por Claudio Goméz
Auditorio Efla, fanpage Efla
Se celebran 20 años de la fundación de la Escuela Freud – Lacan de La Plata. Que desde aquel acto producido un 18 de diciembre de 2004, viene sosteniendo el compromiso asumido con el psicoanálisis, tal como lo formula su Acta de fundación.
Como nos dice la historia de la escuela o si se quiere también la historia previa donde ella habrá estado, es a través de un conjunto de practicantes del psicoanálisis, reunidos en aquello que se dio en llamar “Grupo de intercambio Clínico”, donde se gesta la escuela.
A su vez, el surgimiento de la Escuela Freud – Lacan de La Plata se puede situar a partir del Acta de fundación. Con ese escrito que inaugura la serie de aquello que llamamos “documentos de escuela” y del cual se desprende gran parte de la producción escrita, en el devenir de la experiencia.
Acta que, junto al Estatuto de funcionamiento, debe ser reconocida y aceptada por quienes en la actualidad solicitan incluirse en la escuela, en cualquiera de sus modos posibles.
Esa aceptación, que atraviesa cada pedido de entrada a la EFLA, renueva a su forma el compromiso asumido en aquel 2004 con el psicoanálisis. Dejando un margen en cada quien para dar cuenta de lo que será o no incorporado en la experiencia.
Si bien esa historia y esa fundación la situamos en la escritura. La historia de la escuela está hecha también de relatos, de otras historias y de aquello que se asume como formación del inconsciente.
Formación que hace de causa en otros como un sueño, que insiste al tiempo que se desvanece, haciendo posible así otras formaciones. Nuestro reconocimiento entonces a Roberto Consolo, quien brindo un sueño, como quien da su palabra al asumir un compromiso.
La Escuela Freud – Lacan de La Plata se basa en un par significante que resuena desde aquellos tiempos. Es decir, el lazo social entre analistas y la clínica.
Los interrogantes que surgen de la clínica y la posibilidad de formalizar la experiencia a partir del lazo social, en los dispositivos que la escuela brinda para encausar dicho trabajo analítico, son los ejes que pueden leerse tanto en el Acta de fundación como en el funcionamiento mismo. Funcionamiento que articula la institución con la escuela, a partir de la apuesta de aquel tiempo, la cual implicaba “llevar adelante la tarea” desde la conformación de Carteles.
Así el Cartel, como órgano de base, atraviesa la práctica de la escuela desde dos lugares: los denominados Carteles de escuela y los Carteles de dirección.
Si bien la historia cuenta que las Comisiones de trabajo dieron lugar a los Carteles de dirección. En todo aquello que respecta a la organización, la EFLA se inaugura en ese sentido, con la relación entre la Comisión Directiva y los Carteles de dirección. Se trata de un modo que, en la actualidad se amplía en los llamados “Espacios de dirección”, partiendo de la apuesta de un trabajo en conjunto.
Trabajo de escuela, que se pone en práctica en las distintas actividades, en las asambleas o en las llamadas jornadas de escuela. Jornadas de Carteles y Grupos de investigación. En nuestra preciada “Revista Moebiana”, en la Editorial de la EFLA que ya cuenta con tres libros en su haber y en la Colección Moebiana. Como así también, en aquello que ya lleva más de una década de funcionamiento: la “Propuesta para la Formación de analistas en la EFLA”.
La “Propuesta”, como nos gusta llamarla, se despliega alrededor de uno de los pilares de la escuela: La formación de analistas. Ahí se conjugan cuestiones que pueden leerse en esta revista Moebiana edición especial: La articulación conceptual que se produce a partir de la práctica clínica, el trabajo conjunto de los Espacios de dirección y la pregunta siempre vigente por las implicancias del análisis en intensión y el análisis en extensión. Pero, principalmente, por lo que se ha dado en llamar “los dispositivos de escuela”: Cartel, pase y seminario.
Desde los dispositivos de escuela y desde un principio se estableció un eje ético: el análisis del analista. Solo de analizante se pasa a analista. Y es desde ahí que se constituyó un Cartel de pase en el momento mismo de la fundación.
El Cartel de pase, se inscribe desde el inicio, como dispositivo en el Acta de fundación de la escuela. Y su trabajo deriva en la votación producida en la asamblea extraordinaria de finales del 2008, en la cual se aprueba el documento sobre el “Dispositivo de pase”.
Esto puede leerse en el Estatuto de Funcionamiento de la Escuela Freud – Lacan de La Plata, en donde se resalta que la conformación del Cartel de pase, resulta de la “comunidad de trabajo, fraternidad y convergencia de los miembros de la escuela, con los miembros de otras instituciones que sostienen el dispositivo del Pase”.
El trabajo con los colegas de otras instituciones y la relación que se produce a su vez con otras escuelas e instituciones analíticas, se reafirma al establecerse la EFLA como Convocante a la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis y organizando en aquel año 2019 dicha reunión en la Ciudad de La Plata. A su vez, cuando en el año 2011 se produce el pedido de entrada de la escuela a la Convergencia - Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano a partir del trabajo realizado con tres instituciones amigas: La Escuela Freudiana de Buenos Aires, la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud de Rosario y la Escuela freudiana de la Argentina.
El acto de entrada a la Convergencia, produce en la escuela, un nuevo movimiento en torno al lazo social entre analistas.
A la vez, hicieron falta varios años desde la fundación de la escuela y varias torsiones en el lazo social entre los miembros, para que a partir del recorrido realizado por el Grupo de trabajo sobre el A.M.E. en la EFLA, se establezcan las reglas mínimas para la conformación de un Cartel para la Nominación de A. M. E. (Analista Miembro de Escuela).
Es también en una asamblea extraordinaria, esta vez en el mes de julio del año 2023 y a partir de la legitimidad otorgada por el voto de los miembros, que surge el Cartel para la Nominación de A.M.E. Disolviéndose, en ese mismo acto, el Grupo de trabajo sobre el A.M.E.
Como puede leerse en esta revista Moebiana edición especial, con la que nos permitimos celebrar los 20 años de la EFLA, nuestra escuela cuenta con una basta producción. La cual, pone de manifiesto, un rasgo que se lee en los distintos escritos: en la práctica de escuela esta su discurso.
Nuestro reconocimiento y gratitud entonces a aquellos que en el Grupo de intercambio clínico se decidieron a dar lugar a la escuela. Disolviendo aquel grupo, en el acto mismo de la fundación y asumiendo a partir de ahí, la marca en singular que hace de cada uno y de cada una un “miembro fundador”. A quienes se decidieron a llevar adelante la conducción de la escuela desde la función presidente, no sin un trabajo conjunto con otros y no sin su nombre propio en juego, tal como queda reflejado en esta revista. Son quienes hoy nos cuentan, cuáles fueron los hitos que en la experiencia, alguna vez, se produjeron.
Y por supuesto a quienes han conformado los Espacios de dirección a lo largo de la historia. Muy especialmente al trabajo del Cartel de Publicaciones de la actual gestión, porque sin su trabajo sostenido, no sería posible esta revista.
Gracias a quienes han participado de la sección “Diálogos” ¿Cómo pensar el anudamiento entre el practicante y una Escuela de Psicoanálisis?: Susana Splendiani (EPSF – Ros), Roberto Consolo (EFLA) y José Zuberman (EFBA).
Para concluir, el más profundo agradecimiento a mis compañeras de Comisión Directiva y a quienes se incluyen en la EFLA como miembros, participantes y asistentes, porque en las distintas generaciones la escuela encuentra su vigencia.
Presentación del libro "Lo que la castración quiere decir" fanpage Efla
por Marisa Pellejero
por Anabella Ottaviani
por Maria Jose Colombo
por Flavia Martín Frías
por Sandra Iribarne
por Silvina Naveiro
por Sandra Alderete
por Agostina Miranda
por Cristina Borda
por Mariana Pereyra
por María Virginia Nucciarone
por María Beatriz Pagano
por Cinthya Sau
por Leticia Scottini
por Ludmila Hobler
por Laura Vellio
por Sergio Demitroff
Este texto fue presentado en el acto de inauguración de la Efla, el 18 de diciembre de 2004. Nos reunía en esa ocasión un deseo puesto en acto y todos los escritos de esa tarde fueron una bella excusa para tal acontecimiento. Comparto aquí una versión remasterizada de aquel entusiasmo.
“El 24 de julio de 1895 le fue revelado al Dr. Freud el enigma de los sueños” 1
Tal era la placa de mármol que Freud se imaginaba colocada en esa casa y así se lo comentaba a su amigo Fliess. “¿Crees que algún día...?”, decía.
Si de entusiasmos se trata, ¿por qué no partir de ese?
La noche del 24 al 25 de julio de 1895 Freud tiene un sueño que luego se dio en llamar La inyección de Irma; sueño cuya interpretación lo lleva a develar su deseo en juego allí, y a sostener que entonces los sueños no serían más que el reconocimiento de un deseo. No es el objeto de este trabajo profundizar sobre ese sueño paradigmático que inaugura el psicoanálisis considerado un acto ya que marca un antes y un después. Sí, aproximarme a la causa de ese fervor que sin duda debe haber habido ahí. ‘Se tenía fe’, diríamos por estos lares...
Es que esas letras tienen un fondo de predicción, de lo que todavía no aconteció; mezcla de arrogancia y de inspiración divina, aludiendo a lo ‘revelado’ de una verdad.
Veamos: lo que le fue revelado al Dr. Freud no fue una fórmula mágica de nada, no fue un objeto. Fue un deseo. Deseo de nombrar lo innombrable. Deseo de él como analista, pero también como sujeto ya que ahí había un soñante. Podríamos decir: Freud, sujeto, entusiasmado por su amor al saber le revela al Dr. Freud, abstinente él, el enigma de los sueños.
La pregunta que me atraviesa sería: ¿Qué lleva a un sujeto a hacer lo que hace?, ¿A crear lo que cree, a creer en lo que crea, a producir algo nuevo? Me estoy preguntando ¿qué hacemos nosotros aquí, cuál es el enigma que nos convoca y también el que nos hace escribir? Propongo, modestamente, que también tiene que ver con el reconocimiento de un deseo. ¿Y de qué deseo se trata?
Sueño, deseo, no son sino modos de nombrar lo venidero, lo que vendrá.
Leemos usualmente en Freud una posición más pesimista, inclinada a lo perecedero, a la roca de la castración, a aquel límite infranqueable; sin embargo este pasaje que evoco en el que lo encontramos presa de su deseo muestra otro Freud, aquel que supo hablar también del deseo indestructible, que atraviesa cualquier tiempo.
En “El porvenir de la terapia psicoanalítica” dice: “Las verdades más espinosas acaban por ser escuchadas y las verdades indeseables que nosotros los psicoanalistas tenemos para decir al mundo correrán la misma suerte. Hay que saber esperar”.
Sueño, deseo, porvenir.
Subvertir la cuestión del tiempo, ha sido un desafío entonces para Lacan quien sale de esa encrucijada al proponer otra lógica para pensar el tiempo en el análisis, pero lo es también para nosotros cada vez que como analistas, analizantes o simples civiles, se nos presentan escenarios que nos confrontan con uno de los nombres de la castración: el tiempo. De allí que nos encontremos implicados en la pregunta por el tiempo, que no es otra que la pregunta por la falta en ser en lo que respecta a la finitud.
Maniobrar con el tiempo, jugar con las agujas del reloj, el empeño de Cortázar en dar cuerda a un reloj sin embargo implacable, dan cuenta de que el deseo humano contraría la lógica de lo perecedero. La pregunta es si no será por esa falta en ser que el deseo se construye un porvenir.
El porvenir y la finitud
Esto podría plantearse como una disyunción, del tipo “o”; o porvenir o muerte. Sin embargo podemos pensar la cuestión de la transitoriedad de la condición humana, de la muerte, como el factor que habilitaría un porvenir posible, para decirlo mejor, habilitaría el movimiento hacia lo nuevo. ¿Por qué?
El hombre siendo el único animal que sabe que se va a morir, es el único que se permite desear, como condición. La escritura tiene esto de ‘placa de mármol’; nos permite olvidar y sutura esa hiancia abierta, pero también deja un resto que para quien escribe da lugar al deseo de seguir escribiendo, como un final de análisis; es final-comienzo de la posibilidad de seguir recreando. Creando a partir de un vacío... Y es ahí donde aparece el entusiasmo. Cosa rara, a partir del vacío, de la nada.
Caminos con resto que nos dejan solos. El sujeto se encuentra solo frente a lo real, momento de pasaje para luego en su creación, hacer algo con otros.
Lacan habla en algún momento del sueño verdadero. ¿Equivaldría pensarlo como deseo decidido? ¿Es que hay un deseo vacilante? El deseo es, y sólo es a partir de un agujero, como el deseo del analista al que este sueño nos convoca. Un sueño surge por las coordenadas de cada sujeto y si nosotros, analistas, estamos en el sueño de Freud, quizás podemos tomar éste como el paradigma del sueño de cada uno, puesto en acto en estas letras y en las de ustedes.
Como sabemos, el saber del psicoanálisis puede resumirse en: “no hay relación sexual”. ¿Ese es el punto final? No. Es el punto a partir del cual se podría empezar. No sin entusiasmo, diría yo.
Voy a hacer mías las palabras de un poeta, que por supuesto dice mejor todo lo que quise decir:
“El hombre es una perpetua víspera. Es lo que es, pero también lo que todavía no es. Vive inclinado hacia el futuro, vive deseando y es él mismo su deseo. El hombre se va a morir, pero tiene apetito de eternidad.El hombre se va a morir. Y por eso ama, por eso sueña y por eso escribe poemas...”
meipellejero@yahoo.com.ar
1Sigmund Freud,. La interpretación de los sueños. Obras completas, tomo IV. Amorrortu Ediciones. Buenos Aires, 2017 (p. 141)
2Alejandro Dolina, “La Musa”, Charla en la Feria del Libro, Buenos Aires, 2000.
Fragmento del trabajo leído en las IV Jornadas de la EFLA: “La eficacia del psicoanálisis: efectos de un lazo inédito”, 2014.
“Para la psicopatología de la vida cotidiana, otro campo consagrado por otra obra de Freud, està claro que todo acto fallido es un discurso logrado, incluso bastante bellamente construido”1
El acto fallido es aquel que por pifiar en su objetivo requiere del análisis del decir, poniendo así de manifiesto aquello que en él responde: la Otra escena. El hallazgo de los actos fallidos constituye la evidencia de la Otra escena que nos determina. Se trata de actos que valen porque fallan su cometido.
Muy de entrada para Lacan el acto fallido, de fallido tiene muy poco. En el Seminario 1 afirma que “en la vida la verdad alcanza al error por detrás. En el análisis la verdad surge por el representante más manifiesto de la equivocación: el lapsus, la acción que impropiamente se llama fallida (…) Nuestros actos fallidos son actos que triunfan, nuestras palabras que tropiezan son palabras que confiesan, palabras que traen la verdad. Si el descubrimiento de Freud tiene un sentido solo puede ser éste: la verdad caza al error por el cuello en la equivocación”2.
Al inicio del Seminario del Acto Lacan dice que el Psicoanálisis, en tanto praxis, “se supone que hace algo”3. Un acto tiene un efecto, ¿pero cuál o sobre qué?
Aclara que la poesía también hace algo, pero hay una diferencia. Tal vez porque la poesía provoca efectos sobre quien la escribe, el propio poeta. De hecho, la pregunta que pronto se formula es dónde está el acto, ¿del lado del que se equivoca o del lado del que hace la lectura en un segundo tiempo?
El equívoco, el lapsus, lo inesperado, la aparente vacuidad de los pequeños e insignificantes actos sintomáticos, necesitan ser tomados en un segundo movimiento por la dimensión significante para ser acto. Siguiendo a Freud Lacan dice que ese acto sintomático tiene algo, que lo prepara para la lectura significante. De allí que el acto será la lectura del acto, après coup.
Luego realiza un contrapunto entre acto y acto fallido: partiendo del acto fallido cierne lo fallido del acto.
“La primera forma del acto inaugurada por el psicoanálisis es el acto sintomático, del que se puede decir que nunca es tan bien logrado como cuando es un acto fallido”4.
Y es que la dimensión propia del acto es el fracaso.
El discurso se torna logrado cuando el saber hace falla. El acto analítico recortará ya no el equívoco sino que operará la puesta en acto de la falla, marca de inadecuación entre goce y significante: el S1, que entre los significantes es el significante del cual no hay significado y, en lo que toca al sentido, simboliza su fracaso.
El discurso analítico es el que lleva al analizante hasta los límites de su decir, allí donde inscribe el fracaso en lo que toca al sentido, la imposibilidad de decir todo lo verdadero.
Ahora bien, Lacan se pregunta: “¿Qué pasa con aquellos que ejercen este acto de tal modo que pueden clasificarse como profesionales? Ciertamente de este acto en tanto se hace profesión, resulta una posición de la que es natural que uno se sienta asegurado por lo que sabe, lo que tiene de experiencia. Pues bien, el acto analítico atañe a los que no hacen de él profesión. Se trata de algo así como una conversión en la posición del sujeto en cuanto a su relación con el saber”5.
He aquí que Lacan introduce, parafraseando a Erasmo, su elogio a la boludez. Y lo hace en el momento de dar el paso esencial concerniente al acto analìtico. La boludez no es algo fácil, dice; señala una particular función de desconocimiento. Lo que se desconoce es lo que merece representarse con el término boludez. Jugando con déconait, “él boludeaba” (pretérito imperfecto) homófono de “él desconoce” (presente) llega a decir que el estatuto de la boludez no surge en presente, sino siempre en imperfecto.
La verdadera dimensión de la boludez es con lo que tiene que vérselas el acto analítico.
Y dice que ésta no es tanto “la verdad de la boludez como la boludez de la verdad”6.
El acto analítico viene a operar lo que el acto fallido intenta ocultar (fallidamente): las consecuencias del acto, que son siempre insoportables; el acto siempre apunta a disolver el sentido. Partimos del síntoma como metáfora hacia el síntoma vaciado de verdad al final del análisis. Es decir que se trata de que el sujeto cierna algo de la boludez de sus grandes verdades.
Para concluir:
Quiero compartir con ustedes un recorte de “Psicopatología de la vida cotidiana”, recorte que lo es a su vez de otro, realizado por Freud, cuando toma un bello fragmento de la novela de Strindberg, “Las habitaciones góticas ”:
Después de un rato el conde llegó realmente y se acercó a Esther con calma como si la hubiera convocado para un encuentro:
-¿Has esperado mucho?-preguntó con voz apagada.
- Seis meses, como tu sabes- respondió Esther-Pero, ¿me has visto hoy?
- Sí, hace un momento en el tranvía, y te mirè a los ojos de suerte que creía hablaba contigo.
-Muchas cosas han sucedido desde la última vez.
-Sí y yo creí que todo había terminado entre nosotros.
-¿Cómo es eso?
-Todos los pequeños regalos que tenía de ti se hicieron pedazos, y de misteriosa manera. Y ésta es una antigua advertencia (…)
Por otra parte, el anillo que me regalaste ha perdido la piedra, y no se deja reparar, él no se deja. ¿Quieres ahora separarte de mí?...7
anabellaottaviani@gmail.com
1Lacan, Jacques. Función y Campo de la palabra en el lenguaje, Escritos I.
2Lacan, J. Cap. “La verdad surge de la equivocación”. Seminario Libro 2: Los escritos técnicos de Freud. Ed. Paidós.
3Lacan, J. Clase 1,15 de noviembre de 1967, Seminario Libro 15: El Acto psicoanalítico. Versión inédita.
4Lacan, J. óp.cit., clase 3, 29 de noviembre de 1967.
5Lacan, J. óp. cit., clase 2, 22 de noviembre de 1967.
6Lacan, J. óp. cit, clase 2.
7Freud, Sigmund. Cap IX: Acciones casuales y sintomáticas, en Psicopatología de la vida cotidiana.
Para esta edición aniversario quise incluir este texto por ser el primero que presenté en las jornadas de escuela, ocasión de mucha alegría para mí. Fueron las V Jornadas de Escuela Freud Lacan de La Plata – 28 y 29 octubre/16 tituladas: “El Inconsciente habla del sexo”, en la Caja de Psicólogos de la Pcia de Bs As.
La mesa que nos reunió llevaba el nombre que quedó para este trabajo. Participé junto a Sandra Alderete, Leticia Scottini y Anabella Ottaviani y la coordinación fue de Cintia Frey.
Luego de los agradecimientos, empezaba así:
Freud y Lacan en varios de sus textos nos sugieren tener paciencia, hacer el esfuerzo para poder alcanzar algo de la complejidad que se presenta, no apresurarnos a cerrar una idea para no simplificar lo complejo. Tomo estas sugerencias y hago de esta ocasión oportunidad para poder adentrarme un poco en lo complejo del asunto en torno al concepto de inconsciente. Concepto que atraviesa toda la obra de ambos maestros y hoy nos sigue convocando.
Freud en “La interpretación de los sueños” nos invita a no caer en la tentación de determinar la localidad psíquica como si fuera anatómica. Dice respecto al aparato psíquico: “nos mantendremos en el terreno psicológico”. ¿Cuál sería ese terreno? Situemos que se pronunciaba en el 1900.
Hablar de terreno psicológico me condujo a un texto anterior, de 1890, “Tratamiento psíquico, tratamiento del alma”, decía allí:
“psique” es una palabra griega que en alemán se traduce “seele”, “alma”. Según esto, tratamiento psíquico es lo mismo que tratamiento del alma (…) más bien desde el alma con recursos que de manera primaria e inmediata influyen sobre lo anímico del hombre. Un recurso de esa índole es sobre todo la palabra, instrumento esencial del tratamiento anímico.
Por su parte, y habiendo transcurrido bastante tiempo y reconsideraciones, Lacan en la segunda clase del seminario XI nos hace saber que dedicó sus esfuerzos en revalorizar el instrumento de la palabra para devolverle su dignidad y lograr que no fuera para ellos (entiendo que se dirige allí a los postfreudianos), algo de antemano desvalorizado que los obligase a poner los ojos más allá, para encontrarle su garante.
Se ve que estaba perdiendo valor la palabra en el intento de encontrarle un más allá de ella…
Y continúa: El inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real. En la etiología de las neurosis, Freud ¿qué encuentra? algo que pertenece al orden de lo no realizado.
Entonces, si el inconsciente nos muestra la hiancia, es porque no es la hiancia. Si la muestra, si se recurre a la mostración, es porque no hay otro modo de acceder al agujero, de bordear lo real, sino es mediatizado. No hay correspondencia entre lo que se dice y lo real, hay mostración de cómo se produce el empalme, de qué modo se teje sobre el vacío, nos muestra la forma en que el sujeto está afectado por el significante.
Me resultó interesante encontrar en el seminario XI una forma de conceptualizar el inconsciente con una lógica que se corresponde a un tiempo más avanzado de la obra de Lacan que alude a conceptos topológicos como: empalme, mostración y agujero.
El inconsciente no es el agujero, lo encuentro ahora, y no es sin pasar por Freud, como por el seminario XI, seminario XXII, para volver desde allí a los primeros.
