Editorial

Roberto Consolo

La estructura de un análisis tanto como la de una escuela resulta definida topológicamente por una experiencia, ya sea que esté tomada como la vivencia singular que empuja a la reflexión o como un modo de constatación, ya que una y otra confluyen en la posibilidad de aprehender las relaciones del sujeto con el inconciente, que es la experiencia sobre la que se constituye el saber del psicoanálisis. Ambas, análisis y escuela, cada una en su especificidad pero de giro topológicamente moebiano, son experiencias hechas de palabras. Las mismas que nos obligan a buscar el camino de la formalización para no andar a ciegas por lo que se dice y se hace y las que construyen el espacio y el tiempo propio de la intensión y la extensión.
La experiencia de escuela en casi todas sus expresiones es deudora de otra, la del acto analítico. Dimensión del acto que ni siquiera las dificultades de esta actualidad parece haber sido inhibido. Porque en el movimiento de la transferencia es el acto analítico el que constituye el principio básico de la transmisión del discurso del psicoanálisis. Los efectos de la experiencia del análisis que siempre incluyen a la resistencia, son los que se llevan al lazo social en la producción, hoy escrita en esta Moebiana, para que en su lectura en el mejor de los casos algo se transmita. Este número recoge textos y reflexiones de las muchas actividades realizadas el año pasado como trabajo de escuela, No todos, por supuesto, sería imposible, pero se eligió este modo no sólo por la inesperada transformación que sufrió nuestra tarea, sino porque también fue un tiempo en el que tuvimos que poner entre todos un esfuerzo urgente y mancomunado para convertir casi todas nuestras actividades. Esto no solo conlleva el valor y la confianza de lo que se ha podido hacer con la potencia del deseo, sino también un justificado agradecimiento a ese trabajo en común, porque de hecho le ha tocado a todas las instituciones psicoanalíticas, y a pesar que lo real se pone en cruz para impedir que las cosas anden, hemos podido continuar con el lazo social, seguir trabajando, produciendo y escuchándonos. El título de esta edición es “Lectura, experiencia y transmisión”, que es lo que a pesar del malestar y tantos infortunios, no han caducado.
En la sección Escritos de Convocatoria, Maren Balseiro interroga sobre cómo lo contemporáneo se entrecruza con el sujeto, revisa posiciones actuales sobre el lenguaje inclusivo y plantea que un decir se define por la posición enunciativa más que por las circunstancias del enunciado. Fernanda Artiñano Rivas propone su genuino interés sobre el tema del lenguaje inclusivo, para plantear que el horizonte sería agujerear lo normativo. Marisa Pellejero desde las vicisitudes de la pandemia reflexiona sobre una actualidad del psicoanálisis. Carolina Gamaler y Silvina Naveiro en una lectura entre dos, trabajan sobre la práctica del comentario. Agustina Aramburu se pregunta qué decir sobre un texto clínico. Cinthya Sau nos cuenta su experiencia de hacerse lectora y comentadora de un texto propio publicado en uno de los libros de la escuela en una actividad abierta al público. Virginia Nucciarone escribe sobre cómo la lectura, nuevamente de su propio texto publicado ya que esta actividad ha llevado varios encuentros, produce la trama de un collage fundado en la falta que articula un nuevo texto. Claudio Gómez escribe un delicado comentario de lo dicho en el foro sobre sexo y muerte y llega en detalle al concepto de segunda muerte. María Beatriz Pagano indaga sobre la juntura entre el sexo y el goce y presenta un caso clínico.
En la sección Resonancias, Anabella Ottaviani trabaja sobre la serie “Gambito de dama” para plantear tiempos en la constitución subjetiva.
En la Sección Prácticas de Escuela, presento un texto que habla sobre lo permanente y lo actual de la pulsión de muerte, evocando los 100 años de Más allá del principio del placer.
En la sección Diálogos frente a la pregunta ¿Qué se lee en un análisis?, nos responden Marisa Plastina de la EFA, Patricia Leyack de la EFBA y Rodrigo Eclalecu de nuestra escuela.
En la sección Trabajo de Escuela nos encontramos con textos valiosos e interesantes de los Carteles de Dirección, un especial texto de la experiencia del Cartel de Pase donde nos dan la grata noticia de una nueva nominación de AE. Como siempre encontrarán en esta edición de Moebiana casi toda la información actual sobre la escuela.

ESCRITOS DE CONVOCATORIA

"Letras" María José Colombo
El lenguaje inclusivo.
¿Qué tenemos para decir desde el psicoanálisis?

por Maren Balseiro


El año pasado, recibí una invitación del Cartel de publicaciones de la Escuela a participar de un foro para miembros y participantes. El título de la actividad me planteó varios desafíos. Hoy, en una nueva instancia de transmisión, la apuesta es a renovar el debate en el espacio moebiano que implica esta publicación: Lenguaje inclusivo. ¿Qué tenemos para decir desde el psicoanálisis?

El lenguaje inclusivo, es un fenómeno que no surge de la experiencia clínica (no implica que no se presente en el decir de los analizantes) ni de la lógica propia del psicoanálisis. Me fue necesario el diálogo con otros discursos para avanzar y partir de otra pregunta: ¿Qué es el lenguaje inclusivo?

Comparto con ustedes algunas reflexiones a modo de respuestas provisorias. Surgen del entrecruzamiento con diversos ámbitos relacionados a los debates actuales; con escritores, lingüistas, antropólogos, sociólogos, gente del ámbito de los movimientos feministas.

También abro un nuevo interrogante que no solo se plantea ante este fenómeno: ¿Cómo lo contemporáneo se entrecruza con el sujeto? Solo menciono que tal entrecruzamiento es en la clínica que podemos leerlo, en el caso por caso.

¿De qué se trata el lenguaje inclusivo? Hay diferentes posiciones y algunos consensos respecto a considerarlo como: una intervención intencional, consciente, sobre la lengua hablada y escrita fundamentalmente en el ámbito de lo público. Está atravesado por múltiples dimensiones: políticas, sociales, culturales, de época, ideológicas, lingüística, gramaticales, retóricas, incluso de cortesía (costado muy interesante) Esa intervención consciente sobre el discurso busca señalar, hacer visible, poner en el debate público cuestiones gramaticales en el uso del lenguaje, fundamentalmente la utilización del masculino como género no marcado. Pretende poner en evidencia injusticias y modos de discriminación y dominación. A su vez apuesta a incluir, desde esa alteración en la lengua, a las sexualidades que no se consideran contempladas e incluidas en la lengua castellana tal como la conocemos hasta ahora. Es un fenómeno político, contemporáneo y social. Tiene distintas formas de expresión tanto en lo escrito como en lo oral: utilización de la e, de la x, del @. Puede darse en todo un texto o solo en el encabezado. Su uso es, en general, en el ámbito público, institucional o social. Son estrategias de intervención sobre la lengua que buscan un efecto.

No somos antropólogos, sociólogos, analistas políticos ni lingüistas para poder dar cuenta del fenómeno desde las dimensiones propias que lo atraviesan. Entonces cobra fundamental importancia la propuesta del cartel ¿qué podemos decir desde el psicoanálisis?


Para circunscribir algunas reflexiones me sirvo de interrogantes que dejaré planteadas para abrir el debate:

* ¿Qué relación tiene el sujeto con el lenguaje?

* ¿Cómo pensar lo inclusivo desde el psicoanálisis?

* ¿Qué podemos decir de la lógica binaria?

* ¿El psicoanálisis que dice de la sexualidad?


Algunas notas sueltas para entramar un decir desde el psicoanálisis:

Comparto algunas citas de Lacan del seminario 19 a modo de asociaciones disparadoras:

“El señalamiento de que el vacío es el único modo de atrapar algo con el lenguaje nos permite justamente penetrar en la naturaleza de este."

“Ese decir, que retomo de mi seminario del año pasado, se expresa como todo decir, en una proposición completa: no hay relación sexual”

“Cuando digo que no hay relación sexual propongo muy precisamente esta verdad de que el sexo no define ninguna relación en el ser hablante”


Del sujeto

Ese ser hablante que Lacan sitúa, el parletre, habita el lenguaje como condición de lo humano a costa de pagar el precio de una falta radical.

El sujeto es efecto del desencuentro inaugural entre soma y lenguaje. Golpe del significante sobre la carne que inaugura un vacío irreductible. Ese sujeto, dividido por el lenguaje y por el goce que lo habita, se producirá respecto del Otro, por la relación a la palabra. Sujeto y Otro en falta respecto al objeto que causa: objeto a.

Desde Freud encontramos al sujeto que habla dividido entre lo que dice y lo que sabe. Portador de un saber no sabido en el que se funda el inconsciente.

El inconsciente, aporta Lacan, está estructurado como un lenguaje, y se ordena en discurso en un análisis. El sujeto comienza con el tres: Real, Simbólico, e Imaginario anudados. Estamos advertidos de que lo simbólico nunca podrá recubrir lo real. Lógica del no-todo que en el psicoanálisis nos orienta. En tanto algo no puede ser dicho es que se apertura la pregunta por lo real. Lo real del síntoma, de sus fijaciones a goces que lo parasitan, diría Freud, de la miseria neurótica.

La experiencia analítica transcurre en transferencia, la terceridad de la palabra resuena por el sujeto supuesto saber. Se enmarca en la regla de asociación libre para el sujeto, al que se le pide que hable, diga todo lo que se le ocurra sin censura ni juicio previo y la abstinencia, que recae sobre el analista. Este se ubica como semblant de “a” en el discurso analítico.Un analista, desde su lugar en la transferencia, escucha con una x.


De la sexuación de ese sujeto

Lacan nos advierte que no hay que confundir sexo con reproducción. Que la sexuación, en tanto posición sexuada respecto al goce fálico, se trata de quien se dice, es decir de la posición de quien habla respecto a la función fálica. La mujer no-toda está ligada a la castración. Pero esta posición, posición femenina no es privilegio de nadie, es en tanto efecto por ubicarse, algunas veces, más allá del goce fálico. La posición sexuada será respecto de la castración, al argumento que haga de la significación fálica. En la sexuación se trata de posiciones inconscientes. Las sexualidades posibles serán, en cambio, de cada sujeto respecto a los modos de gozar con el partener, una por una. Para el psicoanálisis no hay exclusión de los modos de gozar, escuchamos con una X porque respecto de la posición de quien habla no sabemos nada, leemos, en lo que dice, su posición.

Es interesante recurrir, para pensar, a algunos ejemplos que la historia nos ofrece y también nos interroga: Julieta Lantieri y el voto en el intersticio de “ciudadanos” que en 1910 dio un paso sorpresivo para la época o en Alfonsina Storni que publicaba artículos en La nación con seudónimo femenino y masculino.

Es verdad que son ejemplos de otra época. Pero lo real insiste, no cesa de no escribirse. Ese real orienta el decir desde el psicoanálisis como invariante. Un decir advertido por una experiencia singular: la travesía de un análisis con lo que ella implica. “Al estar cuestionada la relación sexual, que no es –en el sentido de que no puede escribírsela- esa relación sexual determina todo lo que se elabora a partir de un discurso cuya naturaleza es la de ser un discurso interrumpido” Discurso interrumpido y decir siempre en falta. Un decir que se define, no por el enunciado, sino por la posición enunciativa de quien habla.

Agradezco nuevamente la invitación del Cartel de publicaciones a decir desde un lugar: el psicoanálisis. Fue y es una invitación a interrogarnos, a extender el intercambio y a renovar, una vez más, la apuesta a la trasmisión. Lo fue en ocasión del foro el año pasado y espero que continúe siendo un diálogo en el marco de la escuela a través de nuestra publicación Moebiana.

Maren Balseiro
marenbal@yahoo.com


Descargar




“La columna rota” Frida Kahlo
Psicoanálisis, Lenguaje Inclusivo y Frida Kahlo
“el deseo como motor”…

por Fernanda Artiñano Rivas

Estas líneas tienen una primera versión del mismo título, que deviene del texto que escribí para el Segundo Foro-debate que organizó en diciembre de 2020 el cartel de Publicaciones, llamado “Lenguaje inclusivo. Incomodidad que pone a hablar”. A pesar del cansancio que ya todes teníamos en esa época del año, acepté con gusto la invitación pues el tema me venía interrogando hace rato.

Cabe aclarar que mi interés sobre la temática del lenguaje inclusivo es personal pero también institucional, sobre todo desde que estuve como encargada de las redes sociales de la Escuela. De hecho, había armado un escrito para el foro desde estos dos lugares, pero me sorprendió gratamente al ver en el flyer de dicha actividad a Frida Kalho y me propuse incluirla.

Recuerdo que en la 1er Reunión Lacanoamericana que asistí, la de Montevideo, había un trabajo sobre Psicoanálisis y Frida Kahlo que la expositora no se presentó, la esperamos y no llegó. Dejó ese vacío por el cual el deseo siguiera circulando y buscando algo que lo enlace. Interpreté la ocasión de escribir para el foro, como una oportunidad para dar una vuelta posible al asunto pendiente.

Comienzo entonces por lo que denominé institucional. Desde que estuve encargada de las Redes Sociales de la escuela me interrogaba: ¿cómo encabezar los enunciados? A quién nos dirigíamos al hablar/publicar? Por ejemplo: el lenguaje de facebook era “amigos”, pero ¿le hablábamos a amigos? ¿A colegas? ¿Con x, con a, con o?...

Luego en instagram el lenguaje era más visual, casi todo por imágenes, ya no “servían” los textos largos, había que recortarlos, pero los analistas trabajamos con la palabra, entonces ¿cómo reducirla a una imagen? ¿Qué quedaría por fuera?

Aun así, en el hacer mismo de la Escuela, se iba avanzando a contemplar esos “usos o requisitos” de las redes sociales, y por ejemplo, conjuntamente con la comisión directiva de ese momento, acordamos poner en los enunciados “amigos, amigas y colegas”, para encabezar las publicaciones.

Esta cuestión me sigue interrogando e insistiendo, aún hoy me pregunto, si desde la Escuela se hace lugar al discurso instituido por una aplicación y red social, ¿por qué no haríamos eco de algo que urge en la sociedad y pugna por hacerse un lugar? ¿Porque es político? Pero si hacemos lugar a la lógica del mercado, que es el discurso de las aplicaciones, ¿eso no sería también algo político?

