arreglo: el amor mismo.
Los analizantes relatan, cuentan, versionan aquello que, en cuestiones del amor, lo que se cuenta, es lo que no tiene caso.
No tiene caso, en principio alude justamente a eso que hablando de amor, inexorablemente no tiene arreglo. En “Fragmentos de un discurso amoroso” Roland Barthes parte justamente del dis-cursus, es acción como “la acción de correr aquí y allá, son idas y venidas, «andanzas», «intrigas». En su cabeza, el enamorado no cesa en efecto de correr, de emprender nuevas andanzas y de intrigar contra sí mismo. Su discurso no existe jamás sino por arrebatos de lenguaje, que le sobrevienen al capricho de circunstancias ínfimas, aleatorias “
Arrebatos del lenguaje, nos señala Barthes, el discurso amoroso lo que revela es que quien está en posición de enamorado, no solo pone en juego la palabra sino el cuerpo mismo, de lo que se trata es del gesto del cuerpo, cual si fuese un atleta, entonces el amor es ante todo acción, se conjuga y se juega en el terreno del lenguaje, con sus accidentes, sus arrebatos, su gesta, su desmesura y su padecimiento, de ahí que el amor es un hacer: el amor se hace.
Ahora bien, en principio está el verbo, nos dice Lacan en el Seminario de La transferencia, pero en un análisis, nos dice Lacan en el seminario 20, lo único que hacemos en el discurso analítico es hablar de amor y agrega que el aporte del discurso analítico es que hablar de amor es en sí un goce, con lo cual esta juntura del amor y la palabra plantea un problema, el goce mismo. Hablar de amor implica que sea un hecho y en su hechura se desprende el goce.
Ahora bien, ¿por qué Lacan en esa clase, titulada en la versión de Paidós Una carta de almor, hace un pase a lo escrito? ¿Qué diferencia se establece entre lo que se dice del amor y lo que escribe el amor?
Una carta de amor está dirigida a alguien, implica una correspondencia, pero Lacan inventa un término nuevo, en la equivocidad de alma-y amar, surge el almor, el otro a quien se dirige el almor no es otro sino Otro sexo, que apunta al goce del Otro que no hay, pues no es signo de amor sino simbolizado por el cuerpo. Una carta es una correspondencia que implica un destinatario y en tanto de amor dirigido, es una declaración.
¿Qué almo en ti? Si conjugamos, tal como lo hace Lacan en el seminario citado, yo almo, tú almas, él alma con la frase enunciada en el seminario 11 “amo en ti algo más que tú” poniendo de relieve que de lo que se trata es del objeto, podemos entonces situar que el objeto amoroso del cual hace soporte el partenaire no sería más que la cobertura que recubre “eso” por lo cual almo en ti: el alma del objeto que no es más que agalma por lo cual el objeto a causa de deseo.
Entonces en la carta de almor, se dirige a alguien que no corresponde dado que al tratarse de seres hablantes no hay relación-proporción entre los sexos. Lo imaginario del amor como un espejismo, tiene como esencia el engaño pues “te amo pero porque inexplicablemente amo en ti más que tú, el objeto a minúscula, te mutilo”, cuestión que nos lleva al hueso de lo real.
Dejemos al poeta, que en eso nos llevan la delantera según Lacan, decirlo preciosamente, en la pluma de Cortázar quien escribe precisamente en Una carta de amor:
“Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo,
Pero entonces, ¿Por qué el amor no tiene caso? Ello puede incluso, cuando el amor se torna insoportable, llevar a alguien a demandar, tal como lo transmite Anne Dufourmantelle en "En caso de amor, psicopatología de la vida amorosa", en principio no un análisis, sino simplemente que la cure del amor.
El primer caso del libro en cuestión, nos habla a través de Mina, una analizante que se presenta demandando a la analista que“le saque el amor de encima”.
El re-verso del amor de transferencia implica a la demanda, lo que el amor pone en correspondencia demanda ser rechazado, tal como hace la analista “yo sería incapaz” le devuelve en forma invertida su propio mensaje.
En ese mismo movimiento de rehusarse a sacarle el amor de encima, Mina días más tarde y a través de una carta le declara que, lo que amó en ella (la analista) fue su voz: “escuché su voz y la amé” confiesa-
Tal reverso es posible en tanto a quien se le dirige la demanda hace de relevo, en el lugar del semblante de objeto a causa. Es ubicar en el reverso de eso que formula la demanda “almo en ti más que tú”
Una carta de almor llega a destino, si es leída y atraviesa el cuerpo. Carta de amuro, dirá en el seminario que le antecede, en ….O piure, donde nos da la fórmula de la demanda fundamental “te demando que me rechaces lo que te ofrezco”, la carta de a-muro que en los desfiladeros del significante pone de relieve que “no es eso”, en tanto lo que se ofrece es la falta misma, no hay objeto correspondiente para la satisfacción, dado que no es lo mismo lo que “ te ofrezco” y lo “que “tú rechazas”.
Esa no correspondencia entre esos tres términos que articula Lacan: Demanda, rechazo y oferta anudados de tal modo, mediante una estructura gramatical arriba al nudo fundamental que calza en una letra: a.
En este seminario, en la clase del 9 de febrero de 1972 donde desarrolla esta formulación fundamental, por un hecho fortuito se encuentra con el escudo de la familia Borromea. Alguien que le acerca el escudo de esta familia de nobles lo cual le viene, según nos dice amorosamente Lacan, “como anillo al dedo”.
Es interesante todo el desarrollo que va haciendo Lacan para señalar que, en lo que se funda el discurso analítico es en el rechazo dando lugar a que la demanda pueda ser formulada.
Lo que va concatenando los términos implicados mediante el verbo: Demandar, rechazar y ofrecer es el sintagma “no es eso”. Verbos que se articulan en una relación ternaria:
Te demando
Que me rechaces “no es eso”
Lo que te ofrezco
No es eso, concatenando los tres sintagmas, y el paso de sentido que ello da lugar, “eso” de lo que se trata precisamente es del objeto a. Tal anudamiento que hace pasar un sentido hacer surgir al objeto a. Así lo expresa: “los conduzco a esto: la cuestión es saber, no como surge el sentido, sino cómo a partir de un nudo de sentido, surge el objeto mismo y para nombrarlo, ya que lo nombre como pude, el objeto a”. Donde demanda, rechazo y oferta en ese nudo propuesto a partir del emblema de los nobles, hace pasar un sentido a partir de este anudamiento de tres.
Concluye en esa clase, donde nos ofrece al escudo de los Borromeos como nudo justamente para indicarnos que el analizante llega al análisis no para satisfacer su demanda sino para anoticiarse de qué es lo que demanda. “Lo que demanda (el analizante) es que él (el analista) satisface no es otra cosa que el reconocimiento de lo que se demanda NO ES ESO.
Para finalizar, si la carta de a-muro-almor se escribe en cada análisis mediante la función que el amor de transferencia permite formular mediante la demanda de que no es eso, cada analizante re-escribe su propia ver-sión en tanto haya un analista en función.
Mariana Pereyra
pereyramar_a@yahoo.com.ar
Descargar
Bibliografía
- Barthes, Roland, Fragmentos de un discurso amoroso. Traducción: Eduardo Lucio Molina y Vedia. Versión digital.
- Dufourmantelle, Anne En caso de amor. Psicopatología de la vida amorosa. Ed. Nocturna. Año 2018
- Lacan, Jacques Seminario Aún. Ed. Paidós. Año 1998
- Lacan, Jacques Seminario …o peor. Ed. Paidós. Año 2012
En la escena de la obra que compone Degas podemos ver a dos personas e imaginar una historia. ¿Serán pareja? ¿pensarán en abrir la pareja? ¿Habrá diálogo? ¿Habrá amor? Me guiaré por algunas preguntas para el desarrollo de una escritura: ¿Cómo escucha una analista el bla bla bla del amor en la intención? ¿Cómo hace pasar de la intimidad de la intensión a la extensión lo que se dice del amor? ¿Cómo escucha una analista cuando a la consulta acude una pareja? ¿Cómo se define una pareja en psicoanálisis? ¿Es posible un análisis de pareja?
Lacan planteó que el analista es al menos dos, el que produce efectos y el que a esos efectos los teoriza. Una analista interrogada por la praxis clínica escribe a posteriori.
¿Cómo escucha una analista el bla bla bla del amor en la intensión?
Una analista se dispone a la escucha en abstinencia y neutralidad, sin intentar entender demasiado rápido, a alojar esa diferencia radical que nos separa y delimita cierto no saber del lado de la analista. Se dispone con el recurso de la atención flotante a la elaboración de preguntas clínicas que se pueden producir como efecto de una lectura in situ.
Algunas parejas consultan ante la opción de la apertura de la pareja, es decir, una forma de separación de la intimidad, que involucran acuerdos de encuentros de tipo ‘amorosos’ con ‘extranjeros’ a la pareja.
¿Cómo hace pasar de la intimidad de la intensión a la extensión lo que se dice del amor?
El relato no intenta operar como evidencia, ya que se trata de una verdad a medias que puede producirse en transferencia y la prioridad de sostener el secreto profesional. La literalidad del caso puede perderse. Intentaré componer una escena que permita hacer pasar la huella de un real, parte de una praxis clínica, lo acontecido en el breve tiempo que pude trabajar con una pareja.
¿Cómo escucha una analista cuando a la consulta acude una pareja?
La clínica es invención en tanto es una por una. Lacan nos trasmite, paradójicamente, que el psicoanálisis es intransmisible por lo que cada analista debe reinventarlo1. Nos servimos de la experiencia del análisis, del análisis de control, de la lectura con otros en espacios de interlocución con colegas, en transferencia de trabajo, como los que se producen en la EFLA.
Cuando acude una pareja a una analista, se aloja en su escucha un decir hecho de palabras para leer en términos de significantes, así como letra de goce que los habita. Una analista sigue la huella freudiana y lacaniana, pone sus esfuerzos en revalorizar este instrumento para los analistas, la palabra.2 Se alojan las palabras, se valoran las producciones del sujeto hablante o sujeto del inconsciente para propiciar de este modo su propia escucha, es decir, que la escucha no quede solo del lado de la analista. Se puede ir instalando la palabra como la vía mediante la cual se enteran de sus goces.
Ficciono una versión, María y Román asisten a su primera consulta. Como motivo inicial dicen ‘nos matamos’, frase en la que están de acuerdo, significado obvio para ellos que no asisten a un espacio de análisis individual. Palabras vacías para una analista que apenas los intenta conocer en una primera videollamada. ¿Qué significan para esta pareja? Resulta ser una expresión ambigua en tanto representa unión y separación: perderse en el otro o matar para vivir más allá del otro. Se mataban en la cama, se mataban en la vida. Sin pudores relatan sus escenas sexuales tanto como las de agresión cotidiana.
¿Cómo se define una pareja en psicoanálisis?