Voy a valerme del soporte de lo que encontré en un viaje que hice hace poco a San Juan. Fue el parque Ischigualasto o “Valle de la luna”, tenía dos términos que resonaban: valle y formaciones. En la base del parque se encuentra un “Centro de Interpretación”. (Si hubiera ido con la intención de buscar, creo que no hubiese encontrado tanto). Ésta modificó su modo de hacer a partir de noviembre/2000, fecha en que el parque fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Hasta ese momento, las investigaciones se hacían por medio de excavaciones. Luego de esta declaración no pudo intervenirse más de ese modo, desde allí se trabaja con lo que se va produciendo, con lo cual no habría forma de anticiparse al modo en que una formación se produce. No se trata pues de cavar, ni de romper, sino de trabajar con lo que se da en la superficie. Incluso el guía decía que cavando se perdía material muy rico.
Algo más, Ischigualasto en diaguita refiere a “tierra muerta”, pero a la vez este espacio se encuentra emplazado en el Departamento de Valle Fértil.
Vuelvo al concepto tomando la potencia metafórica que en el viaje resonó: de aquél inconsciente de los comienzos del psicoanálisis, como bolsa que contiene pensamientos infantiles reprimidos incestuosos, a los que habría que ir a buscar, hasta el precisar en Freud, desde Lacan, un núcleo (escena primaria) al que se accede a modo de bordearlo sólo a través de formaciones en la superficie, hay varias consideraciones teórico-clínicas que debemos hacer.
Entiendo que devolverle la dignidad a la palabra, hacerla digna es que pueda circular y que en este rodeo tenga oportunidad de trastabillar, por lo tanto producir algo nuevo. Volverla digna es en la superficie, en la materialidad de la letra, que en tanto partícula no contiene ni sentido ni significación alguna, con lo cual es sin garante, sin ningún más allá ni oscurantismo. El inconsciente no está ni atrás, ni oculto, es a través de sus formaciones que algo nuevo tiene oportunidad de realizarse.
¿Cómo ubicar que aquello estaba si no se había producido, si es del orden de lo no-nacido? ¿Cómo anticipar un tiempo futuro si no estaba?
Si el inconsciente ex-siste es porque hay agujero. Ahora, ¿de qué modo empalma si no es en el soporte de la palabra? Palabra, instrumento al que tanto en ese tiempo, como en éste que atravesamos nosotros, es preciso revalorizar.
La tierra muerta, el agujero principal de lo simbólico, el núcleo de la Urverdrangung imposible de decir, que plantea un tope, un irreductible, es lo que habilita un Valle Fértil de sentido, de metáfora. Es porque hay agujero que se pone en funcionamiento una operatoria inconsciente, otro modo de decir que el inconsciente no es la ranura, sino el lugar de la eficacia del agujero.
Lo que se produce en un chispazo es del orden de la sorpresa, toca un tiempo pasado y relanza a otro por venir, pero el decir es en el tiempo cronológico y éste es necesario que esté disponible.
Esta reunión también la entiendo como invitación a volver digna la palabra. A muchos, creo que a todos los presentes nos hace falta decir, no solo en los divanes sino en torno a los conceptos -como en tantas otras cosas- y esto es en el lazo con algunos otros.
mjosecolombo@gmail.com
Bibliografía
-Freud, Sigmund. “La interpretación de los sueños” 1900/1901. Sobre la psicología de los procesos oníricos. B “La regresión”. Tomo V. Ed. Amorrortu
-Freud, Sigmund “Tratamiento Psíquico (Tratamiento del alma)”. 1890. Tomo I. Ed Amorrortu
-Lacan, Jacques “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” Seminario XI.cap. II. 1964. Ed. Paidós.
-Lacan, Jacques “RSI” Seminario XXII. Clase II del 17/12/74. Traducción y notas de Ricardo Rodríguez Ponte, para circulación interna de la Escuela freudiana de Bs. As.
-Vegh, Isidoro. “Las Letras del análisis”. 2006. Cap. 3. Ed.Paidós.
Este texto fue leído en la jornada de psicoanálisis con niños titulada “De poetas y locos todos tenemos un poco”, llevada a cabo en la Caja de psicólogos de la ciudad de La Plata el 6 de mayo del año 2017.
Comparto aquí un extracto de ese artículo que fue publicado completo en el segundo libro de la escuela “De poetas y Locos todos tenemos un poco”.
En el libro “Lo crudo y lo cocido” de Levi-Strauss1 encontré que la música así como el mito son lenguajes que trascienden el plano del lenguaje articulado. Por debajo de los sonidos y los ritmos la música opera en un terreno bruto, que es el tiempo fisiológico del oyente. Mientras escuchamos la música el tiempo se detiene. En consonancia, en el seminario X de Lacan, dice “si hubiera un elemento a privilegiar como originario y fundante sería el sonido de la voz”2.
La voz materna es la primera música que oímos. Esa lengua única y original de cada madre para con cada hijo, que de esa manera pasa la palabra, su música y una posición. En el mejor de los casos una falta. La pulsión es respuesta subjetiva a la demanda del Otro, al sonido, a su voz. Estas palabras que suenan, que demandan, generan en el cuerpo del niño una respuesta también de lenguaje. Entre ellas el grito, el llanto, el gorjeo, luego el laleo.
Lucero era una niña de tres años, que no retenía esfínteres, "no habla, no hace nada” decía la madre. Fue derivada por el equipo de orientación del jardín donde cursó sala de dos años pero le exigieron tratamiento para volver a recibirla.
De las entrevistas con la madre surgió que ella nunca le habló a Lucero. Siempre creyó que de un día para el otro su hija hablaría. Mientras tanto le satisfacía todas sus necesidades fisiológicas en silencio.
La madre sesión tras sesión me pedía que le dijera cómo hacer para introducir el lenguaje, pero la lengua es afecto, es más que palabras y ella no contaba con eso. Durante un tiempo necesario las entrevistas se desarrollaban con la niña y la madre juntas. A pesar de que Lucero no sostenía la mirada y parecía no tener registro de nada en absoluto, la presencia de la madre le tornaba tolerable mi entrada en la escena.
La transferencia con la madre se iba tejiendo y eso fue lo que sostuvo a Lucero para quedarse a solas conmigo. En esos momentos escuchaba que se trataba de un sujeto en emergencia, en estado de urgencia porque no parecía manifestarse lo pulsional en esta niña. Las pulsiones son el eco en el cuerpo del hecho de que hay un decir3. Lucero no miraba, no le llamaban la atención los juguetes, no buscaba nada, no hablaba. ¿No respondía en el cuerpo la voz?
Después de mucho tiempo de trabajo y de lograr entrar sola al espacio del análisis, lo que la captó fue la música. Encontró un piano con el sonido de diferentes instrumentos, también tenía la base de canciones infantiles y los muñecos que bailan sobre el piano al ritmo de la melodía encendían una luz. Yo intentaba cantar y ella se detuvo en su tocar temeroso y aleatorio, ante la melodía de “La Cucaracha”. Comencé a cantarla y a hacer movimientos. Ella me siguió.
La discontinuidad, el ritmo, el tiempo comenzaban a asomar en la trama.
Algo de lo especular se iba construyendo. Para que la mirada de Lucero se reflejara fue menester que se libidinizara fálicamente su cuerpo. El soma así se agujereaba deviniendo humano. Ella se reía mucho e imitaba lo que yo hacía, nombrábamos también las partes del cuerpo, apoyándonos en la patita de atrás.
Este tiempo de música se extendió e introdujimos otros instrumentos. Ella un día comenzó a cantar. A su manera y con los recursos de los que disponía al ingresar la madre a buscarla ponía la música para que yo reprodujera la escena lúdica que tanto la fascinaba. La música, el canto y el baile encendían su mirada y erguían su cuerpo.
Lo sonoro le permitió surgir, ella estaba en el lenguaje pero no tenía cuerpo para sostenerse, ni hablar. Entre sonido y sonido entró en juego la discontinuidad que enlazó un vacío producido por efecto de la identificación primaria.
A medida que Lucero asomaba en el apagón de su madre aumentaba la frecuencia de las entrevistas con ella, apuntando a que se jugara algo de su falta. Era necesario que haya fallido, equivoco en la lengua materna, “Lo que caracteriza lalengua son los equívocos posibles”4.
En el comienzo de la vida el sujeto no tiene nada que comunicar ya que todos los instrumentos de la comunicación están del lado del Otro5.
El lenguaje está ligado a una sonoridad instrumental. Esta niña no podía tocar, hacer sonar el instrumento. La palabra le ofreció a Lucero la posibilidad de otra escena, de ficcionar, de despegarse del cuerpo de la madre.
El sonido conjuga la fonación con la voz y esto es lo que modela nuestro vacío. La voz no resuena en ningún vacío espacial. La voz resuena en el vacío del Otro6. Identificarse a la voz se trata de su incorporación.
La presencia del analista forma parte del inconsciente también en los niños. Si el analista es ubicado por el niño en el lugar de supuesto saber y aún más en los términos de Liliana Donzis en el lugar de supuesto saber jugar7 y pone en juego su deseo. Logra implicarse en su acto como vacío. Interviene desde la abstinencia de goce. O sea en el justo medio entre su presencia y su abstinencia. Resultarán eficaces sus intervenciones.
Esta niña tenía cuerdas que no sonaban, fue necesario que sonaran en mí.
Esta media lengua parental complicaba la aparición y el anudamiento entre el cuerpo, la palabra y la existencia del inconsciente.
El fin de análisis con niños la mayoría de las veces se trata de interrupciones de mayor o menor duración que se logran acordar, en situaciones óptimas, con el niño y con sus padres. Cuando se alcanza una resolución duradera del padecimiento que generalmente corre paralela a la constitución del síntoma en análisis.
Se trata de que el niño se enlace tanto con sus pares como con su familia y sus tareas de una manera que le sean más placenteras, lo más acorde posible a su medida, a su singularidad. No vamos a contar con la caída del objeto ni la disolución de la transferencia, lo que nos deja la puerta abierta para volver a jugar en las segundas y terceras vueltas al análisis.
flavia.martin.frias@gmail.com
1Levi Strauss, Claude. “Mitológicas”. “Lo crudo y lo cocido”. Ed. Fondo De Cultura Económica, París, 1964
2Lacan, Jaques. El Seminario, libro X: La angustia, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2010. Página 276.
3Lacan, Jaques. El Seminario, libro XXIII: El sinthôme, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2015. Página 18.
4Lacan, Jacques. Ób. cit. Página 115.
5Lacan, Jacques. El Seminario, libro X: La angustia, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2010. Página 294.
6Lacan, Jacques. Ób. cit.. Página 298.
7Donzis, Liliana. Jugar, dibujar, escribir. Psicoanálisis con niños. Ed. Homo Sapiens Ediciones, Rosario, 1998
Quise publicar en esta ocasión de festejo y celebración de los 20 años de la Efla el texto Las consultas. Lo que insiste. El qué hacer del analista. Lo presenté en las VI Jornadas de Escuela: Los primeros pacientes y la autorización del analista. La mesa se tituló Quejas, demanda de felicidad, de amor y de goce y la compartimos con Marisa Pellejero, María Virginia Vigo y Anabella Ottaviani. Coordinó: Sandra Alderete. Las organizó la Comisión Directiva precedida por Paula Levisman. Se realizaron el 14 de septiembre de 2018 en el Centro de posgrado de la UNLP, Edificio Karakachof.
Quiero publicarlo dado que fue mi primera participación en las jornadas de escuela luego de varios de años de participar en carteles, grupos y de asistir a seminarios en la Efla. Me dio alegría haberme decidido a presentar porque me permitió decir algo de lo recorrido hasta allí, y luego fue andamiaje para llevar adelante un grupo de enseñanza como co-enseñante. Quiero compartirles entonces este texto que tanto ha sido producto como causa en mi formación como analista, en nuestra querida Efla.
Las consultas. Lo que insiste. El qué hacer del analista
De lo que tenía ganas de decir y, espero algo pueda aportar a esta mesa titulada “Quejas, demandas de felicidad, de amor y de goce” recorto una pregunta: ¿qué se espera de un psicoanalista?
“Lo que se espera de un psicoanalista es, como dije la última vez, que haga funcionar su saber cómo término de verdad”
“Es ahí donde estaba el plus de goce, el gozar del otro, adonde yo, en tanto profiero el acto psicoanalítico, debo llegar.”1
Estas son afirmaciones de Lacan en el seminario El reverso del psicoanálisis.
Parto de ellas para poder aproximarme a cómo un artificio de palabras podría tener incidencia ante aquello que nos llega a las consultas y que, en apariencia exceden las cuestiones de palabras. Los pacientes traen con su consulta, las más de las veces, un planteo práctico. Algo en su cotidianidad no anda, o no anda como quisieran.
¿Decime qué hago? Preguntas que, en el caso de la clínica con niños, nos las formulan los padres. A veces el equipo psicopedagógico, cada tanto los asesores del juez. ¿Es que acaso podemos, tenemos las herramientas y nos corresponde, dar alguna respuesta a esas quejas y pedidos?
A sabiendas de lo imposible de curar y educar será la apuesta del psicoanalista el que dé la especificidad a su práctica.
Una consulta
Para hablar de un pedido más específico quise traer la segunda consulta que recibí, la primera por un niño. En aquella ocasión el pedido de tratamiento lo realizó la mamá del niño. Juani tenía unos 5 años y ese año comenzaba primer grado. A la mamá le preocupaba que su hijo aún se hiciera pis. Generalmente de noche. Le preocupaba sobre todo porque anticipaba que esto no iba a ser bien recibido si sucedía en la escuela.
Primeros pasos en mi práctica clínica, estaba advertida que la cura viene por añadidura, pero no podía evitar pensar que se esperaba del tratamiento que de alguna manera Juani acceda al control de esfínter, deje de hacerse encima. ¿Cómo se iba a arribar a eso por venir a jugar y dibujar con un analista?
Del lado del niño, lo que insistió
Juani dibujaba y jugaba en nuestros encuentros. Le había ofrecido una carpeta, que quedaba en el centro de salud donde atendía, donde guardar los dibujos que realizaba.
Con bloques y dinosaurios se empezaba a escenificar una batalla. En cada sesión avanzaba en los detalles de esta puesta en escena. Una sesión construimos aviones con los bloques. Al ponerlos a jugar, nuestros aviones se chocaron y dispersaron sus piezas. En ese instante Juani se hizo pis.
Presentificación que irrumpió el jugar. Que el síntoma sea llevado a la escena analítica era algo de lo que también estaba enterada por la teoría, y por mi análisis, pero no dejo de sorprenderme. ¿Cómo explicarle a la madre que aquello por lo que consultaban se había reproducido en la sesión?
Acontecimiento que me llevó a sostener en acto que esa repetición, en vivo, era de buen augurio para el tratamiento. Algo habré atinado en lo que dije ya que el tratamiento continúo. Quiero decir: la madre siguió trayendo a Juani a sus sesiones.
Retorno a mínimas conceptualizaciones
La repetición no es la demanda. Freud, en Más allá del principio del placer, se sirve de un juego infantil. Está abordando la compulsión de repetición, acuñando el concepto pulsión de muerte y se detiene en la repetición del juego de su nieto. Dice de este juego que era un intento de domeñar activamente una situación vivida en forma pasiva. Repite una situación displacentera.
Según Lacan, ya en Freud esta repetición implica defecto, fracaso.
¿Será por eso que asistimos a jugar una y otra vez el mismo juego –que nunca es el mismo- porque apostamos a que algo allí se gasté?
Siguiendo con Lacan en su abordaje de la repetición freudiana, y también en el seminario 17, señala allí que su aporte es el rasgo unario (lo había hecho en el seminario de la identificación).
En medio de esta articulación de la repetición, repetición significante en tanto un significante se pone en serie al rasgo, y por el cual un sujeto será lo que un significante represente para otro significante. Repetición inaugural subraya Lacan, en la que hay pérdida de goce.
Lacan afirma con esta lógica que un pequeño dibujo sobre un papel podemos llamarlo máquina (para acumular energía). Parece ironizar: bastaría que la tinta fuera buena conductora, pero no hace falta. La marca es ya en sí misma conductora, medio – y mengua, mella- de goce.
Para finalizar: misma consulta con otro pedido
Al tiempo de haber dejado de atender en aquel centro de salud me llamó su secretaría porque habían vuelto a consultar por Juani. Él pedía por sus dibujos, los que había realizado en nuestras sesiones. Volvía - a sabiendas o no - siguiendo sus marcas. Esta vez la persona de aquel analista ya no estaba allí para tomar la posta del pedido de la demanda del sujeto, pero los lugares (de quien pide y hacia dónde dirige su pedido) ya habían comenzado a dibujarse.
sandrairibarne03@gmail.com
1Lacan, J. (1975) El seminario de J. Lacan libro XVII: El reverso del psicoanálisis. Bs. As. Ed. Paidós. 10° reimpresión 2012. Cap. 3, pag. 56.
Este texto lo presenté el 6/9/2019 por la grata invitación que recibí del Cartel de Entrada y Permanencia a participar en el coloquio titulado " En la permanencia se teje la pertenencia y la entrada".
La invitación fue una ocasión para decir de mi experiencia: ¿por qué una escuela para el practicante del psicoanálisis y qué significa para mí, junto a otros hacer escuela?
Tuve el gusto de compartir el coloquio con Fernanda Sommer, Maria José Colombo, Silvina Fondra, Soledad González.
Intentaré bordear con algunas letras mi experiencia de hacer escuela.
En “Mi enseñanza" el maestro francés nos dice: “en el inicio está el lugar”, en tanto el origen está perdido.
El 18 de diciembre del 2004 fundamos la Escuela Freud –Lacan de la Plata. Ese acto creador, inaugural me produjo una transformación en tanto practicante del psicoanálisis. Es en el a posteriori que puede leerse dicho acto.
El nacimiento de la escuela emergió de un sueño. El de contar con otros para formarnos como analistas.
En nuestra Acta de Fundación decimos que nos reunió el quehacer clínico y el estudio del psicoanálisis.
En el tiempo previo, el de la “prehistoria” nos llamamos grupo de intercambio clínico. Pasado un tiempo fundamos la escuela. Fue el fruto de un arduo trabajo en transferencia con nuestros maestros de los cuales somos deudores: Freud y Lacan. Además de la deuda que contrajimos entre nosotros y con analistas contemporáneos. Parafraseando a Freud tuvimos la “osadía” de dar vida a la Efla.
Escuela tejida con sus dispositivos que contornean y arman su cuerpo, produciendo trama discursiva.
Dispositivos de escuela: Cartel, Pase y Seminario anudan la práctica de escuela.
Lacan recorta el significante “escuela”, acuñándolo de las escuelas de la antigüedad. Refugio contra el malestar en la cultura, lugar fértil para propiciar la formación de los analistas, producir analistas uno a uno e investigar el lazo social entre ellos.
Habla de “trabajadores decididos” para el avance de la causa analítica. Atravesados por la experiencia de su análisis personal, control y formación teórica anudados a la práctica de escuela.
¿Por qué entramos y permanecemos en la Escuela?
La entrada se produce a través de un pedido. Se dirige, una carta al cartel de entrada y permanencia.
Producida la entrada, genera efectos en el cuerpo de la escuela: cada entrada es singular; causando nuevos entramados. Respetando, aceptando los diferentes tiempos de formación de cada miembro y participante. Llevando a cabo un trabajo con otros en movimiento deseante y en transferencia de trabajo. En el Acta de Fundación de nuestra Escuela podemos encontrar el propiciar el encuentro entre pares en el respeto por la imparidad más radical.
Al decir de Lacan: “volverse responsable del progreso de la escuela, volverse psicoanalista de su experiencia misma”1.
La permanencia requiere del compromiso de cada uno de nosotros de llevar adelante el trabajo. Es fundamental el paso por los diferentes espacios desde la dirección, al trabajo en carteles de dirección y de escuela. Si se acepta estar en comisión directiva por deseo y compromiso es valioso contemplar haber hecho un tiempo suficiente la experiencia de hacer escuela.
Quien entra a la escuela tiene la posibilidad de enlazarse y realizar su formación con otros. Poner en causa la tarea y el proyecto de trabajo hace al lazo entre analistas.
En el devenir “de hacer escuela” se produce y reproduce la entrada y la permanencia. Entramos y salimos cada vez, anudados en lazos de trabajo.
La potencia creadora se produce en el trabajo con otros, ello constituye el núcleo de la permanencia. Circulando por los diferentes espacios la permanencia se va tejiendo.
Destaco como necesario contar con una escena y que esta no sea cualquiera, donde poder emitir y poner a circular la palabra. Esa escena debería ofertarla la escuela, donde lo esperable es que nos encontremos con interlocutores serios. Debido a que no existe la formación “autodidacta”, dicha formación es en transferencia con y junto a otros.
En acto con los dispositivos en función, se va tejiendo el discurso analítico, cada vez. Dispositivos que resguardan la falta.
En la escuela se produce el pasaje moebiano de la intensión a la extensión. Pasaje que nos permite sostener la interrogación acerca de los fundamentos de nuestra praxis en tanto praxis de lo real. Causandonos a seguir investigando, formalizando la clínica y trabajando en la extensión.
Hacer escuela nos permite reinventarnos y reinventar el psicoanálisis.
Hoy el discurso analítico no está pasando por un buen momento, podríamos decir que se encuentra con algunos escollos. Lo acosan discursos pretendidamente científicos que erradican al sujeto de la palabra. Ofreciendo en abundancia objetos, fármacos, ensalmos que pretenden calmar “el penar de más”.
Es responsabilidad de cada uno de nosotros el porvenir del psicoanálisis. El psicoanálisis no se enseña, se transmite.
Nuestra responsabilidad radica en sostener el deseo del analista y la práctica de escuela. Hacer escuela, mantenerla “viva” es nuestra ética para sostener la hiancia estructural.
La apuesta es a no cerrarnos, no sacralizar los textos haciéndolos dogmas totalizadores. Sosteniendo la interrogación, reflexión e investigación.
La escuela debiera constituirse en el lugar donde no se diriman los narcisismos de las pequeñas diferencias en detrimento del avance del psicoanálisis.
Se trata de defender un discurso inédito, inscripto en la cultura desde hace más de 100 años.
Es imprescindible que la escuela aloje y ofrezca un lugar hospitalario para reflexionar y buscar salidas posibles a este momento que pasa el psicoanálisis ante el avance de las ofertas de las que hablé más arriba.
Volvamos un instante a la escuela como refugio contra el malestar en la cultura. Estamos advertidos que el malestar es inherente al ser humano, este es inevitable e ineliminable. No hay asepsia posible ante su avance. La apuesta es a dosificar, domeñar los goces de los pequeños narcisismos sublimándolos y convirtiéndolos en trabajo con otros, con el prójimo. Freud nos advirtió que una de las fuentes del malestar en la cultura, es el lazo con los otros. Es lo más complejo de maniobrar pero con entusiasmo y buen enlace es posible de atemperar.