Y si no hacemos eco y seguimos con la “o” o lo masculino como “genérico”, ¿no es ya una toma de posición? Me resuenan esas dudas y me da gusto que hayan espacios de trabajo y debate conjunto al respecto, entre los mismos miembros y participantes que hacemos la Escuela.

Enuncié que mi preocupación sobre el tema, comprende a la Escuela como institución psicoanalítica, donde nos formamos y enlazamos entre analistas, sobre cómo nos expresamos y desde qué lugar a la comunidad que nos sigue en las redes, en nuestros escritos y publicaciones; pero también en la clínica, sin la cual no habría psicoanálisis posible. Por esto, en el foro/debate mencioné dos pequeños extractos de análisis llevados a cabo con pacientes trans. Los cuales omitiré para resguardar la confidencialidad de los relatos de los pacientes.

Sólo me gustaría aclarar que el cómo se nombra cada analizante, cómo los nombramos y quieren hacerse nombrar en ese espacio, es sumamente significativo y singular, hace a una verdad subjetiva sobre la cual se puede arribar, al menos hasta el momento, o sobre la cual se permite interrogar, problematizar y desnaturalizar.

A su vez, en el título de este trabajo, la sumé a Frida, lo hice porque la lógica del psicoanálisis mismo no es binarista, es del 3, entonces cómo bordear algo de la escritura solo desde lo personal e institucional como lo había pensado inicialmente. Aparece el deseo cómo guía y articulador.

Pienso que la obra de Frida, el lenguaje inclusivo y el psicoanálisis comparten varios ejes: todes incomodan, incluyen la falta, hasta angustian, afectan de un modo que no se pasa desapercibido luego de tener contacto con alguno de éstos espacios. Muestran lo crudo, el real que en otras disciplinas tanto se trata de callar, negar o esconder. Pienso entonces que el horizonte sería agujerear lo normativo, hacer lugar a la falta para que el deseo circule, hacer lugar a la pregunta, al interrogante sobre lo rígido y naturalizado, sobre lo único y sobre las lógicas binarias. Hacer lugar a la emergencia del sujeto allí, el sujeto del inconciente.

Este camino creo que es el que se podría realizar tanto como analistas, quienes estemos interesados y como Escuela, ya que si apostamos a la palabra, ¿cómo no decir algo al respecto? Creo que pueden haber cambios sutiles como la x o la e en generalizaciones de los enunciados, apostando no a borrar las diferencias, como creo que se piensa erróneamente a veces, entiendo que la inclusión es justamente el marcar la diferencia, la disidencia, lo no único, ni rígido, el todes desde el no todo.

Fernanda Artiñano Rivas
fartinianorivas@gmail.com


Descargar




Arte Mohes Ig. @artemohes
PandemiGa
(Lo que la pandemia nos dejó)

por Marisa Pellejero

“Y cuando todo el mundo se iba/ y nos quedábamos los dos /entre vasos vacíos y ceniceros sucios (…) eras la que no se iba/porque una misma almohada/y una misma tibieza/iba a llamarnos otra vez /a despertar al nuevo día,/juntos, riendo, despeinados.”
Julio Cortázar – “Después de las fiestas"


Cuando un torbellino pasa, algo queda; quedan las migas, podríamos decir. Cuando algo pasa, algo nos deja; y nos reencontramos luego no sin ese algo más; es decir, ya no somos los mismos.

Abunda decir qué ha pasado y qué múltiples actividades y proyectos hemos llevado a cabo durante el año pasado; todos coincidimos en algo: tuvimos que reinventarnos, en nuestra vida particular y en la vida de la escuela. A la pregunta ¿Cómo hacemos con esto? Pusimos en juego, quien más quién menos, los recursos que no sabíamos que teníamos.

Esa figura –no sabíamos- me interesa rescatar. Aunque sí sabíamos, pero en ese lugar extraño que tiene el saber cuando no entra en la cuenta, del cual nosotros sabemos bastante… pero cuando sí entra, también sabemos que produce actos.

Muchas veces durante el año pasado en más de una actividad dijimos: “Estamos en el instante de ver, esto nos arrasó; ya vendrá el tiempo de comprender…” Quizás convenga hoy tomar el guante y empezar a esbozar algunos trazos.


El encierro que abre

Creo que paradójicamente a partir del confinamiento obligatorio, se produjo en la escuela una apertura. Apertura a otros lazos.

Si hay algo que caracteriza al psicoanálisis de los últimos tiempos al menos, es el riesgo de caer en una “endogamia”, es decir acentuar los lazos entre quienes sostenemos un discurso y cerrándonos a dialogar con otros discursos propulsando otros lazos.

Propongo pensar ese encierro que abre a partir de dos aperturas:
a) entre psicoanalistas
b) hacia afuera.

Respecto de la primera, el lazo entre los miembros de efla sufrió un vuelco que a mi modesto modo de ver tenemos que valorar; volvimos (porque en un inicio así fue) a escucharnos entre nosotros, pero de otra manera: advertimos los estilos, los cambios, los temas en los que andamos; y también el inequívoco valor de contar con los otros; esa presencia de esos otros hecha de ausencia en este caso, nos permitió habilitarnos cada vez.

En relación a la segunda, luego de un año de un cambio radical, podemos atrevernos a leer un avance y no un replegarse, como se hubiera esperado; no sólo por la posibilidad de llegar a muchísimos participantes en las actividades que en otro contexto no se hubieran acercado a la escuela; sino también la posibilidad de relacionarnos con instituciones y analistas con quienes reunirnos y escucharnos era más dificultoso.

Podríamos decir: la escuela tiene una presencia en espacios1 que antes no tenía, los ha conquistado.

Retomo en este punto lo que escribía hace casi un año cuando nos preguntábamos cómo seguir:

“Nosotros sabemos que lo real es lo imposible que surge a partir de un discurso; no es el virus, no es aquello que desde la realidad irrumpe, sino eso que queda perdido imposibilitado de acceder y que nos confronta con lo mismo.(…) Esta contingencia nos ha puesto a los analistas a hacer tambalear nuestras posibilidades y lo que teníamos como imposibilidades… Hago mías las palabras de Alain Badiou cuando pregunta: “¿Hay que aceptar como una ley de la razón que lo real exija en toda circunstancia una sumisión en vez de una invención?”2


Otro tiempo, antes del retorno

Tiempo de lectura, de parar a ver, pero también de seguir adelante. Ansiedad del regreso que puede dificultar cierto avance.

Como dice el poeta, “no hay sueño más grande en la vida que el sueño del regreso, que también es el camino imposible. No es posible regresar a ninguna parte. Los puntos de partida no se quedan quietos y a la vuelta ya no están (…) todo se mueve y no hay forma de detener el Universo. Créanme si les digo que nadie ha efectuado nunca jamás un verdadero regreso. El hombre que lo consiga cumplirá la hazaña más grande de la historia»3

Que esta ilusión del regreso sea entonces un retorno. Y retorno es una palabra más cercana al psicoanálisis; desde el ya mentado “retorno a Freud” propuesto por Lacan, como el más reciente “retorno a Lacan”.

Si bien “retorno” nos lleva indudablemente a la idea de un volver a una situación anterior, retroceder; no deja de fascinarme la etimología de las palabras y sus acepciones. Así, encontramos que retorno implica hacer un énfasis (re) en el cambiar (tornar) algo. O la acepción: “volver a torcer algo”.

Creo que en este sentido es que Lacan propone su retorno a Freud cuando dice: “El ideal bien clásico de todo tipo de idealizaciones de un retorno a las fuentes no es ciertamente lo que me aferraba. Repensar, ese es mi método.”4

Por eso podemos esperar que nuestro retorno tenga un sentido diferente de un regreso; así lo leemos también en Lacan:

“Nuestro retorno a Freud tiene un sentido muy diferente por referirse a la topología del sujeto, la cual sólo se elucida por una segunda vuelta sobre sí misma. Debe volver a decirse todo sobre otra faz […]”5

Por esta indicación topológica podemos estimar que se refiere a la banda de Moebius, donde “otra faz”, no es otra faz. La banda de Moebius tiene una sola, pero si uno escribe sobre ella, lo que se produce al cabo de una vuelta es una operación sobre el sentido.

Y sobretodo rescata la función de escribir –cada vez- algo nuevo:
“El sentido del retorno a Freud es mostrar lo que hay de decisivo en lo que Freud había descubierto (…) El inconsciente de Freud es la incidencia de algo completamente nuevo.6

Finalmente, si ese es el sentido que podemos rastrear en el significante “retorno”, retornar no puede implicar nunca un volver a un estado anterior, sino un ir hacia adelante.

Aún estamos en eso, aún somos presa de este tiempo ambiguo y raro que nos toca atravesar, ni confinados ni desparramados… Incertidumbres de la época que nos traerán nuevos trazos. Una lectura para empezar a comprender no implica que no nos preguntemos cómo nos encontrará en el futuro el tan esperado momento de concluír, ojalá sea como dice Cortázar: juntos, riendo y despeinados.

Marisa Pellejero
meipellejero@yahoo.com.ar


Descargar

1 Tomo aquí la noción de espacio topológico, en el cual se tienen en cuenta la continuidad, vecindad, conectividad pero no la distancia como en los llamados espacios métricos.
2 Cf al escrito “Staying Alive” publicado en Moebiana nº 67, Abril 2020
3 Cf al cuento “Refutación del regreso” de Alejandro Dolina en Crónicas del Angel Gris
4 Jacques Lacan, Seminario XII, inédito
5 Jacques Lacan, “Apertura a la sección clínica” en Otros escritos
6 Jacques Lacan, “El triunfo de la Religión”

Escritura y transmisión. El lugar del comentador.
Una lectura entre dos.

por Carolina Gamaler y Silvina Naveiro

“La clínica es lo real, en tanto es lo imposible de soportar”1

Si la clínica conlleva lo imposible, ¿qué es lo que se produce o pasa en un escrito? ¿Hay algo que las palabras escritas no apresarán, aún cuando obre el intento? ¿Cómo hacer pasar ese real cuando se escribe un caso? Se tratará de bordear, con la escritura, aquello que es imposible de decir. Quizá esa sea la función de la escritura en psicoanálisis. Quizá por eso, cuando transmitimos un caso, necesitamos servirnos de la escritura. Podríamos decir que transmitir la clínica conlleva al encuentro con un límite.

Al modo lúdico de Martin Pescador, pasará,pasará pero algo quedará. Por fuera quedará la intimidad de la experiencia vivida en ese análisis, lugar donde el cuerpo asiste.


Practicar el comentario

El dispositivo de Práctica del comentario parte de la escritura de la clínica, tanto desde el que ofrece un caso a trabajar, como también desde el comentario de ese caso. En el momento de la escritura, ya está perdido lo que ocurrió en ese análisis. La escritura posibilita hacer lectura de lo acontecido en esa experiencia, experiencia que se torna texto al que el analista le prestará su voz, resonará en el auditorio. Es en la escritura del caso, que el analista sitúa una pregunta que lo habita en relación a una cura que conduce. Pregunta que (se) hace caso al transmitirla a otros en el marco de la escuela.

Quien comenta el caso no responde la pregunta ni toma todo el caso, ofrece una lectura de aquello que ha podido recortar. Otras preguntas se van abriendo, el texto se agujerea, se atraviesa. El recorte ya implica al lector en su decir: hay una elección ética entre lo que se toma y lo que se deja caer.

Es la transferencia la que le da su-puesto al comentador. Es en este punto que se abre la pregunta por el lugar del comentador, que elegido por la transferencia se habilitará a transmitir/pasar algo.

Los comentadores, dos que hacen par en la imparidad más radical, interpretan y escriben. Imparidad que cobra valor, soportando la carencia . Lectura singular que arrojará un producto, el escrito de lo escrito, poniendo en juego el saber no sabido.

Se podría pensar que el comentario se ubica entre la pregunta del analista y la letra que insiste en el caso. Cada quien, a su manera, ocupará ese lugar. Es al dejarse tomar por la transferencia que el comentador podrá circunscribir lo real del caso y ponerlo a jugar en su propia escritura.

Transmitir la clínica tiene un efecto conmovedor porque lo real que se intenta bordear se presenta de múltiples maneras en la escena: el silencio, lo que no cierra, lo disruptivo, lo contra-dictorio, lo entre-dicho entre otros impiden arribar a una lectura totalizante o ideal. Es un dispositivo sensible, cuyos efectos nunca son los mismos y sólo podrán leerse apres-coup.

En ese conmover de la transmisión clínica ¿cómo está implicado el comentador? Y en este trayecto se introduce la pregunta ¿cuál es su función en la transmisión? ¿Hacer pasar dónde estuvo el analista en función, operando desde su deseo de analista? Función del comentador que no tiene que ver con su saber sino con su posición ética, adquirida en la experiencia de su propio análisis.

Siguiendo con el juego "Martín Pescador", ¿qué pesca el comentador? Algo pasará?

Carolina Gamaler y Silvina Naveiro
carolina.gamaler@gmail.com
silvinanaveiro@gmail.com


Descargar

1 Lacan, J., "Ouverture de la Section Clinique", Ornicar? nº 9, abril de 1977

"Qué decir" Valeria Docampo
Qué decir

por Agustina Aramburu

¿Qué decir? Fue el primer interrogante que me surgió al ser convocada por un colega para llevar a cabo la práctica del comentario en el marco de la propuesta del cartel de clínica.

¿Qué decir? ¿Qué es lo que puede decir un analista acerca de la labor tan íntima de otro analista que es compartida a través de una invitación? Invitación que convoca a producir un más.

Compartida, dada en parte. Práctica que se oferta a través de un recorte clínico que se “escucha” siendo “leído”. Lectura posible que se efectúa escuchando el saber hacer del colega.

La práctica del comentario convocó al encuentro entre el “qué decir” y el “qué hacer” con lo que fue ya dicho y hecho en un tiempo anterior, pretérito. Práctica, atravesada por la fertilidad de los interrogantes en torno a la clínica y los modos posibles de su trasmisión. Forma singular de dar “en parte” un plus. De eso se trata comentar. Agregar, suscribir vía la palabra… sobre algo que viene del otro.

Así, cada encuentro se configuró cada vez de un modo novedoso y en efecto vivificante, al dar con la imagen del otro, el otro del espejo en el que intersubjetivamente nos miramos a travès de las pantallas. Al reencuentro con el objeto voz y con la mirada aunque más no sea en modo virtual, aunque más no sea para hablar acerca de aquello que nos causa: el discurso psicoanalítico.