Llegan dos a la consulta, en el sentido coloquial del término dos, ya que dos por amor pueden ser uno, nos advierte Lacan.3 Entre ellos pareciera haber cierta indiferenciación. La agresividad entre ellos, los enojos, el destrato, el no soportarse, el herirse con palabras. La hipótesis de trabajo es que esa agresividad es un modo de responder a cierta posición superyó mitad en la pareja.4
Cuánto más deseante se encuentre el sujeto, menos lo atormentará el superyo. Podrá soportar mejor la diferencia.5
Una analista puede ir salvando las diferencias entre uno y otro. Se dialoga acerca de la potencia amorosa de las palabras, del desencuentro que sucede en las parejas y del malestar inherente a los lazos sociales. Hablando María y Roman se enteran de cómo se encuentran y se desencuentran en su pareja. El despliegue de la palabra propició la diferencia. El hablar operó como separación. La degradación, el rechazo y la desestimación del otro, operaban como anulación o invalidación del otro.
Ambos se definían como latentes al reto del otro. Lo singular de cada uno se volvía amenazante, imperativo u obligatorio y desalojaba completamente la diferencia subjetiva en la pareja con la posible consecuencia de una separación de hecho. Una separación de hecho para poder darse un lugar sin matar al otro en el intento. La opción de abrir la pareja e involucrarse amorosamente -no refiere a la transferencia- fue tenida en cuenta como modo de separación y evitación de la separación de hecho.
La apuesta de una analista es abrir espacio a lo diferente de cada uno sin que devenga imperativo, que se pueda relativizar al otro, hacer lugar a ambas singularidades. Que sea posible un modo de estar juntos separados, posibilitar una posición deseante en la pareja.
Las tensiones y el ‘nos matamos’ latente, cada tanto se hacía presente en el espacio de tratamiento. Fue necesario señalar que ellos querían y debían ocuparse de la pareja, a riesgo de que el tejido transferencial se rompiera, ya que de a poco iba quedando la expectativa de cierta resolución del lado de la analista en tanto algo del diálogo propiciado por el tratamiento producía efectos.
Ese señalamiento fue seguido de una lectura a tiempo: la apuesta fue abrir la pareja. Es decir, invitarlos a entrevistas por separado para hablar sin devaluar la palabra en amenazas sin consecuencias y hacerle lugar a la pregunta de cada uno por separado.
Se produce una apertura de la pareja en tanto consultan a una analista, relatan su intimidad, juntos. Que se pueda maniobrar para que esa apertura continúe en nuevas aperturas; una apuesta será la de la entrada en análisis uno por uno, en singular.
¿Es posible un análisis de pareja?
Cuando los sujetos hablantes consultan, una analista puede interrogarse ¿Será posible un análisis? Es algo que sabremos a posteriori.
En las entrevistas por separado, cada uno pudo dar cuenta de sus preguntas, de sus posiciones. Al escucharlos les propuse a cada uno, una entrevista siguiente juntos, de cierre..
Se escucha en María la expresión, Todavía no nos matamos: incorporó un adverbio y una negación, se pasa de un verbo en presente a una postergación. Román dice que les cuesta hablar, se escucha como la palabra se erotiza como fallida.
Las entrevistas pudieron operar como antesala a un posible análisis6 en María. Ella solicitó un turno para un espacio individual, al que iría con una serie de preguntas que logró recortar en el espacio compartido. Del espacio al que llegaron juntos hubo una salida separados. Juntos y separados.
Agostina Miranda
psiagostinamiranda@gmail.com
Descargar
1 Lacan en Conclusiones del XI Congreso de EFP el 6/9/1971.
2 Lacan, Jacques. Seminario XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.
3 Lacan, J. Seminario XX. Versión crítica.
4 Rivadero Stella Maris (2022) Escucha psicoanalítica en las entrevistas de pareja y familia. Introducción a la clínica con pareja y familia. pág.30 Ed. Letra Viva
5 Amigo Silvia (2008) La autorización del sexo. El partenaire… ¿Surmoitié o causa de deseo? pág 208. Ed. Cascada de Letras.
6 Rivadero Stella Maris (2022) Escucha psicoanalítica en las entrevistas de pareja y familia. Introducción a la clínica con pareja y familia. pág 50.
El lazo interrogado, interrogando al amor.
Interrogarnos es la posibilidad de una pregunta que está dirigida al Otro, y es por esta posibilidad de la interrogación que se abre el camino al campo de las neurosis, es decir que la neurosis es la posibilidad de organizar o plantear una pregunta.
Freud se interroga acerca del discurso en la histeria y allí se organiza una pregunta que orienta la clínica: ¿Hacia dónde se dirige el deseo de Dora o de Ana O. ?
¿Qué quiere una mujer? También se interroga por aquello que conmueve en la cultura.
Lacan también lo hizo con Antígona, con el caso Aimée, con Joyce.
La posibilidad de la interrogación nos abre una vía de acceso a la clínica, a la cultura y también a la alteridad y diferencia.
Es decir que la interrogación como función, crea un espacio, que antes no estaba.
En el Seminario Aún, Lacan distingue el goce del amor y nos advierte respecto a quedar atrapados en el amor desde el ser, como un peligro de cualquier significante que pueda eternizarse, es decir, convertirse en signo, ningún significante se produce como eterno, afirma.2 El goce del Otro no es signo de amor, pero el significado siempre encuentra su centro y es el discurso analítico quien puede subvertir algo y producir discontinuidad.
Al Otro hay que machacarlo y reacuñarlo para que tome su resonancia.
Encontramos en el texto de homenaje a Marguerite Duras “El arrebato de Lol V. Stein”, una pregunta acerca de la escena del baile, ¿Quién es el arrebatado o raptado en el amor? ¿Quién es el despojado del amor como si fuera una prenda que nos viste? ¿Qué queda del sujeto una vez arrebatado?
Lacan allí nos recuerda que un psicoanalista debe recordar con Freud que el artista siempre lleva la delantera y dice: “Reconozco esto en el rapto de Lol V Stein donde Marguerite Duras evidencia saber sin mí lo que yo enseño, que, la práctica de la letra converja con el uso del inconsciente, es de lo único que quiero dar fe al rendirle este homenaje.”3
Ambas escenas, la de Dora y la de Lol, nos señalan la doble vía en que se está tomado en el amor, como sujeto vestido a la vez que como objeto al desnudo, el amor entonces como un tránsito por esa vacuidad.
Este grupo surge de un intercambio de ideas y conceptos y de poder ir interrogándonos cada vez acerca de lo trabajado, así es que pudimos formalizar el trabajo bajo este título.
De algún modo hemos interrogado al amor en sus distintas vertientes, tomaré dos puntos que me interesaron en el recorrido que venimos haciendo:
 - El amor como aquello que se dirige al Otro estando comandado por otra cosa.
 - El amor como aquello más radical que es llevado a las últimas consecuencias en el dispositivo analítico.
Respecto al primer punto nos encontramos con el Hay Uno4, lo que permanece a través de los siglos, el amor.
En los análisis nos encontramos con el amor como demanda, con esa demanda que se explicita y se despliega de múltiples formas, vía de acceso a su vez a instaurar la transferencia y poder sostener la transferencia bajo la fórmula de Sujeto supuesto de Saber.
Es aquel a quien le supongo el saber, que lo amo, lo amo porque ese sabe algo de mí, también nos orienta con respecto a otras formas, como des-suponer ese saber puede ser el odio o la desconfianza.
Formas de nombrar el Eros y Tánatos freudianos.
Otra de las formas de nombrar el amor también ha sido Dios, para la religión y para la filosofía. Pero desde el momento que se nombra desde el Psicoanálisis a lo Inconsciente o al Otro como lugar de la palabra, constatamos que se produce un corrimiento que Jean Luc Nancy5 destaca en términos de un descentramiento, en donde observa que aquello que comanda es otra cosa, y lo dice de este modo: "Lacan supo encontrar las líneas para su discurso, donde ya Freud comunica como necesario un cierto saber sobre otras ciencias y Lacan supo encontrar las líneas para su discurso al referirse a otras ciencias que no sean las del espíritu, romántico alemán, un saber acerca de la lingüística, las matemáticas, la topología, la lógica, ciencias que interactúan con el psicoanálisis donde por ejemplo, se tratará de leer entre la audición del discurso y la lectura del texto, buscar en esa separación, en esa interrogación, en ese entrelíneas, en esa semi ausencia, donde algo queda suspendido que anula el valor de cualquier ideal, eso que interrogamos del modo más duro, dará lugar a un desciframiento que es un juego con la metáfora, que dará lugar a otro texto, que se arriesga, más allá o a pesar del anterior”.
Apunta Lacan al centro que descentra el sentido.
Así también el amor es tomado como metáfora a interrogar y en sus figuras o versiones hace referencia al goce, al deseo, a Das ding, como aquello no asimilable o nombrable, donde no se refiere a ningún sentimiento, sino a ese lugar donde estamos tomados como objeto en un discurso, ese exterior íntimo, del cual por ser tan éxtimo e íntimo no alcanzamos a captar.
Por ende, cuando decimos que el amor es aquel saber que el Otro puede tener de nosotros, no nos referimos a la imagen que nos devuelve, como tampoco al campo del afecto o lo engañoso de los sentimientos, sino que aquello que comanda es mucho más confuso, está más allá del principio del placer, pudiendo tomar las distintas formas, es decir la relación que el sujeto tomado en el discurso mantiene con el objeto6, con el lenguaje y con el desamparo absoluto.
Acercarse al campo del objeto es saber acerca de aquello propio y ajeno que, en la vida puede preferir, la vida y a veces también la muerte, metáfora topológica de lo más interior y exterior al mismo tiempo.
Tanto Freud como Lacan constatan que esto es lo que hallamos en un análisis como experiencia, eso que habita en el prójimo y también en mí, ese núcleo que es el de un goce donde el sujeto está tomado como objeto.
A veces el amor nos viste pero también nos desnuda o despoja, podemos ser arrebatados como en la escena del baile con una perplejidad que no alcanza a tomar la forma imaginaria de un vestido o prenda. Es decir, el goce de mi prójimo, su goce nocivo, es lo que se propone como problema para mi amor, dirá Lacan en el Seminario de la Ética.
El análisis es aquella experiencia que pone en su máxima tensión y diferencia esta cuestión, se sirve de un amor supuesto, para poder transformarlo en una nueva experiencia respecto al amor y poder ingresar en ese nuevo espacio que la interrogación ha creado.
Este amor que irá más allá del narcisismo, de la identificación con el ideal, tomará también la forma metafórica, cuestión que pudimos constatar en algunos textos y obras literarias, así como en el cine.