Para finalizar quiero expresar mi emoción por seguir entrando, trabajando, permaneciendo, perteneciendo, celebrando cada vez. ¡Es una verdadera alegría celebrar 20 años de escuela!
Es nuestra tarea sostenerla con actos, buen enlace y un clima afectuoso que siempre es propiciador y vital para el avance y persistencia del discurso analítico.
Brindo por su por-venir.
alderetesandra@hotmail.com
1Lacan, Jacques. “Proposición 9 octubre de 1967”, en: Otros escritos. Buenos Aires, Paidós, 2012.
El texto que sigue a continuación fue compartido por mail a partir de una invitación a la escritura de la Comisión Directiva de la Escuela Freud Lacan de La Plata del año 2020. Ante el contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio, fue una apuesta a seguir enlazados, a producir una serie de escritos que nos dieron espacio para un intercambio acerca de nuestra práctica y lo que sucedía en ese tiempo.
La efla tiene estos espacios de apertura para la formación de los practicantes del psicoanálisis, enlazados a otros que potencian con ternura nuestro trabajo. En ese tiempo me serví de la intimidad de los correos internos de la escuela para pensar en la escritura y compartir mis preguntas. Hoy la revista Moebiana convoca a una nueva apertura, la de publicar algo producido en los años de mi recorrido en la escuela.
Una analista puede perder el rumbo en su práctica, pero hablando puede volver a encontrarlo. Escribibir, -con un vivir que resuena- fue un modo de buscar un rumbo en la escritura hacia nuevas preguntas clínicas que nos permitan simbolizar con otros lo que aconteció de forma disruptiva. Vivir de otro modo la clínica se filtró en la escritura, escribir una nueva experiencia fue mi intención.
Experiencia clínica
Hilvanar algo de palabras
con hilos
En italiano son filos,
Filum en latín.
En griego phylos,
significa amor
Será por eso
que se habla
de lazos
Que unen
Apalabran
Musicalizan
Acompasan
Puedo escuchar
Puedo decir algo
La pandemia es una situación filosa
De la que phylos nos salva.
Hilvanar algo de palabras
En la apuesta de transmitir la experiencia del analista en el contexto actual escribo,
Escribibir es respirar, entonces escribir es vivir.
La escritura en el encuentro con lo real de la clínica, el vivenciar filoso de la situación de la pandemia, nos posibilita ir separando ciertos hilos para pensar la clínica. El analista opera en su función, produce efectos y los teoriza cuando escribe.
Lacan se refiere a la transferencia como el corazón de la experiencia analítica. Interesada en
la etimología de las palabras, investigué acerca del origen de la palabra EXPERIENCIA,
experentia en latín significa ‘ensayo’, experiri, ‘intentar’. La clínica es experiencia, ¿Cómo
pensar la clínica en este contexto de aislamiento social obligatorio y preventivo?
Hilos- filos- phylos
Tomando la punta del hilo que ofrece Lacan en su conferencia “Apertura a la sección
clínica”1, plantea que la clínica psicoanalítica tiene una base –Es lo que se dice en un psicoanálisis. Y para poder decir en análisis, es necesaria la instalación de la transferencia.
La presunta situación2 ha sido puesta en jaque ante el decreto del aislamiento social preventivo y obligatorio. He aquí lo filoso de la pandemia, algo que venía hilvanándose en un decir podría cortarse.
¿Cómo continuar con la dirección de la cura? Armé un mensaje para todos suspendiendo
sesiones presenciales y acotando las posibilidades a video-llamadas. No me convencía.
Este trabajo tan singular, de uno a uno, que se decide cada vez, mandar un mensaje general
fue una idea descartada. Los grupos de Whatsapp con colegas se convirtieron en espacios
para dialogar acerca de esto. Lo importante parecía ser no perder la calma.
“El psicoanalista sin duda dirige la cura”. Pero dirigir la cura no es dirigir al paciente.3
El analista oferta una escucha en el espacio virtual y algunos analizantes, uno a uno van
eligiendo el medio, la modalidad en la que la palabra pueda circular. Otros eligen
interrumpir su tratamiento a la espera de sus entrevistas presenciales.
Será por eso que se habla de lazo
Mi apuesta es a la palabra, ofrecer una escucha con el deseo de analista en función, desde la
abstinencia y neutralidad, acotando el comentario subjetivo, según el caso, ha sido
necesario acompañar “esto nos ha descolocado a todos y estamos intentando
acomodarnos”. El lazo social que implica el análisis, con el instrumento de la palabra
encuentra en el e-mail, el mensaje de texto, la videollamada, o el llamado telefónico, un
espacio para circular. El aislamiento social es de los cuerpos físicos, pero no de los sujetos
parlantes.
Que unen. Apalabran. Musicalizan. Acompasan.
Continúa la seria intención del trabajo clínico, el análisis personal, el análisis de control y
la formación, distintos espacios que se reúnen en el espacio virtual para apalabrar lo que
impacta como nuevo, en tanto falta simbolizar.
Los espacios virtuales compartidos con colegas de distintas escuelas, la escucha de una polifonía de decires. Con otros, en transferencia de trabajo se acompasa este nuevo ritmo
marcado por la permanencia en los hogares y las nuevas rutinas, dando lugar a mi propio
decir, mi propio hilo de trabajo, mi interrogante.
Puedo escuchar. Puedo decir algo.
¿La escucha cambia? Retomando las letras de Freud, en la clínica psicoanalítica el
analizado habla, el analista escucha, y cuando habla, escucha cómo resuenan sus palabras
en el analizado:
“En el tratamiento analítico no ocurre otra cosa que un intercambio de palabras entre el analizado y el médico. El paciente habla cuenta sus vivencias pasadas y sus impresiones presentes, se queja, confiesa sus deseos y sus mociones afectivas. El médico escucha, procura dirigir las ilaciones de pensamiento del paciente, exhorta, empuja su atención en ciertas direcciones, le da esclarecimientos y observa las reacciones de comprensión o rechazo que de ese modo provoca en el enfermo.” (Freud, 1915)4
Este párrafo del genio Freud me devuelve el fundamento de la práctica analítica, el valor de
la palabra como instrumento. La escucha que puede ofrecer el analista.
Un joven continúa su tratamiento por mail, ya que su espacio en el hogar es reducido y
parece ser que todo es oído. Gracias al mail, no todo.
El único inconsciente que cuenta es el del analizante. El analista con su presencia y contando con el deseo del analista, forma parte del concepto de inconsciente. Es desde allí que se presta a la interpretación. El analista escucha las formaciones del inconsciente y sus goces. Los analizantes siguen produciendo sueños y algunos involucran a su analista.
Otro analizante, ha bajado varios kilos como parte de un tratamiento. Si bien mantiene
sesiones telefónicas, envía fotos de su cuerpo, quería que vea lo que él ve.
La pandemia es una situación filosa. De la que phylos nos salva.
La palabra en el espacio virtual me impacta de modo diferente, filosa, cierta intensidad que
¿con la mediación del cuerpo se aliviana? La pregunta por el cuerpo irrumpe como
novedosa.
Si bien con cada uno de los analizantes ocurre algo diferente, el silencio también impacta
de otro modo, sin cuerpo físico evidente solo en transferencia un silencio telefónico
funciona. Es por eso que el analista opera desde el corazón de la experiencia analítica a
pesar y a través de la transferencia amorosa.
psiagostinamiranda@gmail.com
1 Lacan J (1977) Conferencia de Apertura de la Sección Clínica. Versión bilingüe.
2Lacan J (1960-1961) Seminario La Transferencia. Ed. Paidós. Buenos Aires. Barcelona. México.
3Lacan J (195) Escritos II- La dirección de la cura y los principios de su poder. Buenos Aires ED. Siglo XXI
4 Freud S (1915) Obras Completas: Conferencias de Introducción al psicoanálisis. Parte I. Los Actos fallidos. 1° Conferencia. Introducción. Traducción directa del alemán de José Etcheverry. Buenos Aires, Amorrortu Editores.
El 21 de octubre de 2020, cuando el confinamiento de los cuerpos dificultaba el lazo con otros, en la EFLA no se realizaron las Jornadas de Carteles correspondientes a ese año. La Secretaría, organizó un Foro-debate: “Cartel y lazo social en la formación de los psicoanalistas”. Tres miembros fuimos invitados para presentar trabajos en los que abordamos diferentes ejes. Hoy, al reescribir lo trabajado, vuelvo a valorar esa actividad, porque en su momento me permitió pensar algunas cuestiones sobre el cartel y el cartelizante, ya que en el tiempo en que uno está como cartelizante no es posible reflexionar sobre la función y estar en ese lugar simultáneamente.
Hablé sobre el “cartel como órgano de base de una escuela de psicoanálisis”, que era una de las propuestas que nos habían acercado desde la Secretaría. Me interrogaba la idea, que si está en la base, uno podría pensar que en la escuela, está desde el inicio para organizar el trabajo que los integrantes quieran realizar. Sí y no. No en tanto que la escuela no cuenta con una estructura estanca, anterior al acto que la hace existir; y sí en tanto que es fundante del discurso que produce, y del lugar que alguien puede tener para hablar desfavoreciendo el efecto de alienación al lugar del ideal. Entonces, no está en la institución como anterioridad, se produce al ocupar ese lugar que Lacan llamó cartelizante.
“Òrgano de base”. ¿Por qué Lacan lo llama así y dónde se encuentra dicha cita? Ubicarlo fue revelador, porque a partir de ahí, pude ordenar la experiencia que en un recorrido hice, desde que ingresé a la escuela, una experiencia que no puede ser relatada en orden cronológico.
En el `64, en el acta de Fundación de la Escuela Freudiana de París, Lacan da los lineamientos y nombra a los pequeños grupos de trabajo, “cartel”. En el Acta, inscribe un modo de trabajar en la escuela apostando a delimitar la lógica propia del discurso psicoanalítico, a limitar los efectos de masa en la institución. Inscribe un deseo y aporta un dispositivo discursivo para llevar adelante la tarea; la transferencia de trabajo como motor, pero no sin olvidar que la escuela y el cartel responden a la lógica de lo colectivo, de la comunidad de experiencias que no se sostiene en un reglamento.
Luego en el año `80; en el acto de disolución de dicha escuela, lo nombra órgano de base, allí su enunciación es sanción: “Disuelta lo está, por el hecho de mi dicho”… “Yo mismo, intenté inspirarles otro deseo de ex–sistir. En eso tuve éxito”. Preocupado por disolver el efecto de encolado que entre los miembros de la escuela se había generado, y teniendo a su persona como obstáculo por los efectos de fascinación que producía, encuentra como único camino posible, la disolución. Se resta en acto, cava una falta en el meollo donde se cocinaban los excesos. La relación al otro es necesaria pero cuando es bajo la forma de la fascinación las jerarquías van al lugar del 1, y hay identificación al líder impidiendo que la comunidad de experiencias haga lugar al uno por uno.
Podemos señalar que el cartel como dispositivo de escuela, con sus lineamientos es una herramienta que está a la espera del cartelizante; más de su efectividad sólo podemos saber après-coup, cuando el decir alcanza valor de acto, en tanto es otro modo de ex-sistir que está en relación al decir y no a la determinación.
Los términos analizante, enseñante y cartelizante se hacen solidarios ya que tienen en común la posibilidad de producir efecto sujeto.
Lacan, el mismo día de la disolución de la Escuela Freudiana de París, y acompañado de algunos que no habían pertenecido a ella, funda la Causa Freudiana. Restauró en su favor el órgano de base retomado de la fundación de la escuela, es decir, el cartel. Funda, no sin el cartel, pero no sin, es lo mismo que decir con? Pasaje del Otro como garante, al otro como realidad efectiva de la experiencia de la castración.
La realidad que inaugura un discurso es efectiva, no sustancial, no está en algún lugar como fundamento de algo, es la realidad en su ejercicio y su eficacia misma, presente.
Este dispositivo de escuela posibilita, a quien lo quiera hacer, tomar la palabra, primero en la intimidad del pequeño grupo donde se puede desplegar la confianza, y luego en las jornadas de carteles donde cada integrante a nombre propio toma la palabra para hacer pasar algo de ese trabajo, que si bien se desarrolla con otros, su producto es a nombre propio. Es un instrumento de producción que parte de lo común, pero que no da lugar a un producto colectivo. Debatimos, nos interrogamos con el otro, pero cuando nos desanudamos sólo nos llevamos nuestro trabajo que no es el saber acumulado. Lo que entendimos, las preguntas que nos quedaron, y principalmente una experiencia respecto al lazo y el discurso.
El cartel es a la escuela, como la escuela es al cartel ya que comparten una misma lógica discursiva; y mas aún, nosotros los analistas inscriptos en la escuela y aceptando la lógica del no todo, asumimos la imposibilidad de hacer una institución analítica sostenida en lo grupal, no por principio moral o reglamento, sino porque en esta comunidad de experiencias, cada uno está allí con su modo de existir, y es con eso que tiene que hacer algo.
Retomo de Lacan, “en eso tuve éxito” frase dicha en el momento de la disolución, cobra valor por el peso de la enunciación que porta: “Intenté inspirarles otro deseo de ex–sistir”, y eso ni más ni menos es lo que hizo al sostener la transmisión del discurso en el lugar de la causa.
Hoy los analistas, contamos con la escuela como significante efectivo y no con un líder en el lugar del origen; siempre y cuando la escuela no caiga el lugar de la idealización. La escuela como dispositivo para la transmisión del discurso conlleva en sí misma una lógica que no se apoya en que haya universo de discurso. Por eso, si la escuela tuviera un tiempo verbal, sería el presente continuo, siempre se está efectuando. Allí podemos decir, como órgano de base es orgánico para la institución, porque orienta el hacer que en ella se efectúa para sostenerse en el discurso que aceptamos. Otorga una organicidad a la institución psicoanalítica, delimita lo que es del discurso y que no lo es.
m.cristinaborda@yahoo.com.ar
El contexto en el que fue presentado el escrito que comparto como versión publicable, Jornadas que llevaron por título “Transferencia de trabajo y lazo social entre analistas” realizada en el año 2021, momento, en la vida de la escuela de celebración al retornar las reuniones en forma presencial (tras el aislamiento dejado por la pandemia mundial que tuvo lugar a partir del año 2020) y ante la proximidad de un nuevo aniversario de la fundación de escuela. En ese momento cumplíamos 18 años.
Nos hacía falta la reunión, un acontecimiento que propiciara el trabajo con el plus de encontrarnos en un espacio al aire libre dado que todavía no se permitían reuniones en lugares cerrados por la circulación del covid.
¿Cuál sería la particularidad del lazo que se pone en juego entre analistas? Recortaba esa pregunta como disparadora de la mesa en la que intervine.
En principio afirmar que el lazo social no implica intersubjetividad, no alude a reunión de subjetividades.
Lacan despeja el abordaje de la transferencia de todo vínculo intersubjetivo y en su retorno a Freud ubica la transferencia como lazo inédito que viene a fundar y a operar en un análisis articulando tres términos: Sujeto supuesto saber implicando la apertura del inconsciente como hecho de discurso.
En este retorno a Freud, por la vía del campo que el descubrimiento del maestro inaugura, campo fundado en y por el lenguaje, Lacan lleva a cabo una sub-versión del inconsciente freudiano: inconsciente estructurado como un lenguaje cuyo efecto no será otro que el sujeto dividido por el significante.
Ubiquemos en principio que el término “Lazo social” en Lacan se fundamenta a partir de una lógica, ello nos sitúa en una perspectiva diferente a las consideraciones efectuadas por otras disciplinas como la sociología, la antropología y psicología.
“Lazo social” implica al discurso. Subrayemos que Lacan da una vuelta más, no solo considera al inconsciente como estructurado por el lenguaje sino que precisa al inconsciente como discurso puesto en acto en transferencia y lo formaliza en términos de movimientos discursivos.
Formaliza cuatro discursos a partir de sus cuadrópodos, estructuras lógicas de cuatro términos: sujeto barrado, S1, S2, a, y cuatro lugares: agente, verdad, el otro y la producción. De esta combinación y rotación en un cuarto de giro, emerge un modo particular de discurso.
Se tratará del inconsciente en tanto “eso” habla. “Yo, la verdad habla” nos dice Lacan, es el lapsus, el equívoco que da cuenta de las formaciones del inconsciente, entonces no habría formación de los analistas que no sea formación del inconsciente, ello nos reenvía al análisis del analista, al análisis en intensión.
Si no es posible la formación de los analistas sin lazo, ya que se trata del discurso como efecto y en transferencia, sea del análisis en intensión o de la extensión del psicoanálisis mismo (transmisión). Entonces será la escuela lugar de enlace que incluye a los otros en la imparidad pero a la vez reconociéndonos en la paridad de estar como analistas practicantes.
No hay formación de analistas en tanto transmisión de un saber universalizable a la manera de una formación universitaria, sino que se trata de una formación forjada en el análisis que podría llevar a alguien a ocupar ese lugar de semblant de objeto a-causa, según la formulación de Lacan.
La particularidad que comporta dicha función ya que no puede transmitirse en términos de saber, por lo tanto no es ni universalizable ni totalizante.
Lacan apuesta en su Proposición, una escuela como asentamiento que no solo dispense formación sino que aloje la formación de la que resulta un analista, a la vez, que dé razones de dicha formación.
Allí nos advierte, incluso tomando la experiencia freudiana, de lo real en lo que se fundan las sociedades de psicoanalistas existentes, lo que podría llevar a lo peor, al señalar que Freud mismo asumió el riesgo de cierta detención al fundar una sociedad como refugio posible para la transmisión de la praxis psicoanalítica.
Esta tensión inmanente al lazo entre analista, lo plantea en torno a la distinción entre grados y jerarquías, propone una salida en términos topológicos. Salir del atolladero de quedar detenido por la estructura que todo agrupamiento humano conlleva: el problema de las jerarquías que reinan en las sociedades establecidas.
Con lo cual, nos remite al punto nodal del lazo social “entre” analistas. Si sustituimos el término “entre” por el de “empalme” entre el análisis de intensión y la extensión.
Es preciso señalar algunas cuestiones en torno a estos dos términos: Intensión y extensión, su extracción del campo de la lógica y la semántica. Extensión designa la serie de objetos que caen bajo un concepto, es decir su referencia, su denotación (Frege utiliza el término Bedeutung). Por ejemplo el término “argentinos” la extensión del concepto, sería la clase de los argentinos. Aquí una primera cuestión ¿cuál sería la extensión del término “psicoanalista”? Plantea un problema inherente a la lógica de clase.
En cambio, la intensión designa la comprensión o contenido de un concepto, su connotación (Frege nos dice que es el sentido, el Sinn). El ejemplo clásico dado por Frege, los predicados "la estrella matutina" y "la “estrella vespertina", tienen intensión distinta (Sinn, sentidos diversos) pero tienen la misma extensión (Bedeutung, el mismo referente), la estrella Venus.
¿Cómo ubicar la extensión en psicoanálisis precisamente si no hay la clase de los analistas en tanto conjunto universal pues un analista, surge de su análisis? Hay analistas, uno a uno. La necesidad (lógica) de partir del uno en uno de cada analista, pues no es posible la extensión en un referente universal, al mismo tiempo que da existencia a una escuela, por este empalme, haciendo continuidad entre la intensión y la extensión.
Cito a Lacan en La Proposición del 9 de Octubre de 1967 “conforme a la topología del plano proyectivo en el horizonte mismo del psicoanálisis en extensión donde se anuda el círculo interior que trazamos como hiancia del psicoanálisis en intención1.
Se sirve del plano proyectivo (remito su lectura en seminario de la Lógica del fantasma) pues le permite el franqueamiento de la extensión a la intensión, mediante esa línea imaginaria que instaura un cambio de la superficie: constituyendo el círculo interior.
De este modo franquea el problema de la intensión-extensión que radica en la imposibilidad de hacer la clase de los analistas. Salir del problema que plantea el fin de análisis establecido por los post freudianos en tanto identificación al analista.
El horizonte en la extensión reside en la transmisión del psicoanálisis mismo, el diálogo con otras disciplinas, sus múltiples referencias, lo que hace un analista practicante en una escuela y que estará empalmado al efecto del recorrido en su propio análisis (intensión).
pereyramar_a@yahoo.com.ar
1Lacan, J. Proposición del 9 de Octubre de 1967, en Otros Escritos. Ed. Paidós. Primera impresión 2012. Traducción de Graciela Esperanza y Otros. Pag. 274.
Trabajo presentado en el marco de una serie de actividades propuestas en la EFLA durante la gestión 2019-2021. Foro Debate “Castración: incidencias clínicas y teóricas. Castración, lazo social, institución analítica”, realizado el 11 de noviembre de 2020. También participaron con sus escritos las compañeras de escuela Sandra Alderete y Cristina Borda, a quienes agradezco por el espacio de trabajo compartido, interlocución fructífera y rigurosidad de sus aportes en la transmisión de su experiencia.
“En el principio, era el verbo”, una acción. Entonces comienzo este texto con un acto de agradecimiento. Armo un anudamiento con los tres términos propuestos para esta ocasión: castración, lazo social, e institución analítica. Tres que hacen Uno, se limitan, diferencian y homogenizan. Y en su intersección, el objeto a que eslabona los nombres del padre.
De entrada un enigma ¿cómo decir algo que invite al diálogo y la conversación?, ¿de dónde partir?, ¿de qué modo a-cercar un medio-decir? Surge enseguida una respuesta que se funda en el núcleo real de una experiencia. Huella imborrable, que viene a marcar un tiempo para que pueda decir de un acontecimiento. Decir de una experiencia que tiene origen en un acto de fundación que nos hermanó en torno a un deseo decidido conjugado con amor. Una primera reflexión: cuando hablamos de fundación, ¿de qué padre hablamos?, ¿del Dios padre, todo gozador, sin límite, de aquel que Freud describió en Tótem y Tabú como lugar para la excepción?, o acaso ¿de ese otro padre tan necesario para el día a día de cada uno, que como pudo -porque no olvidemos que también es fallido- asumió el legado de transmitir la castración de un padre a un hijo? Ubico que entre ambas versiones se dibuja el sentido de un pasaje al acto primordial con raigambre estructural.
Un antecedente lógico talla el encuentro con otros, con distintas generaciones de analistas, con diferentes lecturas y formalizaciones respecto de la práctica clínica. En la prehistoria fuimos un “grupo de intercambio clínico” donde la experiencia analítica se convirtió en piedra angular y puente para el despliegue de una intensa transferencia de trabajo haciendo posible nuestra inscripción en la cultura como Escuela Freud - Lacan de La Plata. Con este pasaje se inaugura una ley (estatuto) que regula el funcionamiento institucional (dispositivos y espacios de trabajo) de nuestra querida escuela. A más de 16 años de recorrido, un deseo se mantiene vivo en torno a las letras que anidan en el corazón del discurso psicoanalítico y su investigación.