Fue evidente cómo el deseo de seguir perpetuando la trasmisión encontró la necesidad de crear otros modos de encuentro posible, modos de replicar creativamente en ausencia, la presencialidad. Probando una vez más cómo desde la falta adviene el deseo.

Sustraídos los cuerpos, aislados unos de otros, pero presentes en la virtualidad, prolongando y sosteniendo las actividades, causados por el deseo de continuar haciendo en torno a la escuela.

Agustina Aramburu
agustina_aramburu_psico@hotmail.com


Descargar




"The Librarian" Giuseppe Arcimboldo
¿Vamos de paseo?
Lectura de una experiencia de transmisión

por Cinthya Sau

Lectura, experiencia y transmisión tres que resuenan a movimiento, a agente activo, tres que se enlazan con atravesamiento y posible creación.

¿Cómo articular en un escrito que intenta hacer lectura, el efecto de transmisión generado en una serie de experiencias? Este es el interrogante que orienta las siguientes letras.

La actividad propuesta por el cartel de biblioteca durante el año pasado, me permitió, me animo a decir nos permitió (por las múltiples resonancias sucedidas) construir una experiencia que se extendió a lo largo de varios encuentros y con distintos invitados. Encuentros que implicaron mucho movimiento, en un momento coyuntural en el que la quietud y el encierro era lo que predominaba. Invitación al trabajo que funcionó lúdicamente ya desde su título. Nos proponían ir "De paseo por la biblioteca". Me imaginé cual flâneur paseando por las letras del último libro de la escuela "De poeta y de locos todos tenemos un poco", abierta a las vicisitudes y las impresiones que salieran al paso. La apuesta... ver qué pasaba.

En conversaciones con el cartel que organizaba la actividad se generó un gran entusiasmo. Encuentros muy convocantes, a pesar de ello no terminaba de entender bien a qué apuntaba la cosa, al igual que me sucedió con la invitación a este escrito. En ambas situaciones acepté el reto del enigma. El grato pero a la vez incómodo trabajo de apostar a producir enlazada a los otros, aún en el malentendido, en lo que no se cierra a un solo sentido. En el sostén de ese pasaje de un sentido a otro es que algo se produce. Pasaje soportado por el vacío que posibilita la castración.

La propuesta de que cada autora lea sus propias letras, ya imprimió la tan anhelada puesta en circulación de lo que había quedado plasmado en aquel libro anaranjado, cuya imagen de portada representa movimiento. En esa imagen se ve un personaje, al parecer un clown o animador que ofrece o invita a un niño pequeño al juego. En fin, fuimos convocadas a la función de lector. Lector no solo del propio texto sino con la consigna de articular esas letras con algo de la novedosa situación que estábamos viviendo (Aspo).

El acercamiento al texto "propio" fue toda una experiencia. Experiencia doblemente sorpresiva. Primero que fue leído como un texto ajeno, por eso el entrecomillado. ¿Qué significa texto "propio"? ¿Una vez publicado si bien está firmado a nombre propio, no deja en algún punto de pertenecernos? Segundo, el texto estaba muy en sintonía con el contexto que aún hoy atravesamos. Trataba de propiciar a algunos niños un espacio a resguardo de un exterior hostil para poder poner en funcionamiento el juego. Juego que permita alguna ficción posible.

Luego sobrevino un nuevo asombro. Fue sólo en el momento del intercambio con aquellos que amablemente se dispusieron a escuchar que pude asir algo de lo que había podido escribir. Cada quién ofreció su extracción singular a lo compartido. Hicieron lectura de lo escuchado. Esas resonancias que implican sujetos escogiendo las partículas a extraer generando nuevos sentidos. Efectos que también experimenté al funcionar de resonador de las compañeras que ofrecieron sus escritos en los distintos encuentros. Creo que esa era la razón principal por la que esperaba tan causada cada uno de esos espacios que amorosamente construyó, como efecto de su trabajo el cartel de biblioteca. Funcionado en forma moebiana no solo con los miembros de la escuela sino con todo aquel que se prestó a participar. Sin ir más lejos la participación de su más uno en cada reunión fue un hecho que al menos no quiero dejar de mencionar. No puedo arrojar una lectura puntual pero sí dejar la marca escrita de su presencia. Quizás alguna resonancia de lectura nueva advenga.

Intento poder situar algo del orden del entrelazamiento que para mi tuvo esta experiencia. Libro, cartel, paseo, autoras, secretaría de comunicación digital, asistentes, conversaciones por whatsapp entre otros. Se tejió una diversa red de intercambios.

Tomo de Mariela Wescamp en su texto "Reinventar el psicoanálisis: práctica de escuela y transmisión" la siguiente articulación: "Transmitir es conducir o ser el medio a través del cual se pasa algo desde un lugar a otro, es dejar pasar; también es un traspaso, en el sentido de ceder el derecho, dominio o atribución que se tiene sobre algo. La transmisión necesariamente, pone en juego el ceder, perder algo para cederlo a otro, y en este sentido pone en juego el amor".

Hoy puedo leer en este recorrido, que hubo en lo que arrojó el cartel y todos los que participamos en el paseo, trabajo de escuela, trabajo que avanza sostenido en el lazo con otros y en el soporte de las diferencias. Soporte sumamente enriquecedor si logramos surfear la incomodidad primera que dichas diferencias conllevan.

Esas sorpresas, esas nuevas lecturas, esos pases de sentido creo que pueden pensarse como efecto de transmisión.

Lo escrito necesita ser leído para volverse letra viva, para que algo pase y se convierta en una nueva lectura posible. Cada analista reinventa así la manera en la que el psicoanálisis puede decir.

Cinthya Sau
cinthyasau@gmail.com


Descargar




"Sin título" de Gaspar Amundarain
Eco de un collage de experiencias

por Virginia Nucciarone

… Eco de un collage1 de experiencias

La invitación para esta Moebiana propone la articulación de tres ejes: lectura, experiencia y transmisión. Tres que se anudan en la intersección de un sitio vacío que engendra movimiento animándome a introducir un deslizamiento en el sentido de los términos para que pueda advenir este nuevo texto. Inversión en la que encuentro gratamente como la experiencia pasa a ser el eje sobre el cual basculan lectura y transmisión.

Una trilogía se presenta en un tiempo après-coup de una experiencia que resignifico al intentar transmitir una lectura de los efectos discursivos y subjetivos producidos tras una serie de acontecimientos. Inicialmente la escritura de un texto para ser presentado en unas jornadas, luego un par de retoques para ser incluido en el segundo libro de la escuela, y más tarde, la convocatoria por parte del cartel de biblioteca a pasear pasando por la experiencia de convertirme en lectora de mis propias letras. Tres instancias donde un trabajo compartido en la intensión (análisis personal) se pone a circular en la extensión (escuela y comunidad analítica). Distintas experiencias con las que puedo figurar el armado de un collage que se funda en una falta. Conjunto de elementos heterogéneos cuya combinatoria se fue transformando en los diferentes tiempos en que las letras se abrieron para ser puestas a trabajar en el entramado social. En esta nueva vuelta a la escritura… Un eco y un tiempo de reverberación me vienen a mostrar que el progreso en el discurso psicoanalítico se produce cuando éste se pone a trabajar en la extensión con algunos otros.

Hoy en las resonancias de ese vacío retornan otros interrogantes en torno a la cuestión que plantea la formación de los analistas. Una repetición que no es de lo idéntico sino que engendra una traza de diferencia imprimiendo un sesgo innovador en las sendas de la práctica analítica y su formalización ¿Qué se enseña?, ¿Qué se transmite?, ¿Cómo se conjugan enseñanza con transmisión en psicoanálisis?.

La invitación a pasear por la biblioteca puedo decir que significó dar otra puntada para continuar tejiendo la dupla enseñanza-transmisión que se aloja en el corazón de nuestra escuela. Entonces, vuelvo al punto del que partí porque en el trasfondo de este asunto no dejan de latir más que algunas interrogaciones, ¿qué se lee?, ¿es posible realizar una lectura sin haber atravesado una experiencia? Hay quienes rápidamente opinan que sí cayendo en una descripción estricta y simple de la acción de leer, quedando de este modo reducida la función lectora a la sola lectura de la acumulación de textos psicoanalíticos. Sin embargo, nuestros maestros (Freud-Lacan) nos han enseñado que toda teorización toma su valor en el encuentro con lo real de la experiencia analítica. Experiencia de una falta que coloca indiscutiblemente en el banquillo a las ideologías, doctrinas y conocimientos rígidos y cerrados para dar paso a la transmisión. Transmisión que no es otra cosa que dejarnos habitar por un deseo de búsqueda de un saber que no se sabe, en movimiento y abierto, que va haciendo pequeños anclajes en la experiencia que vamos transitando con otros. Como nos dice Lacan en el seminario RSI, el analista es al menos dos, el que produce efectos en su práctica, y a esos efectos los teoriza, desde luego y sin duda en el trabajo con algunos otros. Juego con ese al menos dos ubicando en el lugar de la hiancia a esos otros analistas que operan como motor y causa enriqueciendo el texto producido, con sus lecturas, intervenciones y comentarios. La enseñanza existe cuando uno se dispone a ir al encuentro con un enigma, y en ese mismo instante la respuesta que estaba escrita para una pregunta se reformula, o revalida, diría que fugazmente deja de ser lo que era y se pasa a armar otra escena. Me gusta pensar que en el acto de transmitir una experiencia se conjuga un deseo con una apuesta. Deseo de mantener vivo el psicoanálisis en la cultura más allá de las contingencias que siempre buscan imponerse marcando fronteras. Apuesta que supone aceptar un punto de declinación y transformación en el saber para posicionarnos desde un lugar que promueva el encuentro con nuevas lecturas cada vez que nos reunimos a trabajar e intercambiar con otros. Parafraseando al maestro “es de faltar de otro modo que se trata en la enseñanza”2. Enseñar transmitiendo no es otra cosa que hacer vibrar junto a otros nuestros pensamientos para seguir avanzando en el camino de nuestra formación. Nada está cerrado ni acabado cuando se acepta que en la transmisión de una experiencia se pone en juego la castración.

En este recorrido evoco y recorto la frase que relata el filósofo griego Platón sobre Sócrates “solo sé que no sé nada”. Frase que nos interpela en tanto sujetos de la palabra, “parlêtre”3 y ante la que el psicoanálisis se detiene. ¿Es posible para el sujeto aceptar ese punto del que solo se sabe que no se sabe nada?. Lacan con la noción de forclusión nos enseña que en los inicios de la constitución subjetiva se puede no saber nada de la castración, y en ese caso, forjarse una idea fija e inconmovible, lo cual nada tiene que ver con el saber que se produce cuando atravesamos ese vacío de significación al transitar la experiencia de la falta. Es justamente ahí donde radica la importancia de la frase, punto que nos reenvía a ese no saber nada “de la sexualidad y de la muerte”, real insondable. No existe en el inconsciente un significante que los represente. Dependerá de cómo nos posicionemos frente a ello, los efectos que podremos causar en nosotros mismos y también, en los otros.

De la actividad propuesta por el cartel de biblioteca retorna un efecto con-movedor, que empalmo con eso que se pone a jugar cuando uno toma la palabra para transmitir una experiencia. Un encuentro que con-movió, agujereando sentidos que se conjugaron con una rica amalgama de decires propiciando el deseo de investigar, además de dar lugar a un nuevo texto. En el entramado de un encuentro con otro, el objeto a como causa de deseo propició la creación de nuevas letras y la transformación de las propias con las ajenas, y viceversa. En el trabajo de escuela se avanza con el otro en la diferencia, algo allí se recrea.

Para concluir, comparto una lectura que hago de los tres puntos suspensivos que vienen a marcar en el título4 el origen de este texto. Lectura que está en consonancia con lo propuesto por Lacan en el seminario XIX (1971-1972) … ou pire. Allí como aquí los puntos suspensivos aluden a un lugar vacío dejado para el verbo (la acción). Con lo cual los invito a poner el suspenso en la acción, en ese no saber qué va a decir el otro, qué lectura va a ofrecer, qué intervención va a proponer. Tolerar ese punto de suspensión nos enriquece, es la oportunidad para bordear el objeto a en juego, y morder una punta de real. Dicho de otro modo, sostenemos esos puntos suspensivos haciendo lugar a la castración … o peor, el destino se reduce a hacer consistir la idea de universo de discurso que sabemos no existe y se contradice con el fundamento del psicoanálisis “no hay relación sexual”.

M. Virginia Nucciarone
vnucciarone@yahoo.com.ar


Descargar

1 La idea de collage resuena en una conversación que mantuvimos con una compañera luego de la actividad organizada por el cartel de enseñanza “La enseñanza del psicoanálisis en la época digital” (9/03/2021) donde situamos su referencia en la Clase XIII “Aforismos sobre el amor” del Seminario X La angustia (1962-1963) de Jacques Lacan. Editorial Paidós.
2 Lacan Jacques, Seminario XXV El momento de concluir (1977-1978). Clase 4 10/01/1978.
3 Neologismo de Lacan que refiere a aquello que del ser se pierde por la palabra.
4 El titulo propuesto para este texto … Eco de un collage de experiencias, surge de jugar entre lo singular de un eco de collage y la entrada de los otros en la experiencia.

"A donde me lleva la vida" La Renga
Foro-Debate: Sexo y Muerte

por Claudio Gómez

En principio quisiera agradecer a las compañeras del Cartel de Publicaciones por su invitación a hacer lectura de la experiencia que en aquella oportunidad se dio en llamar “Foro – Debate: Sexo y Muerte”, y que fue propuesta por la Comisión Directiva en el año 2020 bajo la modalidad que en ese entonces y aun hoy nos proporciona el Zoom.

La transmisión que se produjo en ese foro -aquello que se da a leer en lo que de la escritura pasa- considero que se desprende de los diversos enunciados y enunciaciones que a partir de esa actividad, y ahí mismo, se hicieron circular en la comunidad analítica que conforma la escuela. De ahí el valor de los espacios de pregunta por ejemplo.

Eso “pasa” a aquellos que no están enmarcados en los bordes de la Efla ni como miembros ni como participantes, ya que ese trabajo en forma de foro – debate se estableció, desde un principio, como “solo para miembros y participantes”. La transmisión entonces, subvierte así la lógica actividad abierta – cerrada en la escuela, para dar cuenta (dicho esto en la vertiente de marca que tiene esta expresión) de qué fue lo que ahí pasó. Es en esto último donde entiendo que se sitúa lo valioso de la intervención del Cartel de Publicaciones. En esta propuesta a escribir para la revista Moebiana Número 69 ya no se trata del “solo para miembros y participantes”, sino del “no solo para miembros y participantes”.