La forma metafórica del amor que se desliza permanentemente hacia otro lugar, "cuando este deslizamiento no es posible nos encontramos con el rechazo, Verwerfung, rechazo hacia todos los campos de lo simbólico, rechazo de la castración".7
¿Es posible entonces un amor sin la castración como función? El amor de transferencia llevado a las últimas consecuencias posibilita como efecto que real, simbólico e imaginario, anuden en un amor que dice, aun aquello que no es nombrable, que nomine, en el sentido que causa y hace agujero.
Paula Levisman
paulalevisman@hotmail.com
Descargar
1 Trabajo presentado en VIII Congreso Internacional Convergencia. Barcelona 2023. Grupo de Convergencia Interrogando el amor.
2 Jacques Lacan, Seminario Aún, cap. 4 . Ed. Paidós.
3 Jacques Lacan. Intervenciones y textos II. Homenaje a Marguerite Duras del rapto de Lol V. Stein. Ed. Manantial.
4 Jacques Lacan, Seminario Aún, el amor y el significante. Ed. Paidós.
5 Jean Luc Nancy. El título de la letra. Disponible en PDF online.
6 Jacques Lacan. Seminario XVII, El Reverso del Psicoanálisis. Ed. Paidos. Cap: Los surcos de la aletósfera.
7 Jacques Lacan. Hablo a las Paredes. Ed. Paidós. Barcelona, 2012. Pág 102.
Nos disponemos a con-jugar, cortar y empalmar al “menos” dos textos formalizados clínicamente. Resignificamos juntas, en un tiempo posterior, una presentación y un comentario clínico acontecidos en otra ocasión. Un tiempo donde lo imprevisto de una contingencia, un decir imposible sobre el amor y la dimensión enigmática de lo real nos vuelve a enlazar para dar una vuelta más en torno a la transmisión de una experiencia. Una causa deseante nos hermana amorosamente intercambiando letras, y una falta renueva un decir que nos mueve aún a escribir. “..El amor no es otra cosa que un decir, en tanto que acontecimiento…”.
Jugando entre pliegues y despliegues de textos apostamos a que una nueva versión vaya surgiendo en este “otro” tour que vamos emprendiendo.
Una historia de amor
Cristiano llega a la consulta con un enigma que lo aferra a su trama edípica. Se presenta de la mano de las irrefrenables demandas de su partenaire. Única mujer en su vida con quien establece una relación de pareja donde prevalece una versión del amor estragante y fagocitante. En los reclamos incansables de Lucía se recortan rasgos de dureza y soberbia que C. ha tomado de su padre para crearse una fachada defensiva y protectora. Disfraz paterno detrás del cual se descubrirá en el trayecto del análisis que aguarda escondido un punto identificatorio materno.
De la novela familiar a dejarse tocar por su deseo
C. adviene en medio de conflictos maritales y desventuras amorosas extramatrimoniales de su padre, configurándose a nivel de la trama familiar un vínculo de fuerte apego con su madre. Una mujer pesada, abocada a su único hijo, toda-madre. Y en contraposición, un padre ausente en la vida cotidiana familiar, abstraído en sus avatares sexuales, devorador de presas como un “ave de rapiña”.
Con la muerte de su madre y el trabajo de duelo en análisis, C. logra quitarse un gran peso de encima conmoviendo un rasgo de pasividad materna además de reencontrarse con su padre. Se habilita un pasaje de la identificación morbosa de la madre a servirse de una identificación amorosa al padre que erotiza su decir. Tiempo en que se produce un viraje. Se desprende de un cuerpo amorfo y mórbido para habitar un cuerpo sexuado. Se abre a la relación con L. quien encarna el enigma articulado a la falta de deseo sexual en C.
En el devenir analítico un pasaje se produce. Del amor sacrificial que conduce a lo trágico incestuoso al amor enlazado a un deseo. En el terreno abonado por el amor de transferencia resuena una parte del estribillo de la canción Touch mede la banda estadounidense The Doors:
Come on, come on
Vamos, vamos
Now, touche me, baby
Ahora, tócame, nena
¿Can´t you see that I am not afraid?
¿No ves que no tengo miedo?
Y a la par una serie de preguntas lo interpelan en el doblez de su historia confrontándolo con el deseo de paternidad y su deseo en relación a una mujer ¿qué me pide L.?, ¿un hijo?, ¿yo qué quiero?. Hasta aquí la vida amorosa de C. reeditaba la configuración edípica, dejándolo sin salida. Con la caída en análisis de ciertas identificaciones una puerta se abre para que la sexualidad y sensualidad rechazada en otro tiempo lo toque ahora a C. en el cuerpo, inaugurando la posibilidad de otros goces, descubriéndose un hombre sensual que goza de su sexualidad. Surge el deseo hacia una mujer, perdiendo el miedo a ser como su padre “ave de rapiña”, hallando un modo distinto al paterno de establecer un lazo amoroso a una mujer. Se desprende de la pasividad materna y vía identificación viril se disuelve la fantasía de quedar devorado por las demandas de su partenaire. Con el movimiento del análisis se inaugura una nueva posibilidad de ser tocado por su deseo, surgiendo una mujer como síntoma de un hombre, haciendo nudo en su mentalidad y llevándolo a interrogarse por su deseo hasta remover las hebras más íntimas de su subjetividad.
El fracaso del inconsciente es el(l)amor. “No hay relación sexual”.
A partir del primer aforismo surgen los siguientes interrogantes: ¿por qué el amor sería el fracaso del inconsciente?, ¿en qué circunstancias podemos pensar el amor como fracaso del inconsciente?.
La traducción del título del seminario XXIV L´insue que sait de l´une –bevue s´aile a mourre sitúa un deslizamiento homofónico en francés de “lo no sabido que sabe” a l´insucces, es decir, el “no éxito”, “el fracaso”, permitiéndonos pensar una doble dimensión del amor. Una, donde el amor se encuentra enlazado al tropiezo del inconsciente, y otra que ubica el fracaso en el amor como un destino trágico.
Desde la primera dimensión planteada podríamos considerar que para vivir una historia de amor hay que darle la espalda al inconsciente ya que de modo contrario, el destino de ese amor se bifurcaría hacia la vía del fracaso y su caída. En este sentido, surge como condición necesaria para el establecimiento de las primeras identificaciones, y el lazo que funda el amor al padre la presencia de una versión del amor atravesada por la falta.
A partir de lo desplegado, situamos el amor como fracaso del inconsciente en las versiones del amor que, como en el caso de C. y L. reeditan lo edípico en su faz estragante, delineando una historia que conduciría a un destino trágico, al peor fracaso, aquel que acontece cuando no se le hace lugar a la castración. Entonces, nos preguntamos ¿el fracaso del inconsciente se podría pensar en un amor donde no circula la falta?.
Por último, jugando con una homofonía y un intercambio de letras entre el español (el amor) y el francés, (el l´amour) hallamos que se forma el pronombre Ella, La mujer sin barrar, que por su condición de Única deja por fuera la posibilidad de enlace al Inconsciente y a la falta lo que devendría también en un destino fatídico del amor.
Del segundo aforismo “No hay relación sexual” se desprende otro modo de aludir a la castración. Lo situamos en el despliegue discursivo de C. en relación a su partenaire como soporte del Otro al que se dirige, inicialmente fijado a las identificaciones mencionadas, para luego, trabajo de análisis mediante, ubicarse en relación a su propio deseo. No hay relación sexual, entre uno y otro se interpone la relación al lenguaje de cada uno. Hombre y mujer son hechos de discurso. El amor suple la ausencia de relación sexual. Y el tropiezo con las palabras de un epígrafe nos lo muestra en la belleza de una poesía.
Entre el hombre y el amor,
Hay la mujer.
Entre el hombre y la mujer,
Hay un mundo.
Entre el hombre y el mundo,
Hay un muro.2
Una obra pictórica: El enigma del deseo, de Salvador Dalí. ¿Alas para el amor?
Para finalizar, elegimos esta pintura para acompañar al texto porque representa para nosotras el enigma que lo atraviesa, permitiéndonos pensar el pasaje del goce de La mujer, a un goce mediado por la castración. En la obra aparece escrito en cada agujero del ala representada del “ave de rapiña” la frase “mi madre”. Frase que fue inspirada en el poema de Tristan Tzara “El gran lamento de mi oscuridad” (1917) donde se hace referencia al sufrimiento de un hijo. En consonancia, encontramos el rostro del artista caído en el suelo, inerme e indefenso, asaltado por las hormigas que representan su obsesión. Figura que evocó el tiempo inicial del análisis donde el deseo de C. aparecía caído, aplastado tras una fachada de dureza defensiva tomada de su identificación al padre. Y este punto se hilvana con otro elemento pictórico del cuadro, en el extremo inferior izquierdo el hijo que abraza al padre junto a la imagen de un puñal, símbolo de defensa, armadura y castración. Estas dos últimas imágenes dibujarían el pasaje donde los tiempos transitados en un análisis posibilitan una re-versión del amor, movimiento que anida en el lazo fundante de amor a un padre.
En el agujero central, aparece la figura de La mujer, la musa inspiradora de Salvador Dalí, Gala. Lugar central que ocupa L. (cual Gala para Dalí) en la vida de C. En los tiempos iniciales se encontraba en un lugar obturador (repetición edípica), pudiendo tras el trabajo de análisis anudarse en torno al agujero de su deseo.
Por otro lado, el ala de ave que aparece en la obra de Dalí nos reenvió a la segunda parte de la traducción del título del seminario 24: “L´insu que sait de l’une -bévue s´aile a mourre”, frase intraducible, en la que importa el sonido en lugar del sentido (s‘aile á mourre), donde se recorta la palabra “ala”, ¿alas para el amor?. Aquí, pensamos que el trabajo del análisis le permitió a C. encontrar otra versión del amor enlazada al vuelo de un sujeto deseante.
Para concluir, una cita que aventura en la transferencia analítica un andar por el camino del amor.
“…. En el amor se apunta al sujeto, al sujeto como tal, en cuanto se le supone a una frase articulada, a algo que se ordena, o puede ordenarse, con toda una vida. Un sujeto, como tal, no tiene mucho que ver con el goce. Pero, en cambio, su signo puede provocar el deseo. Es el principio del amor….”3
Melina Analía Consiglio
melinaconsiglio@hotmail.com
María Virginia Nucciarone
vnucciarone@yahoo.com.ar
Descargar
1 Lacan, Jacques (1973-1974): Seminario XXI “Los incautos no yerran (Los nombres del padre), Clase 4.Traducción: Irene Agoff, impreso exclusivamente para circulación interna de la EFBA
2 Antoine Tudal, en Paris en el año 2000. Lacan, Jacques (1953): Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. Apartado III: Las resonancias de la interpretación y el tiempo del sujeto en la técnica psicoanalítica. En Escritos 1, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2014.
3 Lacan, Jacques (1972-1973): Seminario XX, Aún, Capítulo 4: El amor y el significante. Pág. 64, Buenos Aires, Paidós, 2006
Bibliografía
- Lacan, Jacques (1953): Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis. En Escritos 1, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2014.