Ahora bien, en una comunidad de experiencia, como en la vida misma, acontecen diversas vivencias: alegrías, decepciones, aciertos, tropezones, acuerdos y también, diferencias. De ahí que no puedo dejar de pensar cómo sería posible sostener el lazo social sin que cada una de las partes -a su tiempo y a su modo- pueda aceptar y asumir ese punto de renuncia que implica el pasaje por la función fálica. Acto de amor atravesado por la falta que hace posible el encuentro con el otro y de esta manera “la vida más vivible”, en palabras de Benjamín Domb. De este modo, podemos advertir que en el corazón del lazo social habita la castración, condición necesaria para poder relacionarnos de una manera amigable con el otro.
Entonces, lazo social es saber que tanto uno como otro sufrimos, y en el mejor de los casos, sintomatizamos producto del trou-matisme (agujero) que implica la entrada en el mundo del lenguaje. Como mencioné anteriormente, necesitamos del otro, en tanto, nuestra ex –sistencia como parlêtre (carencia en ser) no es posible sin el Otro. Inicialmente es el Gran Otro primordial y luego el pequeño otro, petit a. Es a través de estos pequeños otros, ustedes, yo, nuestros semejantes otros, que podemos acceder a ese pedazo de real que aloja el objeto a.
Introduzco un intervalo y me permito un deslizamiento. Me sirvo de la obra de arte “Varios Círculos” de Wassily Vasilievich Kandinsky1 para dar un paso más en este recorrido. La figuración propia de la pintura me reenvía a la noción de abstracción surgiendo la siguiente formulación: si suponemos la existencia de un punto de abstracción variable para cada sujeto, ¿cómo podemos pensar que opera la abstracción en el lazo social, mejor dicho, en el seno de la escuela?
Entiendo la abstracción como resultado del agujero de lo imaginario que vela el agujero simbólico quedando este por fuera por efecto de la represión. No hay acceso al agujero simbólico sino a través de lo imaginario que porta la debilidad mental.
Me dispongo a avanzar proponiendo un juego. Invito a “otros” (niños-adultos) a desplegar su imaginación. Hallo las más variadas representaciones e interpretaciones respecto de la obra artística. Alusión al cosmos, a vínculos, movimientos de cercanía y lejanía, proximidad y distancia, diferentes formas y tamaños, distintas tonalidades y colores, pero todos de algún modo figuramos en el círculo representado sobre un fondo oscuro en el centro de la pintura, una esfera agujereada.
El agujero representado en el cuadro se halla delimitado por una línea de luz que hace de límite y contorno recordándome a la función del nombre del padre en el origen, como es mencionado en el génesis, Fiat Lux “hágase la luz”. Idea desarrollada por Lacan en el seminario XXII RSI donde también nos dice que “la abstracción está fundada en un golpe de sierra”,2 otro modo de referirse a través del golpe al corte significante en acto. La función del nombre del padre inaugura una superficie mental delimitando un agujero. Agujero que nos permite acceder a la abstracción y a la posibilidad del descubrimiento de una ficción determinada haciendo que cada sujeto tenga su versión, como les compartí con la experiencia del juego que realicé con el cuadro. El agujero, entonces, es la prueba de la consistencia imaginaria que da lugar al goce del fantasma engarzado en el objeto a donde se conjuga lo íntimo con la radical exterioridad.
Ahora bien, volvamos a mi interrogante y a las escenas ficcionales que se arman en la escuela, lugar que da acogida a la otredad. Entiendo su crecimiento como efecto de un modo particular de enlace producido en torno a un vacío, como el representado en el cuadro. Agujero que opera como causa motorizando un deseo que da lugar a diferentes decires y textos. Como dice Lacan en el acta de fundación de la Escuela Francesa de Psicoanálisis (21/06/1964) una escuela se mide por sus producciones escritas, y en la nuestra se multiplican! dando a leer la abstracción propia, de cada uno, y a su vez, la del conjunto. Cuando el límite de la castración encuentra un lugar en el lazo social es posible “encontrarnos por un lado como pares y por otro en el respeto de la imparidad más radical”3.
Para finalizar, un breve fragmento de la letra de una canción “porque vivir es jugar y yo quiero seguir jugando”4. Así como pienso la vida me gusta pensar la escuela. Si hay falta, hay juego. No se trata más que de eso. En el horizonte del trabajo de escuela una máxima lacaniana se impone “el amor es lo que hace al goce condescender al deseo”5.
vnucciarone@yahoo.com.ar
1Pintor ruso (1866-1944), uno de los pioneros del expresionismo abstracto.
2Jacques Lacan, Seminario XXII RSI (1974-1975). Clase 6 del 18/02/1975.
3Acta de Fundación de la Escuela Freud – Lacan de Lacan de La Plata. La Plata, 18 de Diciembre de 2004.
4Recorte de la letra de la canción "Paloma", de Andrés Calamaro, incluida en el álbum Honestidad Brutal lanzado en el año 1999.
5Jacques Lacan, Seminario X La angustia (1962-1963). Clase XIII “Aforismos sobre el amor”. Editorial Paidós.
El presente texto fue presentado en el mes de noviembre del año 2022 en la actividad titulada “La Permanencia Interrogada”. Acerca de la experiencia de poner en práctica el psicoanálisis en la Efla. Actividad organizada por el Cartel de Entrada y Permanencia. Fueron mis compañeras en esta disertación Lucero Febes y Alejandra Di Núbila. Agradecida con mis compañeras y compañeros del cartel por esta invitación pues me dieron la posibilidad de poner significantes a mi permanencia en la escuela y compartirla con otros a través de un diálogo y debate que generó un rico intercambio de ideas.
Los compañeros, a través de interrogantes, pusieron a rodar la cosa abriendo el juego. ¿Por qué la escuela para el practicante del psicoanálisis? Fue el interrogante sobre el que me explayé.
Tomando nuestros antecedentes, para Freud la formación del analista estaba en relación al análisis de control, análisis del analista y el estudio de los conceptos. Fue Lacan quien propuso a la Escuela como una formación institucional psicoanalítica distinta a las ya existentes y también fue quien estuvo abocado a trabajar ese lazo entre la formación del analista y la Escuela. Trabajó sobre este tema porque consideró que la tríada freudiana por alguna razón no era suficiente.
Para abordar el interrogante elegí trabajar sobre el psicoanálisis en intensión y extensión. En el psicoanálisis en intensión el analista dirige la cura, pero no al paciente, pagando con sus palabras y con su persona ya que se resta como sujeto para ocupar el lugar de objeto a: causa del decir del otro, causa de la transferencia en su vertiente real -simbólica- imaginaria y como resto de la operación analítica al final. Ocupa el lugar de causa y deshecho. Es en el psicoanálisis en extensión en donde el analista se recupera como sujeto tomando la palabra y realizando un pasaje de la privado a lo público con el riesgo que ambas cuestiones conllevan. Operaciones puestas en juego tanto en el propio análisis, en el análisis de control, en el estudio de los conceptos y en el intercambio con otros. Cartel, Seminario y Pase son los dispositivos en la extensión.
Luego de varios años de practicar el psicoanálisis decidí continuar mi recorrido en la EFLA. Elección causada por el deseo de intercambiar con otros analistas sobre la práctica en relación al psicoanálisis. Trabajé con el Cartel de Entrada y Permanencia sobre el por qué de mi pedido y sobre la forma de inclusión, que hasta entonces contemplaba la posibilidad de que sea como participante. Las integrantes del cartel pusieron en juego una pregunta que operó como una oferta, la cual puse a trabajar también en mi propio análisis y es así que, en la carta de solicitud de ingreso, además de argumentar sobre mi pedido, solicité mi ingreso bajo la forma de miembro.
Poner en forma mi recorrido por la escuela implica: trabajar con las letras del discurso del psicoanálisis, encontrarme con otros como pares respetando las imparidades, intercambiar con otros dando lugar a que se pongan en juego las transferencias de trabajo y que retorne desde los otros efectos. Tomando las letras del discurso psicoanalítico y que también están en nuestros documentos de escuela, podemos encontrar que es deseable que cada entrada encuentre un valor de acto, tanto para el miembro ingresante como para la escuela. En todo acto hay una elección y en toda elección algo se elige y algo se pierde. Ingresar pone en juego la dimensión de la pérdida y una lectura posible de esta dimensión es que, es todo un desafío sostener un vacío de saber, dejar caer lo que pensamos, desenamorarnos de lo que decimos, así como también en otras ocasiones sostener nuestros argumentos.
Comienzo el recorrido por la Efla, transitando por los diferentes dispositivos, algunos más articulados a la formación y otros más en relación a la conducción.
Una articulación que pude hacer entre Práctica y Política del psicoanálisis en la Escuela es que en una Escuela se trabaja para que el discurso del psicoanálisis perdure en nuestra cultura como una disciplina y en nuestra escuela tomando el legado que Freud y Lacan nos han dejado. Uno de los principales legados es el Inconsciente. Lacan en la lógica del fantasma dice “El inconsciente es la política”.
En nuestro documento de escuela podemos leer “La escuela se constituye y escribe en una lógica de incompletud, de “no todo” por ende al tomar el concepto de escuela como institución psicoanalítica, aceptamos formar un conjunto congruente a la lógica del psicoanálisis”1. Lógica de incompletud que el psicoanálisis formula a partir del descubrimiento del inconsciente.
Comisión directiva, carteles de dirección, secretaría de carteles, secretaría de enlace difusión y redes, espacio de arte, cartel de pase. Hacen a la estructura de nuestra escuela para llevar adelante el trabajo, la conducción y organización.
Teniendo en cuenta lo dicho y en relación al interrogante abordado ¿por qué la escuela para el practicante de psicoanálisis? Diría que la escuela cuenta con diferentes actividades y dispositivos para que el analista pueda llevar los interrogantes de su práctica, trabajar los conceptos de la teoría, tomar la palabra en relación a la enseñanza y a la trasmisión. También opino que tomar la palabra en los dispositivos de dirección hace a la formación del analista pues en esos espacios se apuesta a que se trabaje con las letras del discurso del psicoanálisis y con su lógica.
Los dispositivos de formación y los de dirección hacen a la formación del analista. Este es un modo de entender por qué la escuela para el practicante del psicoanálisis. Practicar el psicoanálisis tanto como analista y como analizante es condición necesaria para la formación del analista. La práctica teórica, que es una práctica de lectura a la letra de textos psicoanalíticos y sin por esto pretender arribar a un esquema referencial al que atenernos, forma parte de la tríada ya mencionada por Freud. En la práctica de escuela, transitando por los diferentes dispositivos que la organización de la misma propone, se apuesta también a que haya lectura de cada practicante y lectura de escuela, se apuesta a que se lee cuando se decide sobre una jornada, cuando se interroga sobre el alcance de una actividad, cuando se prepara una actividad clínica.
te_le_ka@yahoo.com
1Escuela Freud-Lacan de La Plata. Documentos de Escuela. Reseña.
Este artículo es un extracto de un trabajo presentado en las VIII Jornada de Escuela 2023, “Preguntas cruciales de la práctica psicoanalítica”. En el tramo titulado: Efectos de la experiencia de análisis en el lazo social.
Quizás algunas cuestiones de las que traiga hoy parezcan obviedades, repeticiones de palabras, frases hechas, pero portan para mí la posibilidad de habitarlas y compartirlas como efectos de un recorrido.
Luego de un tiempo de transitar por la experiencia del psicoanálisis en sus diferentes formas, si así se puede decir, análisis personal, análisis de control, la apuesta a ocupar el lugar de analista en la dirección de algunas curas, miembro de esta escuela, en síntesis, como practicante del psicoanálisis, me encuentro tomada por la sorpresa de poder leer algunos efectos del lazo con otros.
Si bien circulaba por la escuela casi antes de fundarse como tal, los acercamientos eran más del orden del aprender teoría, de acumular saber, más próximo al modo universitario al que estaba acostumbrada, diría que quería que me pasaran la fórmula, el truco del analista para hacer su magia. Pero Carlos Ruiz nos dice en su texto titulado ‘Forzados a reinventar el psicoanálisis” lo siguiente “El truco no se transmite, cada uno tiene que empezar de cero.” Está cita me permite pensar que es mediante la experiencia del psicoanálisis en intensión y en extensión que se construye un modo de truco singular, un modo de hacer ahí que es de cada quien y cada vez.
Lo real de la práctica clínica nos muestra el límite, que en el mejor de los casos provoca un movimiento que nos lleva a enlazarnos con otros. Encuentro con lo real que fuerza a que se diga, ante otros. La práctica de escuela resulta fundamental para la formación y nos permite sostener la práctica en el consultorio de un modo más liviano, más aireado, no tan idealizado.
Había tomado en tratamiento a una niña cuya familia estaba atravesando una situación muy complicada, en los inicios de un proceso judicial. Repentinamente la escena se comenzaba a poblar de personajes muy diversos, llamados telefónicos de todo tipo, madre, padre, abuelos, pediatras, abogados, asociaciones, etc. Pedidos de entrevistas, informes de vaya a saber uno qué verdad oculta a develar. Culminando este periplo con una citación a juicio oral. Por demás está decir que la “cosa” judicial era una gran inquietud para mí. ¿Cuál era mi función en todo ese embrollo? ¿Cuáles eran las intervenciones pertinentes? Allí fue donde surgió la necesidad imperiosa de hablar con otros. Renunciaba o me enlazaba a otros para poder continuar. En el derrotero entraron supervisiones, conversaciones con colegas y finalmente el enlace a un cartel, enlace que fue puntapié de entrada a la escuela.
De eso pasaron muchos años y sin embargo sigue causando a la escritura, no solo con los interrogantes en relación a la práctica, algunos de los cuales se siguen sosteniendo claramente transformados, sino en relación a la lectura y escritura de los efectos de ese lazo tan particular como lo es el trabajo de escuela en la práctica diaria, sea cual sea el espacio en que la llevemos a cabo.
¿Sería lo mismo la práctica analítica sin la escuela?
Esta pregunta tiene una respuesta categórica, no. No sería para nada lo mismo. El efecto de ahuecamiento que se produce al enlazarse con otros relanza la práctica cada vez. Nos permite volver a pensar viejas intervenciones de distintos modos. Leer sus efectos a posteriori. Sin intención de romantizar el tránsito por la escuela, ya que no es sin malestar, la ganancia... es la pérdida, la pérdida de lo aplastante de la obviedad, la pérdida del modo único de practicar el psicoanálisis; la pérdida de la creencia en la respuesta única que inhabilita la pregunta. Pregunta generadora de la multiplicidad significante en la puesta en juego con otros produciendo lazo social. El pasaje de un Otro maestro a unos otros con quienes compartir los avatares de nuestra práctica. Efectos que a mi entender propicia el discurso del psicoanálisis. Efectos que son necesarios leer.
¿Lo crucial para la práctica no sería justamente la pregunta? ¿La función del enigma? Del enigma no como misterio a develar sino como función de causa, de causa de la charlatanería que invita al decir, apostando al surgimiento del sujeto aún en aquellos que parecen no estar allí.
¿Cuál es la función del analista en el enlace con otras prácticas? ¿Cuál es la especificidad del psicoanálisis allí? ¿Cómo preservar la intimidad de la escena analítica y a su vez hacer pasar algo?
Los interrogantes siguieron haciendo de las suyas.
Entre prácticas y discursos: del niño a la estructura. Es un grupo de investigación que surgió de un entramado de conversaciones y actividades sobre el quehacer en nuestra práctica con niños. Práctica que a menudo excede las paredes de nuestro consultorio pues nos encontramos convocados por otras disciplinas. Convocatoria que nos fuerza a interrogar nuestra posición cada vez. Entran en juego no solos los padres de carne y hueso, los parientes cercanos sino también los distintos espacios por donde los niños circulan (escuelas, fonoaudiólogas, etc). En mi experiencia pude situar que cuanto más comprometido está el armado subjetivo mayor es la interacción con otras prácticas, mayor es el entramado “externo” que se requiere para propiciar la apuesta a que algo del sujeto emerja. Estos enlaces no siempre son propiciatorios y es allí donde la posibilidad de leer los obstáculos, las detenciones (a la luz de las singularidades de cada sujeto en análisis) nos permite alguna torsión, alguna rotación discursiva que convoque a la circulación.
Escuchar frases tales como:
“…el chico tiene que ver a la madre, licenciada, su trabajo es hacerlo cambiar de opinión, todo chico debe tener vínculo con su madre, usted como madre como se sentiría si no la quieren ver..”, o esta otra frase “… esa es “su” verdad (haciendo referencias a dichos de un niño) no “la” verdad “que conste en acta”. O también, “…Este niño no tiene intención comunicativa, no enlaza la mirada y tiene conductas repetitivas, aplicado el test de autismo dio tanto en la escala Ados, por lo tanto es un TEA y requiere TO, AT, Floor time, FO, etc etc etc...”
A veces estos dichos portan un peligro por su tendencia al cierre de sentido, a su coagulación. Nuestro trabajo es maniobrar para propiciar una dirección que apunte al sujeto singular o a su advenimiento. Que del todo tea, toda madre, toda conducta repetitiva se recorte un trazo para cada sujeto en su singularidad. Porque hay madres y madres, con algunas es propicio el reenlace, con otras habrá que ver. Hay verdades y verdades, y hay distintas razones para el enlace o no de las miradas, como así también las repeticiones incesantes podrían leerse, más que como algo a eliminar, como un torbellinear que clama por inscripción y cuando encuentra escucha y alojamiento habilita algún circuito posible para la pulsión.
Torbellinear de lo real que nos fuerza a reinventar el psicoanálisis cada vez en intensión y con algunos otros en la extensión, en mí caso haciendo escuela en la Efla cada vez.
cinthyasau@gmail.com
Presentado en: Jornadas de escuela. EFLA. Abril 2023
El texto aquí presentado lo elegí en rememoración de aquel acto realizado junto a otros compañeros el 18 de diciembre de 2004 donde firmamos el Acta de Fundación de la Escuela Freud Lacan de La Plata, luego de la realización de las Primeras Jornadas de escuela. Que tal acto haya sido realizado luego de las Jornadas simboliza para mí el compromiso con el trabajo por el desarrollo del psicoanálisis. Este hacer escuela, no es sin que precipite en la intención el posicionamiento de cada analista, respecto de su deseo, deseo de analista. Y con ello el augurio de que así lo siga siendo.
En lo que refiere a la práctica analítica, para comenzar a introducirnos en el tema de la ética: No se trata de desear el bien al paciente sino del bien decir del inconsciente.
Lacan se pregunta respecto del artificio de la transferencia sobre el deseo de analista. ¿De qué se trata el deseo de analista? Qué debe lograrse en alguien para que sea analista. El concepto deseo de analista Lacan no lo abandona hasta el final de su obra.
La transferencia tiene que ver por un lado, con la adjudicación al analista del lugar de sujeto supuesto saber producido por el analizante, donde le supone un saber al otro que al sujeto le falta. Lo que el analista devuelve es la falta de saber que, en todo caso, ese saber va a precipitar del lado del analizante. Por otro lado la transferencia tiene que ver con el lugar en el que se ubica el analista, lugar de semblante de objeto “a”, más bien se ubica desde el lugar de la falta de objeto “a” para operar.
Ahora bien, Lacan con el término “deseo de analista” va a acentuar qué sucede del lado del analista en la transferencia.
Deseo de analista se trata de una función tal como se entiende en matemáticas o en lógica.
En el Seminario VIII La Transferencia en el capítulo VII Lacan plantea algo interesante en relación al analista. Si la castración ha de ser aceptada en el término último de un análisis, se pregunta entonces sobre cuál tiene que ser el papel de la castración haciendo alusión al fantasma. Y se responde luego diciendo:
“..las coordenadas que el analista ha de ser capaz de alcanzar para, simplemente, ocupar el lugar que le corresponde, definido como aquel que le debe ofrecer vacante al deseo del paciente para que se realice como deseo del Otro”1.
Lugar vacante, es un lugar que indica una falta del lado del analista al ofrecer un vacío para que pueda ubicarse allí el deseo del paciente como deseo del Otro. Falta a soportar del lado del analista, no sólo respecto de su fantasma, sino también respecto de sus deseos, sus sentidos, sus palabras. Es necesario que no se ponga en juego allí la persona del analista, en tanto no hay intersubjetividad entre analizante y analista. Hay un solo sujeto que es el sujeto del analizante.
El deseo de analista es una función donde el analista por situarse en relación a la falta, introducida por la castración, puede ofrecer un lugar vacío, una x, lugar de indeterminación. La única determinación es la que el discurso del paciente vaya produciendo al decir sus significantes y desplegar sus objetos. Se trata de una posición subjetiva particular la que pone en juego aquel que ocupa el lugar de analista.
Podemos pensar en dos tiempos que podríamos llamar de “destitución subjetiva” para el analista. En primer lugar hay un primer tiempo de destitución subjetiva donde el analista se abstrae de usar sus propios significantes, sus deseos, sus sentidos, desocupando así el lugar que ofrece a la transferencia. Lugar ofrecido que será operado por el discurso del analizante. Una vez ofrecido ese lugar, vacío, el analizante podrá desplegar sus significantes y sus objetos. En un segundo tiempo, es necesario que el analista produzca una nueva destitución del lugar que le determina la transferencia constituída, punto en que el analizante ubicó al analista en el lugar del objeto “a” de su propio fantasma. El analista interviene horadando el objeto y desarmando así la escena. Operación que a su vez no es sin la abstinencia del analista.
De este modo, el analista es soporte de un lugar. El analizante habla. Lo que el analista lee, recorta del decir del analizante es el corte. La interpretación es un corte en acto, lo que lee un analista es un corte en acto.
En la producción de un sujeto se produce un acto, el del analista que hace que la escena del paciente cambie, al romper el sentido agujereando los ideales, en relación al registro imaginario y al producir la caída de identificaciones en relación a lo real. La intervención de un analista deviene acto por los efectos que produce en tanto opera la castración.
Lacan plantea que un acto implica atravesar el Rubicón. Se trata en el acto de una ética que lleva no sólo a soportar la falta del Otro sino que lo que lo convierte en acto es que en ese punto se desobedece una orden y el sujeto manifiesta su decisión hacia algo nuevo, se trata de ir más allá de un padre habiéndose servido de él, se trata de ir más allá de los límites que impone la identificación al padre. Traspasar la ley es inventarse algo.
Entonces, en el acto analítico, no se trata sólo de una lógica de la castración que viene a decir que de lo que se trata es de soportar la falta del Otro. Sino que se trata de una lógica que tiene que ver con lo real de la estructura, con lo real de la no relación sexual, con lo real de que hay vacío, no hay completud. Es una lógica del no- todo que nos lleva más allá del hecho de poder soportar la falta, a ir más allá de un padre. Nos lleva a poder hacer algo con ese real que nos habita en relación a inventar una vida distinta, a poder encontrar, armar algo nuevo.
La Ética en psicoanálisis no aspira a reflexionar sobre el ideal, el bien y las formas de alcanzarlos, ni a dirigir el comportamiento humano. La ética se articula a partir de la ubicación del hombre en relación con lo real. Se trata de poder soportar la falta que el mismo real nos propone en tanto lo real es el vacío, es el agujero enmarcado, es lo que no se sabe, lo que queda por fuera de lo simbólico, y se trata de poder ir más allá de un padre al crear algo propio.