Hizo falta una actividad de este tipo, propiciada por la Comisión Directiva, para que emerja otro significante, “no solo para miembros y participantes”, a cuenta de la Moebiana. Es aquí donde se produce el trabajo conjunto y de estructura psicoanalítica de la escuela. Ahí se puede decir, a mi entender, que lo que pasa es que se hace escuela.

Es por lo dicho también, que en lo relativo a este punto, dejo al lector atento el trabajo de que en la lectura de la serie de los escritos que conforman esta revista, pueda decir qué se transmite. Considero, por lo tanto, que la transmisión no solo está en una actividad, sino en la serie de las actividades, como así también en la serie de los escritos.

Por lo tanto adentrémonos en este Foro – Debate que he compartido con mis compañeras de escuela María Beatriz Pagano y Andrea Silvapobas.

¿Qué decir de dicha experiencia, “Foro – Debate: Sexo y Muerte”?

De alguna manera, en los escritos ahí presentados y las intervenciones que tuvieron lugar en el espacio de preguntas, que siguió a la lectura de las producciones de cada uno y cada una, se estableció lo nodal de estos dos términos, “Sexo y Muerte”, en la clínica psicoanalítica.

Esta práctica, de la que se espera sea psicoanalítica, deja a estos dos vectores, el sexo y la muerte, en lo que se ha conceptualizado como lo real de dicha praxis. Hasta tal punto es así, que cuando hablamos de la exogamia en relación a cualquier analizante, hablamos de la articulación entre estos dos términos.

El sexo, (como bien lo estableció en el foro María Beatriz Pagano), tiene su derivación etimológica del término “cortado”. ¿Cortado de qué? Cortado de todo aquello que puede entenderse como instinto. Lacan se esfuerza, por ejemplo, en mostrar que el Trieb de la pulsión no puede ser traducido como instintual, ya que gran parte del edificio conceptual del psicoanálisis, a partir del descubrimiento freudiano, se sostiene en el lenguaje.

El lenguaje produce la hiancia por la cual los psicoanalistas ya no hablamos de instinto cuando del sujeto se trata. Por lo que este movimiento del pensamiento analítico, retira al sujeto del plano del instinto para darle su sitio en el inconsciente. Ahí donde Freud lo había ubicado. “Wo es war, soll Ich werden” no implica para el análisis que el yo despoja a un ello instintual (ideal educativo), sino que el sujeto adviene donde eso era, lo real, para descompletar cualquier pretensión de totalidad de un Otro necesario para su constitución. Este descompletamiento no implica que no haya ciertas referencias.

Por lo tanto, y teniendo en cuenta el descubrimiento freudiano, son esas pequeñas muertes, que ubicamos en las neurosis como Inhibición, Síntoma y angustia, las que en un análisis se hacen oír. Puntos de rupturas, cortes y empalmes de un sujeto que se resiste a ser reducido a un punto sin borde de agujero. No hay relación sexual, implica entonces, que no hay universo de discurso, es decir que los significantes no encuentran, en la totalidad presunta de una masa de a dos por ejemplo, su acabado total.

De esta manera se entrelazan el sexo y la muerte en un análisis, ya que muchas veces nos encontramos con problemas clínicos cuando no van juntos por así decirlo. Es una juntura compleja y paradójica, porque es aquello ante lo cual la neurosis se hace cicatriz, como dice Lacan en el Seminario de “Los Conceptos fundamentales”. Es decir aquello de lo que hemos escuchado hablar en demasiadas oportunidades en las consultas y en los análisis. Pero es justamente aquello que Freud y Lacan, cada uno a su modo, nos enseñan que no hay inscripción. Cuestión que constatamos en los análisis.

Dicho esto y sin embargo, aunque no haya significante que diga a La Mujer ni a La Muerte como absolutos, la inscripción del significante implica la muerte. Ergo, el sexo también implica la muerte. Hace falta la teología para que Lacan, principalmente en su Seminario sobre “La Ética del Psicoanálisis” dé cuenta de aquello que implica la entrada del viviente a la red de los significantes en los cuales advendrá un sujeto. Es por ello que el sujeto y lo real son el hueso de nuestra práctica. Es desde ahí que a mi entender el trabajo de Andrea Silvapobas cobró su valor de transmisión.

Repasemos brevemente, como aquella vez en el foro, cuál es el apoyo que el psicoanálisis realiza en el concepto de segunda muerte del cristianismo, para dar cuenta del sujeto y la entrada del significante.

En el cristianismo, en su teología, la separación del cuerpo y del alma es considerada la primera muerte, es la muerte biológica. Se desprende el alma del cuerpo. A partir del juicio final se habla de la segunda muerte. Ocurrida la muerte biológica, mientras el alma espera el juicio final, el cuerpo también. La vida eterna, la gloria, implica que quienes sean salvados gozarán de la unión del alma y del cuerpo alguna vez perdida. Los réprobos, experimentarán la expulsión de la gloria de Dios, o sea quedarán en una muerte eterna. Esta es la segunda muerte para el cristianismo. Para el psicoanálisis, a partir de Lacan, la segunda muerte tendrá otro estatuto. La primera muerte seguirá siendo como la entendemos, la muerte biológica. En cambio, la segunda muerte, será la incidencia del significante sobre lo real del viviente. Es decir que el advenimiento de un sujeto como corte, de lo enteramente viviente, implica la muerte que la entrada al orden significante establece.

Por lo tanto y para concluir, considero que lo que se ha producido en la experiencia es la articulación de dos vectores que tienen una importancia crucial en cualquier tratamiento, que se anudan y desanudan para dar lugar también a diversas presentaciones clínica, pero que son principalmente aquello que se puede aprehender, de la implicancia clínica del sujeto y lo real.

Claudio Gómez
gomezclaudiod@gmail.com


Descargar

Bibliografía
Amigo, Silvia “Paradojas Clínicas de la vida y la muerte”. Homo Sapiens Ediciones.
Lacan, Jacques. “Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis”. Editorial Paidós.
Lacan, Jacques “La Ética del Psicoanálisis”. Editorial Paidós.

"Muerte y vida" Klimt
Sexo y Muerte

por María Beatriz Pagano

En el texto “La investigación en Psicoanálisis” Pura Cancina propone la práctica, ese encuentro entre el analista y el analizante, como esa instancia en el que el analista produce efectos. Con respecto a la clínica sitúa lo que el analista teoriza como reflexión de su práctica, pensar lo que hacemos. En cuanto a la teoría, para la autora se trata de formalizar la clínica.

Dos razones me motivaron a comenzar el escrito de este modo. La primera, el transitar por la experiencia de disertar en un foro de la Escuela implica leer, escribir y el encuentro con los otros y esto es al menos un modo con el que contamos los analistas para andar por la clínica y la teoría. La segunda razón del por qué comencé de este modo me permite entrar en el tema Sexo y Muerte, tema de aquel foro del que participé. El analista se autoriza a sí mismo y con algunos otros. Del mismo modo, la autorización de sexo implica también un acto subjetivo que se lleva a cabo no sin el Otro, por fuera del imperio del Otro, pero no sin algunos otros.

Freud consideraba a la sexualidad y a la muerte como los nódulos reales del inconsciente alrededor de los cuales se teje la trama de las representaciones. Además, ambos nódulos no son ni enteramente agotables ni representables. Posteriormente dirá que la división de los seres biológicos en especies sexuadas implica para esos individuos la muerte del soma que porta la semilla.

También a estos temas los retoma Lacan a lo largo de su obra.

Sexo y muerte tienen en común que son dos vocablos solo adscribibles al parlëtre, al sujeto del significante. Es el parlëtre, por tener un sistema simbólico, el que marca la ausencia con un trazo, con el significante para lo cual resulta imprescindible desconectar la palabra del objeto.

Para que sea posible tener un sistema simbólico es necesario que acontezca que el niño equivalga a lo que a la madre le falta y un resto no identificable al falo. Con esto estoy hablando de la instalación de la pulsión, pues si sabemos algo de la sexualidad es a través de la pulsión. Una de las características de las pulsiones es que son sexuales. Su fuerza constante es la fuerza sexual que proviene del Otro, de la demanda recibida del Otro y busca su satisfacción. Aparece entonces lo sexual, que para el psicoanálisis es la tendencia irrefrenable del sujeto al goce.

Sexo proviene del latín sectum y quiere decir cortado o seccionado. Sexo tiene que ver con autorizarse hombre o mujer. Autorizarse hombre o mujer depende de la manera peculiar de hacer argumento a la función fálica. De esto habla Lacan en las fórmulas de la sexuación.

El sexo tiene este carácter cortado, grieta, falta y mortal que angustia, pero el parlëtre tiene la posibilidad de contrarrestar esta angustia, esta grieta encontrando un modo de goce como hombre-como mujer.

La sexualidad humana, que no es ni sinónimo de identidad sexual ni de lo sexual, se presenta en su emergencia dividida en dos momentos, separados ambos por el período de latencia. Se trata de dos encuentros cruciales del sujeto con lo real del goce. Goce que le llega al sujeto exigido como demanda pulsional de ese Otro que lo hizo venir al mundo.

El sujeto debe dividir, escandir y cifrar ese goce que irrumpe con significantes, así como también a ese goce debe vestirlo y velarlo con imágenes. Si el sujeto logra anudar ese real del goce con lo simbólico y lo imaginario habrá podido apartar a lo real de su tendencia inercial hacia la muerte. Si a ese goce el sujeto logra entrelazarlo a lo simbólico y a lo imaginario podemos decir que el sujeto logró conjugar sexualidad y muerte, Por el contrario, sin este cifrado y velado lo real del goce no será conjugable con la sexualidad y quedará como goce mortífero. Sin dejar de lado que la muerte sigue en el horizonte de la vida, pues nacer, reproducirnos y morir es un real biológico, y para el Psicoanálisis también.

Un interrogante me surge y no sólo de las lecturas de los textos, también del estar ahí en la práctica, en ese encuentro entre analista y analizante. “Como analistas y en un análisis, ¿a qué tenemos acceso del sexo, de lo sexual, de la sexualidad y de la muerte?”


Una viñeta

Antes de que Diego comenzara este tratamiento había realizado otros. Aprés-coup pude leer que, en aquellas ocasiones, la presencia del analista operó como freno del goce del Otro materno que durante años arrasó al sujeto. Condición de posibilidad para que Diego en esta oportunidad pueda enunciar: “Necesito un tratamiento para poder pensarme”. Si bien había un padre, sólo en los últimos años de su vida algo pudo hacer con la función de privar que en el campo del goce madre e hijo se reúnan.

A los 20 años, Diego comienza a vivir su sexualidad de una manera muy promiscua, todo el tiempo pensaba en tener sexo, sentía una fuerza interna que no podía manejar. Por entonces tenía sexo tanto con hombres como con mujeres. Al cabo de un tiempo de escuchar los relatos me percato que no había en este tener sexo un partenaire, un otro, sino que tenía sexo con partes, con los genitales.

A partir de los 30 años, sólo tendrá sexo con hombres. Comienzan los ciclos de abstinencia sexual y los momentos de desenfreno, también comienza a padecer severos trastornos psíquicos. Cuando en las sesiones hablaba de este tramo de su vida tres temas se fueron, en un primer tiempo, construyendo para luego analizarlos: 1-la aceptación de su madre con respecto a su homosexualidad no era sincera, 2- el poder comenzar a hablar de que su madre deseaba una hija mujer y 3-acerca de las distintas versiones de su padre.

Durante muchos años Diego atravesó situaciones de riesgo, por supuesto que siempre ubicándose como víctima de los otros. Incluso cuando comienza este tratamiento llega quebrado, producto de un accidente por pelearse con los otros.

Otra fuerza lo invadía y no podía manejar “comer”. Siempre estaba con mucho sobrepeso, un cuerpo deformado, un abdomen que le impedía ver sus genitales. Adelgazó y engordó en varias ocasiones atravesando esos ciclos de privaciones y luego de los permitidos pasaba a comer cualquier cosa.

El trabajo analítico en torno a “comer” y a “devorarse al otro”, o sea en torno a esas fuerzas internas que Diego no podía manejar, a ese real del goce que lo invadía, fue necesario para que Diego pueda enunciar: “Soy un hombre que elige a otro hombre”, “Me doy cuenta que yo no soy víctima del otro, sino que me pongo como víctima del otro y así me va”, y acceder finalmente a tener un cuerpo masculino.

Para que lo real del goce, para que el goce autoerótico de la pulsión no se transforme en un goce mortífero debe estar vestido y velado con imágenes y cifrado con el significante. Como analista, y en un análisis, sobre estas operaciones de vestir, velar cifrar, descifrar y entrelazar gira nuestro oficio: la práctica analítica.

María Beatriz Pagano
te_le_ka@yahoo.com


Descargar

Bibliografía

Sigmund Freud. Pulsiones y destino de pulsiones. Obras completas, volumen XIV, editorial Amorrortu, Buenos Aires 2008.
Jaques Lacan. Seminario XI, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Clases XIII, XIV, XVI, XVII, Editorial Paidós, Argentina 1987.
Pura H. Cancina. La investigación en psicoanálisis. Capítulo III Práctica, Clínica, Teoría. Homo Sapiens ediciones, Rosario 2008.
Silvia Amigo. La autorización de sexo y otros ensayos. Capítulo I, II, III. Editorial Letra Viva, Buenos Aires 2014.
Silvia Amigo. Clínica de los fracasos del fantasma. Homo Sapiens ediciones. Rosario 1999.

RESONANCIAS DE LECTURA

gambito de dama
Serie Gambito de Dama

La castración, una apertura cerrada

por Anabella Ottaviani

Freud ha hecho referencia al “noble juego del ajedrez” 1, advirtiendo que en él, como en el tratamiento analítico, sólo las aperturas y los finales pueden ser expuestos exhaustivamente.

Por mi parte, la riqueza que la serie “Gambito de dama” me obsequió fue la chance de pensar la apertura cerrada de la partida en analogía con la operación de la castración en el ser hablante, para quien distintos tiempos en la constitución subjetiva requieren sucesivas inscripciones de la castración.