- Lacan, Jacques (1972-1973): Seminario XX, Aún, Capítulo 4: El amor y el significante y Capítulo 7: Una carta de almor, Buenos Aires, Paidós, 2006.
- Lacan, Jacques (1976-1977): Seminario XXIV, L´insu que sait de l´une –bevue s´aile a mourre. Sobre el título del seminario de Jacques Lacan. Traducción: Susana Sherar - Ricardo Rodríguez Ponte, impreso exclusivamente para circulación interna de la EFBA.
Éramos como quien dice tiernamente amigos
Dos pequeños vagabundos a lomo de río
En nuestro pequeño bote de madera
Íbamos pariendo luz de primavera
A los trece un niño no miente cariño
Y les puedo asegurar que no tuve nunca más un amigo igual
Nos juramos de por vida ser amigos fieles
Entre novias y poemas, risas y burdeles
Nunca separarnos, libertad o muerte
Siempre defendernos, sueño adolescente
A los diecisiete, vida es utopía
Y les puedo asegurar que no tuve nunca más un amigo igual1
M tiene 13 años. En una oportunidad le pido un árbol genealógico que trae a la siguiente sesión. Un árbol complejo y distinto, compuesto por rayas verticales pero también horizontales. Había algo nuevo para mí allí: un listado de sus amigxs se sumaba, aparte, a su filiación. Aquellos otrxs, prójimos no consanguíneos que filian a un grupo, más allá de la cadena generacional. M sabe que familia es un significante de nuestra cadena.
Al quedar en banda… la inclusión en bandas será la vía que tomará el adolescente.2 M cuenta con sus amigxs y sus amigxs cuentan con ella: se acompañan y escuchan. ¿Con quienes sale?, ¿Hacia dónde? ¿De qué territorio estamos hablando? Sale al afuera de lo familiar. Las salidas, cada vez y con otrxs, son salidas de allí para entrar allá. Juntxs recorren ese camino sinuoso, a veces tortuoso, que atestigua mil y un avatares, en esa salida que de todos modos será singular.
Ese camino va de lo privado a lo público y está plagado de encuentros y desencuentros. Uno de ellos será con el amor, que irá acompañado de otro amor; la amistad en tanto nuevas coordenadas.
¿Qué es el amor? Filósofos, poetas, historiadores, escritores, psicoanalistas se lo han preguntado siempre sin alcanzar Una definición. El amor seguirá causando el decir, tratando de hacer de dos, Uno. Una misión imposible, un indecible.
El bla bla del amor a que esta Moebiana nos convoca es desarrollado por Lacan a lo largo de toda su obra. Sus aforismos me han hecho pensar en otro: la amistad, en la adolescencia, es un Ubuntu3.
La amistad como Ubuntu actuará como separador sólo si se han respetado los tiempos, sucedido las operaciones fundamentales y habilitado los títulos.
El afuera posibilita lo íntimo. En su grupo, M tiene una amiga íntima, L, con quien pasa mucho tiempo; sus papás son más copados. A ellos no los interpela. En ese nuevo hogar escriben, cuerpo a cuerpo, las preguntas de eso intimo y reescriben aquellos títulos. Los papás de L permiten el arder. Permiten que esa puerta pueda ser cerrada. M y L confían una en la otra. El amor que las une las vuelve transparentes pero no invisibles.
Cada día, M sale de ese lugar. Por momentos, deja de ser aquello que fue, y la separación sucede, no sin consecuencias en su armado fantasmático. Alienación, separación y ¿nuevamente alienación?, ¿Una masa aparece y sustituye por momentos a otra?, ¿En qué sentido son masas?, ¿La sustitución es completa?
La amistad en parte hace masa cuando se pierde lo más propio en pos de la trama grupal. Pero también es un lugar propiciatorio para moldear-se. ¿Qué lugar a la castración en los lazos propios de la adolescencia? ¿Qué es entonces la amistad?
M a veces quiere estar sola y no en esa ficción lógica que es el grupo. Pero siempre vuelve a él. Le gusta ir a la escuela porque allí lxs ve. También hace patín, porque va con L. Piensa, hace y siente como su tribu. Comparten gustos, música, ideas, decisiones, ilusiones, una estética y un lenguaje que los adultos ignoran: neologismos -dialecto- que les permiten restarse y nominaciones -apodos- que les permiten diferenciarse del nombre propio.
M no se propuso tener estxs amigxs. ¿Quién elige?, ¿Quién es elegido? o será ¿Qué se elige?, ¿Hablamos de una persona?, ¿De un rasgo? Creo se trata de encuentros, que creemos azarosos.
No es cuestión de empirismo ni voluntad sino de anudamiento: los anuda la confianza, el aguante, lo solidario, la creencia en la reciprocidad y la incondicionalidad, la lealtad, la protección, el estar que se siente en el cuerpo. Un estar que, en ese momento, otorga un ser para sí y para el otro. Su tribu le da sentido desde un espacio tierno de encuentro y contención frente a los duelos. Se trata de un momento renegatorio de la castración.4
Las salidas son desasimientos de la autoridad de los padres5, en plural. Los padres de la infancia de M se han dejado poder perder. No la han abandonado, han podido donar una hiancia que justamente señala su presencia.
Su cuerpo ha cambiado. M se viste de otra manera, toma prestado el ropaje de su grupo de pares. Y se mira en sus ojos.
M tiene una red oficial y otra para aquellos con quienes comparte este tiempo de salir. M, con su grupo, dan sentido y confianza haciendo banda. La amistad es la confianza es que el otro no me va a gozar, confiar en un amigo es un vínculo donde estar tranquilo.6
M marcha por aquello que la moviliza y lo comparte con sus amigxs: se entienden con la mirada en ese caminar a la par. Se aman, son hermanxs de la vida. Momentos de hospitalidad, de nuevas hermandades que se incorporan al tejido, por sus semejanzas, pero en lo discursivo también por las diferencias. M le hace lugar a la extranjeridad, propia y ajena. Aquí se me viene La cuestión del amor es la de la hospitalidad incondicional.7
La creencia en el ideal de incondicionalidad y amor puro cumple un papel fundamental en la salida al mundo. El frenesí de los adolescentes es la premisa básica del lazo social que los une en la búsqueda común de hacer consistir la existencia universal del falo como no fallida, error de la estructura por la cual es preciso pasar, no sólo para que la existencia haga irrupción, sino también para que sea soporte de lo que no dejará de no inscribirse como real… La masa adolescente toma consistencia justamente de la ilusión que se apoya en la creencia de que semejante goce es posible… Dicho de otra forma, es necesario creer en un universo de discurso para después saber que no existe. 8
En algún momento M y L se separarán, progresivamente. Se desconocerán y volverán a reencontrarse, diferentes. El puro presente dará lugar a otros tiempos, pero quedará por siempre el recuerdo de aquel tiempo mítico: aromas, texturas, sabores, imágenes, voces y sonidos.
Relatarán experiencias compartidas que harán olvidar, sólo por momentos, la nostalgia de aquello que se fue, y de lo que se fue para el otro.
La amistad, aquel paraguas que las protegía, se tejerá en otras dimensiones. Entrarán en escena los lazos de amor en tanto decires de castración, y su amistad tendrá la oportunidad de por venir. A partir de ese momento, la banda será moebiana y la historia dejará de escribirse con x.
Ludmila Hobler
ludmilahobler@hotmail.com
Descargar
1 Victor Heredia. Extracto de Tiernamente amigos.
2 Alfredo Ygel en “Púberes y Adolescentes en el diván. Las intervenciones del analista”.
3 Palabra africana que significa tejido de fraternidad: “soy quien soy por quien eres tu” o “soy porque todos somos”.
4 Daniel Paola en “Transadolescencia”.
5 Concepto ideado por Sigmund Freud.
6 Graciela Jasiner, miembro Efba.
7 Anne Dufourmantelle en “En caso de Amor”.
8 Daniel Paola en “Transadolescencia”.
Una "Moebiana" que habla del amor. No se me ocurrió mejor modo de acompañarla desde "Resonancias" que a través de lo que Harold Bloom llamó "la más amplia y convincente celebración del amor romántico en la literatura occidental"1. Me refiero a "Romeo y Julieta".
Este estudioso me sorprendió desde el inicio de la lectura de su libro "Shakespeare. La invención de lo humano". Recuerda a T. S. Eliot cuando expresaba que lo que más puede esperarse de Shakespeare es equivocarse con él de manera nueva y que, en todo caso, equivocarse con él es tratar de intentar acertar. Dice Harold Bloom:
"He leído a Shakespeare y dado clases sobre él diariamente durante los últimos doce años y estoy seguro de que apenas lo entreveo oscuramente"2.
La hipótesis que guía al autor es que Shakespeare inventó lo humano tal como aún lo conocemos. Tratándose la invención de un proceso de hallazgo y averiguación, en ese camino incursionó Shakespeare y nos enseña a entender la naturaleza humana a través de su obra. "Seguimos volviendo a Shakespeare porque lo necesitamos; nadie más nos da tanto del mundo que la mayoría de nosotros consideramos real"3.
Refiriéndonos, por fin, a Romeo y Julieta las ironías del tiempo imperan para estos dos adolescentes enamorados, dice Bloom. Especialmente en lo que toca al encuentro con el partenaire sexual, digo yo.
"Shakespeare más que cualquier otro autor ha enseñado a Occidente sobre las catástrofes de la sexualidad y ha inventado la fórmula de que lo sexual se convierte en lo erótico cuando cruza la sombra de la muerte"4. Me resulta esencial de destacar esto último.
Romeo y Julieta no tienen parangón como visión de un amor mutuo, auténtico y libre de compromisos "que perece por su propio idealismo e intensidad"5, Un recorte del Acto II, escena 2 nos lo revela del modo más emocionante:
"ROMEO. Ay, ¿me vas a dejar tan insatisfecho?
JULIETA. ¿Qué insatisfacción puedes tener esta noche?
ROMEO. El trueque de tu juramento de amor fiel por el mío.
JULIETA. Te di el mío antes de que lo pidieras. Y sin embargo quisiera que esté otra vez por darse.
ROMEO. ¿Querrías retirarlo? ¿Con qué fin, amor?
JULIETA. Sólo para ser liberal y volvértelo a dar; y sin embargo sólo deseo aquello que tengo. Mi botín es tan ilimitado como el mar, mi amor igual de profundo: cuanto más te lo doy más tengo, pues ambos son infinitos"6.
Bloom destaca a Hazlitt como aquel que mejor captó el tono exacto de esta escena:
"Ha encontrado la pasión de los amantes no en los placeres que han experimentado sino en todos los placeres que no han experimentado"7.
Es el sentido de una infinidad todavía por venir lo que evoca Julieta y por eso Shakespeare le permite la más exaltada declaración de amor romántico en toda la lengua.