Ahora bien, ¿cómo se podrían articular ética, deseo de analista y acto analítico?
La apuesta comienza en el analista. En tanto la experiencia del análisis es la experiencia de la castración que introduce la falta, de poder situarse de otro modo en relación a la misma. Lo que irá dando al mismo tiempo la posibilidad de crearse una vida.
A partir del desarrollo en relación a estos conceptos que nos propone Lacan, hay algo inédito que surge de la relación entre los mismos, que es el sujeto como efecto.
Retomando el punto en que el analista se ubica en el lugar de la falta de objeto “a” para operar, implica soportar la falta del Otro y la propia. El acto, que se lee a posteriori, implica una lectura del analista que produce un corte en el cuerpo del sujeto al intervenir, creando otra superficie. El acto corresponde al analista, dejando al analizante en las puertas del mismo, de crear algo propio.
De ésta manera la práctica psicoanalítica en la intensión se traducirá en el campo de la extensión de la escuela y de la vida del sujeto. Un acto no es sin consecuencias.
mlscottini@yahoo.com.ar
1Lacan, Jaques. Seminario Libro VIII, La Transferencia, clase VII, página 20. Texto traducido por Ricardo Rodríguez Ponte, para circulación interna de la Efba.
Las letras que comparto en esta edición especial de nuestra querida revista fue presentado en la mesa “Ética, deseo de analista y acto analítico” de las VIII Jornadas de Escuela “Preguntas cruciales de la práctica psicoanalítica”, del año 2023.
Llego a su escritura a partir de la pregunta sobre el dispositivo grupal, motivada por los modos posibles de estudiar en una escuela: cartel, grupo de investigación, grupo de trabajo… Ese contexto hizo del obstáculo y la inquietud, el siguiente texto:
Banda con swing fue el título de algún trabajo. En ese movimiento que es la formación, un eje es la práctica. La pregunta agujerea el saber y esa es nuestra ética: participar de estas jornadas, conversar con nuestros compañeros. Así es como nos formamos, teorizamos y despertamos, orientados por el deseo de analista.
Sin dar muchas vueltas, digamos que no hay título de propiedad, no hay un ser analista. Se es cada vez que se sabe hacer ahí, con la castración. Aprovecho a invitarlos a la lectura del tercer libro de la Efla “Lo que la castración quiere decir”.
En la época actual encontramos promesas de felicidad que refuerzan al yo y tienden a la masa. Lógica de esferas, espejos y algoritmos que cuestionan los límites del dispositivo clásico.
Frente a los dogmatismos, el psicoanálisis aporta castración. No hay garantías, pero de ella depende el porvenir de nuestra praxis. El trípode es la responsabilidad de sostener un intervalo que, apostando a la palabra, permita alojar lo más propio de cada quien. Sin intervalo, no hay música posible. Es una manera de no dejarle el campo tan libre a los paradigmas actuales.
En esta mixtura, pensando en la ética, el deseo y el porvenir, es que me pregunto por la posibilidad del dispositivo grupal, en sus distintas formas, como otro dispositivo posible, o, si se quiere, la flexibilización del dispositivo clásico.
Pensar en grupos fue un obstáculo teórico, superyoico, prejuicioso si se quiere, al que le estoy dando esta vuelta desde la investigación, a partir del asombro por sus efectos y la curiosidad teórica.
¿Silenciamos el término grupo porque lo homologamos a masa? ¿Por qué se evita investigar este concepto? ¿Cómo no retroceder ante lo real de los grupos?
En ese camino de preguntas, estando advertida de no desviar por la antigua dinámica grupal, y pensándolas desde una topología que no sea la circular, es que sucedió un hallazgo que me entusiasmó. Me encontré con Graciela Jasiner.
¿Al introducir el plural en el dispositivo, se pierde la lógica lacaniana? ¿A qué nos referimos con técnicas cuando nuestro eje es la ética? ¿Grupos son sólo los “monosintomáticos”? ¿O los de autoayuda?
Los grupos suelen estar en un segundo plano, considerados de segunda calidad y para el ámbito público, o por la dificultad del pago, o para las llamadas patologías actuales que, en su urgencia, cuestionarían el encuadre clásico.
Lo que vengo a arriesgar en este escrito, a decirme mientras les digo, es que es posible, dentro de lo imposible de nuestra profesión, trabajar con grupos desde el psicoanálisis lacaniano, sosteniendo una posición ética, la del analista vuelto coordinador. Es posible considerarlo un dispositivo más, sin reducirlo a una psicoterapia. Así como no se es analista a priori, tampoco se es menos analista por animarse a lo grupal.
¿Cómo sería esto posible? En primer lugar, yendo más allá de la lógica de masa del ejército o la iglesia de Freud, porque no nos sirve para pensar lo grupal de los pequeños grupos. Esta lógica de masa obstaculiza la orientación del trabajo grupal, que es escribir la castración y escriturar la falta. La cura no será pensada desde la idealización ni la identificación.
La topología es la vía para desempirizar lo grupal. Tendemos a confundir la lógica del dispositivo con el modo en que se ubican las personas en el espacio.
Creo que podemos estudiar los pequeños grupos desde el marco conceptual de nuestra escuela y con una duración limitada y acordada desde el inicio.
Los dispositivos grupales son diversos, y cada uno tiene sus límites y posibilidades. Grupos familiares, de padres, de adolescentes, de reflexión, de estudio, de supervisión, de investigación, terapéuticos, carteles…
El peligro de la trama grupal es el efecto masa, donde el otro es innumerable. Este efecto, de todas maneras, no depende de la cantidad de miembros, ya que la sugestión puede darse entre dos. La masa surge cuando taponamos el intervalo.
Advertidos de esto, nuestra dirección será la producción de cambios en la posición subjetiva. Alojar, introducir una demora, sostener una pregunta, orientarnos a la capacidad de amar, trabajar y apostar al surgimiento de nuevos sentidos.
Al analista coordinador no lo direcciona un ideal porque se sostiene en la función llamada deseo de analista. El coordinador no es un líder sino una función. Un origen freudiano de este deseo es el principio de abstinencia, que no significa silencio absoluto ni seriedad. Es abstinencia de responder a las demandas, significar y comprender.
El grupo es una ficción lógica, un juego que tiene reglas. La de abstinencia es una de ellas: se trata de no ser necio con el significante.
Cada analista coordinador tendrá su estilo. Me gusta pensar al humor como formando parte de un estilo que no signifique falta de abstinencia. La posición del muerto no se garantiza con seriedad. Cuando aparece lo divertido, algo se recrea. Se escribe la falta apostando a causar el deseo, a abrir el juego y tocar el cuerpo. El descubrimiento del inconsciente puede producir risa.
Un grupo no es una sumatoria de yoes autónomos. Trabajamos con el sujeto dividido. Y si bien la mirada es omnipresente, la escucha es con lo que contamos. También contamos con una lógica borromeica para poder pensar a los grupos como nudos, donde la posición del coordinador es moebiana.
Las intervenciones son en lo real, simbólico e imaginario, y se enlazan con los tiempos lógicos, la rotación, y el par alienación - separación, propiciando hospitalidad, trama grupal y trazo singular.
Los recursos son múltiples. Diversas técnicas lúdicas, artísticas y literarias pasan por nuestro colador y se utilizan de manera artesanal, cada vez. No hay una técnica universal y calculable; ellas conforman una verdadera caja de herramientas.
La posición ética de la que hablo es entonces agujereada, porque no hay un ser ni una técnica universalizable. No nos direccionan las buenas intenciones ni el ejercicio de un poder. En los grupos, no apuntamos a la completud sino al significante, que fuerza a hacer cada vez.
Pensar lo que hacemos con otros, nos ayuda a no andar ciegos o, de alguna manera, reducir los puntos ciegos.
ludmilahobler@hotmail.com
“…la palabra verdadera desbloquea un espacio… la palabra
recobrada restituye la escena intransmisible, abre paso al “fondo”
de la lengua, implica lo real.” Pascal Quignard
A veinte años de la fundación de la EFLA, tengo el agrado de transmitir acerca de mi experiencia como pasadora, en las Primeras Jornadas realizadas sobre el dispositivo de Pase en la EFLA.
La transmisión del psicoanálisis en la Escuela opera a través de dispositivos: cartel, seminario y pase.
Al comienzo una pregunta: ¿cómo llega uno a querer inscribirse como pasador? Durante muchos años de circulación por los dispositivos de escuela, permanecí en situación de ajenidad respecto del pase.
En una actividad organizada por el cartel de pase en la escuela, escucho el relato de una pasadora. Este tuvo como efecto de resonancia, una formación del inconsciente que llevé a mi análisis. Esto me transportó a Otra escena.
El dispositivo de pase anuda más de una escena: La del análisis del pasante, la del testimonio a los pasadores, de los pasadores al cartel, y del dispositivo a la Escuela. No hay tres, sin cuatro.
Integrar un dispositivo al que se es ajeno, dado que jamás se ha pasado por él; es dar lugar a un deseo.
El Pase remite a una experiencia íntima, el testimonio de la experiencia de análisis, de la que da cuenta el pasante que realiza el pedido. El pasador ingresa desconociendo el deseo que comanda esa experiencia, que transcurre en el pasaje por el dispositivo mismo.
El pase cobra su singularidad en cada escuela, es un dispositivo articulado a otros, hace a la especificidad de la transmisión del psicoanálisis, anudando entre intensión y extensión.
El dispositivo de pase reúne en su estructura integrantes que provienen de experiencias heterogéneas:
1- Sujetos que están en análisis.
2- Sujetos que han finalizado su análisis y desean dar testimonio de su análisis, en el dispositivo de pase.
3- Integrantes del cartel o Jurado de pase.
El pase cuenta con una estructura de tres: Pasante- pasador- y cartel de pase.
El cartel o jurado, se encuentra conformado por integrantes provenientes de diferentes escuelas que cuentan con el dispositivo de pase. Los pasadores, pueden ser convocados a participar de un pedido pase, que se realice en nuestra Escuela, o en otras Escuelas.
El pasador es testigo de una experiencia en un dispositivo, al que es ajeno y al mismo tiempo forma parte. Una vez realizada la designación del pasador, el pasante tiene autoridad para aceptar o rechazar a quiénes han sido designados como pasadores.
Si el pasante acepta, se inician los encuentros entre pasante y pasador.
Previamente al encuentro con el pasante, el pasador será entrevistado por integrantes del Cartel de Pase.
En las entrevistas se busca dar cuenta, de si el pasador está en tiempo de escuchar el testimonio del pasante. El pasador no estará allí como analista, ni como analizante.
Cierta perplejidad y sorpresa me encontró ingresando en el dispositivo, me preguntaba cómo había llegado hasta allí, y si estaría a la altura de esa función.
Lacan inventa el dispositivo de pase para dar cuenta del fin de análisis. En un pasaje de intensión a extensión. Hay un carácter discrecional que requiere el dispositivo, para su funcionamiento. Dos pasadores, formarán parte del pase, pero no se darán a conocer, recién una vez culminado el trabajo del cartel o jurado.
Se produce una temporalidad que articula diacronía y sincronía.
En la línea de la diacronía podemos situar tres momentos:
1er Momento: Entrevista con los integrantes del cartel de pase.
2do Momento: Encuentros con el pasante.
3er Momento: Encuentros con el Cartel de pase.
1er Momento:
Concurro a dos encuentros con integrantes del cartel del cartel de pase de la EFLA. La mixtura del dispositivo, la terceridad, la prudencia y la reserva; conforman las condiciones del dispositivo. El tiempo de la diacronía, se entreteje con la sincronía. Al efecto de perplejidad, le sucedió cierto alivio; no se trataba de un saber teórico, sino de ciertas operaciones lógicas, formaciones del inconsciente que, vía el análisis, me llevaron al deseo de querer participar del dispositivo como pasadora.
2do Momento: Tiempo de encuentros con el pasante
La experiencia de una escucha diferente, una situación no explorada, se produjo para mí en ese espacio, no se trata de interpretar, sino de dejar sonar la voz del pasante. Escuchar como semejante, al pasante que cuenta la formalización de su experiencia de análisis. Se configura una escena Otra, una espacialidad que no es cualquiera, consonancia y resonancia. A la musicalidad del relato, se anuda la formalización y la lógica.
Finalizados los encuentros presenciales con la pasante, la declaración de la pandemia produce un tiempo de intervalo, que hoy puedo leer como espera. ¿De qué se trata que el pasador carga con el testimonio del pasante? Lo que acontecía en lo social, inauguraba un tiempo a la espera de hacer pasar ese testimonio al Cartel de Pase.
Tercer tiempo:
Dada la continuidad de las medidas restrictivas, a varios meses de finalizar las entrevistas que se realizaron en forma presencial entre pasante y pasador, el cartel decide pasar al tercer tiempo, realizar el encuentro entre los pasadores y el cartel vía zoom.
Los integrantes de cartel de pase escuchaban, realizaban preguntas, y tomaban minuciosas notas. Olvidos, lapsus, resonaban en el dispositivo.
Cuarto tiempo: No hay tres, sin cuatro
Lectura de los informes del cartel de pase en la Escuela, se realizan en forma presencial en la EFLA.
Por primera vez, estábamos todos: - los integrantes del cartel de pase, - la pasante, -los dos pasadores y- los que concurrieron a esta actividad.
Tiempo de concluir: hacer pasar la necesidad de la experiencia del pase y su transmisión a la Escuela en el pasaje de intensión a extensión. La lectura de los informes del Cartel de Pase, demarcaba una lógica, que se acompañaba de emotividad de parte de los integrantes del cartel, y de la pasante.
Dice Lacan: “el pasador es el pase”, algo de mi experiencia como pasadora terminó de acontecer allí.
La lectura de los informes en la Escuela, opera como acto de transmisión, en el pasaje del dispositivo a la escuela. La participación en el dispositivo de Pase, renueva cada vez, nuestro compromiso con la transmisión del psicoanálisis en el lazo social.
lvellio@yahoo.com.ar
Bibliografía
EFA: Lo que el pase nos enseña”, Ediciones Oscar Masotta, 2014, Buenos Aires, Argentina.
EFBA: La experiencia del pase. Libro III, Editorial Escuela Freudiana de Buenos Aires, 2010, Buenos Aires, Argentina.
Lacan, J.: Otros escritos. Capítulo V: “Acto de fundación, Discurso en la Escuela Freudiana de París”, “Proposición del 9 de octubre”. Editorial Paidós, 4ta reimpresión 2018, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina.
Colección Convergencia: Pase, designaciones y nominaciones. Editorial Letra Viva,2021. Buenos Aires, Argentina.
Sirota, Noemi: Testimonio y experiencia: el psicoanálisis y su transmisión. Ediciones Kliné, 2019, Buenos Aires, Argentina.
Weskamp, Mariel Alderete: Lo Entrañable de la posición femenina y el fin de análisis. Del Pase. Editorial EFBA. 2003. Buenos Aires, Argentina.
En el año 2020 a partir de la propuesta de la comisión directiva presidida por Roberto Consolo (2019-2021), se decidió hacer de la cuestión del AME un trabajo de Escuela. A raíz de ello se conformó un grupo de trabajo abierto a los miembros, “Grupo de Trabajo de AME” que funcionó hasta su disolución en el 2023 con la aprobación de un dispositivo que pusiera en marcha la nominación de AME en la EFLA.
Desde el inicio el trabajo fue produciendo escritos, que más tarde se reunieron en un “cuadernillo”. De su lectura surge el escrito de esta publicación, recorte del original, que es uno de dos trabajos que fueron presentados en forma oral, en Septiembre del 2022, en un encuentro con el conjunto de los integrantes de la Escuela, para intercambiar, discutir e intentar transmitir algo de la cuestión del AME, abriendo distintas hebras para continuar con el trabajo del grupo.
“... Según la consigna que convocó a esta actividad, debía leer perdiendo la letra propia, el soporte material que es el cuadernillo, y producir con ello un nuevo escrito para ser leído en este encuentro (…) Gran parte de lo que voy a leer y puedan escuchar, significantes, afirmaciones, preguntas, etc, fueron extraídos de esas escrituras, algunas pueden tener modificaciones por cuestiones de redacción, intentando no cambiar lo que fue dicho, salvo en algún momento que señalaré (…).
Quiero destacar el modo de enlace que primó y posibilitó el trabajo, el respeto, la cordialidad, el buen clima, el entusiasmo, y la paridad del lugar que ocuparon la imparidad de los decires, que no es ni más ni menos una manera de hacer lugar a las diferencias, esto no es solo mi apreciación, sino que está dicho y escrito, y se deja leer.
Ni más ni menos decía hace un momento, al inicio en las reuniones, en el intercambio tomó lugar por un lado las preguntas por el tema que nos convocaba, paralelamente insiste otra, ¿cómo vamos a trabajar? Enunciado de distintas formas, cuál sería el modo de llevar adelante la tarea (…). Las preguntas nos pusieron a andar y en el andar fue tomando forma, se formalizó, podría decirse, un dispositivo que sostuvo el funcionamiento hasta los últimos encuentros en que el tiempo de concluir se acercaba, y retornan las preguntas que ya no son las mismas en otro tiempo y en otro lugar, ¿cómo hacerlo?, ¿cómo vamos a trabajar?(...).
Insiste el significante “dispositivo”, se fue afinando en el funcionamiento una estructura, tres lugares, tres tiempos, dos toman notas, dos puntúan un tema, y a posteriori, discusión intercambios y lecturas entre los participantes, de lo que surgen nuevas notas-registro-actas, retomadas en la serie de reuniones, para producir nuevas lecturas e intercambios y notas, para avanzar en esas, repito, entre lecturas-escrituras.
Actas-registros, notas… no deja de decirse en las reuniones y produce pregunta, ¿de qué hablamos cuando decimos escritura? , se pone en claro que no hay que confundir registro o acta, con escritura, hay diferencias (…).
AME, ¿qué hacer con esas letras?
AME, tres letras para comenzar las traemos, las ponemos a jugar, a combinarse, a hablar, tres letras que ponen a andar (…).
En la versión escrita de la Proposición del 9 de octubre de 1967 Lacan dice que la solución al problema de las Sociedades Psicoanalíticas, se encuentra en distinguir jerarquías de gradus. Gradus, AE y AME también se distinguen (…) hay diferencias.
En la versión oral: “La escuela puede dar testimonio de que en esa iniciativa el psicoanalista aporta una garantía de formación suficiente” (...). AME garantía de formación suficiente.
Hace varios años en nuestra escuela el dispositivo de pase se puso en funcionamiento, produjo nominaciones, no sucedió así con el AME.
Dos gradus, AE y AME, ¿hace falta un par?, ¿AE necesita del AME y viceversa?, ¿cuál es la necesidad de la nominación de AME?, ¿la escuela la necesita?
En el grafo del deseo se ubica AME en el lugar del síntoma, entonces seguimos hablando.
Cuando se desliza por la vertiente más imaginaria, de las suficiencias, a la jerarquía, la cosa se embrolla. ¿Hablar de reconocimiento es un problema? (…) podría decirse que sí y que no a la vez sin contradicción.
Una nueva cuerda se abre y cambia el eje de la cuestión, ¿reconocimiento de que?, ¿qué es lo que la escuela reconoce en ese AME?, ¿que se escribe con esas letras?
¿Reconoce a la persona? si nos quedamos solo con eso volvemos al embrollo. El camino del deseo abre a otro lugar, se reformula la pregunta:
¿reconocimiento de un deseo que puede leerse en la iniciativa de trabajo en la escuela?
Vuelvo atrás para retomar.
Dos nominaciones AE y AME, ¿es necesario un par?,¿la escuela la necesita?, ¿se necesita la nominación de AME ? ¿Necesidades y suficiencias?
AME en el lugar del síntoma se dijo. Una contingencia, en una puntuación un fallido en la escritura irrumpe, el inconsciente, ¿qué hacemos con él, lo corregimos? Se ofrece a la lectura, nueva apertura, nuevas preguntas:
¿qué lógica nos rige? ¿La lógica del inconsciente? ¿La lógica del discurso? Insiste, no se trata ni de necesidad ni de suficiencias. AME garantía de formación suficiente. En un trabajo anterior se dijo que en la formación del analista, entre lo necesario y suficiente, dos términos de la lógica matemática, no hay continuidad, presentan una hiancia, ¿un Real? (...).
La lógica, nueva cuerda se vuelve a abrir. Lacan dice que la lógica es la ciencia de lo Real.
Lo dicho a continuación no está explícitamente escrito en las notas.
Lacan toma la lógica y la interviene, para dar cuenta del sujeto, del discurso y de lo que transcurre en un análisis. Con ella deja por fuera falsedad o verdad de las proposiciones, en la que no hay contradicción, como tampoco se corresponde con entidad, ni al ser.
Dicho esto muy brevemente, vuelvo a la letra de los registros.
¿Es necesario? Ni de hambre ni de sed se trata. Necesario, lo que no cesa de escribirse.
¿Es necesaria la nominación de AME? , insiste la pregunta, ¿son necesarias esas letras AME? Necesidad, lógica
AME se encuentra en lugar del síntoma. El síntoma es necesario a la estructura, no cesa de escribirse (…) necesario en tanto lógica del inconsciente (…) En la repetición, los significantes insisten, no cesan de escribirse, lo que implica a su contrario, no cesa de no escribirse, lo imposible, lo permanentemente eludido, lo Real que insiste en su inscripción. Dicho esto vuelvo a las letras AME, ¿qué Real hay en juego en la formación de los analistas?
Otro aporte de la lógica Lacaniana en los modos lógicos, introduce el intervalo, el corte, cesa o no cesa de no, implica la dimensión del tiempo.
¿En qué tiempo estamos del trabajo en la EFLA?¿Es tiempo o no?
Y no es cuestión de horas, de la misma forma que no lo es en la formación del analista, sino de tiempos lógicos, y para desplegar y leer esos tiempos, hacen falta “algunos otros”, entonces se pone a andar este encuentro, y nuevamente surge la pregunta, ¿con qué dispositivo? y acá estamos, nosotros y ustedes para decir y escuchar qué pasa con esas letras, AME”.
sdemitroff@yahoo.com.ar
Les proponemos en esta sección leer las palabras de quienes fueron presidentes de la Efla a lo largo de estos 20 años. Valga esta propuesta como un modo de reconocer la importancia de la serie de gestiones de comisión directiva para la vigencia de nuestra escuela.
Auditorio, presentación del libro " De poeta y loco todos tenemos un poco", fanpage Efla
por Roberto Consolo
por Rodrigo Echalecu
por Amalia Cazeaux
por Silvana Tagliaferro
por Maren Balseiro
por Claudia Luján
por Paula Levisman
de las gestiones 2004-2007 y 2019-2021
Para escribir sobre la primera vez que me tocó ocupar la presidencia de la escuela, debo recordar los tiempos que rodean a la fundación, ya que tuve el honor de ser el primer presidente.