“Error de redondeo”

En el juego del ajedrez, el gambito de Reina es un modo cerrado de apertura que consiste en sacrificar una pieza al principio de la partida, generalmente un peón, para lograr una posición favorable, y en espera de obtener ventajas posteriores.

Además, Gambito (del italiano gambetto, zancadilla) evoca también a la gambetta a la muerte. Y así comienza esta historia.

Hay, por parte de la madre de Elizabeth Harmon, nuestra protagonista, un intento de suicidio, logrado, y uno de homicidio: el de su hija, que falla.

Un error irreparable que Alice, la madre de Beth, llama “error de redondeo”, la conduce al pasaje al acto. Pero, a la vez, otro error de cálculo le salva la vida a la hija.

Encuentro una primera notación de la castración en la frase “Un error de redondeo”. En Aritmética se llama así a “la diferencia entre la aproximación calculada de un número y su valor matemático exacto debida al redondeo”. 2 Cuando se realiza una secuencia de cálculos sujetos a error de redondeo, los errores pueden acumularse, a veces dominando el cálculo.

La madre, arrepentida por haber fallado a su hija arrebatándole al padre, no encuentra más que una solución trágica.

Pero sí se inscribe para Beth el error, que luego intentará colmar a través de un juego que la mantenga a resguardo: un pequeño mundo calculable y manejable en ese tablero de sesenta y cuatro casillas.


Gambito de dama consiste en sacrificar de entrada un peón central que se espera recuperar.

Los que saben dicen que de una buena apertura depende un buen final. Y pareciera que la serie inicia en una catástrofe. Pero a medida que se avanza se puede descubrir que la historia tiene de lo que se abre bien para la protagonista, partiendo de lo que la madre llama el error de redondeo en el sacrificio de un peón central: el padre de Beth. Lo sacrificó creyendo que lo recuperaría cuando quisiera pero le falló el cálculo. ¿Qué otra cosa que un peón de la Reina era ese hombre que la seguía a todos lados? Un día éste le advierte que es la última vez. Pide ver a su hija y no se le concede. La niña lo espía y, justo en ese instante, sus miradas se cruzan. No obstante, él se va, claudicando:

“Muy bien Alice, tú ganas. No puedo seguir peleando contigo. Y no puedo perseguirte a todos lados si te la pasas huyendo”.

Cinco años después la madre lo busca, admitiendo su equivocación y él la rechaza, renegando de la paternidad de Beth, tal como hará años después su padre adoptivo.

“¿Qué haré contigo? Cierra los ojos”. Es lo último que recuerda decir a su madre.


“Not today”

Ya en el orfanato, yendo al sótano, Beth encuentra al Sr Shaibel, el conserje. De él, lo primero que había visto era su llavero y será quien le abrirá la puerta como sujeto deseante, constituyéndose en el padre real que operará como agente de la castración.

“Not today”: Hoy no, le dice con aplomo. Pero es un No que promete, pues le abrirá la puerta para salir a jugar…al ajedrez.

Beth primero ha constatado y reprimido la castración en el Otro: No puedo resolver el error de redondeo que te constituye.

Ahora se presenta ante ella, en lo real, el agente de la castración, prohibiendo el goce (el saber) pero prometiéndolo a futuro. Lo prohíbe, instaurando la espera y con ella el enigma, habilitando para Beth la dimensión deseante: ¿Cómo se juega ese juego?

Porque ya juega la castración es que ella, esa noche, imaginará en lo Real, el efecto de lo Simbólico. Esto es: como producto de su imaginación, verá en el techo de su cuarto un tablero; y luego, sucesivamente, “Not today” mediante, imaginará las piezas y finalmente, distintas jugadas.

Beth podrá ordenar su registro simbólico en sesenta y cuatro casillas, con treinta y dos piezas que responden por su función y su lugar regidas por una legalidad que emana de este orden. El padre real sostiene lo simbólico y de él se aferrará Beth, para separar y diferenciar imaginario de real: no sufre de alucinaciones. Voluntariamente cada noche ella repasa, rectifica, aprende, resuelve: “Juego en mi mente”, “En el techo”. No se trata de fenómenos que se le imponen, ni mucho menos con horror.

La función castradora del padre real la puede tomar el padre o cualquiera que se vuelva su agente, que soporte el acto de ese corte. Pero una paradoja debe efectuarse: es necesario ocupar cierto lugar en la mirada del padre: Como cuando Mr Shaibel le dice: “Hija, eres asombrosa”. Pero hasta no caer de allí quedará en el trono, sin que pueda hacérsele sombra, quedando “sola”: uno de los significantes que comandan su destino. Esa operación quedará pendiente por largo tiempo para ella.


“Necesitarás ayuda”

Hombres-peones que la Reina Beth usa son Harry, Benny…Mientras funcionan como peones los pierde, una y otra vez.

Pero podrá pasar de la rivalidad a la falta, dejándose ayudar por ellos cuando los reconozca como sus maestros. Esto acontecerá, pero no sin verificar antes lo que ella ha significado para Mr Shaibel.

Abatida por su muerte, se descubre en duelo por un más allá de su deuda de diez dólares con él, nunca saldada.

Imaginar en lo Real el efecto de lo Simbólico también era para Beth aspirarse invencible: Yo puedo calcular todas las jugadas y ganarle al hombre, ganar donde mi madre fue derrotada. Esta posición se conmueve cuando constata cómo este padre la siguió por el mundo a través de todos los recortes periodísticos que tapizaban su humilde cuarto: ella es deuda de ese hombre en tanto verifica que fue su falta. Lo que a su vez le permite situarse en falta, aceptando perder a sus peones. Es decir, se producen las condiciones de una nueva apertura, otro gambito de dama: sacrifica su peón central y se las arregla sin Benny para irse a jugar a Rusia. Y el recupero le llega cuando esos hombres con los que se ha relacionado amistosa, amorosa y tormentosamente se reúnen y la llaman para aconsejarla sobre cómo ganarle el título al campeón ruso.

Si con Lacan “La castración quiere decir que es preciso que el goce sea rechazado para que pueda ser alcanzado en la escala invertida de la Ley del deseo” 3 esta bella serie nos la muestra como una apertura cerrada: porque obliga a perder de entrada para ganar.

Al final del campeonato, ya consagrada ganadora, la vemos bajarse en una plaza donde unos ancianos juegan al ajedrez. Al reconocerla ellos la saludan con gran algarabía y muy honrados. Beth accede a sentarse cuando uno de ellos la invita. Su mirada de lince se ha dulcificado.

De modo que, y porque “sólo el amor permite al goce condescender al deseo” 4, finalmente ella le propondrá:

“-Juguemos”.

Anabella Ottaviani
anabellaottaviani@gmail.com


Descargar

1Freud, S.: “Sobre la iniciación del tratamiento” (1913), Obras Completas, tomo XII, Edit. Amorrortu, pag. 29
2Cuadernillo Matemática Superior Aplicada, UTN, año 2020
3Lacan, J.: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”, Escritos II, Siglo XXI Editores, pag. 807
4Lacan, J.: “El Seminario”, Libro X La angustia, Edit. Paidós, pág. 194

PRÁCTICAS DE ESCUELA

“Así será” Acrílico. T.C.
Fallar mejor1

por Roberto Consolo

Freud estaba en la sexta década de su vida y prácticamente ya había instalado el concepto de inconsciente en gran parte de la cultura occidental. No hacía dos años había terminado la devastación de la primera guerra mundial en la que sus hijos habían sido soldados y sus últimos textos fueron tan importantes como sombríos: Duelo y melancolía y Lo siniestro. Mientras tanto la mortal gripe española que se llevaría a su amada hija Sophie, azotaba a toda Europa produciendo decenas de millones muertos, muchos más que los que había matado la gran guerra, y ese mismo año comenzaba a incubarse el huevo de la serpiente con la presentación del programa oficial del partido nazi. Era 1920, tiempos difíciles, de enormes fracasos, y al psicoanálisis le faltaba encontrar la otra mitad que mejor lo descompletaría, entonces Freud, como siempre, no tuvo otro remedio que publicar Más allá del principio del placer.

Ahora, considerando el extraordinario logro de este escrito que fue la primera formulación de la pulsión de muerte, un concepto que modificó para siempre lo esencial del psicoanálisis -aunque en los tiempos de Freud los analistas casi no lo podían tragar y los posfreudianos no se animaron ni a probarlo a ver si lo entendían-, me encuentro tentado de escribir sobre el momento actual. 100 años después, por Zoom, lejos de ustedes porque el cuerpo del otro se convirtió en una amenaza, donde otra vez el fantasma de la muerte recorre al planeta rozando la cabeza de la humanidad y todo lo sólido pareciera con ganas de disolverse en el aire de la incertidumbre y la codicia. Mientras tanto los pensadores y filósofos se devanan en teorías para ver si aciertan algunas razones de un futuro casi inimaginable. Pero nuestro tema es el psicoanálisis, no soy sociólogo ni filósofo, por eso este es el mejor lugar desde donde puedo leer la siempre sospechosa tendencia hacia lo inanimado, el trenzado pulsional que asocia la pulsión de muerte a la satisfacción en el marco del odio al otro, que por supuesto no es la pulsión de muerte, pero Freud nos aclara que es uno de sus caminos.

Que las pulsiones de vida y de muerte vayan juntas y a la vez, es la paradoja irresoluble con la que existimos, analizamos y cumplimos, a veces con dificultad, la transmisión de un primer precepto de la ética que es soportar la vida. Y agrego, no sólo la de uno, también la del otro, que es el fundamento de la vida en común.

Fueron varias las veces en que Freud argumentó sobre por qué los seres hablantes formamos comunidades que se mantienen en el tiempo. Curiosamente se lo explicó a Einstein de un modo muy sucinto en una carta hablando de la guerra. Y no es que Einstein fuese duro de entender pero se lo expuso con una sencillez tan afable y delicada que el argumento parecía andar solo. Para el surgimiento de una comunidad es necesario por un lado la transformación de las mociones violentas en el ejercicio del derecho. Es decir el pasaje de las tendencias destructivas de la pulsión de muerte al valor de la palabra, al ejercicio del lenguaje como el soporte indispensable para la mantención de la vida, porque cuando se acaban las palabras empiezan las guerras. Y por otro lado también son necesarias las ligazones de sentimiento entre los integrantes de la comunidad, las identificaciones, ya sean recíprocas entre los miembros de la institución, como a los elementos significantes en los que se enlazan los intereses comunes. Sobre la base de esta renuncia parcial a los goces, esencialmente a los mortíferos y al reconocimiento mutuo, surge y se organiza una comunidad. Entonces ahora podemos decir que la castración, concepto crucial del psicoanálisis que expresa la inscripción en el sujeto de un límite legal al goce, es lo que mejor permite articular una relación al otro, el lazo social en el que se manifiestan las pulsiones.

Las pulsiones de vida y de muerte sabemos que se desarrollan sobre un mismo vector. Cuando la tendencia pulsional acepta el límite que le imprime la castración al objeto en torno al cual se realiza el goce, tiene la posibilidad de retornar a un nuevo comienzo y volver al circuito de la vida. La clínica nos muestra que cuando los pacientes logran encontrar en el camino de sus deseos, un límite a los goces que los perturban con su exceso, la vida comienza a transformarse en algo bastante mejor que tolerable. Mientras que los que por distintos motivos no pueden aceptar esa frontera, la pulsión avanza desmesurada sobre el mismo vector, ahora transformado en mortífero, hacia un goce doloroso y destructivo. Se puede ir mucho más allá del principio del placer con casi todos los objetos pulsionales, con el componente sádico-masoquista que forma parte de la sexualidad o con las ideas que fundan los actos. Por eso hoy se puede repudiar en actos y discursos, casi como en un automatismo demoníaco, los cuidados que impone la razón para detener una epidemia feroz que otra vez nos golpea y nos mata. Es la pulsión de muerte encaminada por el erotismo del odio que ejerce su factor lesivo hacia el otro y hacia sí mismo. No es sorpresa. ¿No hemos atendido en nuestros consultorios a pacientes neuróticos que cuando argumentan sus ideas experimentan la revelación de una verdad inconsciente, por más loca que sea, con la que se sienten justificados de cometer los goces más perniciosos sobre su propia vida o la de sus seres amados, u odiados, sin que muchas veces nada podamos hacer?

Sabemos que el mundo humano es extraño. Extraño en el sentido de heterogéneo, otro, desconocido a sí mismo, como el sujeto. No está ordenado ni suficientemente por la razón, ni mucho menos por una ética del bien, sino por los goces, por la tendencia irrefrenable a los goces que imprimen lo real del sexo y de la muerte. Por eso en un sentido muy preciso las pulsiones de vida y muerte se expresan juntas y a la vez en mezclas de grado variable. Cuando el deseo promete un goce, como es lo esperable de cualquier deseo, y ese goce por algún motivo se hace presente, en el mismo acto de manifestarse también expresa su inexorable destino, su agotamiento, su finitud.

Cuando se regala un ramo de rosas, quien las regala y quien las recibe disfrutan de ese acto inigualable, aunque nunca se repara muy bien qué es todo lo que ese acto entrega en la intrínseca complejidad de la escena. Porque aunque los protagonistas estén tomados por la magia del instante, ninguno de los dos ignora que después de la satisfacción el destino de esas rosas será perderse, transformarse en desecho, en un resto marchito en el tacho de basura. Ahí van las flores, es el destino, sexo y muerte, pero como cada uno logre hacerlo, porque de la rosa sólo quedará su nombre.

Hoy los psicoanalistas tenemos un laboratorio enorme en la comunidad que nos rodea para discernir las expresiones de la pulsión que reveló Más allá del principio del placer. No hace falta tener el talento de ese abuelo que al ver jugar a su nieto como cualquier abuelo, descubrió uno de los misterios más escondidos del alma humana. Freud encontró la pulsión de muerte en la compulsión de repetición, en la repetición de lo traumático, de lo displacentero, en los sueños de angustia, pero sobre todo la encontró en la minuciosidad de su clínica. En la repetición de esos tratamientos que fallaban una y otra vez, como tenemos todos, con esos pacientes que fracasaban “demoníacamente” en la cura del mismo modo que fracasaban en sus vidas, pero sin que el malogro de esos análisis se debiera a errores del analista. Entonces algo le faltaba a la teoría que diese cuenta de esa instancia destructiva de la subjetividad. Porque en la inmanencia de la vida hay algo que siempre fracasa, en consecuencia las sociedades también fracasan, no todas igual, es cierto, pero todas están afectadas de ese fallo. Fallan por los que quieren y cuidan la vida del otro y fallan por los que con el odio encaminan la pulsión de muerte hacia la destrucción de la vida. No pretendo que estas sean categorías puras, la edad de la inocencia pasó hace mucho. Sin embargo el análisis nos da la posibilidad de llegar a saber y hacer de qué lado de la pulsión uno puede estar mejor parado, para fallar un poco mejor.