El amor compartido por Romeo y Julieta, según Bloom, es la pasión más saludable y normativa que nos da la literatura occidental, y si termina en el mutuo suicidio no es porque los amantes anhelen la muerte o mezclen el odio con el deseo.
Se me ocurrió ofrecer una nueva equivocación, como Harold Bloom nos anima a intentar: si ellos perecen por la misma intensidad de su amor, por una pasión que anida en los placeres que aún no han alcanzado, si entonces no se han chocado ni han hecho phatos del encuentro con que el placer obtenido nunca estará a la altura del esperado, si como dice Daniel Paola: "La relación sexual que marca el inicio no es una de tantas, porque da por tierra con esa especie de deseo absoluto enlazado en la fantasía sexual autoerótica adolescente"8, tal vez la ironía de los tiempos que desemboca en los suicidios desdichados de Romeo y Julieta radica en esto: el goce no pudo condescender al deseo. El enamoramiento se sostenía de una fantasía absoluta, infinita, inconmensurable, sin la mensura fálica que la consumación del acto sexual hubiera traído: la aflicción.
Para terminar, cada adolescente se encontrará en la encrucijada de comprender que la vida debe estar regida por la ley del malestar. Y que de poder aceptar esa condición deseante ella se sostiene, para amar y gozar.
Descargar
1“Bloom, Harold: "Shakespeare. La invención de lo humano", pág. 129, Edit. Verticales de Bolsillo, Colombia, 2009.
2Ibid. pág. 26.
3Ibid. pág 44.
4Ibid. pág. 128
5Ibid. pág 128.
6Shakespeare, William: "Romeo y Julieta", pag. 56,Kapelusz Editora, Ediciones GOLU, 2008.
7Bloom, Harold: op. cit., pág. 131.
8Paola, Daniel: "Transadolescencia", cap. 3: La primera relación sexual, pag. 53, Edit. Letra Viva, 2007.
El trabajo que presentamos en este VIII Congreso Internacional de Convergencia - Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, nos permite volver a los fundamentos y argumentos que desde la Escuela Freud – Lacan de La Plata planteamos en la carta de solicitud de ingreso al movimiento. Leer esas marcas desde la interrogación que suscita en el trabajo de escuela el título propuesto por los colegas de Barcelona: ¿Qué ética para la práctica analítica en la actualidad?"
Fundamentar nuestra práctica en la intensión y en la extensión a partir de la ética del Psicoanálisis. El Psicoanálisis posibilita un lazo inédito que hace discurso y desde ahí apostamos a la transmisión y a la formación de analista.
Este escrito conlleva una modalidad inventada en la efla, que hemos puesto en práctica en los diferentes trabajos presentados en los Congresos y Coloquios de Convergencia; de ese mismo modo se escribió la carta de solicitud de entrada de la efla al movimiento. Decanta de los diferentes decires en reuniones sostenidas entre miembros de la escuela, lectura y escritura planteada en la trama que la transferencia de trabajo produce.
Nos planteamos la pregunta: ¿Es posible una ética psicoanalítica si no se toma como fundamento la práctica del dispositivo analítico en intensión, lugar privilegiado para constatar la hipótesis del inconsciente?
Avanzando en el trabajo surge otra pregunta: ¿Qué ética con respecto a la extensión? Lo que ha implicado decir respecto del lazo social entre analistas, de la transferencia de trabajo, del deseo de analista, ¿cómo dar cuenta de la transmisión?
De la clínica psicoanalítica:
En la intensión y en la extensión la dimensión clínica implica hacer lectura.
La ética del Psicoanálisis hace a la relación que cada uno mantiene con la hipótesis del inconsciente, puesta en acto en la intensión. Ética del bien decir que se produce al realizar la experiencia analítica, en transferencia, y que se apuesta a transmitir en la extensión, sirviéndonos de los dispositivos de escuela que hacen de marco simbólico para resguardar la falta.
La ética se pone en acto porque estamos advertidos que no se trata de buscar el bien del paciente sino de apostar al surgimiento del sujeto en el campo del deseo, produciendo un corrimiento respecto del furor curandis.
Del Psicoanálisis en extensión:
¿Cómo abordar la ética en relación a la extensión?
Dos puntos en el argumento ofrecido por las instituciones organizadoras de este congreso nos permitieron contraponer el lazo social que el psicoanálisis produce como diferencia frente a los “lazos volubles”1que asegura el capitalismo:
1. “El discurso psicoanalítico como reverso del discurso del amo”.
2. “El deseo del analista”. 2
Ante los avances de las neurociencias, de otras prácticas que abordan el padecimiento psíquico del parlêtre, el psicoanálisis se propone como otro modo posible de abordaje, una alternativa que toma como eje ético la palabra, apostando a que se diga.
En el dispositivo analítico se producirán giros, rotaciones discursivas si el deseo de analista funciona, si el objeto a opera como separador en transferencia. El discurso del analista es posible por rotación, como reverso del discurso del amo, también llamado Discurso del Inconsciente, haciendo experiencia de la falta.
Sostener y poner en práctica la política del síntoma, es decir, ubicar al significante amo posibilita lectura, escritura y reversión hacia un discurso que es el del Psicoanálisis y provoca liberación del deseo. Propiciando el surgimiento de un deseo nuevo, inédito, originado en la experiencia misma del psicoanálisis en intensión, función deseo de analista, apuesta a hacer pasar a la extensión, como motor, como causa.
De la extensión:
En los encuentros de trabajo comienza a surgir un contrapunto entre expansión del Psicoanálisis y extensión del Psicoanálisis. ¿De qué modo se transmite dicha práctica discursiva desde un eje ético que no implique el intento de colonización, de expansión que va en la misma vía que el capitalismo?
¿Cuál es la responsabilidad de los analistas respecto del progreso del Psicoanálisis y su inserción en la cultura?
¿Es posible extender el deseo a otros? ¿No es esa, acaso, la pregunta por la transmisión?
La escuela se realiza apostando a escuchar las diferencias, dando cuenta y poniendo en práctica una “extensión deseante”3
Es eso lo que posibilita hacer Movimiento. Entre la intensión y la extensión un decir nuevo se produce. Se transmite una posición deseante a partir de los dichos, porque resuena el deseo en la enunciación.
Encontramos en la extensión deseante el fundamento que se produce en la intensión, poniendo en práctica la relación al inconsciente, haciendo política del síntoma.
Ir en contra del amo no hace otra cosa que dar consistencia, en cambio, el síntoma por su formación misma es chance de horadar esa consistencia. La escuela se fundamenta en ese eje ético, que viene de la experiencia en el dispositivo analítico. La posibilidad de leer los síntomas permite que el objeto a funcione como causa y haga resguardo de las diferencias.
Afirmamos que se produce movimiento cuando trabajamos las resistencias de cada uno con respecto al discurso del psicoanálisis.
Preguntarnos por el modo en que efectuamos la práctica psicoanalítica, leerla y dar cuenta ante otros en el conjunto, resulta otra manera de situarnos respecto del eje ético.
Convergencia:
Tal como lo planteamos en la carta de solicitud de entrada de la escuela a Convergencia4, consideramos que la inclusión de las instituciones en dicho movimiento convergente puede relanzar el avance de cada uno en lo que respecta a la formación y propiciar la vigencia del Psicoanálisis en la cultura al dar cuenta de la práctica con otros con los que se establece una transferencia de trabajo.
El encuentro entre instituciones y colegas posibilita sostener la escuela como conjunto abierto, para continuar la investigación del lazo social entre analistas, interrogar cómo se pone en juego la castración y la inclusión de la diferencia sin hacer de esto jerarquía. La multiplicidad de posiciones respecto del Psicoanálisis, sostenida en las asociaciones que integran el Movimiento, resulta productiva para continuar trabajando con otros, la formación de los analistas como cuestión y el tratamiento que se da a los problemas cruciales del Psicoanálisis.
Las instituciones psicoanalíticas no están exentas de producir por su funcionamiento masas artificiales con la estructura planteada por Freud en “Psicología de las masas y análisis del yo”, iglesias manteniendo dogmas incuestionables o ejércitos con primacía jerárquica, con pretensiones de expansión colonialista. La práctica de lectura, hacer del síntoma una herramienta de orientación, puede posibilitar una extensión deseante, una práctica que pueda ir más allá, que permita hacer lugar a la alteridad más radical.
Apostamos a los fundamentos del Psicoanálisis: la hipótesis del inconsciente constatada cada vez en la intensión, en transferencia; haciendo transmisión en la extensión.
Los fundamentos éticos del psicoanálisis surgen de la intensión, y se practican en la extensión cada vez que no vamos en contra del discurso del Psicoanálisis, de las transferencias, del bien decir que intenta aproximar y circunscribir el real que hace a la singularidad de cada uno. De ese modo, el Psicoanálisis resiste al capitalismo, síntoma propicio para resguardar la falta y no hacer un todo unificado tendiente a la masa.
Escuela Freud-Lacan de La Plata.
Sandra Alderete, Maren Balseiro, M Cristina Borda, Amalia Cazeaux, Rodrigo Echalecu, Claudio Gómez, Claudia Luján, Romina Scordino, Leticia Scottini, Silvina Naveiro, Evangelina Spagnolo
Descargar
1De la convocatoria y argumentación al VIII Congreso Internacional de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, en Barcelona.
2Ibíd.
3Sintagma producido como efecto del trabajo de varios decires en el que decanta una letra nueva.
4 Carta de solicitud de admisión realizada por EFLA a Convergencia. Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano. 8 de marzo de 2011
“Todo discurso que se emparente con el capitalismo deja de lado,
amigos míos, lo que llamaremos simplemente las cosas del amor"
Nuestro tiempo se caracteriza por el imperio de la imagen y la devaluación de la palabra. Hoy hablar de amor genera más pudor que hablar de sexo. Surgen nuevos significantes para nombrar el encuentro y desencuentro con el otro: ¨Hice crasch, hice match, me ghosteó¨
Enamorarse pone en juego la castración, lo contingente y lo enigmático. ¿Qué lugar en el discurso actual para el enigma, la falta y lo contingente? ¿Qué sucede cuando en el encuentro se prescinde del cuerpo del otro?
Observo en mi clínica -más aún después de la pandemia- que la posibilidad de encontrarse físicamente muchas veces es rehusada y se opta por lo virtual. Se intercambian mensajes de voz, imágenes, video-llamadas, pero el encuentro cuerpo a cuerpo no se produce.
En nuestra época la hiper-conectividad y las redes sociales promueven una forma de amor equiparable al consumo de cualquier objeto ofertado por el mercado, que luego de ser obtenido se torna intercambiable, obsoleto y desechable. Se sustituye el valor de uso por el valor de cambio.