Por aquellos tiempos dictaba en La Plata un seminario psicoanalítico independiente y autogestionado, que con los años llegó a ser muy concurrido. En ese marco fue donde un día expresé frente al público una convocatoria que estaba basada en un sueño: crear una institución en nuestra ciudad destinada a la transmisión del psicoanálisis y la formación de los analistas.
Una institución que estuviese ordenada por el discurso del psicoanálisis y no fuese la clásica pirámide definida por el saber como instrumento de poder, independiente del discurso profesoral de la universidad y de las autoritarias huestes milerianas, que en ese entonces estos tres últimos, dominaban la escena psicoanalítica de la ciudad.
Ese sueño en poco tiempo se convirtió en el deseo de muchos analistas en formación comprometidos con un trabajo psicoanalítico.
Así se constituyó lo que llamamos Grupo de Intercambio Clínico, donde se realizó una tarea de formación clínica escuchando y discutiendo los casos que los integrantes presentaban periódicamente. A la vez llevábamos adelante el estudio en comisiones sobre diversas instituciones psicoanalíticas: la Escuela Freudiana de París y las Escuelas existentes en nuestro país. El resultado de esa tarea concluyó en el acto de fundación de lo que dimos en llamar Escuela Freud-Lacan de La Plata. Fue un tiempo de gran entusiasmo y compromiso que, retroactivamente, se pueden leer como letras que signaron mucho de lo que ocurrió en los siguientes 20 años.
En una quinta de las afueras de La Plata, el caluroso sábado del 18 de diciembre de 2004, realizamos las primeras jornadas de trabajo. Sobre un amplio césped se organizó un auditorio de sillas frente una mesa vestida, en la que se presentaron a discusión los trabajos de la jornada que duró casi todo el día. Al concluir, ya teníamos decidido la disolución del Grupo de Intercambio Clínico.
Había llegado el momento para el que nos estuvimos preparando, fundar la escuela, producir un acto que casi sin saberlo, marcaría para siempre la vida de muchos de nosotros. Bajo la sombra de los enormes árboles que nos cubrían, se leyó el acta de fundación que hoy se puede encontrar en la página web. Los presentes firmamos el documento y brindamos por el futuro del psicoanálisis, porque en verdad esa era nuestra causa. Si bien cada uno funda solo en su determinación como Sujeto, no es sin el otro. Este también fue un acto colectivo que, como siempre, concluye anticipadamente para intentar saber qué somos y qué no somos. A los pocos días se votó la primera comisión directiva la cual me tocó presidir. Por ese entonces estaba casi todo por hacerse. Tener una sede, comprar muebles, hacer un auditorio, constituir una personería jurídica, iniciar la redacción de un estatuto, hacer pública nuestra existencia ante las instituciones en las que nos referenciábamos y ante la comunidad, organizar una primera enseñanza y un innumerable conjunto de etcéteras. Pero sobre todo poner en acto entre todos los miembros fundadores, los dispositivos que daban existencia a la escuela como un deseo puesto en lo real. Para realizar buena parte de todo lo mencionado, fue necesario un período excepcional de tres años. Para que la escuela exista se necesitó el trabajo en conjunto de la Comisión Directiva y los miembros fundadores, en una escucha recíproca y un hacer decidido.
Después de esto creo que nadie volvió a ser el mismo. Mis compañeras de la primera comisión directiva de hace 20 años fueron: Amalia Cazeaux, Silvana Tagliaferro, Leticia Scottini y Claudia Lujan. A ellas todas, mi afecto y mi eterno agradecimiento.
La segunda vez que tuve que asumir la presidencia de la escuela, fue en una circunstancia también determinante, pero por otros motivos: transcurrió durante toda la pandemia. La sede cerrada, las calles vacías, todos confinados y la muerte rondando. Nada que no sepamos. Primero fue pura perplejidad, nadie estaba preparado.
Sin embargo, en el seno de la comisión directiva tomamos una determinación: en el medio de tanta adversidad, recordamos de muchos modos la recomendación de Claude Bernard que Freud hizo propia en La interpretación de los sueños y nos abocamos a ella: “Trabajar como una bestia con tenacidad”. Trabajamos, produjimos un torbellino de fructíferas ideas y tomamos decisiones, escuchamos a los miembros y pusimos más trabajo.
Había que sostener el lazo social, el trabajo de los carteles que hace a la escuela y adaptar una enseñanza que ya no podía ser la que estaba vigente.
Así fue que sentados donde casi todos improvisamos nuestro consultorio virtual, pusimos frente a los rostros la tecnología al servicio del psicoanálisis y transformamos la escuela con la ayuda de todos los miembros. Así reconstruimos lo más vivo de la existencia de la escuela: el funcionamiento. Restado el cuerpo y apenas con algo de
la imagen, logramos soportar y sostener “la cosa”, casi sólo de palabra. Mucho podríamos decir de este tiempo y todos sabemos que aún faltan importantes formalizaciones al respecto, pero sí ante esta verdadera tempestad de vida y muerte, se pudo tomar el timón de la escuela para sostener los beneficios de la palabra y de la escucha, fue por el tesón decidido de mis compañeros de comisión directiva: Claudio Gómez, Sandra Alderete, Leticia Scottini, Mariana Pereyra y María Virginia Vigo. A todos ellos mi afecto y eterno agradecimiento.
consololp@gmail.com
Presidente durante la segunda gestión de la EFLA Octubre de 2007-Octubre de 2009
El convite con la escritura de un texto para historizar los 20 años de Escuela, a partir de situar “los hitos que consideramos fundamentales,” motiva la cita con estas letras.
En la asociación con 20, se me presentó aquél famoso tango en la ocasión: Sentir que es un soplo la vida, que 20 años no es nada: Volver.1
Desde aquel entonces, tiempo en el que fundamos la EFLA, han pasado cuestiones, 20 años de análisis, 20 años de escuela que al volver los apreciamos, los reconocemos y valoramos en la basta y afinada producción atesorada: de analistas, de textos, de publicaciones, de jornadas…y podría seguir una lista innumerable…20 años es mucho cuando volvemos!!, le respondo a Gardel.
Volver para leer historizando, así escriturando lo que hizo marca en el trayecto de la Escuela que me tocó presidir desde Octubre de 2007 hasta Octubre de 2009, junto a mis queridos amigos Paula Levisman, Sergio Demitroff y Maren Balseiro, más, menos 1. No fue sin ellos…
Sitúo entonces 2 acontecimientos que a mi parecer, tomaron valor de acto: decidir llevar adelante las primeras Jornadas de Escuela De los inicios y finales de análisis, durante el primer año de la gestión y la votación en Asamblea Extraordinaria del “Dispositivo de Pase” en el segundo año2.
El Primer Cartel de Pase no había tenido la tarea de nominar, sino la de producir un documento para arribar a la instalación del dispositivo. Fue a fines del 2008, que estaban generadas las condiciones para fundar lo que había sido escrito 4 años antes en el Acta de Fundación de la EFLA, la puesta en forma del dispositivo de pase, para que quien quisiera ofrezca al psicoanálisis y su transmisión el preciado testimonio sobre el final de análisis, para que se investigue en el dispositivo en la extensión el pasaje de analizante a analista tornando “cuestión”3 la formación de los analistas.
El significante formación también sufrió un envés: se votó en otra asamblea de esos años el cambio de nombre del “Cartel de estudio y formación” por “Cartel de enseñanza”. ¿Qué implicaba esta torsión que se trabajó en la Escuela desde el punto de vista de la política? ¿Qué hace enseñanza en la formación y qué transmisión? ¿Se estudia para advenir a la posición de analista? ¿Se trata de eso? Y hoy retornando: ¿en qué medida el pase se enlaza con estos significantes?
El título de aquellas primeras jornadas surgió de discusiones políticas en torno al psicoanálisis, pretendió acercar al analista en formación al debate de lo que implica la entrada en análisis, su tránsito y su final, la experiencia clínica en sus diferentes matices. Primera Jornada de Escuela entonces: “De los inicios y finales de Análisis”, 12 de Julio de 2008.
El Dispositivo del Pase apunta a investigar y formalizar el pasaje de analizante a analista, a transmitir la experiencia del análisis en intensión en la extensión, para hablar del mismo por fuera de la transferencia. Escriturar marcando ese retorno es volver, a su vez, adonde se fundamenta y anuda la formación de los analistas: el análisis del analista, que es el eje ético alrededor del cual se organiza la escuela4. Y el pase tiene que ver con la cuestión, con el eje ético que enlaza el análisis del analista con el psicoanálisis en extensión.
Veinte años es mucho..! Se ha podido avanzar en el dispositivo, se produjeron nominaciones, propiciando la participación de varios de sus miembros en los diferentes lugares que implica el dispositivo: pasadores, cartel, pasantes. La participación en el dispositivo en alguno de sus lugares nos ha invitado a formalizar la pregunta sobre el análisis del analista, en qué tiempo se está del análisis, sobre los análisis y la dirección de la cura.
Historizar es leer volviendo, marcando el parpadeo en el retorno5: el retorno lacaniano al triple de la Escuela: Cartel, Seminario y Pase. Dispositivos que permiten, entre otros que nos hemos ido inventando, el encuentro con el agujero en la formación que arremolina y anuda el cuarto que fundamos: la Escuela. Tal como Lacan la formalizó en la Proposición del 9 de Octubre de 1967. Servirnos de esos dispositivos basales para que advenga el torbellino que no solo traga sino que escupe6, produciendo enseñanza en la transmisión de la falta, relámpago en la formación que destella un hacer en la clínica que alcanza la autorización del analista.
rodrigoechalecu@yahoo.com.ar
1Compuesta por: Carlos Gardel / Fernando Z. Maldonado / Alfredo Le Per.
2Votación llevada a cabo en la Asamblea del 29 de Noviembre de 2008, momento en que entra en vigencia el documento.
3Moustapha Safouan. Jacques Lacan y la cuestión de la formación de los analistas. Extraigo del título de este libro el significante cuestión, enlazado a la formación de los analistas. Editorial Paidós.
4Acta de Fundación de la EFLA.
5Parafraseando al tango: ““Yo adivino el parpadeo…De las luces que a lo lejos…Van marcando mi retorno…”
6Alusión a la Clase del 15 de abril de 1975 del Seminario 22 RSI. J Lacan. Allí dice respecto de la nominación: “, “un agujero hace torbellino, más bien traga. Y luego hay momentos en que eso escupe, ¿eso escupe qué? El nombre: es el padre como nombre”. Versión Crítica. Ricardo E. Rodríguez Ponte.
Presidenta durante las gestiones 2009-2011 y 2021-2023
Agradezco la invitación a la escritura para celebrar los 20 años de la EFLA, retornando a marcas de los tiempos fundacionales. Desempeñando la función “presidente” en dos oportunidades pude comprobar que la escuela se efectúa en la trama de los lazos de trabajo y transferencias, sirviéndonos de los dispositivos, leyendo lo que las gestiones anteriores presentaron. En algunos momentos nos sorprende un soplo de real que constata que la Escuela se produce como movimiento de diferencia y continuidad, haciendo del Psicoanálisis práctica moebiana entre intensión y extensión.
Período 2009 – 20111. La efla se daba a conocer colocando como eje los interrogantes clínicos y la formalización de una práctica, estableciendo enlaces de trabajo con otros y otras instituciones. Tiempo de inscribir modos de funcionamiento, fue posible aprobar las letras que nos rigen como Estatuto de Funcionamiento de la efla y que hoy, por el movimiento de la escuela, volvemos a revisar. La publicación de escuela adquirió el nombre “Revista Moebiana”, orientada a la difusión y transmisión del psicoanálisis quedando inscripta en lo social. Se realizó la primera Jornada de Carteles y Grupos de la Efla, que pasó a ser considerada instancia fundamental para presentar lo que se produce en esos espacios, puntos de arribo y de relanzamiento de la tarea, permitiendo leer la escuela.
Los enlaces con otros provocaron la pregunta respecto de si la Efla podría ingresar a Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Hacía falta? La escuela ya estaba en relación a otras instituciones, convocaba a cada Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis. Esta era otra decisión, un nuevo paso de apertura. Desde esas preguntas comenzamos a trabajar con escuelas que integran Convergencia - Escuela Freudiana de la Argentina, Escuela Freudiana de Buenos Aires y Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud de Rosario- hasta producir el acto de entrada a ese movimiento donde “el enlace entre analistas se diferencia de la instalación de un lazo piramidal y autoritario propio de una supra – institución”2 . En mayo del año 2011 escribimos la carta de solicitud de la que extraigo un fragmento: “Leemos que este nuevo acto que hemos decidido efectuar es efecto de transmisión, producto de esos encuentros sostenidos donde no hubo obturación a las preguntas y fue posible tolerar el tiempo que en la escuela se requirió para concluir en esta decisión”. Convergencia es una forma más de sostener la escuela como conjunto abierto, para continuar la investigación del lazo social entre analistas, interrogar cómo se pone en juego la castración y la inclusión de la diferencia sin hacer de eso jerarquía. La multiplicidad de posiciones respecto del psicoanálisis, resulta productiva, propicia abordar cuestiones cruciales haciendo formación. La efla ha participado activamente en ese marco, forma parte de la CERAU y ha trabajado en la entrada de otras instituciones (Escuela Freudiana de Mar del Plata y Seminario Freudiano de Bahía Blanca – Escuela de Psicoanálisis). El ingreso a Convergencia es consecuente con lo planteado en los tiempos de fundación: la práctica del psicoanálisis – lo que hacemos y lo que formalizamos de ese hacer- es con otros, a partir de lo que la transferencia de trabajo posibilita.
Período 2021 – 20233. A partir de esta experiencia puedo decir que es necesaria la inversión para apostar a la producción de analistas. La ley del deseo redistribuye goce. Fue posible publicar el tercer libro de la Editorial Escuela Freud – Lacan de La Plata, “Lo que la castración quiere decir”, inaugurando la Colección Moebiana. Un libro que aloja escrituras de miembros de la efla, que permite leer lo que en la trama de escuela realizamos. Publicar implica un acto de autorización, un movimiento desde lo íntimo a lo público, acto político para la transmisión del psicoanálisis.
Consecuente con esta apuesta a la transmisión y a la producción de discurso, se realizaron la Primera y Segunda “Jornada acerca del pase en la efla”, intentando hacer saber algo de lo que pasa al realizar experiencia en el dispositivo de pase. En este tiempo, fue posible la constitución de un Cartel para la Nominación de AME (Analista Miembro de Escuela), propuesta al debate desde la fundación, que ha atravesado como cuestión a todas las Comisiones Directivas y que implicó sostener los interrogantes, el trabajo, reanudando los enlaces de trabajo.
En el año 2023, la ciudad de La Plata fue sede para la realización de la X Jornada CERAU (Comisión de Enlace Regional de Argentina y Uruguay), organizada conjuntamente con Lazos Institución Psicoanalítica de La Plata. Seguimos poniendo en práctica el enlace con otros en el marco de Convergencia, haciendo Movimiento.
Pasar por esta experiencia me permite afirmar que la Escuela se realiza cuando logramos hacer algo con el real que se presenta en el lazo social e instituimos en el funcionamiento.
cazeauxamalia@yahoo.com.ar
1Comisión Directiva integrada por Amalia Cazeaux (presidente), Claudia Luján (Vicepresidente), Alejandra Di Núbila (tesorera), Mariana Pereyra (Secretaria) y Paola Morales (Prosecretaria).
2Acta de Fundación de Convergencia – Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano-
3Comisión Directiva integrada por Amalia Cazeaux (Presidente), Maren Balseiro (Vicepresidente), Silvina Naveiro (Tesorera), Romina Scordino (Secretaria), Cinthya Sau Prosecretaria
Presidenta durante la gestión 2011- 2013
Agradezco la iniciativa del Cartel de Publicaciones, la propuesta de señalar en la gestión que presidimos, aquello que consideremos hito en el quehacer escuela. Fue una grata invitación porque me permitió volver sobre lo trabajado y retomar la lectura de los informes de 2011-2013. Allí expresábamos que “desde la fundación la Escuela Freud-Lacan de la Plata ha sostenido y renovado con cada gestión en su quehacer el significante escuela, como un modo de reunirnos, recreándolo”. La escuela como modo de reunión implica aceptar un artificio en su justo medio entre institución y discurso analítico, un dos ternario. Puesto que cuando entra a operar el discurso analítico, en tanto efecto sujeto, se barra la mayúscula de La institución, para contarse una. Una cada vez y una entre otras. Ese efecto de división es lo que entiendo como hito, en el sentido de mojón que pudo haber marcado una orientación en el quehacer de la escuela.
Ese efecto fue constatable al menos dos veces en la gestión. Y tal vez no es trivial que se hayan dado de manera coexistente. La creación de la Propuesta para la formación de analistas en la Efla, de 3 años de duración, con cuatro instancias anudadas: Seminario Nodal, Grupos de Enseñanza, Reunión Clínica, y el Plus de las actividades abiertas de la escuela. Con la particularidad del modo en que se produjo. Propuesta aún vigente que celebra el comienzo de su cuarta vuelta. Y otro hito, como marca que ubicó un momento de escuela, el intento fallido de instalar el dispositivo para las Nominaciones de AME. En uno el trabajo de las diferencias y con la diferencias dando lugar a un trabajo de escuela por encima de cualquier narcisismo. En el otro, su inversa. Los efectos aplastantes de la masa y el líder, que aglutina y obtura el trato de la castración que siempre es singular. Ambos puntos tocaron la economía de goce de la escuela y requirieron de una máxima abstinencia.
La Propuesta de formación como dispositivo surgió de un trabajo de escuela, en el marco de Conversaciones sobre la enseñanza en las que cada miembro pudo participar e intervenir en el tejido reticular que porta esta propuesta. En su estructura reside el trazo particular de la Efla, por eso difiere de cualquier otra propuesta o de un curso o un programa. Porque en ella, en su composición reside la diferencia. Cada uno aportó una idea, una palabra, una lógica. La propuesta logró enlazar los carteles de dirección en torno a la enseñanza y a la transmisión del psicoanálisis, pero también enlazó la multiplicidad y diferencias en torno a un trabajo común: la escuela. El nudo RSI recorrió la gestión de inicio a fin. Desde el Curso de Verano con “Inhibición, síntoma y angustia” hasta la actividad de cierre “Escribir el síntoma” con el querido Carlos Ruiz.
Enhebrados a estos dos hitos varios acontecimientos marcaron el quehacer de la escuela y su producción discursiva. La publicación del primer libro de escuela “De los inicios y finales del análisis” Editorial Escuela Freud- Lacan de la Plata. La primera actividad realizada junto con Lazos, Institución Psicoanalítica, luego de que la inundación golpeara nuestra ciudad. Trazas de una escuela que sigue el surco de aquello que le dio existencia, ya que nos juntamos porque nos hacía falta.
siltagliaferro@gmail.com
Presidenta durante la gestión 2013-2015
Lacan en Mi enseñanza nos dice que “Al principio no está el origen, está el lugar” y que “este lugar debe inscribirse en el registro de lo que es la suerte común. Se ocupa un lugar al que un acto los empuja”.
Hace casi 20 años un grupo de practicantes del psicoanálisis de la ciudad de La Plata reunidos durante un tiempo para trabajar cuestiones clínicas comenzamos a interrogarnos por los modos de reunión entre analistas. Ubicamos una pregunta ¿Qué institución queremos? Finalmente, el 18 de diciembre del 2004 fundamos la EFLA.
Acto que, si bien fue compartido, respecto de la causa fue, y es de cada uno y se está solo. En esa paradoja se echó a andar una experiencia que continúa produciendo efectos, en quien decide participar de esa experiencia que es la escuela, en la comunidad analítica y en nuestra ciudad.
La escuela se constituye en la experiencia que los dispositivos producen. Marco simbólico que propicia el encuentro con los otros y la transferencia de trabajo. Pase, cartel, seminario conforman un entramado particular que tiene como ordenadora de la experiencia, la lógica de la castración.
A lo largo de estos años he participado de tres comisiones directivas y de distintos carteles y espacios de dirección en las diferentes vueltas. Vueltas que se producen por la apuesta a la circulación por los diferentes lugares y funciones en la escuela.
Entre el año 2013 y 2015 ocupé la función de presidente en la comisión directiva junto a Sergio Demitroff, Sandra Alderete, Claudio Gomez y Carla Domb. Pasaje por una experiencia a partir del deseo de gestionar y transmitir al conjunto de la escuela un proyecto que compromete el trabajo con otros. Cada CD atraviesa un momento histórico particular, se entraman enlaces y desenlaces de sus miembros. Es cada vez singular la relación que se establece respecto a lo real como imposible. En la experiencia que he transitado, puedo decir que una de las cuestiones más complejas al ocupar este lugar y esta función, ha sido el encuentro con ese real, lo real de cada uno y del otro. Los lazos se producen como efecto del devenir según los discursos y sus rotaciones. Por eso fue indispensable las lecturas de escuela. La confianza en los dispositivos de escuela y la apuesta al trabajo con otros fue un faro orientador en tiempos de turbulencias.
Sostengo como efecto de la experiencia que, el pasaje por funciones y lugares de dirección y gestión, en las diversas modalidades que la Escuela ofrece, produce efectos de formación en aquel que se dispone, por su acto, a ocupar esos lugares y dejarse trabajar por las consecuencias que de ello derivan, siempre incalculables.
Recorto dos acontecimientos en el marco de esos dos años intensos de trabajo:
-En agosto del 2014 la EFLA junto a Lazos, Institución Psicoanalítica organizó las Jornadas de la CERAU por primera vez en la ciudad de La Plata. Oportunidad de trabajo conjunto entre ambas instituciones, ofreciendo así la posibilidad de alojar a quienes conforman la Comisión de Enlace Regional Argentina-Uruguay apostando a la transmisión del psicoanálisis en las Jornadas que llevaron por título: “Desafíos de la praxis analítica. El sujeto en el campo del deseo”
-En diciembre del 2014 celebramos con entusiasmo los 10 años de la EFLA. Reunidos en una noche vestidos de fiesta, implicó mucho más que la emoción del aniversario por los 10 años de la fundación. Fue constatar que la apuesta al discurso del psicoanálisis en el marco de la EFLA continuaba vigente.
Hoy, 10 años después de aquel festejo, a 20 años del acto de fundación la conmoción se renueva con alegría.
marenbal@yahoo.com.ar
Presidenta durante la gestión 2015-2017
Dice Lacan en el seminario “Problemas cruciales para el Psicoanálisis”: “Yo tengo en otra parte, una escuela de Psicoanálisis y que lleva el nombre de Freud, y el nombre de la ciudad donde he tomado el cargo de dirigirla.” (…) “Esta escuela, en el sentido en que este término se emplea desde la antigüedad, es algo donde se debe formar un estilo de vida”. 1
Acuerdo en algo con Lacan en ese punto; hay algo de la vida que queda trastocada por un deseo singular que se pone en acto en la escuela.
A lo largo de este tiempo he trabajado en diferentes espacios: como secretaria; vicepresidente; presidente; en el Cartel de Pase; en los Carteles de Dirección, en Carteles de Escuela, Seminarios, Jornadas. Dispositivos que nos dimos para tomar la palabra.