Roberto Consolo
Año del Coronavirus
consololp@gmail.com


Descargar

1Texto presentado en el Coloquio “A 100 años de Más allá del principio del placer” en la Escuela Freudiana de la Argentina. Septiembre de 2020.

DIÁLOGOS

¿Qué se lee en un análisis?

por Patricia Leyack
Escuela Freudiana de Buenos Aires
patleyack@gmail.com

Leer en un análisis apunta a eso que se “embrolla”-así lo dice Lacan-, entre los significantes, apunta entonces a la dimensión del goce. Lo que abre al concepto de letra, nudo conceptual que incluye al significante, al goce y, por tanto, al sujeto que se representa en los significantes, ese S1 que se desprende del S2 El analista es testigo de la pérdida,1de aquello que no puede decirse porque escapa a la articulación en palabras, pero se acumula en los decires del sujeto como producto de ellos; aquello que ex-siste a las palabras, y se escribe en el discurso en poéticas escrituras cifradas: el objeto a. Dirigimos nuestra escucha a la letra que circula embrollada en los significantes del discurso, apuntando a la beldad detrás de los postigos2 quien pide, por boca del analista,3 que vuelvan a abrirlos. Esto da cuerpo al planteo de Lacan: el analista forma parte del concepto de inconsciente4. Que la beldad pida, equivale a decir que lo real pulsa por hacerse escritura, que el analista sonorice la letra que circula, tal vez sorda aún, en el decir. El acento está puesto en la producción del inconsciente como efecto de lectura. La lectura tracciona hacia atrás el texto interpelando al sujeto en su decir.

Leer es afectar la materia del goce. Se trata de la orientación hacia lo real ¿Cuál es la interpretación justa? se pregunta Lacan en L’insu…5Diría que es la que ajusta de otro modo el Nudo, porque al impactar en la estructura RSI, mueve los enlaces, reempalma los registros de otro modo, lo que tendrá efecto en el acotamiento de los goces y el relanzamiento del deseo. En su seminario Moment de Conclure,6 Lacan es taxativo: el fantasma, nos dice, es lo que da materia a la poesía, la poesía que produce el inconsciente y la poesía que es nuestro arte analítico. Lo real no cesa de no escribirse…pero es por la escritura que algo, un trozo de real, se escribe. Eso que se escribe en medio del decir, llama a la lecto-escritura analítica. A leer- escribir eso que viene de otro lado que el significante, y que, embrollándose entre los significantes, apunta a la verdad del goce, al mi dire de la verité.

Eco en el cuerpo de un decir, así define Lacan a la pulsión en Le sinthome.7 Eco de un decir en el cuerpo de la transferencia, agrego. Y ese eco hace advenir la interpretación. Porque lo que se lee/escribe en el decir analizante, es lo interdicto en el discurso, (interdicto por reprimido y por dicho entre líneas) que vuelve por boca del analista. Mientras sucede, la sorpresa comanda, es la sorpresa de encarnar, sin saberlo, algo del objeto. Y de esto, solo el efecto en el analizante da testimonio. Estoy hablando de uno de los modos del semblante, cuando el a comanda en el discurso del analista produciendo un giro de discurso.

Transmisión en la intensión es otro modo de decir que la lectura en transferencia hace centro en la estructura RSI. Cuando la estructura es conmovida por una lectura, podemos decir que hay transmisión dentro de la cura. Se transmite, vía la lectura, la patencia del inconsciente. Conmovido algo del goce, adviene un efecto de sentido. “Lo característico de nuestra operación es volver posible este goce”, jouissense en francés. Es decir, sacarlo de la modalidad lógica de lo imposible. “Es lo mismo- continúa Lacan- que escribirlo j’ouis-sens. Oigo sentido”8.

1 JJ Lacan. Seminario XI - Los cuatro conceptos fundamentales… - Capítulo X Presencia del analista. Edic. Paidós
2 Ibid. 1
3 Ibid. 2
4 JJ Lacan. Escritos II – Posición del inconsciente.
5 JJ Lacan. Seminario XXIV. L’insu que sait de l’une – bevue s’ aile a mourre. Biblioteca EFBA
6 JJ Lacan. Seminario XXV. Moment de conclure. Biblioteca EFBA
7 JJ Lacan. Seminario XXIII. El sinthome. Editorial Paidós.
8 Ibid 7




por Marisa Plástina
Escuela Freudiana de la Argentina

"Lo único abundante en casa eran los libros. Miles de libros en cada rincón de la casa. Se tenía la sensación de que si las personas iban y venían, nacían y morían, los libros eran inmortales. Cuando era pequeño, quería crecer y ser libro. No escritor, sino libro”. (Amos Oz. 2002)

Freud aconsejaba para la formación de analistas, además del análisis personal, leer. Lacan, se interesaba por el modo de decir de los poetas. Ambos coincidieron en el camino de la lectura. ¿Qué pasa cuando leemos? Qué leemos en un análisis?

El analizante despliega, aquellas palabras que lo atan a su historia.” Como lector de su propia historia, lee las marcas de su constitución subjetiva. Como niño ha sido situado en relación a una posición discursiva de los padres, ha sido hablado. En definitiva está ahí para “aprender algo, para que el nudo se haga bien” (Lacan, Sem. 21). Esta lectura generará puntos de fijación en los que la pulsión quedará anudada a cierto goce provocado por lo visto y oído.

Amos Oz, escritor israelí, candidato al Nobel de literatura y ganador de numerosos premios, dice que un “mal lector, quiere saber de inmediato qué hay detrás del relato, quién se coge a quién, quién se opone a quién”… “el mal lector quiere arrebatarme el final, quedarse con la última palabra”.

Como contrapartida, Oz considera que “conviene buscar en el terreno que está entre lo escrito y el lector”. Así, buen lector sería aquél que va creando una trama, el que teje ese espacio en el entre el texto y él.

En la Carta 52, Freud transmite la idea de cómo se origina el aparato psíquico en distintos procesos de estratificación: “…el material existente en la forma de restos mnemónicos, experimentaría de tanto en tanto, un reordenamiento de acuerdo con nuevas relaciones, una transcripción. Así..., lo nuevo en mi teoría es la afirmación de que la memoria no se encuentra en una versión única, sino en varias; o sea que se halla transcripta en distintas clases de signos”. Lo ilustra con el esquema del peine, ubicando el inconsciente en el medio. Los signos de percepción como una primera transcripción de las percepciones -insusceptibles de conciencia- son el soporte de las segundas que ya nombran al inconsciente. Esta primera transcripción es letra y tiene como referencia la represión.

El inconsciente, es un texto a leer, un saber constituido por la articulación significante, que se actualiza en tanto haya un lector dispuesto a hablar. Entre lo que lee y lo que está escrito se irá armando esa trama para el despliegue del objeto. El analizante pondrá en juego su lectura respecto del deseo del Otro. Trabajo de lectura articulado en la palabra.

Lacan, Sem.17,dice: el psicoanálisis no propone un metalenguaje, lo cual daría la ilusión de una correspondencia de la palabra con la verdad, pero sí una lectura que conduciría a una separación del goce incluido en las marcas que jalonaron la historia.

En el Sem. 20, afirma que se trata de saber lo que en un discurso se produce por efecto de lo escrito: “el significado no tiene nada que ver con los oídos, sino con la lectura de lo que uno escucha de significante.”

Entonces, el analizante lee en su texto construido mientras habla. No está todo escrito en el inconsciente, hay una marca que fija algo que falta. En el momento de la enunciación, en ese acto, el sujeto inventa el significante, a partir de algo que está ahí para ser leído. El analista recibirá lo que está dicho entre el enunciado y la enunciación. A. Oz nos decía poder armar el lugar entre el texto y el lector. El analista ubicado en el entre, va a leer con su escucha la enunciación y ahí se apoyará para hacer con eso.

Para Norberto Ferreyra “que el analista esté entre el enunciado y la enunciación quiere decir que es el lugar donde se va a constituir el sujeto como tal…” “estar en el entre , implica no hacerse sujeto de aquello que dice”. (Para entrar al discurso del Psicoanálisis, abril 2017, EFA)

Lacan en el Sem. 19 dice, el analista ocupa el lugar del semblant. Su posición es la de semblant de “a” en el discurso del analista. Desde ahí, será el responsable de una lectura que no pretenda la última palabra, pues no la hay. Como dice A. Oz, “un lector que no pretenda arrebatarme el final”.





por Rodrigo Echalecu | Cruce de letras en el análisis
Escuela Freud Lacan de La Plata
rodrigoechalecu@yahoo.com.ar

En un análisis se producen lecturas en distintos planos, un cruce de letras entre analizante y analista a medida que la asociación libre se despliega.

Por un lado, se leen las letras que dan cuenta de la estructura, sus invariantes, la posición respecto de la falta. Por el otro se lee la letra del sujeto en su singularidad única, desgajar el significante que lo representa hace letra en el litoral con lo real y constituye el producto del discurso analítico.

Las letras de la estructura el analista las lee ubicando la posición del sujeto ante el Otro, su forclusión, renegación o represión. En el campo de la clínica situamos la posición fantasmática, los nombres en lo imaginario, en lo real y en lo simbólico, para hacerle frente a lo real. Lacan en RSI ubicó esta cuestión considerando a la inhibición, al síntoma y a la angustia como 3 nombres del padre, recursos con los que puede contar, en el mejor de los casos, el parlêtre. Otra es la cuestión clínica cuando retorna en lo real el significante forcluído en lo simbólico, los fenómenos elementales y las alucinaciones suelen presentarse en la coyuntura dramática, acompañados de una desrealización corporal. Hay letras con las que no cuenta el psicótico y el neurótico sí. En el nudo neurótico Lacan transmite en RSI las letras que agujerean los 3 registros: -ҩ en lo imaginario, Φen lo real y S1 en lo simbólico.

Las entrevistas preliminares posibilitarán situar la posición del sujeto ante el Otro, la dirección del análisis a partir de la demanda que se le dirige al analista y, fundamentalmente, apostar a que se establezca el enlace transferencial que ubica al analista como constituyendo parte del inconsciente del analizante, puesta en forma del síntoma que produce una letra singular, leída y por eso escrita, “síntoma en cruz con lo real” que se presenta en la transferencia.1

En el plano de la estructura, en cambio, se lee la inscripción de la letra que representa al significante fálico, Φ, operación que se produce si se ha efectuado la expulsión de lo real a partir de una afirmación simbólica, fundadora de la falta, tiempo de la identificación primaria. Puede no contarse con esta letra en la estructura, que el analista no la lea porque se encuentra forcluida, lo que Lacan en su escrito “De una cuestión preliminar…” menciona con la letra Φ⁰ (Fi sub cero), correspondiente a la estructura psicótica. Es decir, no se cuenta con el significante ordenador.

Los significantes que representan al sujeto (S1) también son letras. No se refiere S1 solamente a la operación de extracción del rasgo unario del campo del Otro a través de la identificación secundaria, que deja como saldo S1 en la estructura. La lectura del rasgo unario en transferencia, que representa al sujeto en su singularidad más propia, refiere a otro tiempo. Eso es lo que se lee en el análisis, se lee la letra portada por el síntoma. Propiciando la lectura una letra que no es otra que la que refiere a cierta transacción de compromiso entre deseo y goce. El sujeto se hace representar por el síntoma, para otro significante. En el punto en que se produce lectura, se escribe la letra que permitirá liberar el objeto de goce ruinoso al que se encuentra fijado el neurótico, relanzando la causa deseante.


¿Es el analista o el analizante quien lee?

El analista propicia el tejido de palabras, hace hablar si opera el deseo del analista, condición sine qua non para que advenga el sujeto, para que se produzca el significante en más que lo representa. No adviene sólo, es el analista, por su posición, el que genera las condiciones, puntuando las repeticiones significantes que escucha, haciendo hablar a las formaciones del inconsciente, realizando intervenciones en los registros del nudo que podrán devenir o no en letras, interpretaciones, según la zona del nudo de la que se trate en la transferencia y de haberse dado o no en el blanco. En ocasiones se producen interpretaciones que resultan letras que reescriben en la estructura lo que se ha leído, lo real del goce imantado a los significantes que lo representan.

Se escribe solo si hay lectura a la letra, es decir que lo escrito no estaba antes, o en todo caso convendría decir que se reescribe el significante en letra. Y se lo hace en transferencia. Se trata de ese punto donde se produce la torsión de la cuerda, la cruz en el cruce, permitiendo entonces reescribir la religión del padre, resultando el invento, esa “nueva escritura” que Lacan diferencia y que llama sinthôme anudante, como cuarto que anuda RSI y ya no la religión del padre, habiéndose producido varias lazadas en el análisis perforadoras de los agujeros de los registros, hilvanando el filamento del sujeto en lo real, leída la letra como asiento de la artesanía inventada.

Reescribir la religión del padre, hacerla letra, de eso se trata en el transcurrir del análisis, momento de concluir, de corte con el Otro donde se funda lo novedoso a lo que invita el encuentro con el significante del Otro barrado S(Ⱥ), es decir: no hay Otro del Otro! Se barra el Goce del Otro! Verdadero agujero!2 Puesta en forma de la letra del sujeto.

No es lo mismo inventar que sublimar, mientras la sublimación supone la escala fálica del reconocimiento social escrito por el nombre del padre, inventar quiere decir más bien reescribir soltándose del falo, cómo arregla el sujeto con su síntoma para que este no le cierre el pase a lo real, cómo le hace el parche propio, reescribiendo el nombre del padre en la instancia de la letra, inventándose de otro modo, arreglándoselas para ir más allá del goce ruinoso, donde Lacan escribe el no todo.