En esta misma lógica, el valor del otro deja de ser subjetivo. No se destaca ese rasgo distintivo que lo sitúa como excepcional y único, como la rosa del principito, sino que su valor depende del mercado. El sujeto queda despojado de las características singulares que lo diferencian de los demás y pasa a ocupar el lugar de objeto gozado.
La mercantilización del amor es un intento fallido de hacer frente a la soledad que nuestra época produce. La promesa de todo es posible y la oferta universal de para todos lo mismo, ignora lo imposible y borra las diferencias. Se evade el no-todo y la falta tan necesaria para que el deseo se ponga en causa.
Lacan sitúa el amor y la angustia en un lugar análogo, en la hiancia, entre goce y deseo. Tanto el amor como la angustia están relacionados con la castración. El discurso del psicoanálisis ubica al amor como suplencia de la no-relación sexual, que se vincula con lo imposible, con la no-proporción entre los sexos. Es necesario que haya no-relación para que la metáfora del amor acontezca.
La angustia pone en juego una pérdida que da paso a una ganancia: situar al sujeto con respecto a su deseo. No hay posibilidad de ubicarnos como deseantes si no estamos dispuestos a pagar el peaje que la angustia impone. Implica perder para ganar.
A menudo escucho en mi clínica el miedo en lugar de la angustia; miedo a involucrarse, a enamorarse y a poner en juego el deseo. El sujeto queda enredado en un sinfín de supuestos respecto al otro. Imagina que le va a decir, fantasea un encuentro que no acontece e inhibido de jugársela -por no querer perder- pierde antes de iniciar la partida del amor.
El avance de las tecno-ciencias influye en las redes sociales y apps que al igual que la moda se re-inventan. Se sirven del discurso capitalista y operan desde una política hedonista, de estandarización, con incidencia en los cuerpos y en el lazo social.
El sujeto busca colmar el vacío existencial, pero a la vez está cómodo en su soledad. Se construye un avatar o perfil para obtener los ¨me gusta¨ que le haga compañía, pero queda sumergido en un goce narcisista y autoerótico, jugando solo, pues lo hetero y lo singular se borran. Amor líquido que homogeniza los lazos, promueve la inercia e instala al sujeto en la misma serie de objetos de consumo.
La posibilidad del encuentro con lo diferente y sorpresivo es sustituída por lo indiferenciable y controlable. La falta de tolerancia a la frustración combinada con la búsqueda de un ideal de perfección, que se le exige al otro, se vuelve contra sí-mismo provocando en ocasiones soledad y retraimiento social.
El psicoanálisis desde una ética de lo singular propone una versión del amor que ¨permite al goce condescender al deseo¨. Aloja la falta para que amor, goce y deseo se anuden. Porque como decía Freud: ¨Si amas sufres¨, pero, si no amas enfermas¨.
1Lacan, J.; Conferencia de Milán, 1972.
2Lacan, J.; Seminario X: La angustia 1962-63, Paidós, Bs. As., 2006
3Freud, S., Introducción al narcisismo, Obras completas, Tomo XIV, Amorrortu, Bs. As., 1993.
Donald Draper, el protagonista de “Madmen”, serie que relata las peripecias de los publicistas neoyorkinos en la década del 60, define su concepción del amor diciendo “Ese que te cae como un rayo, y te hace salir corriendo a querer casarte y tener hijos, ese amor lo inventó alguien como yo para vender medias de nylon”.
Versión sarcástica y descarnada que ubica al amor con un invento al servicio de la circulación de los objetos a consumir. El amor entonces no hace serie, no marca un antes y un después, sino que está inventado para que el sistema pueda seguir consumiendo, y consumiéndose.
Ese rebajamiento de las variadas y variables cosas del amor a un objeto comercializable como cualquier otro, esconde y revela un proceso de mercantilización que mediante el ciclo mercancía-dinero-mercancía, fue despejado por Marx como “fetichismo de la mercancía”. Proceso cuya operación discursiva subyacente es la desmentida, en tanto encubrimiento de la relación entre el sujeto y su saber bajo la rúbrica de la creencia.
Que las cosas del amor tomen la forma mercancía y se conviertan en un objeto más, puesto a circular para la satisfacción de la circulación misma, es posible porque se ha forcluído la castración. Solo así se logra sostener la creencia en un objeto que se puede poseer sin necesidad de renunciar a nada. Proceso que en su devenir ilimitado virtualiza todo lo viviente. El mundo queda reducido a su reflejo, y confundido con éste, se sostiene la ilusión que de que lo real es igual a la realidad.
Al obturar los modos de relación que se establecen a partir de una pérdida, de una renuncia de goce (me refiero a los modos del amo, del universitario, de la histérica y del analista), todo se vuelve reintegrable al circuito, que se retroalimenta sin fin al no haber un lugar vacío, una disyunción que permita relanzar el giro.
Ese saber en fracaso, dimensión del inconsciente que se pone en juego en cada cambio de discurso, está forcluído, conformando un amor sin más ley que la circularidad de los objetos sin límite, ya que cualquiera de ellos es apto para taponar el goce del sujeto, que así, se entroniza como goce sin fin.
Si “solo el amor permite al goce condescender al deseo”, hay lugar para otro amor, ese al que llamamos transferencia y que opera en el marco del dispositivo analítico como motor (simbólico) y obstáculo (imaginario) al desarrollo del trabajo analizante.
Este amor de transferencia funciona como motor sosteniendo la condición de que amor y sexo no se recubren, que no hay saber que no sea inconsciente, es decir que no se sabe a sí mismo, sellando la imposibilidad del goce sexual, porque la satisfacción siempre resulta insuficiente frente al goce incestuoso.
Amor que no gira en redondo, sino que da cuenta de la puesta en acto de otra realidad, la realidad sexual del inconsciente, que pueda rescatar al consumidor consumido por su goce, a condescender al deseo que habita en la distancia entre lo dicho y el decir, entre el sujeto y su saber, distancia no obturada por ningún objeto, para poder ser así motor del encuentro, siempre fallido, entre ambos.
1Jacques Lacan, El Seminario, Libro X La angustia, Ed Paidós, pag 194.
¿Puede la falta de amor condicionar el tejido de la mentalidad? ¿A qué llamaríamos falta de amor? ¿A no ser queridos? ¿O más bien a la dificultad del enlace, de la ligazón de aquello que permite acomodar el goce al deseo?
Presentaciones extremadamente graves quizás nos permiten pensar el efecto de algunos desenlaces, entendiendo por desenlace no como final sino como falta de enlace de los registros.
¿Se le puede hacer lugar al amor cuando impera el goce? Claro que, dependiendo de la mentalidad en juego, este lugar puede incorporarse y atenuar lo arrasador del goce, permitiendo algún puente con el deseo o puede entrar al modo de un artefacto puesto en funcionamiento por el análisis cada vez. Armados en análisis que requieren de una apuesta sostenida por la función deseo del analista.
La conducción de análisis con presentaciones graves requiere de un trabajo fervientemente apoyado en el trípode freudiano: análisis personal, análisis de control y formalización. Suelen ser análisis que requieren de mucha paciencia y de una extrema agudeza de lectura, ya que muchas veces estamos ante terrenos muy áridos. La lectura de algunas hebras mínimas, casi insignificantes brindadas por el sujeto, sus parientes o su entorno nos permiten tirar de allí e intentar algún entramado posible. Es un trabajo minucioso.
R. llega a la consulta a sus diez u once años, solo pudiendo repetir las palabras que otro le dirige, su madre lo trae pidiendo que lo enderece, lo corrija, nadie había podido hacerlo hasta el momento. También exigía que el procedimiento se realizara con mano dura, esto surgió rápidamente en nuestra primera cita, ya que me encontró demasiado tierna, muy amorosa. Trabajamos juntos muchos años, esa demanda nunca dejó de insistir; y a pesar de que el análisis daba sus frutos, la falta de mano dura fue la razón del cambio de analista ocho o nueve años después. Durante mucho tiempo las sesiones comenzaban con, por lo menos veinte minutos de lo que luego di en llamar la "amortiguación de lo cruel". Pasábamos por el tamiz de la ternura muchos dichos descarnados que caían sobre R.; se amortiguaban y se podían entramar con lo que traía a la sesión. Se intentaba escuchar algo del gusto de algunos de sus padres mayormente y ponerlo a R. en relación a ello. La comida, los "fierros", algunos deportes y la música fueron hilos extraídos de la compleja ¿trama? familiar que nos permitió un interesante trabajo. Apostar a que sus padres se enlacen con otros en tareas de su gusto nos permitía enlazar a R. con algo de eso también. Su madre tenía otra “cosa que hacer” más allá de corregirlo a él, y su padre empezó a participar más activamente. Allí fue donde se comenzaron a producir decires que podrían ser pensados como decires de amor. Con el material traído a las sesiones se enlazaron múltiples escenas en las que R. podía (con mucha ayuda) intervenir. En una sesión a la cual llega cansado pide que le cante el arrorró. Ante mi sorpresa, mientras se va desarrollando la canción, rompe en llanto: se lo veía realmente afectado. De allí en más pidió a repetición la producción de esa escena y el padre nombró lo que allí le sucedió como "emoción". Por fin R. se emocionaba, con una canción de cuna transmitida por su abuela y puesta en danza en la escena del análisis. ¿Habrá habido allí algo del acontecimiento?
¿Cómo pasar de la cosa errónea a un niño posible?
Se hace lugar al amor cuando impera el goce a pleno ejercicio de la función deseo del analista, con una escucha avezada que permita ubicar, recortar y tironear alguna hebra amorosa en el devenir de la práctica de la charlatanería e intentar ligarla a la trama familiar. Tomando algunos intereses particulares de su madre, le pedíamos listas y con él nos encargábamos de algunas compras para dichas tareas, armando un circuito en las cercanías del consultorio que incluía a otros y también algo de la circulación del dinero. Del mismo modo, si a su padre le gustaba algún deporte, escuchar la radio, tomar mate, lo incorporábamos a nuestra sesión, averiguábamos sobre esto, etc. Todos estos circuitos R. los realizaba con una inmensa alegría y hasta parecía disfrutarlos.
Al ser construcciones injertadas tenían fecha de caducidad, podían durar desde unas semanas hasta unos meses. Debido a no haber la posibilidad mental de la incorporación, el análisis funcionaba como pegamento de esas construcciones que le permitían alguna circulación posible.
¿Ese pegamento es ligazón amorosa? ¿El análisis ofició de espacio de redistribución de goce propiciando enlaces?
Entiendo que la función deseo del analista se soportó en la transferencia del analista con el psicoanálisis mismo, permitiendo la apuesta al armado de una trama posible para que devenga algún atisbo de efecto sujeto cada vez.
“La función del cuadro para aquel a quién el pintor, literalmente, da a ver su cuadro tiene una relación con la mirada […] Invita a quien está ante el cuadro a deponer su mirada, como se deponen las armas. Este es el efecto pacificador, apolíneo, de la pintura” nos dice Lacan, que luego hace una salvedad respecto de la pintura expresionista acentuando que la misma brinda algo que procura cierta satisfacción, cierta satisfacción de lo que la mirada pide, en el sentido freudiano de la satisfacción de la pulsión.