En los años 2015 al 2017 tuve la suerte de presidir la Escuela junto a Rodrigo Echalecu; Paula Levisman y Romina Scordino. El acto de aceptar aquella responsabilidad marcó un antes y un después en mi formación como analista. Un acto transformador, -como suelen ser los actos- sostenido en ese deseo singular que años atrás me condujo a fundar, con otros, la escuela.
Durante ese tiempo ocurrieron algunos acontecimientos que recuerdo con más claridad:
- Se llevó a cabo la presentación de los primeros informes del Cartel de Pase de la Efla. Un punto conclusivo de un trabajo de investigación. Hace a los fundamentos de la escuela y al psicoanálisis en general, por su importancia estructural.
- Propusimos, junto a Lazos Institución psicoanalítica, a la ciudad de la Plata como sede a la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis 2019. Ese paso se logró gracias al trabajo que llevamos adelante, y a un deseo compartido.
- Sostuvimos la Propuesta de formación; las Jornadas de Escuela; las Jornadas de Carteles; participamos activamente en la Reunión Lacanoamericana y en Convergencia; es decir, arbitramos las condiciones de posibilidad para que la cosa no se encalle, sino que se mantenga en movimiento.
Hubo algo que aprehendí de esa experiencia y que trataré de transmitir: En el acto de dirigir la escuela, como en el acto de dirigir una cura, de lo que se trata es de escuchar. Escuchar lo que se dice en el marco de los dispositivos, leer, sostener ese punto de indeterminación2; acompañar el trabajo e intervenir sólo cuando la situación lo requiere, orientándonos en la ética de la castración, y en la lógica del deseo; apostando a las transferencias de trabajo y a los lazos; que el saber no se encapsule, sino que circule, se reinvente.
La escuela no consiste, sino que se efectúa en el trabajo, en el producto; y eso es cada vez. No hay forma de garantizarlo.
Ya no somos tan jóvenes, hemos crecido y otros se han ido sumando, trayendo aire fresco, abriendo nuevos horizontes; renovando el entusiasmo.
Brindo por estos 20 años, y por muchos más.
claudialujanar@yahoo.com.ar
1J. Lacan Seminario “Problemas cruciales para el Psicoanálisis” 1964-65 Clase 7
2Ibid 1 Clase 4
Presidenta durante la gestión 2017-2019
Desde la fundación de nuestra Escuela hace ya 20 años he tenido la posibilidad de participar en tres Comisiones directivas ocupando distintos lugares (Vice/presidente, secretaria y presidente)
En este aniversario, agradezco la invitación a escribir acerca de la experiencia de Presidir, de llevar adelante un proyecto de Escuela.
En mi caso la primer sorpresa y lectura fue que la votación de nuestro proyecto resultara unánime.
Si bien sabemos que tiene que ver con la confianza inestimable de los miembros, también es necesario, hacerle lugar a poder leer lo Uno, con todas las implicancias que este concepto tiene y estar advertidos de las expectativas desmesuradas que pueden orientarse hacia las Jerarquías en una Institución si no está presente para quien preside que ese lugar o función sea cuestionado, interrogado, agujereado, por otros y por el mismo1 como terceridad, para poder orientarse y re orientarse en la función, disolviendo identificaciones imaginarias que pueden hacer obstáculo al trabajo.
La invención lacaniana del Hay Uno… o peor, supone el no/todo y la relación a la falta, es deseable que podamos pensar en la autorización y el avance del discurso analítico en relación a la intensión y extensión de un modo moebiano.
Esto posibilita el hacer como creación particular, protegiéndonos de la infatuación.
Ese lugar no todo, no garantizado más que por los destellos de deseo de avanzar en el discurso del Psicoanálisis sostiene la tarea trabajosa y apasionante de llevar adelante por un tiempo un Proyecto de Gestión.
Es una condición la transferencia de trabajo entre los integrantes de la Comisión Directiva, así como también entre quienes presiden otras Instituciones de Psicoanálisis, otros tan necesarios en el trabajo y en la interlocución.
De la Gestión de Dirección que pudimos desenvolver junto a mis compañeros: Rodrigo Echalecu, Romina Scordino, Sandra Alderete y Leticia Scotini destacaría algunas marcas y acontecimientos que pudimos llevar adelante y que aportaron al desarrollo de nuestra Escuela y su Comunidad.
- El Fortalecimiento de los Espacios de representación de la Escuela en la Extensión tuvieron como efecto la organización de la Reunión Lacanoamericana 2019 en La Plata.
-Trabajar la importancia de los grados y Jerarquías para poder arribar a la nominación de A.M.E, trabajo que llevo cuatro años más en sucesivas gestiones, de ese modo, el tema de las nominaciones de A.E y A.M.E se convierte en un interés de la escuela en su conjunto, por la importancia que tiene para el discurso del Psicoanálisis.
Situar en el trabajo conjunto2 la relación que existe entre inconsciente y deseo, en tanto aquello que define el deseo del analista nos permite sostener la siguiente pregunta: ¿Qué dispositivos están destinados en la Escuela a dar cuenta de este deseo?3
La Investigación en torno al fin del análisis y el deseo del analista darán cuenta de las rotaciones que se producen en un análisis, así como la convicción y perseverancia respecto a lo inconsciente.
Aquello que nos causa en la dirección de la cura, también nos causa en la función de llevar adelante la dirección de una Escuela.
Para concluir quisiera situar como hito no sólo para nuestra Escuela sino también para nuestra ciudad, la realización de la Reunión Lacanoamericana, en esta gestión, donde la convocatoria reunió a 800 psicoanalistas de distintas latitudes a trabajar en torno al Psicoanálisis y donde pudimos mediante el trabajo que nos llevó más de tres años, tomar la posta y dejar la posta a las siguientes Instituciones y Generaciones futuras.
Acto que logramos realizar junto a 46 Instituciones convocantes.
Estas experiencias que he intentado sintetizar son experiencias de trabajo y de discurso en la extensión y en la Gestión, a las cuales los psicoanalistas nos disponemos a investigar y atravesar, a mi entender arrojan luz sobre cómo la transferencia ha virado en un análisis desde el Sujeto al que se le supuso Saber hacia el discurso del Psicoanálisis y nos compromete de ese modo a avanzar con otros en ese trabajo.
paulalevisman@hotmail.com
1Guillermo Ferreiro, Fin de análisis Autorización del analista, Pase , Designaciones, Nominaciones Letra Viva, 2021
2J. Lacan, Proposición del 9 de Octubre
3Paula Levisman , La Transmisión como resonancia de la transferencia de trabajo , Fin de Análisis , Autorización del analista , Pase , Designaciones , Nominaciones , Letra Viva 2021
Cierre del espacio Escribir por Febes Lucero
José Zuberman | Susana Splendiani | Roberto Consolo
Escuela Freudiana de Buenos Aires
zubermanjose@gmail.com
No existe el analista aislado. Algunos grandes analistas se cayeron del Psicoanálisis al aislarse, a lo largo de la historia de nuestra disciplina. Para poder sostener la abstinencia freudiana en la sesión, el analista en algún otro lugar tiene que tomar la palabra para dar las razones de su práctica y dejarse interrogar. Sin esta interrogación permanente ningún analista se sostiene como tal.
Freud lo intentó a través de una organización piramidal, dada la confianza que tenía en quien ocupa el lugar paterno, deslizado al confiable didacta. Poner la garantía en Alguien confiable terminó burocratizando la formación del analista en la Internacional.
Ni aislamiento del practicante ni burocratización institucional convienen al desarrollo del Psicoanálisis. Entonces, ¿qué?
Lacan propone la Escuela, que conservando la tríada freudiana –análisis del analista, análisis de control y estudio de la teoría- agrega dispositivos para mantener vivo al psicoanálisis en la extensión, a saber:
a) El Cartel, pequeño grupo que trabaja un tema un tiempo dado, del que surge el producto propio de cada uno, producción singular del analista. Una vez presentada esa producción, el Cartel permuta miembros para evitar que el Imaginario que constituye al cartel devenga efecto de grupo en la Escuela.
b) El Seminario, donde el analista se interroga en el límite de su saber, lo que hace diferencia radical con un curso donde se transmite lo ya sabido.
c) Las nominaciones y el pase, donde confiando más en la palabra que en el curriculum se ofrece una nominación -que no es nombramiento-, a quien pueda hacer escuchar una palabra que diga de su singular experiencia como analista o como analizante que atravesó el final del análisis -AME y AE respectivamente.
Nada garantiza que esta estructura no se burocratice. De hecho, Lacan disuelve la Escuela Freudiana de París porque “devino Iglesia”.
Hay una tensión permanente entre la institucionalización del Psicoanálisis y la Escuela de Psicoanálisis, entendida como estilo, creación, invención, tal como se dice escuela renacentista, impresionista, etc. Esta tensión o contradicción permanente se da porque la Escuela no cabe toda en la Institución. Hay quienes se inscriben en la Escuela sin pertenecer a la institución y también la contraria. Lo cierto es que sin Institución no hay transmisión del Psicoanálisis (Jornadas, publicaciones, intercambios). Esta contradicción permanece y hay que afrontarla del mismo modo que en la intensión: sostener la palabra desde cada singularidad e interrogarla. La confianza no se deposita en Alguien sino en el movimiento permanente que la estructura Escuela en el sentido de Lacan, propicia, cuando nos dice: ”No espero nada de las personas, lo espero del funcionamiento”.
20 años de EFLA así lo muestran. Haber participado en ocasión de la presentación del cartel de Pase donde se informó de su experiencia, y de las Segundas Jornada de Pase de la Efla, “Conversaciones sobre la experiencia de pase, efectos y consecuencias en la práctica del psicoanálisis”, me permiten celebrar este aniversario desde el trabajo conjunto. Brindo por la continuidad de este movimiento en la EFLA.
Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud-Rosario.
Presidente de la actual Comisión Directiva
susplendiani@gmail.com
Agradezco la invitación a dialogar con otros acerca de este anudamiento Practicante-Escuela de Psicoanálisis.
Moebiana es uno de los nombres que articula precisamente Psicoanálisis en intensión y Psicoanálisis en extensión y ya estamos en un nudo fundamental que hace a las razones que nos propone Lacan en su Proposición.
Como fundadora de la EPSFROS, en 1979, precisamente un 30 de marzo, se produjo un acto, dijimos ‘sí fundo’, con otros. Fue una a-puesta. Y este año, 2024, se cumplen 45 años haciendo Escuela. Si bien, no fue hasta 1993 que fueron aprobados los Dispositivos de Escuela planteados por Lacan, con la singularidad de lo posible, que se nombró, Cláusula de excepción:1.
Poner en funcionamiento este dispositivo da razón de su nombre Escuela, que retroactivamente llevó a su fundación.
Podemos decir que, a partir de la institución de los dispositivos, con el jurado de Admisión (AME) y el Jurado de Confirmación (AE), se reformula ese anudamiento Practicante-Escuela.
Y las propuestas de las actividades, vienen a dar cuenta de dicho anudamiento: podemos llamarlo praxis del psicoanálisis que conlleva la práctica de Escuela donde el practicante pondrá en juego el ‘deseo de analista’, en la extensión, moebianamente.
Para avanzar en la pregunta propuesta, recordemos que Lacan hace la Proposición considerando la trama del texto “Situación del Psicoanálisis y Formación del psicoanalista en 1956” y como sabemos, hubo una primera versión, inédita, pero haciendo referencia al Acta de fundación y al preámbulo del anuario, para luego plantear la versión definitiva. Es decir que siguió trabajando e intentando ajustar, precisar e insistir sobre el psicoanalista de la Escuela. Como reconocemos en lo que hace a la letra y la repetición, todas las versiones nos enseñan. Y nosotros seguimos volviendo a sus proposiciones para poner en acto en la Escuela, en principio la nuestra, lo que en el campo que abrió Freud, propone Lacan. Y esto tiene actualidad. Aún hoy seguimos apostando.
Tenemos entonces un punto básico respecto del practicante que hace a la autorización del analista: ‘no se autoriza sino de sí mismo’, agrega y ‘de algunos otros’. Cuestión que aquí es fundamental el anudamiento del practicante y la Escuela, quien, por otra parte, son las garantías con que nuestra Escuela podrá autorizar por su formación a un analista, ya que cuenta con los dispositivos. Es una autorización que se dispone a ser leída por esos algunos otros.
Podemos decir que no hay Escuela de Psicoanálisis sin practicantes. Estos se comprometen a participar de una comunidad de experiencia donde comparten la praxis del psicoanálisis y la
formación de analistas.
Sin embargo, Lacan además de Seminarios, Jornadas, propone participar en un cartel, “formado por tres personas como mínimo y cinco como máximo, cuatro es la justa medida. MAS UNA, encargada de la selección, discusión y del destino que se reservará al trabajo de cada uno”2.
Podemos decir entonces respecto del anudamiento practicante y Escuela de psicoanálisis, sostenidas en la Enseñanza de Freud y de Lacan, que las actividades propuestas de enseñanza, los dispositivos y el cartel son las instancias que anudan al practicante del psicoanálisis que desea avanzar e interrogarse respecto de su formación y los efectos en su práctica clínica, transmisión sostenida en el discurso del psicoanálisis.
1Revista Argumento 3, Haciendo Escuela, abril de 1993. Revista de la Escuela de Psicoanálisis Sigmund Freud. Rosario.
2Lacan, J.: Acto de fundación, en Otros Escritos. Pag. 247-8, Paidos, Bs.As, 2012.
Miembro fundador de EFLA
consololp@gmail.com
En la relación analista-escuela hay algo muy interesante para leer y también para formalizar. Convengamos en principio que porque hay psicoanálisis en intensión hay analista. Y luego, porque hay analista hay escuela. Esta es una secuencia transitiva y una inferencia aparentemente muy sencilla del acto analítico. Pero examinemos qué tipo de relaciones se tienen que establecer en la formación del analista, para que esta lógica se articule con la escuela. Está claro que de ningún otro lugar más que de un análisis proviene un analista. Y también es cierto que cada analista tiene la responsabilidad ética de trabajar minuciosamente los conceptos que dan cuenta de por qué el psicoanálisis y qué es lo que se hace al dirigir una cura. Sin la rigurosidad de los conceptos estaríamos disueltos en una anomia o en una alevosía permanente. Si sólo de estudio se tratase, llegaríamos de inmediato al campo del conocimiento y éste siempre es tentador, lo dominamos, lo entendemos bien porque es en el que hemos sido educados desde la niñez hasta la universidad. Y precisamente no es por ahí por donde encontramos al psicoanálisis. ¿Entonces dónde ubicamos a la escuela, si es un lugar donde se forman analistas en los legados de Freud y Lacan? Cuando un analista -no importa su tiempo de formación, incluso aunque haya terminado su análisis, porque la función analizante jamás caduca-, avanza en el trabajo minucioso del concepto. Entonces resulta que ese concepto más tarde o más temprano, aparece en acto en su propio trabajo de análisis. Es inevitable identificarlo, recibir su marca, su sentido, su impacto y la falta que produce. Este es uno de los modos en que la transmisión ocurre por causa del discurso del psicoanálisis. La singularidad de la propia trama subjetiva pasa por las sinuosidades del concepto -y viceversa-, hasta que el concepto ahora innovado por la experiencia, aparece habilitado. Así se encuentran sus efectos sobre la propia neurosis, sobre la vida. Lo que en un momento pudo haber sido una lectura fascinante, se transforma en un saber articulado y subjetivado por la castración, a lo RSI del sujeto. Ahora bien, cuando ese analizante pasa a la posición analista en su consultorio, es decir, cuando se deja habitar por el deseo del analista y se borra como sujeto, tiene la posibilidad de escuchar en sus pacientes -sin buscarlo, obviamente-, cómo aparece el concepto pero ahora en otra singularidad. Es decir que ya no es lo mismo salvo el cifrado de su lógica. Entonces hay que releerlo en acto sobre otro argumento de la función fálica, la de ese paciente. Y de ser pertinente, intervenir con esa nueva lectura. Este movimiento permanente es lo que hace a la formación de los analistas siempre inacabada. Ahora bien, en una escuela el analista tiene la posibilidad de recuperarse como sujeto de un modo diferente a cuando sale de su consultorio. La predisposición al lazo social con otros en quienes puede reconocerse, con el respeto por la imparidad más radical que implica la alteridad y a los tiempos de formación de cada uno, le reclama que no abandone su particular saber conceptual ni su saber hacer en la clínica de los que venimos hablando. Y si acepta que su palabra aparece surcada por la falta que inscribe su experiencia con el inconciente que lo habita y también con su modo de reeditarlo con sus pacientes, es posible que encuentre su lugar en la escuela. ¿Para qué? Para hablar y escuchar del psicoanálisis al que le dedica su vida. Para encontrarse con su propia producción, para compartirla, y en ese intento siempre parcial, descubrir una suerte de reciprocidad con algunos otros que hará comunidad de experiencia. Hallar una nueva relación al otro con el discurso del psicoanálisis a veces merodeándolos, y otras imponiéndose, permite leer los efectos en la clínica y hasta con buena fortuna, teorizarlos de un modo que otros lo puedan aprovechar. Es interrogar al psicoanálisis mismo, y si se puede, hasta sus propios límites, incluso por donde podría avanzar. Los dispositivos que ofrece la escuela, cartel, seminario, dispositivos de nominación, son lo que cada analista pueda hacer con ellos. En ocasiones es encontrar sin buscar; buscar y buscar hasta encontrar, a veces. Pero siempre es un trabajo donde el psicoanálisis nos espera, en un camino compartido.
Leer edición aniversario
Colección Jornadas libro "De los Inicios y finales de análisis", cartel de publicaciones
Rememoramos en esta edición aniversario el texto que siguió a la carta de pedido de entrada de la Efla a Convergencia. – Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano – en la reunión del 9 de mayo de 2011. Recordamos así aquel acto que se renueva cada vez en Congresos, jornadas y publicaciones.
Trabajo de entrada de la Escuela Freud – Lacan de La Plata en enlace con Efa, Efba y ESFros*
*Al texto se le realizaron cambios mínimos para esta publicación.
Colegas invitadas para comentarios: Úrsula Kirsch, Liliana Donzis, Guillermina Díaz.
Luego de la lectura de la carta - pedido de entrada de la efla a Convergencia – se leerá un breve trabajo.
Resaltamos de esa carta la lectura de este acto que es el pedido de entrada: “Leemos que este nuevo acto que hemos decidido efectuar es efecto de transmisión, producto de esos encuentros sostenidos con otros, donde no hubo obturación a las preguntas y fue posible tolerar el tiempo que en la escuela se requirió para concluir en esta decisión”.
Se ha propuesto, conjuntamente con las demás instituciones participantes, poner a trabajar en esta reunión el siguiente párrafo extractado del Acta Fundacional de Convergencia:
“Igualmente reconocemos en acto el hecho de que la transmisión a través del texto se ha convertido hoy en una modalidad preponderante en la difusión de la enseñanza de Lacan. (1) Estamos advertidos, sin embargo, de que la transferencia de trabajo sobre los textos sólo es operante en psicoanálisis en la medida en que su discurso esté sostenido por una enunciación (2) y donde el saber se encuentre, de este modo, interrogado por el efecto didáctico del psicoanálisis de cada quien” (3).
(1) DEL TEXTO A LA LETRA:
Igualmente reconocemos en acto el hecho de que la transmisión a través del texto se ha convertido hoy en una modalidad preponderante en la difusión de la enseñanza de Lacan. (1)
El primer tramo de la frase propuesta dice acerca de la transmisión a través del texto. Teniendo en cuenta que el psicoanálisis freudiano ha persistido en nuestra cultura, en parte, por el movimiento lacaniano, entendemos que su difusión ha sido, fundamentalmente, a través de lo que se lee, ya que por motivos geográficos y temporales no hemos podido asistir a la enseñanza en acto sostenida por Lacan.
Esto no ha sido sin consecuencias. Es cierto que la transferencia imaginaria hacia la persona de Lacan, pasador del psicoanálisis y fundador de la Escuela Freudiana de París, produjo efectos de los más variados, incluso en dicha institución.
Como uno de los textos trabajados en la fundación de la Efla ha sido el acta de fundación de la Escuela Freudiana de París, más de una vez algunos hemos tomado los interrogantes sobre la articulación entre su disolución y la dispersión de los analistas lacanianos. Lo más común es atribuir a la disolución de la escuela la posterior fragmentación; cuando en verdad, otra lectura podría ser que la disolución, no haya sido otra cosa más que la interpretación de una dispersión ya existente en aquel momento, posiblemente por la dificultad inmanente del grupo analítico. No tanto por la discusión sobre su estructura y dis-posición del grupo en la escuela, sino más bien por el reinado de los narcisismos. Reconocidos los efectos negativos de la fragmentación, nos corresponde a los analistas de hoy, hacer existir nuevas formas de unidades, dispositivos, y enlaces, que sin conformar un régimen de multitud ordenada por un amo, promuevan el avance del psicoanálisis y la formación de los analistas, al mismo tiempo que su difusión, incluso su divulgación, en todos los ámbitos posibles del campo social.
En el acta de fundación de la efla, escribimos una posición respecto de la cuestión de la formación de los analistas:
“Atentos a que no hay formación sin transmisión, ni transmisión sin transferencia, creemos que lo que se transmite es un deseo y un modo particular de leer las letras del psicoanálisis”.
Es decir que, de algún modo, trabajando con las dos actas fundacionales, podemos ampliar ahora que si bien se trata del valor del texto, no se trata de un saber textual al modo del conocimiento, sino que necesariamente hablar de formación, supone hablar de transmisión y de enseñanza. Nunca de un saber acabado y universal que pretenda una verdad dominante y sin condiciones, sino de un saber agujereado por lo real y por la enunciación, que en algún momento y para cada uno, acude al lugar de la verdad.
El concepto de letra, a diferencia del significante “texto”, da cuenta del límite y del encuentro entre el saber del significante y lo real del objeto. Por ello, resaltamos lo que en el acta de la Efla leemos: lo que se transmite es un deseo y un modo particular de leer las letras del psicoanálisis. A veces sucede que el texto deja pasar la letra que bordea un deseo en juego.
Tal vez la distancia respecto de la persona de Lacan haya resultado propiciatoria del establecimiento de la transferencia de trabajo con los textos, en tanto que allí también se puede leer una enunciación.
(2) LA ENUNCIACIÓN:
Estamos advertidos, sin embargo, de que la transferencia de trabajo sobre los textos sólo es operante en psicoanálisis en la medida en que su discurso esté sostenido por una enunciación (2)
El segundo tramo del párrafo del acta de Convergencia plantea la cuestión de la enunciación. Los textos no son operantes si con ellos no se produce una transferencia de trabajo, y esta se sostiene en la enunciación del discurso que ocasiona la transferencia de trabajo con otros. Es decir que así los textos dejarán pasar algo según cuál sea el discurso del que habla. Y compete a los analistas investigar cómo es el lazo social que este movimiento crea. En el acta de la efla también podemos leer que sostenemos esta propuesta de investigación como uno de los basamentos de la escuela. Reconocernos como pares por haber fundado en torno a la experiencia del psicoanálisis y sostener la imparidad más radical sin hacer de ello jerarquía y segregación. Creemos que esto ocurre en el conjunto de instituciones que, agrupadas bajo el nombre “convergencia”, pueden sostener la multiplicidad como radicalmente diferente a la multitud. Porque en definitiva “es el reconocimiento de la diferencia lo que enriquece el trabajo y evita la hegemonía” 1
A diferencia de otros discursos, el psicoanálisis sostiene el lazo social fundamentado en la diferencia.