Descargar

1 J. Lacan La Tercera. “El sentido del síntoma no es aquél con que se lo nutre para su proliferación o su extinción, el sentido del síntoma es lo real, lo real en tanto se pone en cruz para impedir que las cosas anden, que anden en el sentido de dar cuenta de sí mismas de manera satisfactoria (…)
2 J. Lacan, Seminario 23. El Sinthôme. Así lo escribe Lacan en varias de las clases del seminario El Sinthôme cuando dibuja su nudo borromeo. Allí escribe el goce del Otro barrado entre Real e Imaginario y avanzado en las clases, en esa misma zona del nudo, escribe “no hay Otro del Otro”, “verdadero agujero” (13 de abril de 1976)

TRABAJO DE ESCUELA

Lecturas de la trama

por Laura Vellio | Cartel de Entrada y Permanencia

El hilado de la trama se enhebra a partir de las lecturas.

El producto que arrojaran los carteles precedentes, constituye una herencia de trabajo, que deja una posta y orienta un recorrido. Hacernos tejedores de la trama, es tomar las riendas del asunto a nombre propio, formar parte del entretejido, en una lógica nodal en la que se sostiene la escuela, con sus dispositivos.


La puerta de entrada:

“…Si al comienzo está la transferencia…”, señalizando la entrada a la escuela, es a partir de una transferencia de trabajo, que nos disponemos a entrar en la trama. A veces, más expectantes al inicio, causados por esos otros que pertenecen, que nos invitan a participar, a poner en palabras.

Entrar en el entramado de la escuela, es en principio, poder participar de sus dispositivos.

Ubicamos algunas preguntas en las entrevistas de entrada:

¿Qué figurabilidad presenta el enlace del trabajo con otros en la escuela?, ¿Qué tengo yo para donar a la escuela?, ¿A través de qué dispositivos de la escuela puedo hacer llegar mis inquietudes de trabajo?

Si pensamos “la escuela como refugio para alojar el malestar en la cultura…” y "…formar parte de la escuela como huésped que nos aloja…”,¿Quiénes conforman la Escuela?, ¿Cómo se enlaza la transferencia de trabajo que anuda intensión y extensión; grados que se diferencian de jerarquías?


¿Qué implica hoy, desde la lectura del cartel, pensar la permanencia?

De la lógica lineal, a la lógica del a posteriori:

Entendemos lo lineal como hilo que sostiene la cronología del antes y después, con escasa flexibilidad para soportar el corte de lo sincrónico.

Concebimos que si la trama se arma en el cruce, entre lo diacrónico y lo sincrónico, es en la lógica del a posteriori, que se leen los efectos de lo acontecido.

La apropiación va entretejiendo la pertenencia, a partir de lo ajeno voy tejiendo lo propio, en la intromisión del nombre en los dispositivos de escuela, es a nombre propio, pero es con otros.
Entretejer la especificidad de la permanencia, y la pertenencia, para amarrar el punto de intromisión, que introduce una tensión que zurce, conservando el hiato, que permite la posibilidad de enlace.
Respetando el recorrido trazado por otros, a disposición del enlace que nos oferta la Escuela.

Para pensar la permanencia en la continuidad lineal, es necesario tener a disposición tolerar el corte, que soporte el golpe de sierra de lo sincrónico, posibilitando que se entreteja en la diacronía.

Apostamos a una pertenencia, concebida como un entramado identificatorio que contemple las singularidades. Bajo una lógica nodal que anude los dispositivos de escuela, para que no hagan masa del lado de las identificaciones gozosas. Ir hacia un trabajo de escuela que opere con el a como causa de deseo, requiere de condiciones de respeto de lo singular, y reconocimiento de la diferencia.

Nos disponemos a alojar la otredad, a trabajar el orden de lo instituido, para dar lugar al orden deseante de lo instituyente. Soportando la tensión, que requiere la permanencia.

¿Qué implicancias tiene barajar con el orden de lo incalculable? Se instituye cada vez en el funcionamiento. Si “…cada entrada en su singularidad, se presenta como una negación de lo universal…”, ¿Cómo pensamos la singularidad de las permanencias?

Varios pares de opuestos conjugan las tensiones del entretejido que teje la trama de la escuela:

Encuentro - desencuentro
Paridad - imparidad
Universal - singular
Intensión - extensión
Hospitalidad - hostilidad

La Escuela, como institución analítica, intenta propiciar un saber hacer con la marca de la diferencia que posibilite un enlace a los otros, donde el respeto por lo común aloje la otredad con su diferencia radical


Bibliografía:
Cuadernillo de Cartel de entrada y permanencia (2017-1019)
J.Lacan: “Seminario22”, RSI, Versión Crìtica. R.Rodríguez Ponte.1974-1975.
J.Derrida, Anne Dufourmantelle, “La hospitalidad”,Ediciones de la Flor,2000, Buenos Aires, Argentina.



Bienvenida:
Desde el Cartel de entrada y permanencia damos la bienvenida y comunicamos la entrada de Karina D´Alfonso como participante, a quien le auguramos un próspero trabajo en la escuela, a partir del enlace con otros, apostando al discurso del psicoanálisis.

Invitamos a quienes deseen acercarse a la Escuela a comunicarse por Whatsapp con alguno de los miembros del cartel, o a través de la casilla de mails:carteldeentradaypermanencia@efla.com.ar



Decires sobre lo andado

por María Beatriz Pagano, Sandra Iribarne, Daniel Germán Paratore | Cartel de Enseñanza

Desde el cartel de enseñanza comenzamos a transitar este año 2021 con una jornada de trabajo titulada “La enseñanza del psicoanálisis en la época digital”.

Invitamos a la actividad a quienes de algún modo u otro participaron de esa experiencia como asistentes, organizadores, coordinadores y/o como enseñantes de los seminarios que se realizaron pues consideramos oportuno, luego de haber transitado un año en el tiempo de hacer la experiencia, abrir el momento de comprender.

Puesto que, nuestra revista Moebiana número 69 lleva por título “Lecturas, experiencias y transmisión” nos pareció una buena ocasión para poder compartir, ya no solo entre los miembros y participantes de la escuela si no también con la comunidad analítica lo que vamos festejando y los interrogantes que se nos suscitan. Festejamos la creación de un nuevo espacio para el discurso del psicoanálisis y su llegada a distancia, para el lazo con la comunidad, para la creación de nuevos enlaces entre los distintos espacios de la Escuela. Esto no implica dejar de interrogarnos y debatir sobre la enseñanza y transmisión del psicoanálisis a través de los dispositivos digitales.

Ya Freud se interrogaba sobre qué significa para la teoría y la clínica psicoanalítica que se despliegue en la universidad, o sea en otro espacio que no es la institución psicoanalítica, una nueva espacialización para el psicoanálisis. Aun resaltando lo satisfactorio de esto no se quedó solo con eso.

Animados por esta posición que reencontramos en Freud organizamos la actividad. De la misma podemos decir que se produjo una convergencia de lecturas que de diferentes lugares situaron la intervención sobre las coordenadas temporo espaciales, tanto en la clínica como en la extensión. Con los aporte de diversos autores que vienen abordando las características de la época digital, pero apoyándonos también en nuestras experiencias es que vamos situando la dificultad de introducir la discontinuidad en ese espacio, el digital, que se presenta como un continuo sin corte. Así planteado lo novedoso del contexto es que se articula el valor y las posibilidades de que también allí se localice, emerja un decir subjetivante.

Poder alojar interrogantes, reflexiones, avatares y traspiés de quienes ya sea como enseñante, asistente, organizador, coordinadores andan por los dispositivos digitales es el modo que tenemos desde nuestra Escuela no solo para no retroceder sino también para orientarnos de cómo y por dónde seguir avanzando y sentar bases para próximos encuentros.

Una breve reseña

por Maria José Colombo | Cartel de Publicaciones

Con la propuesta para la escritura de esta Moebiana me sentí convocada a trazar estas líneas: una breve reseña del recorrido que venimos haciendo con mis compañeras del Cartel de Publicaciones.

Para su funcionamiento nuestra escuela propone la circulación por distintos espacios de trabajo que se actualiza cada dos años. Experiencias que permiten, si tenemos esa fortuna, interrogarnos sobre diversas funciones así como también la oportunidad de esbozar y arribar a respuestas o aproximaciones.

En Diciembre de 2019 la EFLA inaugura una nueva gestión y junto a cinco compañeras más nos emprendimos a la convocatoria de participar en el Cartel de Publicaciones. Es por eso que en aquel primer encuentro que tuvimos hablamos sobre qué labor sería la de publicar; qué publicar; lo ético y lo estético; el pudor; lo obsceno; lo éxtimo; lo íntimo y lo público; los límites en la publicación: ¿qué pasa y qué tendría que estar velado?
A su vez, en línea al objetivo de digitalizar la Moebiana que proponía Comisión Directiva, también nos convocaban otras consideraciones: ¿A quiénes queremos llegar? Formato papel o digital: ¿requiere alguna diferencia en el contenido del material? La rapidez en las redes.
En esa reunión esbozamos un posible título para la revista que trabajaríamos el año siguiente.

A comienzos del 2020 el covid-19, que muy rápidamente venía afectando territorios remotos, llega a nuestros espacios. Nos toca.
Desde el cartel pensamos la revista como posibilidad de propiciar algunos hilvanes sobre lo disruptivo de aquélla conmoción.
Dimos por nombre a la Moebiana nº 67: “El impacto de lo real en la subjetividad y en las masas”.

Varios espacios de la escuela también convocaban al trabajo, organizados bajo la modalidad de foros para miembros y participantes de la escuela; invitaciones a crear ante los obstáculos nuevas formas de continuar.
Compartimos “puertas adentro” foros en los que hubieron valiosos debates e intercambios. La confianza que propició el espacio íntimo permitió adentrarnos en temas nuevos.

En el Cartel retomamos los ejes del comienzo y sumamos los nuevos que surgían a partir de las medidas ASPO.
Nos emprendimos en armar una nueva revista convocando a los miembros a trabajar en la nº 68: “Lo íntimo, lo público y lo privado en la clínica y en el lazo social”.

Los escritos que recibimos para ese número nos hicieron interrogar sobre el lenguaje inclusivo: ¿qué podemos decir, como analistas, de estas nuevas escrituras de la e, la x, el @? Nos reunimos en dos foros y descubrimos que teníamos mucho para aproximar. Conversamos desde el psicoanálisis sobre lo actual; la tensión entre los discursos, la inclusión, la excepción, el no-todo... Abrimos un debate donde tuvieron lugar las diferencias en la intimidad de la escuela.

Por su parte, la propuesta del Cartel de Biblioteca propició seguir leyendo las producciones de la escuela en su recorrido. Actividad que invitaba a la lectura y también a nuevas escrituras.
Este acto creo que tuvo efecto contagio.

Al retomar la actividad del cartel este año, hablamos de lo producido el anterior y lo encontramos valioso. De modo que pensamos que era momento de hacer pasar lo trabajado puertas adentro a la comunidad analítica, y llegó la nº 69: “Lectura, experiencia y transmisión”.

En la articulación de estas tres últimas Moebianas leo: Del impacto al armado de un espacio, y desde allí a la publicación. Pasajes que dan cuenta de un movimiento que vamos trazando. Me pregunto si la función de este cartel será hacer pasar o despejar para que siga pasando. ¿Es posible la transmisión sin que algo nos toque?

Función Lector, movimiento de escuela

por Cristina Borda | Cartel de Biblioteca

Hace un año exactamente, la pandemia en el mundo y en nuestro país, nos imponía la necesidad de mantener el ASPO (aislamiento social preventivo y obligatorio). Como cartel de dirección de la escuela, apenas habíamos podido tener una reunión para bocetar nuestra dinámica y expectativas de trabajo. Conminados a permanecer en nuestras casas, no habíamos arribado al encuentro entre nosotros y menos aún a presentarnos a otros.

Afortunadamente, teníamos un marco que balizó un posible inicio. La EFLA y un libro de escuela recientemente publicado, cuya presentación había sido una de las últimas actividades del año anterior. Estos dos, llamaron al tres; el cartel podía tener un movimiento posible, a pesar de que los libros de la escuela permanecieran encerrados en la vitrina del cuarto que la alberga.

Pensamos que dar a leer a otros el segundo libro de la escuela, a esos lectores que se encontraban en espera (dado que la circulación y la posibilidad de adquirirlos estaban impedidas) fue el comienzo. Pero, lo que sucedió cuando pusimos el dispositivo a andar fue encontrarnos con la función lector en cada uno de nosotros, y así poder anudarnos y constituirnos como cartel. El libro estaba perdido para el lector, pero por arriesgarnos a una experiencia, la pérdida advino al lugar de la causa. Privados de la posibilidad de pasear en nuestra vida cotidiana, sacamos a pasear un libro, que en su hechura supone un valioso trabajo de escuela. Libro que transmite a través de sus letras una rigurosa formalización, testimonia de la clínica con niños, y da cuenta de un enlace entre la teoría y la praxis.

Pero, ¿qué es un libro? En palabras de Borges “un libro es un objeto físico en un mundo de objetos físicos. Es un conjunto de símbolos muertos. Y entonces… llega el lector, y las palabras surgen a la vida, y asistimos a una resurrección del mundo”.

Entonces un Lector transforma al libro, lo recrea; y la lectura se torna reescritura, creación, música, sinfonía. Y la biblioteca que lo pasea en ese devenir, se transforma en una biblioteca animada ella misma, animada por la Función Lector. Entonces en el paseo de cada encuentro, que fueron cuatro, donde compartimos nuevos escritos ofrecidos por las autoras de nuestra escuela, donde ellas mismas asistieron a ser lectoras de sus propios escritos, en este encuentro con otras lecturas, se produjeron nuevas escrituras. Corte sincrónico donde, en la cadena de lectura y escritura algo se pierde, y si algo se pierde, es porque algo se produce.

La Función Lector se encontraba en el anhelo de recorridos de anteriores gestiones del cartel de biblioteca, que por diversas razones no se había puesto en función. Ubicar en el trabajo de cartel lo perdido irremediablemente, al menos durante el año 2020, permitió el movimiento necesario para ubicar la causa, y así, efecto de lectura del trabajo de otros que nos antecedieron, pudimos problematizar la función de la biblioteca en una escuela de psicoanálisis.

Borges sostiene que Carlyle, “dice que la historia universal es un libro que continuamente estamos leyendo, que continuamente escribimos con cada uno de nuestros actos y de nuestros sueños; ‘y en el cual también nos escriben’. Es decir, nosotros somos lectores, pero también somos cifras de ese libro, que ahora somos esa escritura y a su vez seremos causa de otra escritura, que será el momento o los siglos que sucedan a este momento.”