En las reuniones de trabajo con una de las artistas que invitamos a exponer en la escuela, nos encontramos con la pregunta “¿Tienen un espacio exclusivo para exponer en la escuela de psicoanálisis?” haciendo referencia a un lugar físico. Con esta pregunta damos inicio a nuestro escrito, porque cuenta como punto de partida en un nuevo recorrido. El espacio es un lugar a hacer cada vez. No hay espacio de antemano, se va haciendo en el andar, como el caminante.
Creemos que hay algunas preguntas que nos potenciaron como invitación al trabajo del espacio de arte donde también el espacio nos trabajó.
¿Qué lugar para el arte en una escuela de psicoanálisis? ¿Si nos servimos del arte, qué función tendría? ¿Qué valor tiene el arte para los analistas, en su formación?
En el tiempo posterior a la pandemia, nos convocó un rodeo por la ciencia ficción. Apuntaladas desde el arte digital y bajo el nombre de “Futuro Anterior” realizamos una actividad donde ubicamos el verbo como anticipación que señala justo allí, el rasgo del sujeto. Actividad que tuvo resonancias incalculables con las que nos encontramos dando origen a un escrito en la revista Moebiana Nro. 71.
El arte resiste y es resistido, resonaba de gestiones anteriores. ¿Por lo disruptivo que contiene? Quedando en una pregunta que se respondería al habitar la experiencia. Aquella vez algo nos atravesó, resonó en el cuerpo del espacio y de cada una de las que armamos su cuerpo. Efectos de detención, un reloj en pausa. Tiempo después, tras la lectura de lo acontecido, nace una nueva propuesta, una serie que llamamos "Inspiraciones".
Dejarnos tomar por lo que se iba produciendo en el entramado del espacio y de la escuela en su conjunto es nuestro modo de trabajar y nos condujo a una pregunta iniciática: ¿De qué estofa es esa zona de experiencia fronteriza entre el hacer del artista y el hacer del psicoanálisis? ¿No es esa zona fronteriza la que nos convoca a acercarnos al arte?
Si desde los inicios del psicoanálisis el arte genera diversos interrogantes, es porque entre estas dos prácticas existe un borde en el que se encuentran, a la vez que se diferencian.
Freud y Lacan nos enseñaron que podemos servirnos del arte para aprender de su hacer, dado que el artista nos lleva la delantera. Fue menester una lectura crítica en torno a aquellas producciones que desde el psicoanálisis se vierten sobre el artista y su obra, forzando interpretaciones en una dirección que encalla de manera obscena, llegando muchas veces a una patologización salvaje.
Subvertimos esta dirección para proponer otro modo posible de servirnos del arte: la inspiración. Para quienes practicamos el oficio del psicoanálisis, es preciso abrirse a nuevos mundos, cada vez. La transmisión de estas experiencias fue alrededor de un vacío, causa para sostener una apuesta: hacer pasar los efectos despabilantes que el arte, como vía regia, puede producir.
Nos zambullimos en este punto a través de una serie que llamamos Inspiraciones donde se trabajó la ética en la extensión dándole un valor a la apertura discursiva y a la comunidad. Estar en el discurso del psicoanálisis no nos garantiza que el vacío no sea obturado, pero nos advierte de esta posibilidad, no hay excepciones.
"La potencia del vacío" de Romina Scordino, dió inicio al tour de la serie. Una muestra de pinturas que vistió a la escuela desde fin del año pasado hasta febrero 2023, renovando el encuentro con el arte a través del color que surgió como efecto del trabajo con la ausencia. Luego vino “Inventario” de la artista Nora Lezano, donde se trabajó con un montajista en el armado de la escena. Montaje y desmontaje en una temporalidad polaroid. La muestra de un solo día, recorría fotos, objetos y escrituras, que nos acercaron a la extranjería del invento íntimo. Chispazo que renovó el hacer re-crear espacio.
Estamos convencidas que el espacio de arte es la apuesta a recrear de modo político el resguardo de lo que se resiste y asimismo la posibilidad de ponerlo a trabajar cada vez en la escuela. El goce estético compromete un espesor que no solo abarca el gusto y/o la distracción de aquel que mira una obra, sino que revela el agujero por donde la pulsión dará su rodeo. Hacia allí nos orientamos para seguir investigando.
"Los que formamos esta escuela y todos aquellos que quieran ingresar en
ella, aceptamos el hecho de reconocernos en la experiencia como
practicantes del psicoanálisis, siendo el conjunto abierto al vasto campo
de la cultura, a los saberes y disciplinas que en el psicoanálisis confluyen.
Situación que nos permite encontrarnos por un lado como pares y por
otro en el respeto de la imparidad más radical. Si hay un lazo social que
los analistas debemos investigar en nuestro modo de relacionarnos, es
cómo se pone en juego la castración y la inclusión de la diferencia, de
modo que no se haga de la problemática del grado y la jerarquía,
segregación".
(Extracto tomado del Acta de Fundación de la EFLA).
El Cartel de Publicaciones oficia como bisagra entre lo privado y lo público de la producción de la Escuela.
Si contemplamos que hay distintos tiempos en la formación del analista en cuanto a la producción de sus escritos, la variedad que engloba una producción de escuela, lectores de distintas latitudes así como también reales en juego de la vida cotidiana, entonces es oportuno situar como una de las funciones del Cartel de Publicaciones, trabajar sobre los distintos formatos para hacer lugar a tal variedad.
Siguiendo esta política este año la Editorial de la Escuela puso a circular "Lo que la castración quiere decir", primer libro escrito exclusivamente por sus miembros, inaugurando en esta diferencia la Colección Moebiana.
En cuanto a la revista Moebiana, la pandemia llevó a modificar la forma de su publicación dando lugar al formato digital y actualmente estamos trabajando sobre la posibilidad de volver a incluir el formato papel para ofrecer una publicación bimodal.
Hacia el VIII Congreso de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, Barcelona 2023.“¿Qué ética para el psicoanálisis? Fundamentos de nuestra práctica en la intensión y la extensión.”
Bajo este título, el Cartel de extensión de la EFLA, invitó a una actividad que se realizó el pasado 6 de mayo, donde se conversó sobre el enlace particular que implica la transferencia de trabajo y el modo de producir un escrito institucional que contempla el trabajo del conjunto sin subsumirse en una palabra única. Donde los interrogantes recaen sobre cada uno y los decires que surgen, como una carta que entra en juego, inician la partida. Se entraman, articulan, tensan y forman una red donde interactúan los interrogantes que cada Congreso de Convergencia invita a trabajar entre las instituciones, y los efectos que éstos producen en la escuela. El resultado, un escrito que traslada en su trama los efectos de lo trabajado y los da a leer a otros en el Congreso para continuar trabajando en la misma lógica. “Desde el tiempo de su fundación y hasta la actualidad, hemos apostado al enlace con otros psicoanalistas e instituciones, para poder sostener en acto la transmisión del psicoanálisis que no es sin transferencia de trabajo” , y que esta no es operante si no es sostenida por una enunciación donde el saber se encuentre, de este modo, interrogado por el efecto didáctico del psicoanálisis de cada quien.
En esta oportunidad el Congreso en Barcelona, invita a pensar sobre la ética, los fundamentos de la práctica en la intensión y la extensión; qué lazos produce el discurso del psicoanálisis; ¿se encuentran en contraposición con los lazos solubles que producen otros discursos? ¿El psicoanálisis tiene una respuesta para los padecimientos actuales? ¿O acaso tiene la posibilidad de interrogar los efectos de saber y verdad que otros discursos producen como un ideal totalizante, y de ese modo producir un descompletamiento, donde la lógica de la castración articula ética y práctica? “La formación de los analistas se anuda y fundamenta en un solo lugar posible: el análisis del analista, que es el eje ético alrededor del cual se organiza la escuela”. Sin esta experiencia, la obra de Freud y de Lacan, serían letra muerta. Los Congresos de analistas, trabajan los hechos y acontecimientos de nuestra cultura, pero lo producido en dichos encuentros no intenta encontrar respuestas únicas, ni rivalizar con otros saberes para hacer avanzar el discurso. El nuestro es un discurso que piensa la transmisión por los efectos que produce y no por la expansión de su campo por sobre otros. Es una gran preocupación de los analistas la transmisión del discurso del psicoanálisis y cada vez, en las diferentes modalidades de trabajo que el movimiento convergente se da, es interrogada en acto. La transmisión se articula a la práctica, ya que es en el análisis propio donde cada uno puede articular su relación con el deseo; es en el encuentro con otros que la transferencia de trabajo resuena en la enunciación, por lo que vuelve escuchada; es en el movimiento convergente donde la “extensión deseante” se articula como decir y procura el avance del discurso del psicoanálisis en acto. La expansión no es un término de nuestro discurso, “es una relación con el espacio, con su ensanchamiento, agrandamiento, dilatación, difusión, crecimiento, desarrollo, propagación, dispersión”, es decir que en el mismo furor expansivo, se encuentran los riesgos ya que puede acabar en la dispersión de los lazos y de los fundamentos.
La EFLA cada vez, apuesta al encuentro entre analistas para poner en acto, en el movimiento convergente, la ética que nos atraviesa a quienes habitamos el discurso del psicoanálisis.
Invitamos a leer en esta misma publicación, el Trabajo Institucional para el Congreso de Barcelona.
Cartel de Extensión
Cristina Borda
Rodrigo Echalecu
Claudia Luján
Leticia Scottini
El día 9 de junio del corriente año se llevó a cabo en la sede de nuestra escuela, una actividad abierta organizada por el cartel y dirigida a miembros, participantes y asistentes a la propuesta, bajo el título "La permanencia interrogada: Estructura y funcionamiento de la EFLA. Cuestiones de entradas y permanencias".
Se propuso dar lectura al texto que a continuación compartimos y poner a trabajar en un dispositivo de pequeños grupos conformados por los concurrentes, algunos interrogantes que fueron surgiendo de la lectura efectuada en el cartel.
Para finalizar la actividad, se hizo a modo de plenario, un rico intercambio de lo trabajado en los pequeños grupos, dando lugar a que circulen otras lecturas y decires.
Cuestiones de entradas
La entrada a la escuela conlleva adentrarse en una experiencia que atraviesa la formación del analista.
En relación a esta entrada nuestro estatuto de funcionamiento nos dice:
“Es deseable que, tanto para el miembro ingresante como para la escuela, cada entrada, encuentre un valor de acto”
Entendemos, que el término “deseable”, implica que este acto no se produce a priori. O por el solo hecho de enunciar la intención de entrar a la Efla. Sino que la enunciación de quien se postula en esa entrada, marcará el enlace que este tenga con la escuela. Y, principalmente, en cómo se anudará al discurso.