“Otros discursos (religión- ciencia) producen enunciados universales cuya finalidad es aportar presuntas garantías de su verdad, llegando incluso a prescindir, sistemáticamente y cada vez más, de la enunciación...”2
Por esto escribimos en nuestra acta fundacional que: “La Escuela Freud – Lacan de La Plata se relacionará con otras instituciones analíticas dentro de los ámbitos existentes y en los posibles espacios y modos de enlace que se puedan ir creando; con aquellas entidades pertenecientes al campo de la cultura; y también, según la ocasión, con las instituciones sociales que produzcan con su palabra y sus acciones influencia sobre la práctica del psicoanálisis”.
Es por el reconocimiento de las diferencias y la aceptación de la multiplicidad que se puede sostener en acto el discurso del psicoanálisis.
(3) EL SABER INTERROGADO POR EL ANÁLISIS DE CADA QUIEN:
y donde el saber se encuentre, de este modo, interrogado por el efecto didáctico del psicoanálisis de cada quien (3).
Desde un comienzo la Escuela ha incluido en sus condiciones primeras de entrada, analizarse y analizar. Porque es el modo que hemos propuesto para asociarnos, aceptando “el hecho de reconocernos en la experiencia como practicantes del psicoanálisis” y “dejando el conjunto abierto al vasto campo de la cultura, a los saberes y disciplinas que en el psicoanálisis confluyen”3Y porque “La formación de los analistas se anuda y fundamenta en un solo lugar posible: el análisis del analista, que es el eje ético alrededor del cual se organiza la escuela”.4
Este eje ético que da la medida de relación al otro en la institución, el análisis en intensión, el de cada uno, es en el que se basa la particularidad del Pase como dispositivo de escuela. Esto abre a la riqueza de lo múltiple y lo diverso, porque su mera existencia supone la interrogación de todos los saberes instituidos. Las obras de Freud y de Lacan, sin la instancia del análisis de cada quién, serían letra muerta o norma canónica. Ya que el saber que cada uno produce, en el trabajo con los otros está siempre dispuesto a ponerse a prueba, del mismo modo que lo están los conceptos, y por supuesto, los textos en los que nos hemos formado.
1Acta de Fundación de Convergencia.
2Idem.
3Acta de fundación de la efla.
4Idem.
Salas y aberturas sede Efla, fanpage Efla
Alejandra Di Núbila | Daniel Paratore | Laura Vellio
Anabella Ottaviani | Roberto Consolo | Leticia Scottini
Jesuán Agrazar | Tomás Garcia | Lisandro Inclán | Nadia Rusconi | Virginia Vigo
María Beatriz Pagano | Carolina Gamaler | Mariana Piombo | Sandra Iribarne.
Cristina Borda | Flavia Martin Frias | Silvina Naveiro | Romina Scordino
Melina Consiglio | Cintia C. Frey | Noelia Gravagna
María José Colombo | Lautaro Galeano | Agostina Miranda | Marisa Pellejero | Laura Skliar | Evangelina Spagnolo
secretariadecarteles@efla.com.ar
Carteles de escuela:
Tres. Real, Simbólico, Imaginario
Integrantes: Maren Balseiro, Amalia Cazeaux, Rodrigo Echalecu.
Más uno: Silvia Amigo
El acto analítico en la clínica
Integrantes: Leticia Scottini, Andrea Silvapobas, Claudio Gómez, Sandra Alderete.
Más uno: Sonia Canullo
Semblante: la autorización del analista
Integrantes: Gabriel Gómez, Alicia Riva, Febes Lucero, Lucia Isasa
Más uno: Amalia Cazeaux
Investigación clínica: R S I en la adolescencia
Integrantes: Carolina Gamaler, Tomas García, Ludmila Hobler, Agostina Miranda.
Más Uno: Cinthya Sau.
El psicoanálisis al revés
Integrantes: Claudia Lujan, Laura Vellio, Rodrigo Echalecu, Daniel Paratore, M. Cristina Borda.
Más Uno: a designar.
La invención del espacio
Integrantes: Cinthya Sau, Flavia Martín, Tomas García, Maria José Iglesias, Andrea Salvatierra, Sandra Iribarne.
Más Uno: a designar
¿Qué tiene para decir el Psicoanálisis sobre lo político?
Integrantes: Magalí Castagnani, Lautaro Galeano, Angélica Rave, Nadia Rusconi
Más Uno: Ernesto Vetere.
Grupos de trabajo:
Formalizar la clínica
Integrantes: Laura Skliar, Magali Castagnani, Lisandro Inclán, Andrea Silvapobas, Febes Lucero, Nadia Rusconi. Coordina: Marisa Pellejero
Grupos de investigación:
Transferencia de trabajo
Integrantes: Evangelina Spagnolo, Alejandra Di Nubila, Virginia Nucciarone, Silvina Naveiro, Anabella Ottaviani, Maria José Colombo.
¿Qué ofrece el Ulises de Joyce como aporte al psicoanalisis?
Integrantes: Sandra Iribarne, Flavia Martín Frías, Silvina Naveiro, M. Beatriz Pagano, Cinthya Sau, Andrea Silvapobas. Coordina: Anabella Ottaviani.
Grupos inscriptos en Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano:
Grupo de trabajo: La ética del psicoanálisis
Integrantes: Olga Cuadra (EFBA), Ana Dekmak (EFBA), Andrea Silvapobas (EFLA), Leticia Scottini (EFLA)
Grupo de trabajo: ¿Qué es el saber- hacer?
Integrantes: Liza Alberdi (Lazos), Adrián Dambolena (EFBA), Silvana Tagliaferro (EFLA), Ernesto Vetere (Lazos).
Grupo de trabajo: El valor estructural de la negación
Integrantes: Bárbara Alsina (Lazos), Cecilia Caeta (Lazos), Mercedes Igea (Lazos), Claudia Pegoraro (Lazos), Sandra Alderete (EFLA).
Más Uno: Gustavo Szereszewski.
Grupo de trabajo:El Espacio de los niños
Integrantes: Alba Flesler (EFBA), Eduardo Feinsilber (Mayéutica), Sonia Canullo (Mayéutica), Estela Durán (EFBA), Amalia Cazeaux (EFLA).
Grupo de trabajo: Fantasma y Repetición. Los tiempos del sujeto.
Integrantes: Omar Alzogaray (GPT), Marisa Martinez (EFBA), Adriana Canteros, Leticia Scottini (EFLA), Benjamin Domb (EFBA)
Grupo de trabajo:Nominaciones
Integrantes: Silvana Tagliaferro (EFLA), Sonia Canullo (Mayéutica), Carolina Fábregas Solsona y Claudia Meser (Circulo Psicoanalítico Freudiano), Susana Splendiani (EPSFros), Adrián Fietta (Trilce), Mariana López Terrera (Trieb), María del Valle Castro / Claudia Biondini / Liliana García Maese (SFBB), Rubén Goldberg / Liza Alberdi (Lazos), María Cristina Del Villar / Liliana García Maese / Alejandro Montoro (EFBA CC), Gabriela Núñez (EFA), Elsita Nader (EFP de Tucumán), Graciela León / María Victoria Peralta (GPT), Matilde Blas Novoa (Triempo).
Grupo de trabajo: La ética del psicoanálisis
Integrantes: Olga Cuadra (EFBA), Ana Dekmak (EFBA), Leticia Scottini (EFLA), Andrea Silvapovas (EFLA)
Grupo de trabajo: Nota a los analistas. Un saber que se inventa
Integrantes: Amalia Cazeaux (EFLA), Susana Splendiani (EPSF-Ros), Alejandra Rodrigo (EFBA), Gabriela Núñez (EFA)
Grupo de Trabajo: La posición ética del psicoanalista.
Integrantes: Marcelo Edwards (FEP), Claudia Luján (EFLA), Alejandro Pignato
(FEP), Lucía Pose (FEP).
Grupo de Trabajo: Cuerpo y lazo social
Integrantes: Maren Balseiro (EFLA), María Cristina Borda (EFLA), Arabella Caggiano (Lazos), Celia Caminos (Lazos), Rodrigo Echalecu (EFLA), Daiana Kratzer (Lazos), Cinthya Sau (EFLA), Carola Yanniccari (Lazos).
En ocasión del aniversario número 20 de la Escuela, queremos conmemorar y celebrar dos décadas de comprometido recorrido.
El Acta de Fundación de nuestra Escuela Freud Lacan de La Plata, a través de cuya firma nos comprometimos aquel 18 de diciembre de 2004, menciona que en ésta tarea nos encontramos decididos por el deseo, para establecer un lazo social que nos facilite la producción y la creación, y que en ellas el psicoanálisis avance en el campo de la cientificidad. Dice: “La extensión del psicoanálisis asume su importancia en la realización de seminarios, jornadas, conferencias...” (...) “La Escuela se relacionará con otras instituciones analíticas…”. Para llevar adelante el trabajo de escuela, el Cartel de Extensión queda establecido, entre otros, desde el acta de fundación y desde el funcionamiento desde aquel inicio.
La extensión propicia otro modo de lazo entre analistas y entre instituciones. La práctica del psicoanálisis en extensión está en relación al psicoanálisis en intensión. Se trata del pasaje de la experiencia del inconsciente a la extensión. Trabajamos en relación a un real que acicatea desde las fallas, lo inacabado, lo fallido, para recordarnos que lo no institucionalizable de nuestra práctica hace de la agrupación de analistas una modalidad diferente a cualquier otro grupo. Lo que nos agrupa no hace conjunto ni totalidad esférica. La agrupación de analistas invita no al individuo, sino al uno por uno, a la singularidad del decir que funda el espacio, un espacio otro allí donde para que haya extensión es necesario poder ir más allá del padre ideal, más allá del Edipo y de la segregación, como nos propone Lacan en la Proposición del 9 de Octubre de 1967.
La articulación moebiana entre el análisis en intensión y en extensión encuentra en los fundamentos del Movimiento Convergencia un lugar que apuesta a producir otro tipo de lazo entre analistas, donde la diferencia y la multiplicidad de posiciones respecto del psicoanálisis no se considera a priori como un defecto ni se hace de ello jerarquía o segregación. Así como aquello que en cada miembro, está en relación a la intensión y pasa al campo de la extensión de la escuela, del mismo modo se puede considerar a la Escuela como una extensión del Psicoanálisis. Es en esa extensión que se hace necesario el enlace con otros en una escuela y a la vez con otras instituciones a fin de no caer en un discurso piramidal y totalitario, sino por el contrario donde Convergencia implica reunirnos en las similitudes pero también dar lugar a las diferencias respecto de cada una de las instituciones que la integran. De éste modo la Convergencia es fundamental para el avance no sólo de cada analista en lo que a su formación respecta, sino para propiciar la vigencia del psicoanálisis en la cultura.
Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, reúne instituciones de todo el mundo con el fin de hacer avanzar el tratamiento de las cuestiones cruciales del psicoanálisis.
Convergencia convoca a otro modo de lazo entre analistas donde la diferencia implica soportar la falta, garantizada por la castración, lo que hace viable pensar en otro modo de lazo de cada sujeto en relación al real que lo atraviesa para poder darse una vida mejor.
Cartel de Extensión
Anabella Ottaviani
Roberto Consolo
Leticia Scottini
En esta edición especial de la revista Moebiana, nos vemos causados a compartir y festejar estos 20 años de hacer escuela.
Desde el cartel de clínica nos resulta importante destacar que la clínica como praxis del psicoanálisis ha sido fundante y fundamental en el devenir de una escuela de psicoanálisis y en particular de la EFLA.
En el intercambio de experiencias, fuimos compartiendo inquietudes e interrogantes que hacen a la formalización de la clínica. Recurrimos a la lectura de aquellas letras que han forjado el acto de fundación de la escuela.
En los Documentos de Escuela leemos: “En 2003 un conjunto abierto de analistas practicantes, comenzó a reunirse causados por un sueño, en torno a un espacio que se llamó Grupo de intercambio Clínico cuya condición principal se resumía en analizarse y analizar".
En el acto de fundación de la escuela el quehacer clínico se afirmaba en intensión y extensión. Sus interrogantes y la transmisión han sido el puntapié para que los analistas nos reunamos a trabajar sobre aquello que acontece en el espacio del análisis y una apuesta por formalizarlo.
Estas son algunas coordenadas constitutivas que han habilitado a quienes tienen un deseo puesto en lo real respecto al psicoanálisis y su práctica, se dispongan al intercambio, al encuentro, a la discusión, a las reuniones que apuntan a la formación de los analistas.
Es en ese trabajo entre analistas, que se hace posible y se funda la escuela. Una escuela que toma el trípode Freudiano -análisis personal, control y formación teórica- sumando el cartel y al pase, como propone Lacan.
Destacamos al cartel como uno de los dispositivos para impulsar el trabajo de escuela y siendo la clínica lo que nos atraviesa, rescatamos las palabras de Mariana Pereyra: “el dispositivo de cartel se torna fundamental en la formación de los analistas en tanto por su lógica, propicia y promueve el lazo entre analistas pone en juego en cada uno la relación a la castración, efecto de su posición como analizante, es decir lo que ocurre en otro dispositivo, me refiero a la intensión”1.
El hacer escuela, posibilita recuperar y restituirse subjetivamente, allí donde el analista es analizante, ya que es en su propio análisis que se va forjando el deseo del analista.
Por ello, desde el cartel de clínica, renovamos la invitación a cada uno de los analistas que se encuentren causados a participar e interrogar la clínica con otros, tanto en la propuesta de formación para los analistas como en las actividades que serán efecto del trabajo de cartel.
Los saludamos afectuosamente,
Cartel de Clínica
Jesuán Agrazar
Tomás Garcia
Lisandro Inclán
Nadia Rusconi
Virginia Vigo
Más Uno: a designar
1Acta de fundación. Escuela Freud-Lacan de La Plata
Lo esperable es que en una Escuela suceda, entre otras cosas, una enseñanza y una producción y que esa producción se publique.
En los documentos de la Efla podemos leer, acerca del Cartel de Publicaciones, que una de sus funciones es oficiar de bisagra entre el psicoanálisis en intensión y en extensión. El pasaje de lo privado a lo público dando a conocer el trabajo es un modo de hacer escuela, de leer las letras del psicoanálisis, de causar el deseo en torno a la escritura, de promover la circulación de las producciones de sus miembros.
En los comienzos uno de los modos del cartel de llevar adelante esta política fue a través de una publicación impresa llamada “Publicación de la Efla”. En el año 2010, durante la primera presidencia de Amalia Cazaux y en un trabajo conjunto entre el Cartel de Publicaciones, la Comisión Directiva y la escuela en su conjunto se arribó a votar, en asamblea, que a partir de la publicación N°33 comenzará a llamarse revista Moebiana. Moebiana continúa siendo el soporte de las producciones escritas por los miembros de la Efla e invitados, adaptando su formato en función del contexto. A partir de su número 67, en el año 2020 en contexto de pandemia, se transformó en una revista digital. En esta edición de Moebiana N°73 retomamos su formato impreso.
Lacan desarrolló la topología de la Banda de Moebius, esta superficie que tiene la propiedad de poseer una sola cara y un solo borde, está en relación a que el inconsciente está del reverso pero puede surgir en la superficie en todo punto del discurso. Continuamos apostando desde el cartel a la función Moebiana de la revista, que posibilite aquella función bisagra que leíamos en los documentos de la Efla. Torsiones de la intensión a la extensión que posibilitan un efecto de transmisión.
Durante el transcurso de este año la Efla irá celebrando de distintas formas estos 20 años de hacer escuela. Mobiana 73 es uno de los modos de celebración.
Desde el cartel agradecemos a la Comisión Directiva y a los miembros de la escuela por hacer posible este modo de festejo.
Cartel de Publicaciones
Maria Beatriz Pagano
Carolina Gamaler
Mariana Piombo
Sandra Iribarne
¿Por qué la escuela cuenta en su estructura con un cartel de dirección que se ocupe de las entradas y la permanencia?
La escuela como dispositivo discursivo, que se propone la transmisión del discurso del psicoanálisis se funda en un deseo. Leemos en nuestra Acta de Fundación: “La escuela Freud-Lacan de La Plata tiene por objeto la transmisión del psicoanálisis, la formación de los analistas y hacer que el psicoanálisis persista en nuestra cultura como una disciplina y un espacio discursivo crucial para la subjetividad”1.
En el dispositivo que el análisis es como práctica discursiva es donde se efectúa y sostiene el discurso, su transmisión en acto; no hay transmisión que pueda sostenerse sin este acto clínico que se produce en la intensión. Sin embargo, no es el único lugar donde se produce la transmisión y es en ese marco que la escuela ofrece un lugar, para que pueda realizarse esta tarea, en la extensión. No es un instituto dedicado a la enseñanza donde desde el lugar del ideal o del saber académico se imparte conocimiento.
Dentro de las funciones especificadas para el cartel de entrada y permanencia se detalla propiciar la entrada y la permanencia en la escuela.
Para poder entrar, permanecer y salir es necesario apoyarse en los documentos de escuela (Acta de fundación y estatuto). Los mismos fueron redactados hace 20 años atrás y comprobamos que en el funcionamiento se han producido cambios que es necesario leer e inscribir para poder seguir avanzando en el crecimiento de la escuela.
Es de nuestro interés seguir investigando sobre los modos posibles de incluirse y permanecer en la escuela para que siga vigente el objeto por el cual fue creada.
A lo largo de estos 20 años, el Cartel de Entrada y Permanencia se ha dedicado a escuchar los pedidos de entrada de quienes han manifestado su deseo de estar en la escuela, ha ubicado como objetivo la necesidad de investigar acerca del valor de los dispositivos y estatutos para favorecer un lugar donde cada quien asuma un compromiso con su palabra y acepte los documentos que ordenan a la escuela en esta tarea que se encuentra en los fundamentos, la transmisión del discurso psicoanalítico.
Cada entrada podría tener valor de acto, lo cual podrá leerse a-posteriori en el recorrido que cada quién vaya realizando en su devenir por los diferentes dispositivos de trabajo que en la escuela tienen lugar. El recorrido será singular, en el marco del respeto por las diferencias.
Este cartel está dispuesto a ofrecer su escucha y su lectura, apostando a que el trabajo posibilite poner en causa el deseo de transmitir el psicoanálisis cada vez. Y que los que entran puedan hacer su recorrido permaneciendo en una comunidad de experiencia singular para cada uno.
Cartel de entrada y permanencia
Cristina Borda
Flavia Martin Frias
Silvina Naveiro
Romina Scordino
1Acta de fundación. Escuela Freud-Lacan de La Plata
Desde el Cartel de Biblioteca, agradecemos a María Inés Perraud, por la generosa donación de libros de psicoanálisis, de filosofía, en español y en francés, que enriquecen la biblioteca de nuestra escuela.
Cartel de Biblioteca
Melina Consiglio
Cintia C. Frey
Noelia Gravagna
La conformación actual del cártel de enseñanza lleva meses en su función. El cártel reúne a miembros con distintos recorridos; miembros de vasta permanencia en la escuela, y algunos miembros que habiendo realizado la propuesta de formación se han sumado a esta causa por la transmisión del psicoanálisis. Siendo este, un modo de entrada a la Escuela.
Se trabajó en la lectura de la propuesta llamada en un inicio, “Propuesta de enseñanza para la formación psicoanalítica” orientada a quienes asistían a ella en la que si bien se priorizaba la formación del analista que se acercaba a la escuela; los miembros se encontraban en el trabajo de enseñar en sus distintas formas y modalidades que la propuesta ofrecía.
Renovamos hoy este compromiso e intentamos que la Propuesta para la Formación de analistas en Efla, funcione propiciando el encuentro y la formación entre asistentes, participantes y miembros, en dirección a nuevas escrituras en la lectura de textos de Freud y Lacan.
Dicha propuesta consta de:
-Seminario Nodal: -6 clases ofrecidas por miembros que tomaron el guante de trabajar en conjunto un concepto: inconsciente.
-Grupos de Enseñanza: -pequeños grupos coordinados por miembros de la escuela darán oportunidad de acercarse a la letra de los conceptos en textos de Freud, Lacan y miembros de la escuela.
-Reuniones Clínicas: - El encuentro y presentación de casos a cargo del Cartel de Clínica de Efla.
-Plus-
Nos propusimos cerrar el módulo con una jornada de escritura, momento de escucha e intercambio sobre lo que nos tuvo trabajando.
El psicoanálisis parece tener futuro en la escuela en tanto aloja diferentes voces y escrituras en consonancia y disonancia con las teorías que nos brindan su huella en un hacer renovado con lo real de la clínica.
Cartel de Enseñanza
María José Colombo
Lautaro Galeano
Agostina Miranda
Marisa Pellejero
Laura Skliar
Evangelina Spagnolo.
Comisión directiva
Presidente: Claudio Gómez
Vicepresidenta: Sandra Alderete
Secretaria: Lucia Isasa
Tesorera: Mariana Pereyra
Pro secretaria: Virginia Nucciarone
Cartel de entrada y permanencia
Cristina Borda
Flavia Martín Frias
Silvina Naveiro
Romina Scordino
Cartel enseñanza
María José Colombo
Agostina Miranda
Marisa Pellejero
Laura Skliar
Evangelina Spagnolo
Lautaro Galeano (colaborador)
Cartel de clínica
Lisandro Inclán
Virginia Vigo
Nadia Rusconi
Tomás García
Jesuán Agrazar
Cartel de publicaciones
María Beatriz Pagano
Carolina Gamaler
Sandra Iribarne
Mariana Piombo
Cartel de biblioteca
Melina Consiglio
Cintia Frey
Noelia Gravagna (colaboradora)
Cartel de extensión
Roberto Consolo
Leticia Scottini
Anabella Ottaviani
Secretaría de carteles
Alejandra Di Núbila
Daniel Paratore
Laura Vellio
Cartel de pase
Maren Balseiro (AE - EFLA)
Amalia Cazeaux (AE - EFLA)
Clelia Conde (AE - 1997-2000 EFA)
Analía Meghdessian de Nanclares (AE - EFBA)
Más uno: Paula Levisman (AE - EFLA)
Espacio editorial
Silvana Tagliaferro
Maren Balseiro
Paula Levisman
Secretaría de enlace, difusión y redes
Andrea Silvapobas
Anabella Ottaviani
Espacio de arte
Silvana Tagliaferro
Laura Vellio
Andrea Silvapobas
Cartel para la nominación de AME
Silvana Tagliaferro
Rodrigo Echalecu
Sergio Demitroff
Cristina Borda