Movimiento que despierta de la inercia en la que nos encontrábamos en el ASPO; surge la Biblioteca de la EFLA como el lugar reservado para la producción de escuela; pero, hacer pasar algo de ese valioso trabajo de escritura es función del cartel, que como gárgola de edificios antiguos, es guardián de ese reservorio y responsable de que los textos cobren vida. En el inicio del ASPO, encontramos un modo de andar con otros. Hoy podemos decir, felices de haber podido dar un paso, que un sentido caiga para que otro pueda advenir: “la Función del Lector” en nuestro devenir como escuela; el cuarto, anuda.

Este escrito es el intento de transmitir lo que fue una experiencia transcurrida durante el 2020 en la EFLA, producido gracias al trabajo de lectura de las cuatro presentaciones que abrieron cada actividad realizada, escritos de cada integrante del cartel. Por eso, y parafraseando un spot publicitario de la campaña de prevención (ASPO), del encierro salimos todos juntos, es con los otros; pero agregaría, salimos como uno, ya que la causa no hace masa.

Para finalizar, resta decir que el exquisito intercambio que se dio en cada encuentro realizado, queridos lectores, está perdido para ustedes. Pero tal vez eso perdido, pueda oficiar de causa para acercarse a “los libros de la escuela” de la colección Jornadas. “De poetas y locos todos tenemos un poco” invita a recorrer testimonios clínicos, recorrido del que podría decir que es una ilustración de la apuesta al inconsciente en cada tiempo y estructura. Y así podremos decir, cada vez, había una vez… un libro por venir.

IX Jornadas de carteles y Grupos de la EFLA

por Rodrigo Echalecu y Alejandro Sigal | Secretaria de carteles

3 y 4 de Septiembre de 2021

invitación-convocatoria

Como hemos venido constatando en la experiencia, las Jornadas de Carteles y Grupos se tornan material significante, una de las instancias del cartel, la del momento de concluir, (incluso antes de finalizado), que nos posibilita hacer un corte sincrónico que invita a leer la Escuela y a arrojar un producto, objeto “a”…. ¿Por qué?

…Porque el cartel pone a andar un conjunto de significantes producidos en el trabajo de la escuela, esos significantes, mineral de los carteles, representan a la escuela para otros significantes que se manifiestan, a su vez, en otros dispositivos, resuenan, consuenan.

No se trata de un dispositivo único en la formación de los analistas, ni del mejor, sin embargo el cartel es uno de los fundamentos de la Escuela, junto al seminario y al pase, en suma consonancia con el Acta de Fundación de la Escuela Freudiana de París que Lacan fundó. El maestro lo consideró como órgano de base, como sede de las operaciones que se llevan adelante en la experiencia de hacer escuela con otros. Ese pequeño grupo con su más uno, como refugio de la falta si opera en su función.

Cuestiones de escuela que van surgiendo: ¿cómo enlazamos al cartel con la enseñanza y con la formación de los analistas? ¿Quizá podamos ubicar en el cartel cierta reserva libidinal operatoria, generada por los miembros que trabajamos en la escuela, que permita nutrir a la escuela y a su enseñanza en la apuesta a la transmisión de la causa?

Actualmente constatamos cierta proliferación de los carteles, se han multiplicado los mismos en su estructura desde que comenzó la Pandemia.

En el Foro organizado por esta secretaría en el año 2020 se abordaron, fundamentalmente dos interrogantes en torno al cartel: ¿Cómo se establece allí el lazo con otros analistas en formación para que el trabajo se torne posible? ¿Y qué rol cumple el más-uno en el asunto?

Desde el inicio de la gestión de esta secretaría, nos vimos conminados a abordar cierta pregunta, ¿cómo relanzar la escuela desde la Secretaría de Carteles en este nuevo tiempo donde no podemos encontrarnos en su sede? ¡Qué mejor que apostar al cartel -nos dijimos-, a ese pequeño grupo que nos enlaza de un modo particular! Hoy asoma otro tiempo, el de producir las letras y combinarlas a partir del trabajo que se ha venido realizando.

Esperamos con ansias las IX Jornadas de Carteles y Grupos para verter esos contenidos producidos al conjunto. Se llevarán a cabo los días 3 y 4 de Noviembre de 2021.

Invitamos a los carteles y grupos, a los miembros y participantes de la escuela y a la comunidad analítica en general a participar de este acontecimiento de escuela y a inscribirse -los grupos y carteles de la EFLA- en el marco de la secretariadecarteles@efla.com.ar para presentar sus producciones.

Cartel de Pase EFLA

En el Acta de Fundación de la EFLA puede leerse que el Dispositivo Analítico en intensión es el eje ético alrededor del cual se organiza la escuela. El análisis como experiencia fundamenta la formación de los analistas.

Una Escuela de Psicoanálisis conlleva una lógica diferente a la de cualquier otra institución.

En la dimensión clínica constatamos una y otra vez la eficacia del Psicoanálisis pero, cuando se produce en el análisis la torsión discursiva que llamamos pase de analizante a analista y se logra alguna conclusión, a veces resulta necesario, para quien pasó por esa experiencia, dar cuenta ante otros de lo que ahí sucedió.

Eso se torna una cuestión crucial para el Psicoanálisis y su transmisión, haciendo escuela.

Se dice de la experiencia de análisis, de sus efectos, de las operaciones que allí se han producido.

Para la formalización de esa experiencia contamos con el Dispositivo de Pase, instituido en la EFLA en el año 2008 como “un lugar disponible, en reserva”, que se torna vigente cada vez que alguien decide dar cuenta de los efectos del Psicoanálisis ante otros.

En ese dispositivo se ponen en función tres instancias: Pasante, Pasador, Cartel de Pase. Luego, en otro tiempo, el de los informes, se hace pasar al conjunto de la escuela lo que se ha podido producir y lo que cada experiencia enseña y agrega al Discurso del Psicoanálisis.

El Cartel de Pase está integrado por A.E. de nuestra escuela y de otras escuelas con las que sostenemos transferencias de trabajo1. Es la instancia que recibe la carta con el pedido del Pasante que desea dar testimonio de lo que ha sido una experiencia de análisis. Luego de escuchar a los pasadores y trabajar con ese material informa al conjunto de la Escuela.

Es ese pedido el que da inicio a la tarea, poniendo en funcionamiento el dispositivo, inaugurando una nueva experiencia que hace a la extensión del Psicoanálisis.

El pasante ofrece su testimonio a dos pasadores que pondrán el cuerpo a lo escuchado y darán paso a lo que el pasante ha podido formular, transmitiendo un decir a los miembros del Cartel.

Lacan dirá que “El pasador es el Pase” porque con su cuerpo vehiculiza, hace pasar, de un lado al otro, efectos singulares.

Haya o no nominación, lo que se produce en el Dispositivo de Pase, lo que allí se dice, se escucha, se lee y se informa impacta en las cuestiones clínicas y teóricas del Psicoanálisis.

La puesta en funcionamiento del Dispositivo de Pase ha producido en la EFLA nominaciones: A.E., Analista de Escuela, letras que inscriptas en la escuela confirman que el eje ético para la formación de analistas es el análisis.

Cada vez que se pone en funcionamiento el dispositivo se renueva el lazo social, se ponen en acto las diferencias sin que de ello se haga segregación, se hace extensión del Discurso del Psicoanálisis y se recrea el compromiso con esta tarea.

A partir del trabajo realizado, podemos informar la nominación de Analista de Escuela (A.E.) de Maren Balseiro.
Agradecemos a Pasante y Pasadores por hacer posible esta experiencia una vez más.

1 En esta oportunidad integrado por Ana Casalla (A.E. – EFBA); Amalia Cazeaux (A.E. – EFLA); Guillermina Díaz (A.E. – EPSFros); Paula Levisman (A.E. – EFLA); Alicia Russ (A.E. – EFA); Más Uno: José Zuberman (A.E. – EFBA).


Descargar

MIEMBROS

Alderete Sandra

221 155446042

alderetesandra@hotmail.com

Almeida María Clara

221 155406894

mariaclara1501@gmail.com

Aramburu Agustina

221 155903072

agustina_aramburu_psico@hotmail.com

Artiñano Rivas Fernanda

221 156004167

fartinianorivas@gmail.com

Balseiro Maren A.E.

221 154553889

marenbal@yahoo.com

Bassagaisteguy Josefina

221 155622007

josebassa7@hotmail.com

Borda María Cristina

221 155431786

m.cristinaborda@yahoo.com.ar

Cazeaux M. Amalia A.E.

221 155410472

cazeauxamalia@yahoo.com.ar

Chari Patricia

221 154358722

patriciachari@hotmail.com

Colombo María José

221 155646321

mjosecolombo@gmail.com

Consiglio Melina

221 155471361

melinaconsiglio@hotmail.com

Consolo Roberto

221 155036529

consololp@gmail.com

Demitroff Sergio

221 155039164

sdemitroff@yahoo.com.ar

Di Núbila Alejandra

221 155346990

acdinubila@yahoo.com.ar

Echalecu Rodrigo

221 156408619

rodrigoechalecu@yahoo.com.ar

Frey Cintia

221 154596032

cinfrey28@hotmail.com

Frittayón Darío

221 155349184

drfrittayon@hormail.com

Gamaler Rodríguez Carolina

221 4751108/221 155916655

carolina.gamaler@gmail.com

Gómez Claudio

221 15506 0868

gomezclaudiod@gmail.com

Hobler Ludmila

011 1551576578

ludmilahobler@hotmail.com

Inclán Lisandro

221 155456397

lisandroinclan@hotmail.com

Iribarne Sandra

221 156180980

sandrairibarne03@gmail.com

Isasa Lucía

221 155228626

luciaisasa@hotmail.com

Levisman Paula A.E.

011 42527526/011 58396217

paulalevisman@hotmail.com

Lombardo María Alejandra

221 155770987

alejandralombardo@gmail.com

LujánClaudia

221 4231007 / 221 155043011

claudialujanar@yahoo.com.ar

Maiola Natalia

221 155733068

nataliamaiola@yahoo.com.ar

Martín Marina

221 156549531

marinamartin.psicologia@gmail.com

Martín Frías Flavia

221 154209531

flavia1900@hotmail.com

Miranda Agostina

221 155910082

psiagostinamiranda@gmail.com

Naveiro Silvina

221 155233516

silvinanaveiro@gmail.com

Nucciarone Virginia

221 154203115

vnucciarone@yahoo.com.ar

Ottaviani Anabella

221 155414487

anaottaviani@hotmail.com

Pagano MaríaBeatríz

221 4221688/221 154772972

te_le_ka@yahoo.com

Paolucci Fiorenza

221 155484649

fior_p@live.com.ar

Paratore Daniel Germán

221 4087555

degepe75@yahoo.com.ar

Pellejero Marisa

221 4527119/221156022627

meipellejero@yahoo.com.ar

Pereyra Mariana

221 155567882

pereyramar_a@yahoo.com.ar

Piombo Mariana

221 155402396

maripiombo@yahoo.com.ar

Sau Cinthya

221 154770963

cinthyasau@gmail.com

Scordino Romina Carla

221 4523446/221 154201104

roscord2017@yahoo.com

Scottini Leticiaa

221 154286315

mlscottini@yahoo.com.ar

Sigal Alejandro

221 154188736

alesigal@gmail.com

Silvapobas Andrea

221 155035188

asilvapobas@yahoo.com.ar

Skliar Laura

221 156177894

lauraskliar@hotmail.com

Tagliaferro Silvana

221 4524581/221 4950493

siltagliaferro@gmail.com

Vellio Laura

221 4274365/221 5637332

lvellio@yahoo.com.ar

Vigo María Virginia

221 154773273

virginiavigo@yahoo.com.ar

Zapata María Laura

221 155540304

malaurazapata@hotmail.com

PARTICIPANTES

D'Alfonso Karina

221 15388846

karinadalfonso@hotmail.com

Fondra Silvina

silfondr@hotmail.com

Gómez Gabriel Alejandro

221 156392505

sigmundzeit@yahoo.com

Iglesias María José

0222 155401191

majoigle@yahoo.com.ar

López Horacio

221 155045686

horaciolopez@yahoo.com.ar

Lucero Olalde Febes

221 155430633

foibe80@hotmail.com

Rave Angélica

221 53033500

angelica.rave@yahoo.com.ar

Riva Alicia

221 155613458

alitariva@hotmail.com

Spagnolo Evangelina

221 156032220

evangelina.spagnolo@gmail.com

Stasi Lorena Silvana

11 1561285532

lorenastasi@yahoo.com.ar

ESTRUCTURA

COMISIÓN DIRECTIVA

Presidente: Roberto Consolo
Vice presidente: Claudio Gómez
Secretaria: Leticia Scottini
Tesorera: Sandra Alderete
Pro secretaria: Mariana Pereyra
Asistentes de dirección:María Virginia Vigo

CARTEL DE ENTRADA Y PERMANENCIA

María Clara Almeida
Melina Consiglio
Alejandra Di Núbila
Laura Vellio
Mas uno: José Zuberman

CARTEL ENSEÑANZA

Sandra Iribarne
María Beatriz Pagano
Daniel Paratore
Más uno: Oscar González

CARTEL DE CLÍNICA

Lucía Isasa
Cintia Frey
Marina Martín
Agostina Miranda
Fiorenza Paolucci
Marisa Pellejero

CARTEL PUBLICACIONES

María José Colombo
Ludmila Hobler
Silvina Naveiro
Anabella Ottaviani
Cinthya Sau
Andrea Silvapobas
Más uno: Patricia Leyack

CARTEL BIBLIOTECA

Cristina Borda
Patricia Chari
Carolina Gamaler
Lisandro Inclán
María Alejandra Lombardo
Alejandro Sigal
Más uno: Marisa Plástina

SECRETARÍA DE CARTELES

Rodrigo Echalecu
Alejandro Sigal

SECRETARÍA DE COMUNICACIÓN DIGITAL

Cinthya Sau
Romina Scordino
Silvana Tagliaferro

SECRETARÍA DE EXTENSIÓN

Sandra Alderete
Roberto Consolo
Mariana Pereyra
Leticia Scottini

CARTEL DE PASE

Ana Casalla A.E. (EFBA)
Amalia Cazeaux A.E. (EFLA)
Guillermina Díaz A.E. (EPSFros)
Paula Levisman A.E. (EFLA)
Alicia Russ A.E. (EFA)
Más-uno: José Zuberman A.E. (EFBA)

ESPACIO DE ARTE

Agostina Miranda
Agustina Aramburu
Carolina Gamaler