Pero siguiendo esta cita nos preguntamos ¿Cómo entendemos el acto para la escuela? Arriesgamos una respuesta: El acto para la escuela, se produce, como aquello que se instituye en el funcionamiento de un conjunto abierto, el cual, da lugar a esa entrada.
A partir de situar esto, continuamos: ¿Cuáles son los distintos lugares o las diversas vías por donde una entrada se puede producir? Y, a su vez, pensar esas vías ¿Nos pone a trabajar cuál es la estructura que la EFLA se ha dado para su funcionamiento?
Cuestiones de permanencias
De forma similar, la permanencia en la escuela puede pensarse en relación a diversas entradas. Ya que se “entra” a distintos lugares y espacios de esa misma estructura. Marcas del tiempo y la experiencia que el practicante del psicoanálisis aporta al funcionamiento de la escuela.
Ejemplos de esas marcas encontramos, en que no en cualquier momento alguien se decide a trabajar en un Cartel de Dirección, en un Cartel de Escuela, o en la investigación del final del análisis o la formación suficiente. Son entonces, distintas vías de trabajo, y enlace a la escuela, que dependerán del entrelazamiento que se pueda producir entre la intensión y la extensión. Pero, principalmente, con los espacios que la escuela pueda generar para que esto tenga lugar.
De la estructura y el funcionamiento
Inquietudes
Estas cuestiones, entre otras que van surgiendo del intercambio, nos llevan a preguntarnos qué estructura de escuela nos hemos dado en este tiempo. En este recorrido desde los inicios de la escuela, hasta la actualidad, donde ya se ha producido experiencia. Experiencia que nos permitirá hacer algunas lecturas posibles.
Entendemos que esta estructura ha inaugurado un modo de funcionamiento propio de la EFLA. Al tiempo que el funcionamiento de la escuela ha dado lugar a esta estructura, ella le da su lógica y permite la producción en donde la escuela se da a leer.
Estructura y funcionamiento entonces se anudan para dar lugar a la escuela. Y a la formación de los analistas. Es por ello que hemos decidido interrogarla en su concepto, su función y sus argumentos.
Les acercamos entonces las preguntas, interrogantes e inquietudes que nos han surgido. Esperamos que sean disparadoras de un trabajo en conjunto que nos permita, una vez más, hacer escuela.
Interrogantes
1 - En el acta de fundación y en el estatuto que rige nuestra escuela, encontramos los dispositivos que nos hemos dado para darle cuerpo al trabajo. Allí ubicamos, también, la estructura en la que la EFLA enmarca su funcionamiento. De acuerdo a estas letras:
¿Qué nos ha decidido por el dispositivo del cartel en la dirección de la escuela?
¿Por qué hemos establecido una secretaría para los temas referidos al Cartel, como dispositivo de escuela?
¿En qué criterio nos apoyamos, para que, en la estructura, diferenciemos entre Espacio de dirección, secretaria y Cartel de Dirección?
2 - Junto a la Comisión Directiva. Los espacios de dirección, las secretarías y los Carteles conducen la escuela. Llevan adelante el proyecto de escuela. De acuerdo a esto:
¿Cuál es el circuito por el cual los miembros, los participantes y los asistentes se enlazan a estos espacios de dirección?
Si nos permitimos pensar estos espacios como la extensión analítica ¿Cuál es su articulación con el análisis en intensión? ¿Cuál es su articulación con la formación del analista?
3 - Extraemos un pasaje del acta de fundación para dar lugar al intercambio sobre este punto:
"La formación de los analistas se anuda y fundamenta en un solo lugar posible: el análisis del analista, que es el eje ético alrededor del cual se organiza la escuela"
¿En qué tiempo, en qué situación, consideramos, que nos encontramos hoy en la Efla con respecto a este eje ético?
¿Qué lugar ha tenido en relación a la estructura y al funcionamiento de la escuela, en su organización?
¿De qué forma atraviesa este eje ético, los modos de incluirse en la escuela.
Algunas preguntas que fueron motivo de trabajo de cartel, nos convocaron a poner en marcha el cartel y actualmente siguen motorizando el trabajo y generan nuevas.
¿Cuántas clínicas hay? ¿hay tantas clínicas como sujetos? ¿tantas como estructuras? ¿tantas como analistas?
Del trabajo con los escritos de apertura y cierre a la propuesta de formación para los analistas, como también las invitaciones a quienes han participado de los encuentros de discusión clínica y la reseña del programa de las jornadas de escuela, pensamos en transmitir algo que resultó o va resultando, y recogemos de la lectura en los diversos espacios de trasmisión de la escuela.
En una asamblea de miembros de la Escuela se trabajaron los temas enseñanza, clínica y transmisión. De estos tres creemos que se desprende un cuarto, un resto, una a como causa, un recupero, una ganancia. Ese a, si se quiere, fue dicho en el trabajo de escuela como “tejido vivo”. Efecto del intercambio entre clínica, enseñanza y transmisión -a través de la interrogación- forman parte del tejido vivo de la Escuela. Se retroalimentan en este ida y vuelta con los miembros, participantes y asistentes a la Escuela; haciendo posible la apertura, la ruptura de los sentidos estancos, de los dogmas.
A su vez, apostamos a que la formación como analistas no quede solo en el auditorio sino que en el retorno nos conmueva y motive a seguir investigando, trabajando y participando. Por ello consideramos que en ese tour, en haber recuperado en el retorno una ganancia, se fue renovando un retorno a la escuela.
Intervenir, interrogar e invitar al trabajo, forma parte del deseo que causa a este cartel a seguir hilvanando retazos de la clínica de cada quien, de cada analista, para poder transmitir y sostener el psicoanálisis como praxis, el inconsciente como guía, y el deseo del analista como función.
Por ello creemos que la Propuesta de formación de la Escuela es un espacio muy potente para trabajar este interrogante, pues en ella se articulan la clínica, la enseñanza y la transmisión. Distintos dispositivos se van tejiendo, produciendo la posibilidad de abrir lecturas nuevas.
Nuestra apuesta al trabajo, es poder transmitir algo de lo que en la clínica de cada analista pasa, a través de que se produzcan y articulen lecturas nuevas. Por ello iniciamos la invitación dentro de la propuesta a trabajar y discutir un texto clínico. El dispositivo que pensamos para la presentación del texto es: un primer momento en el que pueda exponer lo que el analista haya dispuesto para compartir; luego un tiempo para el trabajo de los asistentes en pequeños grupos sobre el texto clínico; y un tercer tiempo de puesta en común, de intercambio, coordinado por el cartel.
De este dispositivo de Escuela, actualmente en marcha, hemos recogido que hablar de clínica con otros ha producido un encuentro que bordea un real en torno a nuestra práctica como analistas. Un espacio que se transita con mucho entusiasmo y respeto. Siendo motivo para invitar a participar a quien se sienta causado.
El día 31 de Marzo de 2023 presentamos en la escuela el nuevo libro Lo que la castración quiere decir, inaugurando la Colección Moebiana de la editorial Escuela Freud Lacan de La Plata. Acompañamos y festejamos un acto de escuela: publicar.
Este libro reúne una pluralidad de decires, 25 escritos. Materializa el efecto discursivo de una escuela de psicoanálisis que apuesta a un decir hétero. La propuesta moebiana recorre la escuela haciéndose eco en la intensión – extensión. Una topología de reversión que promueve el anudamiento de cada real en su singularidad.
En esta invitación de lógica colectiva nos acompañaron dos artistas que con su obra plástica participaron de la puesta en escena. Alejandro Facuse con su obra: "Fragmentación" y Romina Scordino con su obra "Estallido", haciendo al cuerpo de lo que la castración quiere decir.
Presentaron el libro: Roberto Consolo, Amalia Cazeaux, Andrea Silvapobas y Sandra Alderete, con la coordinación del Cartel de Biblioteca.
¿Por qué acompañar esta publicación? Lacan al comienzo del seminario "De un Otro al otro" nos ofrece un neologismo: poubellication juego de palabras entre publication (publicación) y poubelle (basura- basurero) Es a partir de esto que cita a Becket en lo que se refiere a la poubelle, los tachos de basura. ¡Cuánto hay que tachar y restar para escribir…!
El neologismo poubellication nos hace retomar la pregunta:¿por qué publicar? Basculación de sentido que va de poubelle a plusbelle (más bello), del litter a letter, la letra como borde, velo estético, trazo, grafía de la castración.
El Cartel, en la apuesta a la circulación de la escritura, propuso una serie de Presentaciones de Libros enmarcadas en Conferencias Clínicas. Recibimos el pasado mes de mayo a las analistas Clelia Conde y Patricia Mora en la Conferencia “Situación del deseo en el niño”.Abordaron su libro “El niño presente y real” Ed. Kliné.
Continuaremos con la Conferencia Clínica de Silvia Amigo. En la que trabajará su libro Mentalidades. Forclusiones con y sin desencadenamiento. Ed Cascada de letras. La recibiremos el día 30 de Junio en la escuela.
Continuaremos el día 15 de septiembre con la Noche de Novela en serie con la ya realizada Noche de Poesía la primavera anterior.
COMISIÓN DIRECTIVA
Presidenta:Amalia Cazeaux
Vice presidenta: Maren Balseiro
Secretaria: Romina Scordino
Tesorera: Silvina Naveiro
Pro secretaria: Cinthya Sau
CARTEL DE ENTRADA Y PERMANENCIA
Sandra Alderete
Claudio Gomez
Lucia Isassa
Mariana Pereyra
CARTEL ENSEÑANZA
Marina Martin
Daniel Paratore
Paula Levisman
CARTEL DE CLÍNICA
Alejandro Sigal
Laura Skliar
Virginia Vigo
Lisandro Inclán
Jesuán Agrazar
CARTEL PUBLICACIONES
Anabella Ottaviani
María Beatriz Pagano
María José Colombo
Andrea Silvapobas
Sandra Iribarne
CARTEL BIBLIOTECA
Sandra Alderete
Silvana Tagliaferro
Laura Vellio
SECRETARÍA DE CARTELES
Maria Clara Almeida
Sergio Demitroff
SECRETARÍA DE ENLACE, DIFUSIÓN Y REDES
Silvana Tagliaferro
Andrea Silvapobas
SECRETARÍA DE EXTENSIÓN
Claudia Lujan
Rodrigo Echalecu
Cristina Borda
Leticia Scottini
CARTEL DE PASE
Ana Casalla A.E. (EFBA)
Amalia Cazeaux A.E. (EFLA)
Guillermina Díaz A.E. (EPSFros)
Paula Levisman A.E. (EFLA)
Alicia Russ A.E. (EFA)
José Zuberman A.E. (EFBA)
ESPACIO DE ARTE
Evangelina Spagnolo
Carolina Gamaler
Fiorenza Paolucci